tag:theconversation.com,2011:/us/topics/protesta-56635/articlesprotesta – The Conversation2022-03-22T23:57:42Ztag:theconversation.com,2011:article/1790122022-03-22T23:57:42Z2022-03-22T23:57:42ZCuando las mujeres protestaron con escraches en la Antigua Roma<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/453294/original/file-20220321-21-me6d1p.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C2%2C998%2C711&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">'La generosidad de las damas romanas', de Louis Gauffier. </span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Louis_Gauffier_-_La_G%C3%A9n%C3%A9rosite_des_dames_romaines_-_Poitiers.jpg">Musée Sainte-Croix / Wikimedia Commons</a></span></figcaption></figure><p>Las reivindicaciones femeninas son algo frecuente en nuestra sociedad,
pero no siempre fue así. En realidad, las protestas femeninas son muy actuales y es difícil encontrar movimientos organizados de mujeres más allá del activismo político de las sufragistas de principios del siglo XX. </p>
<p>Por eso sorprende hallar episodios en la antigua Roma en los que ellas son las protagonistas de las protestas. Sobre todo, teniendo en cuenta que utilizaban medios similares a los que usan los activistas políticos actuales para conseguir cambiar una ley con la que no están de acuerdo. </p>
<p>Me estoy refiriendo al episodio de la derogación de la <em>lex Oppia</em> en el año 195 a.e.c. </p>
<h2>Los hechos</h2>
<p>Esta ley se había aprobado veinte años antes, en plena <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Segunda_guerra_p%C3%BAnica">segunda guerra púnica</a>, después de la <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Batalla_de_Cannas?msclkid=29515fc7a60011ecb395cd18e7a22fbe">Batalla de Cannas</a>. El conflicto no iba bien: habían muerto muchos hombres y se pensaba que la victoria final sería para <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Cartago?msclkid=d0c3388fa60511ec927fac2a3d08a088">Cartago</a>. </p>
<blockquote>
<p>“Aníbal estaba en Italia, y había vencido en Cannas (…); era de prever que marcharía sobre Roma al frente de su ejército; los aliados nos habían abandonado; no teníamos reservas para completar el ejército, ni soldados de marina para mantener la armada, ni dinero en el erario público; se compraban esclavos a los que entregar armas”. </p>
<p>(<a href="https://datos.bne.es/edicion/a4302151.html">Tito Livio</a>, XXXIV, 6, 11-14. Trad. Villar Vidal)</p>
</blockquote>
<p>En esta situación se necesitaba la ayuda de todos los ciudadanos. Algunos tuvieron que ceder sus esclavos; otros, prestar dinero bajo la promesa de que sería devuelto una vez finalizada la guerra. </p>
<p>Una de las medidas consistió en prohibir a las mujeres lucir joyas de oro a partir de un cierto peso, llevar ropa de color púrpura y pasear en carroza por Roma, salvo para acudir a ceremonias religiosas. Frente a otras decisiones, en este caso <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Cat%C3%B3n_el_Viejo#Consulado_y_gobierno_en_Hispania">la finalidad de la ley Oppia</a> fue evitar el gasto en lujos innecesarios y la exteriorización de la riqueza. No se podían permitir conflictos sociales en plena guerra contra los cartagineses.</p>
<p>La guerra terminó en el 201 a.e.c. y, con ella, las medidas de colaboración… salvo la norma que afectaba a las mujeres. Quizá presionados por algunas de ellas, en el año 195 a.e.c. los <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Tribuno_de_la_plebe?msclkid=b5549d3ea60011eca3a27a040e31ecdc">tribunos</a> Lucio Valerio y Marco Fundanio presentaron una iniciativa para derogar la ley. Ciertamente, no tenía mucho sentido que esta se mantuviera cuando el resto de medidas que se habían tomado durante la guerra ya no estaban vigentes, pero para muchos era una forma de seguir controlando a las mujeres. La derogación se discutió, con opiniones enfrentadas, y allí comenzaron las protestas. </p>
<figure class="align-left zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/453307/original/file-20220321-17-16yyxn0.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/453307/original/file-20220321-17-16yyxn0.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/453307/original/file-20220321-17-16yyxn0.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=920&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/453307/original/file-20220321-17-16yyxn0.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=920&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/453307/original/file-20220321-17-16yyxn0.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=920&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/453307/original/file-20220321-17-16yyxn0.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=1156&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/453307/original/file-20220321-17-16yyxn0.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=1156&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/453307/original/file-20220321-17-16yyxn0.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=1156&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption"><em>Ab urbe condita</em> (Historia de Roma), de Tito Livio, 1493.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Livius_-_Ab_urbe_condita,_nel_anno_MCCCCLXXXXIII_adi_XI_del_mese_di_febraio_-_2399185_S.jpg">Biblioteca europea di informazione e cultura / Wikimedia Commons</a></span>
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</figure>
<p>La información que tenemos sobre este episodio la facilita <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Tito_Livio?msclkid=1c7ee84ca60211ec97e9f50f7b3bc499">Tito Livio</a>, quien señala que lo memorable del caso fue la actitud beligerante de las mujeres en una discusión en la que ellas no podían participar. El derecho a participar en las <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Asambleas_romanas">asambleas populares</a> solo lo tenían los ciudadanos varones, por eso su objetivo era convencer a los hombres para que votaran a favor de la derogación.</p>
<p>Para ello, las mujeres, la mayoría <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Matrona_(Antigua_Roma)">matronas</a>, ciudadanas romanas casadas de clase alta, salieron de sus casas. Ocuparon todas las calles, especialmente las cercanas al foro, donde se estaba discutiendo la derogación de la ley. Cada día eran más y venían de todas partes, también del campo, llegando a parecer un ejército.</p>
<p>El día de la votación, las mujeres se concentraron ante la casa de otros dos tribunos, que se oponían a la derogación, y no les dejaron salir hasta que les prometieron el voto a favor.</p>
<blockquote>
<p>“Después de esto ya no hubo duda de que todas las <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Comitia_tributa">tribus</a> votarían por la derogación de la ley” </p>
<p>(Tito Livio, <em>Historia de Roma</em>, XXXIV, 8. Trad. Villar Vidal)</p>
</blockquote>
<h2>Más allá del relato</h2>
<p>Hasta aquí el relato de Livio. ¿Qué podemos sacar en conclusión de lo visto?</p>
<p>Las matronas romanas actuaron como un grupo de presión ante la inminencia de la votación. Eso significa que, como cualquier <em>lobby</em>, las mujeres estaban fuera del sistema. Y, como cualquier <em>lobby</em>, a lo más que podían aspirar era a influir en la decisión de otros, en este caso los hombres.</p>
<p>Consiguieron así crear la sensación de que la presión iba aumentando a lo largo de los días. Tanto en número, porque cada vez se incorporaban más mujeres, como en intensidad, ya que el día de la votación se produjo un auténtico escrache. </p>
<p>El éxito de su acción consistió en la ocupación el espacio público. Esto provocó el rechazo de quienes entendían la diferencia entre lo público y lo privado como la diferencia entre hombres y mujeres, pero también significó la división entre los propios ciudadanos. Muchas de esas mujeres eran sus esposas y ellas eran las más afectadas por las prohibiciones de la ley. Era el momento, pensaron, de volver a lucir sus joyas y vestidos, sus indicadores de clase social.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/453304/original/file-20220321-27-dpa62f.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/453304/original/file-20220321-27-dpa62f.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/453304/original/file-20220321-27-dpa62f.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=353&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/453304/original/file-20220321-27-dpa62f.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=353&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/453304/original/file-20220321-27-dpa62f.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=353&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/453304/original/file-20220321-27-dpa62f.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=444&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/453304/original/file-20220321-27-dpa62f.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=444&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/453304/original/file-20220321-27-dpa62f.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=444&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption"><em>Tocador de una matrona romana</em>, por Juan Giménez Martín.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Tocador_de_una_matrona_romana_Juan_Gim%C3%A9nez_Mart%C3%ADn.jpg">Museo del Prado / Wikimedia Commons</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Sin embargo, no parece que las matronas actuaran en defensa de algún tipo de derecho; más bien lo hicieron para mantener su posición de clase. La mujer romana aceptó, con carácter general, la posición en la que el sistema la había colocado. Esto no significa que no haya que valorar su acción. Las mujeres se atrevieron a expresar su opinión y lo hicieron públicamente, fuera del espacio doméstico.</p>
<p>No sabemos si la ley se habría derogado igual. Lo que sí sabemos es que para algunos fue una voz de alarma ver a las mujeres participando del espacio público.
No estamos ante una protesta por la igualdad. Las mujeres romanas no pensaron en esos términos; solo intentaron mantener su estatus… las que podían hacerlo.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/179012/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Alicia Valmaña Ochaíta ha recibido fondos de las Ayudas para la financiación de actividades de investigación dirigidas a Grupos de la UCLM (GI20174093)</span></em></p>Sorprende hallar episodios en la antigua Roma en los que las mujeres sean las protagonistas de las protestas, utilizando medios similares a los que usan los activistas políticos actuales. Pero eso ocurrió tras la segunda guerra púnica.Alicia Valmaña Ochaíta, Profesora Titular de Derecho Romano, Universidad de Castilla-La ManchaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1793412022-03-17T18:52:05Z2022-03-17T18:52:05ZVoces no silenciadas: ecos de la protesta social en Rusia<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/452261/original/file-20220315-15221-1s5urgk.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=13%2C18%2C1519%2C2028&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Yelena Osipova en una protesta en San Petersburgo en 2019. Osipova, conocida activista rusa, fue detenida a principios de marzo por protestar contra la invasión de Ucrania.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Mothers%27_rally._St._Petersburg,_2019-02-10_IMG_3436.jpg">Alexei Kouprianov / Wikimedia Commons</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0/">CC BY-SA</a></span></figcaption></figure><blockquote>
<p>Art. 31 </p>
<p><em>Los ciudadanos de la Federación Rusa tienen derecho a congregarse pacíficamente, sin armas, celebrar reuniones, convocar mítines, manifestaciones, marchas y piquetes</em>.</p>
<p><a href="http://www.kremlin.ru/articles/ConstChapter2.shtml">Constitución de la Federación Rusa de 1993</a></p>
</blockquote>
<h2>La protesta social de la Unión Soviética a la Rusia postsoviética</h2>
<p>En la URSS, con un sistema de partido único, rigió la aplicación de la censura y las medidas represivas que asfixiaban la manifestación de la disidencia contra el sistema soviético. No obstante, se produjeron actos de “protesta” <a href="https://www.cambridge.org/vi/academic/subjects/history/twentieth-century-european-history/russian-popular-culture-entertainment-and-society-1900?format=PB">a través de la sátira y en la cultura popular</a>. </p>
<p>En la etapa postestalinista se abrió una vía de información y expresión fuera de los cauces oficiales, que circuló a través de las obras clandestinas editadas en el extranjero (<em>tamizdat</em>), las autoeditadas en el interior del país (<em>samizdat</em>), así como grabaciones (<em>magnitizdat</em>). </p>
<p>Tras la decadencia del <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Gulag">gulag</a>, se aplicó, a los considerados opositores, el encierro en psiquiátricos. El poeta y matemático <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Aleksander_Yesenin-Volpin">Alexander Esenin-Volpin</a>, organizó en 1965 un “<a href="https://en.wikipedia.org/wiki/Glasnost_meeting"><em>glasnost</em> mitin</a>” en el centro de Moscú para hacer respetar la Constitución en vigor y exigir un juicio justo y abierto para los escritores Sinyavski y Daniel. Como consecuencia de su activismo fue internado en hospitales psiquiátricos (conocidos irónicamente como <a href="https://en.wikipedia.org/wiki/Psikhushka"><em>psikhushka</em></a>). En 1970 se unió al Comité de Derechos Humanos de la URSS y acabó en el exilio. </p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/452552/original/file-20220316-7542-1okoju1.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/452552/original/file-20220316-7542-1okoju1.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/452552/original/file-20220316-7542-1okoju1.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=378&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/452552/original/file-20220316-7542-1okoju1.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=378&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/452552/original/file-20220316-7542-1okoju1.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=378&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/452552/original/file-20220316-7542-1okoju1.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=475&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/452552/original/file-20220316-7542-1okoju1.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=475&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/452552/original/file-20220316-7542-1okoju1.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=475&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Restos del Muro de Berlín pintados en el lado este por artistas, principalmente de Alemania del Este, después de su inauguración. Esta pintada dice ‘Gracias, Andrej Sacharow’.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Bundesarchiv_B_145_Bild-F088809-0001,_Berlin,_East_Side_Gallery.jpg">German Federal Archives</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0/">CC BY-SA</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p><a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Andr%C3%A9i_S%C3%A1jarov">Andréi Sájarov</a>, miembro del mencionado Comité, sufrió exilio interior por su oposición a la carrera armamentística de la Guerra Fría y al uso de los misiles nucleares ante el riesgo de una guerra nuclear. Obtuvo el <a href="https://www.nobelprize.org/prizes/peace/1975/summary/">Nobel de la Paz de 1975</a> y el Parlamento Europeo le rinde homenaje <a href="https://www.europarl.europa.eu/sakharovprize/es/home">con el premio a la libertad de conciencia que lleva su nombre</a>.</p>
<p>En 1968, las protestas que rechazaban la invasión de Checoslovaquia acabaron con once detenidos por alteración del orden público. Previamente <a href="https://chronicle-of-current-events.com/1968-1969-cce-1-11-e/no-3-30-august-1968/">habían circulado panfletos</a> que declaraban “Pensemos por nosotros mismos” en Moscú, Leningrado y ciudades del Báltico.</p>
<figure class="align-right zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/452549/original/file-20220316-8307-ndgvg3.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/452549/original/file-20220316-8307-ndgvg3.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/452549/original/file-20220316-8307-ndgvg3.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=924&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/452549/original/file-20220316-8307-ndgvg3.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=924&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/452549/original/file-20220316-8307-ndgvg3.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=924&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/452549/original/file-20220316-8307-ndgvg3.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=1161&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/452549/original/file-20220316-8307-ndgvg3.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=1161&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/452549/original/file-20220316-8307-ndgvg3.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=1161&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">La organización Memorial presenta sus libros en la 22 Feria Internacional Moscovita del Libro de No Ficción (marzo de 2021).</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Memorial_NF2021_03_27_fRF02.jpg">Rodrigo Fernández / Wikimedia Commons</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0/">CC BY-SA</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>En los años ochenta, se constituyó la <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Memorial_(asociaci%C3%B3n)">asociación Memorial</a> de investigación histórica, reconocida en 1989. Nació con el fin de <a href="https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=7785880">rehabilitar a las víctimas del periodo soviético</a>, pero también para velar por los derechos humanos y llevar a cabo actividades educativas en la Rusia postsoviética. </p>
<p>Otras formas de expresión fueron desarrolladas por los grupos “informales” (no estructurados en las organizaciones soviéticas), que protagonizaron “frentes populares”, y <a href="https://edit.um.es/blog/rusia-tras-la-perestoika-propaganda-politica-cultura-y-memorias-del-cambio/">la vanguardia cultural</a> de los años ochenta, con exposiciones clandestinas de arte, bandas de rock y un mensaje a favor de los cambios. Estos grupos representaron a parte de una generación, que salió a las calles en los días del <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Intento_de_golpe_de_Estado_en_la_Uni%C3%B3n_Sovi%C3%A9tica">golpe de 1991</a>.</p>
<p>En la Rusia postsoviética, con Yeltsin al frente de la Federación Rusa, se abrazan los principios liberales, aplican las terapias de choque, cambian los símbolos y los ciudadanos han de adaptarse a la “gran transformación”, al tiempo que los <a href="https://es.rbth.com/cultura/lengua/2017/03/10/5-palabras-rusas-que-no-existen-en-otros-idiomas_71751_"><em>sovoks</em></a> <a href="https://www.acantilado.es/catalogo/el-fin-del-homo-sovieticus/">añoran tiempos pasados</a>. </p>
<p>En 1993 se aprueba la Constitución en vigor, que reconoce en el artículo 31 el derecho a congregarse y manifestarse pacíficamente (<a href="http://www.interior.gob.es/web/servicios-al-ciudadano/normativa/acuerdos-y-convenios/declaracion-universal-de-derechos-humanos-de-10-d">presente en el artículo 20 de la Declaración de Derechos Humanos de la ONU de 1948</a>). Pero a lo que se ha asistido desde entonces es a una dificultad creciente para realizar concentraciones multitudinarias en el espacio público. De ahí la plataforma “<a href="https://en.wikipedia.org/wiki/Strategy-31">Estrategia 31</a>”, surgida en 2009 en defensa del artículo 31, con apoyo del <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Grupo_Helsinki_de_Mosc%C3%BA">Grupo Helsinki</a> y Memorial.</p>
<h2>La protesta social en Rusia durante las últimas décadas</h2>
<p><a href="https://books.google.es/books/about/La_Rusia_de_Putin.html?id=gvfuAAAACAAJ&redir_esc=y">En la “era Putin”</a> destacan <a href="https://www.rsf-es.org/clasificacion-mundial-2021-tabla-de-paises/">las dificultades para el ejercicio del periodismo</a> y el retroceso de libertades. </p>
<p>El periódico <a href="https://novayagazeta.ru/"><em>Novaya Gazeta</em></a> cuenta en sus filas con <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Dmitri_Mur%C3%A1tov">Dmitri Murátov</a>, <a href="https://www.nobelprize.org/prizes/peace/2021/summary/">premio Nobel de la Paz en 2021</a> y activistas de Memorial, además de haber sufrido bajas de periodistas críticos con la vulneración de derechos humanos como <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Anna_Politk%C3%B3vskaya">Anna Politkóvskaya</a>, asesinada en 2006. </p>
<p>Memorial, sometida a litigios y a la <a href="https://www.amnesty.org/es/latest/news/2020/11/russia-new-foreign-agents-bill-further-erodes-freedom-of-expression-and-association/">ley de “agentes extranjeros”</a> desde 2012, ha padecido actos vandálicos en sus sedes. La Corte Suprema de Rusia ordenó su cierre en diciembre de 2021. El Parlamento Europeo expresó su solidaridad con el pueblo ruso e <a href="https://www.europarl.europa.eu/doceo/document/RC-9-2021-0604_EN.html">instó</a> a dejar de perseguir a Memorial y otros colectivos.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/452547/original/file-20220316-8391-1emz03w.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/452547/original/file-20220316-8391-1emz03w.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/452547/original/file-20220316-8391-1emz03w.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=449&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/452547/original/file-20220316-8391-1emz03w.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=449&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/452547/original/file-20220316-8391-1emz03w.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=449&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/452547/original/file-20220316-8391-1emz03w.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=564&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/452547/original/file-20220316-8391-1emz03w.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=564&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/452547/original/file-20220316-8391-1emz03w.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=564&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Manifestación en defensa de la Asociación Memorial.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Nie_damy_zgasic_Memorialu.jpg">Tomasz Molina / Wikimedia Commons</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0/">CC BY-SA</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>La protesta ciudadana también se manifestó, en las últimas décadas, en los “<a href="https://www.rtve.es/noticias/20100320/cerca-70-opositores-detenidos-moscu-protestas-dia-ira/324495.shtml">días de la ira</a>” de 2010 por la subida del coste de la energía y, en general, de la vida para los rusos que, a diferencia de los oligarcas, no cuentan con grandes recursos. </p>
<p>El grupo punk y feminista <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Pussy_Riot">Pussy Riot</a>, que se ha movilizado en numerosas ocasiones, fue condenado a pena de cárcel por vandalismo e incitación al odio religioso cuando denunció el apoyo del <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Cirilo_I_de_Mosc%C3%BA">patriarca ruso Cirilo I</a> a Putin en 2012. Después de <a href="https://www.rtve.es/noticias/20131223/liberada-componentes-pussy-riot-rusia/831380.shtm">salir de prisión</a>, dos de sus integrantes fundaron <a href="Zona%20de%20Derechos"></a><a href="https://stamps.umich.edu/events/pussy-riot-zona-prava-2">Zona Prava</a> para denunciar los abusos contra los derechos humanos dentro del sistema penitenciario de Rusia.</p>
<p>Por lo que respecta a otros sectores, las movilizaciones en defensa de la libertad sexual no se permiten porque contravienen la conocida como “ley contra la propaganda homosexual” de 2013. Y, a pesar de los obstáculos, dentro del activismo medioambiental hay ejemplos como el de <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Yevgeniya_Chirikova">Yevgeniya Chirikova</a>, que se opuso a la construcción de una carretera en el bosque de Jimki. </p>
<p>Las dificultades para la oposición política son una realidad para muchos grupos políticos, con el ejemplo de destacadas figuras del ajedrez como <a href="https://www.kasparov.com/">Kaspárov</a> o Nemtsov, <a href="https://www.reuters.com/article/rusia-nemtsov-idESKCN0W00P2">que fue asesinado</a> en febrero de 2015, antes de la marcha de <em>Vesná</em> (Primavera) para protestar contra la crisis económica y la guerra en Ucrania. </p>
<p><div data-react-class="Tweet" data-react-props="{"tweetId":"967805366351351809"}"></div></p>
<p>En enero de 2021 se produjo la detención del opositor a Putin <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Aleks%C3%A9i_Navalni">Alekséi Navalni</a> tras su regreso de Alemania, donde había recibido un tratamiento por envenenamiento. Como consecuencia, hubo protestas en la calle y se emitió en Internet <a href="https://palace.navalny.com/">el documental <em>El palacio de Putin: historia del mayor soborno</em></a> (2021), que obtuvo numerosas visitas. </p>
<p>Actualmente, tras la invasión de Ucrania, miles de rusos se manifiestan porque no quieren formar parte de una “ofensiva”, “invasión” o “guerra”, palabras prohibidas en los medios de información oficialistas rusos, <a href="https://www.europapress.es/internacional/noticia-rusia-bloquea-varios-medios-comunicacion-violaciones-cobertura-invasion-20220228123526.html">que señalan que se trata de una “operación especial”</a>. </p>
<p><a href="https://www.agenciasinc.es/Noticias/Cientificos-y-periodistas-cientificos-rusos-firman-una-carta-en-repulsa-a-la-invasion-de-Ucrania">Una carta de protesta contra la invasión</a>, suscrita por multitud de científicos, transmite el sentir de muchos rusos que remarcan la resolución de los conflictos por la vía pacífica. Ha sumado más firmantes y hay cartas similares de otros colectivos, además de “piquetes silenciosos” que llevan símbolos pacifistas. </p>
<p><a href="https://ovdinfo.org/">Los arrestos se cuentan en miles</a>, <a href="https://www.rtve.es/noticias/20220304/bbc-cnn-bloomberg-suspenden-trabajo-periodistas-rusia/2302520.shtml">se han cerrado medios de comunicación</a> como el canal Dozhd y la emisora Eco de Moscú, se han bloqueado redes sociales, y muchos ciudadanos rusos abandonan su país hacia <a href="https://www.rtve.es/television/20220311/fronteras-rusia/1884761.shtml">Finlandia</a>.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/452543/original/file-20220316-8391-1aguzwf.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/452543/original/file-20220316-8391-1aguzwf.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/452543/original/file-20220316-8391-1aguzwf.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=338&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/452543/original/file-20220316-8391-1aguzwf.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=338&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/452543/original/file-20220316-8391-1aguzwf.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=338&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/452543/original/file-20220316-8391-1aguzwf.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=425&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/452543/original/file-20220316-8391-1aguzwf.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=425&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/452543/original/file-20220316-8391-1aguzwf.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=425&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">La periodista Marina Ovsiannikova interrumpe el informativo del Canal 1 de la televisión pública rusa con una pancarta contra la invasión de Ucrania.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.rtve.es/noticias/20220315/periodista-rusa-interrumpe-informativos-directo-protesta-invasion-ucrania/2311320.shtml">RTVE</a></span>
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<p>Otros sectores se han sumado a la protesta: <a href="https://forbes.es/actualidad/140675/fridman-y-deripaska-los-dos-grandes-oligarcas-rusos-que-se-han-posicionado-en-contra-de-la-guerra-en-ucrania/">empresarios</a> y diputados de la Duma, <a href="https://www.rfi.fr/es/m%C3%A1s-noticias/20220301-la-tenista-rusa-pavlyuchenkova-en-desacuerdo-con-la-guerra-en-ucrania">deportistas</a> y <a href="https://www.rtve.es/noticias/20220306/dimite-director-musical-ruso-teatro-bolshoi-guerra-ucrania/2303761.shtml">artistas</a>. </p>
<p>Sin embargo, <a href="https://www.efe.com/efe/espana/cultura/la-cantante-rusa-anna-netrebko-cancela-todas-sus-actuaciones-ante-polemica-por-ucrania/10005-4750920">la soprano Anna Netrebko señala</a> que están sometidos a una gran presión para posicionarse políticamente: “Como muchos de mis colegas, no soy política. Soy música y mi objetivo es unir gente, superar divisiones políticas”. No solamente están sometidos a la presión, sino también a la rusofobia.<br>
Clamar a favor de la paz cuando contradice la línea del Kremlin, mostrar disconformidad, en tiempos soviéticos y en la Rusia de hoy, tiene un coste muy elevado. </p>
<p>La protesta pacífica persiste. Sus voces no están silenciadas.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/179341/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Magdalena Garrido Caballero no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>La historia de las protestas en la URSS y Rusia, a pesar del esfuerzo del Gobierno, ha sido una constante del siglo XX y sigue formando parte del país en el siglo XXI.Magdalena Garrido Caballero, Profesora Titular del área de Historia Contemporánea, Universidad de MurciaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1702852021-10-20T19:57:28Z2021-10-20T19:57:28Z¿Qué pasó con el aceite de colza y por qué continúan las protestas?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/427569/original/file-20211020-20-gl576k.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C1597%2C895&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Una de las protestas a raíz del envenamiento por aceite de colza adulterado en 1981.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.rtve.es/noticias/20210613/victimas-40-aniversario-aceite-colza/2096360.shtml">RTVE</a></span></figcaption></figure><p>De nuevo el denominado Síndrome del Aceite Tóxico (SAT) vuelve a ser noticia. En esta ocasión, debido a la reclamación de un grupo de pacientes englobados en la <a href="https://plataformaseguimosviviendo.blogspot.com/">plataforma Seguimos Viviendo</a>.</p>
<p>Han pasado 40 años desde que se produjo esta crisis de salud pública, diferente a la que hemos vivido y seguimos atendiendo en estos dos últimos años ocasionada por un SARS-CoV-2.</p>
<p>Aquella, la de 1981 fue producida por una intoxicación (o envenenamiento, como acostumbran a decir los afectados por esta enfermedad). Una intoxicación debida a un aceite de colza desnaturalizado con anilina al 2 % que se desvió al consumo humano, aunque <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/12192735/">su destino original era un uso industrial</a>.</p>
<p>Esta crisis constituyó <a href="https://books.google.es/books/about/Topics_in_Environmental_Epidemiology.html?id=cixKAGiVdsEC&source=kp_cover&redir_esc=y">la primera de origen ambiental</a> ligada a la seguridad alimentaria y en un país occidental de la historia más reciente. Tras esta crisis se produjeron otras relacionadas con exposiciones químicas y alimentos y bebidas en Europa, pero ninguna tan aguda y tan dramática como la vivida en España, bautizada por la OMS como el Síndrome del Aceite Tóxico (SAT). </p>
<p>Tras dicha crisis se reforzaron los programas de la OMS en seguridad alimentaria. Pero ¿qué ocurrió en aquella ocasión? ¿Cómo se pudo producir una crisis sanitaria con <a href="https://ehp.niehs.nih.gov/doi/abs/10.1289/ehp.110-1240833">cerca de 300 fallecidos</a> en menos de 7 meses, 10 000 ingresos en hospitales en tan solo mes y medio y cerca de 20 000 afectados?</p>
<h2>Una sociedad en reconstrucción sin estructuras de salud pública</h2>
<p>Como ocurre en todas las crisis relacionadas con la salud, coexistieron varios déficits. La sociedad española vivía unas circunstancias especiales. Pocos meses antes, la democracia española había tenido que ser reforzada tras el intento de <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Golpe_de_Estado_en_Espa%C3%B1a_de_1981">golpe de estado</a>, por suerte fallido. </p>
<p>Este aspecto sociopolítico tenía su importancia porque la sociedad de entonces carecía de estructuras de salud pública acordes a las necesidades de un país moderno. Contábamos con excelentes profesionales médicos, pero no con una estructura y un cuerpo de epidemiólogos ni con los correspondientes sistemas de vigilancia. </p>
<p>Al mismo tiempo, el sistema de ventas y distribución de aceites en España era complejo. El uso del aceite a granel sin etiqueta sanitaria estaba muy extendido y había un comercio fraudulento donde se vendía como aceite de oliva lo que no era tal. </p>
<p>En ese contexto, junto con algunos otros problemas asociados (como el bajo control sanitario de los mercadillos tan extendidos en nuestro medio), surgió un fraude que fue más allá de lo tolerable por la salud de las personas. De esta forma, provocó que miles de personas enfermaran, algunos de ellos niños, muchos de los cuales terminaron falleciendo.</p>
<h2>¿Qué síntomas produjo la intoxicación?</h2>
<p>La enfermedad debutó como si se tratase de una enfermedad que afectaba a los pulmones y con gran acumulación de casos dentro de la misma familia. Esto apuntaba a una enfermedad infecciosa, dando lugar a múltiples teorías sobre su origen. </p>
<p>Rápidamente la enfermedad evolucionó y produjo muchos otros síntomas en diferentes órganos y sistemas biológicos, que llevaron a la muerte a muchos casos por trombosis de grandes vasos. </p>
<p>También se produjeron afecciones musculares con dolores intensos, trastornos en la piel, pérdidas de peso de 20 kilos o más en pocas semanas y cuadros muy graves de hipertensión pulmonar. La enfermedad pasó a ser crónica en aquellos casos que no fallecieron. </p>
<p>En la actualidad tenemos una cohorte de personas vivas con la enfermedad de más de 13 000. De ellos, más de 2 de cada 3 presentan múltiples problemas de salud y una muy mala calidad de vida, <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/34136909/">según la clasificación de un estándar de este tipo de medidas (el SF36) en un estudio reciente del Instituto de Salud Carlos III</a>. </p>
<p>Además, el estrés postraumático generado en esta parte de la población se incrementó por la incertidumbre sobre las causas que dieron origen a esta intoxicación durante las primeras fases de la epidemia pero, sobre todo, por el desconocimiento de la evolución de la enfermedad. </p>
<p>A ello se sumaba todo un proceso judicial complejo por el tema que se trataba. Fue el primer desafío de la justicia española ante un caso similar, con alta cobertura mediática y muchos intereses en juego. </p>
<p>Además, se debatían temas científicos no usuales para los procesos judiciales en aquellos tiempos. Asimismo, la administración estaba implicada por no haber puesto los medios a tiempo para evitar el drama familiar y social. </p>
<h2>Cuarenta años después la crisis no se ha solucionado</h2>
<p>La crisis fue larga y costosa para pacientes, familiares y para la sociedad en general. Las medidas de protección adoptadas pudieron paliar alguno de los daños ocasionados y permitieron que algunas personas pudieran llevar una vida digna. </p>
<p>Pero nunca estas soluciones cubren todos los aspectos ni todas las circunstancias. De hecho, 40 años después observamos cómo el colectivo de pacientes sigue presentando reclamaciones de carácter socio sanitario principalmente. </p>
<p>La sociedad tiende a olvidar estas situaciones y a pensar que todo se ha resuelto con la sentencia, las indemnizaciones y las ayudas sociales. Pero no es así, no consiguen cubrir todas las consecuencias porque los colectivos de pacientes evolucionan y las medidas, tanto de seguimiento y atención clínica como las ayudas, no evolucionan de la misma manera ni se adaptan a las circunstancias. Por eso, esta sigue siendo una tarea pendiente.</p>
<p>El Instituto de Salud Carlos III <a href="https://www.isciii.es/QuienesSomos/CentrosPropios/IIER/AreaEpidemiologia/SindromeAceiteToxico/Paginas/default.aspx">cuenta con una unidad</a> que ha trabajado durante estos 40 años para favorecer el conocimiento sobre la evolución de los pacientes vivos y vigilar si entre las causas de fallecimiento hay alguna que se presenta con más frecuencia y necesita algún tipo de intervención preventiva.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/170285/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Manuel Posada de la Paz no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Hace 40 años se produjo una intoxicación por aceite de colza desnaturalizado que acabó con la muerte de 300 personas y miles de afectados. ¿Cómo pudo suceder tal crisis de salud pública, todavía no solucionada?Manuel Posada de la Paz, Director del Instituto de Investigación de Enfermedades Raras, Instituto de Salud Carlos IIILicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1447852020-09-09T19:15:46Z2020-09-09T19:15:46ZDerribo de estatuas: ¿revanchismo inculto o legítima rebeldía?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/354221/original/file-20200822-16-fmq5a8.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C1022%2C680&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Estatua de Edward Colston siendo arrojada al río durante una protesta de Black Lives Matter en Bristol, Reino Unido.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://ccsearch.creativecommons.org/photos/5dee3bbe-8ec2-4cb4-ac80-7ec0035cd84b">CC Search</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/4.0/">CC BY-NC-SA</a></span></figcaption></figure><p>El derribo de estatuas impulsado por movimientos como el actual <a href="https://blacklivesmatter.com/about/">Black Lives Matter</a> (BLM) en Estados Unidos y en otros países no es algo nuevo ni necesariamente insano: muestra cómo la sociedad se relaciona con su patrimonio y pasado. En este caso, se relaciona reivindicando los espacios públicos al servicio de todos/as.</p>
<p>En estas últimas semanas hemos visto en distintas partes del mundo el derribo de estatuas en espacios públicos. Estos hechos han sido tachados de <a href="https://www.ideal.es/opinion/historia-revisa-estudia-20200620172846-nt.html">revisionismo</a>, <a href="https://www.abc.es/cultura/abci-antirracistas-o-iconoclastas-contra-estatuas-churchill-colston-y-leopoldo-202006090051_noticia.html?fbclid=IwAR3FrAYMqonzdNAD0bpF2kuNpLJ7CS2ok5qVb2EljWNAEJSIQdh5x2fy0MA#vca=rrss-inducido&vmc=abc-es&vso=fb&vli=noticia-foto">iconoclasia</a> o <a href="https://eu.usatoday.com/story/news/politics/onpolitics/2017/08/22/pence-backs-adding-monuments-not-taking-them-down-contemporary-political-cause/589609001/">erradicación histórico-cultural</a>. Estos conceptos, sin embargo, no sirven para definir y entender el significado de dichos actos de protesta. </p>
<h2>Ni revisionismo, ni iconoclastia, ni erradicación cultural</h2>
<p>Revisionismo implica narrar algún acontecimiento o proceso histórico sin tener en cuenta el contexto. Negar hechos del pasado, como el holocausto judío, también es revisionismo. Ambos casos son malas prácticas de narración histórica. BLM, sin embargo, no está haciendo revisionismos históricos. </p>
<p>Ciertamente, en épocas pasadas el racismo estaba más normalizado. Eso no quiere decir que no hubiera voces discordantes: la erección de estatuas como la de Cecil Rhodes <a href="https://www.tandfonline.com/doi/abs/10.1080/09528822.2019.1653073">fueron foco de crítica y rechazo</a>. BLM no busca sacar de contexto el racismo, solo señala que era un rasgo compartido por muchas de las personas que hoy disponen de una estatua pública. </p>
<p>Erradicación cultural se puede entender como el intento de exterminar, con violencia simbólica o armada, rasgos culturales de una determinada comunidad. Por ejemplo, los procesos de colonización de las épocas moderna y contemporánea. BLM no busca exterminar rasgos culturales de ninguna comunidad. A diferencia de los casos históricos de purificación de monumentos por parte del poder, estos son <a href="https://lareviewofbooks.org/short-takes/learning-vandals-histories-forgetting/">“movimientos populares con la intención de contrarrestar la superioridad y homogeneización”</a>. El movimiento busca el respeto y aceptación de diversas culturas siempre que no entren en contradicción con esta premisa. Quieren crear espacios públicos que no supongan recordar unos valores que ya no son aceptados o aceptables en la sociedad actual. </p>
<p>Iconoclasia se puede entender como la negación del culto a las imágenes sagradas –normalmente destruyéndolas y persiguiendo a quienes sí veneran dichas imágenes. Aunque se han dado múltiples episodios de iconoclasia en distintas regiones y épocas, el término tiene su origen en la Bizancio del siglo VIII d.C. y responde a unas <a href="https://books.google.es/books?id=5-MlDwAAQBAJ&printsec=frontcover&hl=es&source=gbs_ge_summary_r&cad=0#v=onepage&q=iconoclasia&f=false">características históricas muy concretas</a>. </p>
<h2>Una lucha con el presente, no con el pasado</h2>
<p>Esto, en cierta medida, nos puede recordar a otras prácticas históricas. Por ejemplo, la <em>damnatio memoriae</em>, en donde la población se relaciona con la esfera de lo público dañando elementos de un pasado no deseado en el momento en que se realiza ese <em>castigo</em> material. Yannis Hamilakis <a href="https://lareviewofbooks.org/short-takes/learning-vandals-histories-forgetting/">ya ha analizado y negado</a> que los movimientos actuales sean iconoclastas: las estatuas no son imágenes sagradas destinadas a que las personas las veneren, son representaciones de dominio y poder.</p>
<p>Así pues, el derribo de estatuas por parte de BLM y movimientos afines no encuadra en ninguna de estas definiciones. No luchan contra el pasado, sino más bien contra el presente: reniegan de maestros y normas socialmente perjudiciales de raíz histórica pero aún presentes. Buscan cambiar la homogeneización y desigualdad presente, no el pasado. </p>
<h2>Entender el patrimonio</h2>
<p>Las estatuas atacadas son patrimonio, en este caso con un profundo significado colonial. Por ello es necesaria una reflexión sobre el papel activo del patrimonio y su función socio-cultural en nuestro presente. </p>
<p>Una cosa es el análisis histórico y otra el patrimonio. La rigurosidad histórica permite entender los sistemas de valores y creencias de cada época y cultura. Gracias a esto sabemos que no se está erradicando nada; el pasado no es presente. Es en este presente donde debemos saber qué queremos y qué no queremos del pasado, entendiendo que nuestros valores y creencias no son los mismos que antaño. Son nuestras ideas actuales las que marcan que ya no queremos dar espacio público, <a href="https://www.eldiario.es/cultura/arte/Derribo-estatuas-racistas-agresivo_0_1036596570.html">legitimar</a>, a figuras del pasado que han quedado desfasadas.</p>
<p><a href="https://blogs.publico.es/dominiopublico/33690/desmemoria-racista-en-la-espana-de-ayer-y-de-hoy/">Una publicación reciente ofrecía una interesante reflexión</a>: </p>
<blockquote>
<p>¡Como si las estatuas no tuvieran fecha de defunción y tuviéramos que sentirnos más identificados con ellas que con aquellos que ven pisoteada su dignidad por lo que representan! </p>
</blockquote>
<p>Efectivamente, los derechos y dignidad de los más desfavorecidos están por encima de los de una estatua, máxime si ésta honra la memoria de una persona que obliteró la vida de otras. Modificar los espacios públicos tiene incidencia sobre la dignidad de las personas. </p>
<p>Por este motivo, el patrimonio debe estar siempre supeditado a una continua reflexión y crítica, y es susceptible de ser resignificado o remodelado si choca frontalmente con la lucha –material o simbólica– por una sociedad más justa e igualitaria. </p>
<h2>¿Símbolos históricos o símbolos de poder?</h2>
<p>Alfredo González-Ruibal <a href="https://www.lavanguardia.com/historiayvida/historia-contemporanea/20200628/481949495143/racismo-churchill-estatua-protestas-colon-floyd.html">reflexionaba</a> que las estatuas no tienen tanto que ver con la historia como con el poder. Por su parte, <a href="https://www.tandfonline.com/doi/abs/10.1080/09528822.2019.1653073">Richard Drayton</a> nos recuerda que erigir estatuas es una iniciativa patrimonial tomada siempre por parte de quienes tienen poder. </p>
<p>Mediante estas estatuas, se fuerza la inclusión simbólica de su poder en espacios públicos. Drayton sugiere que no es necesario seguir respetando en el presente dicha intrusión del poder; no hemos contraído un contrato a perpetuidad. Todo paisaje, ya sea urbano o rural, está en continuo cambio propiciado por los distintos agentes que viven en él. Este cambio responde a distintas condiciones y valores propios de cada momento. Por ello, si en nuestro ahora rechazamos el colonialismo y el racismo, ¿no es ya momento de transformar nuestras ciudades? </p>
<p>Con ello no se busca destruir el pasado, sino renegociar lo que queremos en nuestro presente de dicho tiempo pretérito. Muchas veces es más importante lo que no se dice que lo que se dice y, en el caso del patrimonio o la historia, a veces es más importante entender –y atender a– los silencios. </p>
<h2>El ejemplo del Valle de los Caídos</h2>
<p>Para acercar el caso de BLM resulta útil recordar el suceso de El Valle de los Caídos. Profesionales de la historia no dudaron en su momento en relacionarse con este patrimonio de una forma muy distinta: las propuestas oscilaban desde exhumar al dictador hasta remodelar/resignificar dicho conjunto patrimonial, sin olvidar algunos <a href="https://www.eldiario.es/sociedad/artista-pintada-Franco-justicia-patrimonio_0_867913665.html">actos simbólicos <em>in situ</em></a> que revelan un <a href="http://guerraenlauniversidad.blogspot.com/2017/07/me-echan-del-valle-de-los-caidos.html">trasfondo ideológico preocupante</a>. </p>
<p>En este debate, los sectores conservadores se enarbolaron como defensores de un patrimonio que, según ellos, debía de permanecer <a href="https://www.eldiario.es/politica/PP-expertos-Valle-Caidos-enterrados_0_151535517.html">tal como fue en el pasado</a> para el resto de la eternidad. Dicho sector tachó en su momento los esfuerzos de resignificación patrimonial como <a href="https://www.periodistadigital.com/ciencia/educacion/20170724/memo-quita-flores-tumba-franco-extrana-echen-valle-caidos-noticia-689401575064/">negacionistas</a>, <a href="https://web.archive.org/web/20121011013341/http:/www.intereconomia.com/noticias-gaceta/politica/mayoria-pp-rechaza-una-mocion-para-trasladar-los-restos-franco-20121010">revanchistas</a>, o <a href="http://blogs.libertaddigital.com/presente-y-pasado/el-valle-de-los-caidos-y-los-talibanes-5643/">revisionistas o dignos de talibanes</a>. </p>
<p>No sin cierta ironía, ahora <a href="https://www.the-tls.co.uk/articles/statue-wars-blog-post-mary-beard/?utm_medium=Social&utm_source=Facebook&fbclid=IwAR3ArgV9Cce8v94drzO4XKTi9LdHM7qM35ORKiXFBhRTrekMNY7QR9VjZbE#Echobox=1591870852">algunas personas</a>, incluyendo <a href="https://www.abc.es/cultura/abci-john-elliott-blanco-negro-casi-todo-gris-202006210140_noticia.html?fbclid=IwAR0DyfojEQRdReLzJDz4JUhl7E10NZPyRdkwP-FjENHoGnkPHmHJWsxzx1Q#vca=rrss-inducido&vmc=abc-es&vso=fb&vli=noticia-opinion">historiadores/as</a>, se muestran <a href="https://www.ideal.es/opinion/historia-revisa-estudia-20200620172846-nt.html">contrariadas</a> por la retirada de estatuas iniciada por BLM. </p>
<p>En realidad, la raíz del debate en torno a las estatuas y El Valle son las mismas, e igualmente legítimas. Eso sí, es cierto que estos actos simbólicos no son suficientes para cambiar el sistema que mantiene desigualdades como el racismo –ya lo decía Malcolm X. Pero es un comienzo.</p>
<h2>Erradicar la celebración del pasado, no el pasado en sí</h2>
<p>Nuestros actos no rehacen la historia, serán parte de esta. Quitar estatuas coloniales y confederales no erradica el pasado, es una forma de parar la celebración del legado colonial y racista. </p>
<p>Una estatua, ya esté en un espacio público, bajo las aguas de un río o en un museo, sigue siendo patrimonio. Lo único que variará a los ojos de la historia será cómo haya decidido una sociedad concreta que dicho patrimonio tome presencia. Ya sea preservándola a la vista pública o no, será patrimonio y reflejará las distintas maneras de relacionarse con él. </p>
<p>Ahora nos toca decidir cómo relacionarnos con el pasado, legitimando o no su legado patrimonial e ideológico, en nuestro presente. Y hemos de tener en cuenta un matiz añadido: las protestas no son solamente antirracistas. Son anticapitalistas. No es fortuito el surgimiento de este movimiento en un momento en el que el sistema capitalista está bajo una gran tensión y probable mutación. Renegociar el patrimonio en pos de un presente más justo e igualitario es un acto legítimo; esperemos que sirva para que se produzcan cambios socioeconómicos también.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/144785/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Pablo Barruezo Vaquero no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>El derribo de estatuas impulsado por movimientos como el actual Black Lives Matter en Estados Unidos y en otros países no es nuevo ni insano: muestra cómo la sociedad se relaciona con su patrimonio y reivindica los espacios públicos.Pablo Barruezo Vaquero, Investigador en The DataARC Project (University of Glasgow) y Personal de Apoyo Técnico de Investigación (Universidad de Granada), University of GlasgowLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1163112019-06-11T20:03:48Z2019-06-11T20:03:48ZDe Berkeley a Madrid: las protestas estudiantiles en la década de los 60<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/274354/original/file-20190514-60545-xascv5.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C1487%2C984&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Protestas en Berkeley en noviembre de 1964.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://calisphere.org/item/ark:/13030/tf0m3n9825/">Steven Marcus / UC Berkeley, Bancroft Library </a></span></figcaption></figure><p>En la década de 1960, <a href="https://books.google.es/books/about/Freedom_Summer.html?id=HokLjGkoQ1MC&redir_esc=y">la juventud norteamericana</a> y <a href="https://www.crmvet.org/info/62_hayden_mccomb.pdf">los estudiantes</a> universitarios fueron los protagonistas de la contracultura y de la acción política, en la que se incluye también el movimiento por los derechos civiles. </p>
<p>Las <a href="https://www.nationalaffairs.com/public_interest/detail/student-power-in-berkeley">movilizaciones estudiantiles</a> y las discrepancias y disputas entre la “<a href="https://books.google.es/books/about/The_year_of_the_barricades.html?id=8CZnAAAAMAAJ&redir_esc=y">nueva</a>” y la ‘vieja izquierda’ <a href="https://www.academia.edu/35643894/Democracia_dignidad_y_movimientos_sociales._El_surgimiento_de_la_cultura_c%C3%ADvica_y_la_irrupci%C3%B3n_de_los_indignados_en_la_vida_p%C3%BAblica_junto_a_Enrique_Lara%C3%B1a_">emergieron en dicha década</a>. En particular, las protestas de los estudiantes en Berkeley en 1964 tuvieron un impacto determinante sobre las movilizaciones de los estudiantes en países como Francia o Alemania Oriental. </p>
<h2>Californianas en la Complutense</h2>
<p>Este es el contexto de procedencia de las dos principales protagonistas del caso en el que he trabajado últimamente, –que va a ser publicado como parte de un libro colectivo, <a href="https://www.udllibros.com/libro-miradas_encontradas-7040430259"><em>Miradas encontradas. Sociedades y ciudadanías de España y Estados Unidos</em></a>, que profundiza en las relaciones entre Estados Unidos y España desde una perspectiva histórica–: las estudiantes de la Universidad de California, Berkeley, <a href="http://www.rebelion.org/docs/137135.pdf">Roberta Alexander y Karen Winn</a>, de 20 años. </p>
<figure class="align-left zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/275115/original/file-20190517-69204-183aese.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/275115/original/file-20190517-69204-183aese.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/275115/original/file-20190517-69204-183aese.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=828&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/275115/original/file-20190517-69204-183aese.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=828&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/275115/original/file-20190517-69204-183aese.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=828&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/275115/original/file-20190517-69204-183aese.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=1040&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/275115/original/file-20190517-69204-183aese.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=1040&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/275115/original/file-20190517-69204-183aese.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=1040&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">La Revista Horizonte hace referencia a la expulsión de Roberta Alexander y Karen A. Winn.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Archivo personal de Karen Winn.</span>, <span class="license">Author provided</span></span>
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</figure>
<p>Ambas entraron en contacto y establecieron estrechas relaciones de amistad con algunos estudiantes españoles implicados en el movimiento de oposición a la dictadura en la universidad madrileña de la Complutense durante su estancia en España entre 1966 y 1967. </p>
<p>Estas jóvenes crearon en la primavera de 1967 junto a otros compañeros un comité de estudiantes norteamericanos contra la guerra de Vietnam. Participaron en un acto organizado por estudiantes antifranquistas españoles que tuvo lugar en la Facultad de Ciencias Políticas y Económicas de la Universidad de Madrid para denunciar la intervención de Estados Unidos en Vietnam, razón por la cual fueron deportadas por el régimen de Franco en connivencia con la Embajada de su país, que demandó tal expulsión a las autoridades franquistas. </p>
<figure class="align-center ">
<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/274392/original/file-20190514-60545-1cndp3x.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/274392/original/file-20190514-60545-1cndp3x.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=399&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/274392/original/file-20190514-60545-1cndp3x.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=399&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/274392/original/file-20190514-60545-1cndp3x.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=399&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/274392/original/file-20190514-60545-1cndp3x.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=501&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/274392/original/file-20190514-60545-1cndp3x.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=501&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/274392/original/file-20190514-60545-1cndp3x.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=501&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
<figcaption>
<span class="caption">Asamblea universitaria en Madrid, 1968.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://biblioteca.ucm.es/historica/pc-asamblea-estudiantil">Biblioteca Histórica Marqués de Valdecilla. UCM.</a></span>
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</figure>
<p><a href="https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=576384">En España</a> fueron precisamente algunos grupos y organizaciones de estudiantes antifranquistas los que introdujeron nuevas formas de acción, reivindicando su autonomía y quebrando el principio de subordinación a las organizaciones políticas de la “vieja izquierda”. Un fenómeno que caracterizaba a las movilizaciones que tuvieron lugar en aquellos años en contextos como el norteamericano, y el de algunos países europeos, y que inauguran una nueva etapa contemporánea de los movimientos sociales de carácter postmoderno. Estas dinámicas emergieron en los años 60 en estas sociedades y <a href="https://www.academia.edu/35643894/Democracia_dignidad_y_movimientos_sociales._El_surgimiento_de_la_cultura_c%C3%ADvica_y_la_irrupci%C3%B3n_de_los_indignados_en_la_vida_p%C3%BAblica_junto_a_Enrique_Lara%C3%B1a_">han adquirido progresiva visibilidad y relevancia</a> desde entonces.</p>
<h2>Nuevas manifestaciones y movilizaciones</h2>
<p>Estamos finalizando la segunda década del siglo XXI y a lo largo de ella hemos sido testigos de las últimas oleadas de movilizaciones a escala global. La irrupción de marchas y manifestaciones feministas en numerosos países parece ser su última expresión, tras las movilizaciones de indignación que surgieron a principios de la década. </p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/274350/original/file-20190514-60554-159hsnr.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/274350/original/file-20190514-60554-159hsnr.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/274350/original/file-20190514-60554-159hsnr.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=394&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/274350/original/file-20190514-60554-159hsnr.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=394&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/274350/original/file-20190514-60554-159hsnr.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=394&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/274350/original/file-20190514-60554-159hsnr.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=495&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/274350/original/file-20190514-60554-159hsnr.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=495&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/274350/original/file-20190514-60554-159hsnr.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=495&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Exterior de la facultad de derecho de la universidad de Lyon durante mayo del 68. En los graffitis se puede leer</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://en.wikipedia.org/wiki/File:University_of_Lyon_Law_School_with_graffiti_June_1968.jpg">BeenAroundAWhile / en.wikipedia</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0/">CC BY-SA</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Aunque el caso de estudio se desarrolle <a href="https://books.google.es/books/about/1968.html?id=xSqdAAAAMAAJ&redir_esc=y">medio siglo antes</a>, y sus protagonistas transitasen por los epicentros de <a href="https://books.google.es/books/about/The_Spirit_of_68.html?id=9AcsdkRkVycC&redir_esc=y">otra mítica gran oleada de movilizaciones</a> de carácter <a href="https://books.google.es/books/about/Utop%C3%ADas_del_68.html?id=SWcPtgEACAAJ&source=kp_book_description&redir_esc=y">igualmente internacional</a>, estas jóvenes anticiparon dinámicas de interés y de utilidad para comprender el tiempo presente. </p>
<p>Se ofrecen claves interpretativas acerca de procesos sociales que están teniendo lugar en nuestras sociedades desde el advenimiento de lo que autores como <a href="http://newlearningonline.com/new-learning/chapter-3/daniel-bell-on-the-post-industrial-society">Daniel Bell</a> o <a href="https://www.jstor.org/stable/23261574">Alain Touraine</a> denominaron sociedad postindustrial. En cierto modo estos autores profetizaron otras conceptualizaciones con mayor predicamento desde finales del siglo XX, centradas <a href="https://onlinelibrary.wiley.com/doi/book/10.1002/9781444318234">en el protagonismo que han adquirido las tecnologías de la información</a> o <a href="https://dialnet.unirioja.es/servlet/libro?codigo=100203">el carácter reflexivo de la segunda modernidad</a>.</p>
<h2>Discursos rivales y tensiones</h2>
<p>Una característica de los movimientos sociales contemporáneos, por el grado de frecuencia, expresividad y centralidad que comienzan a adquirir desde entonces, es la emergencia de movimientos que rivalizan entre sí en torno a una misma cuestión. </p>
<p>En el pasado ya encontramos problemas que dieron lugar a discursos rivales en torno a importantes cuestiones, como los conflictos bélicos y el pacifismo, la esclavitud, el consumo de alcohol o los derechos de la mujer. Esta característica quedó camuflada por una visión historicista del cambio social, que vio durante mucho tiempo en el movimiento obrero al sujeto colectivo que impulsa a las sociedades en una dirección de progreso. </p>
<p>Una visión que comenzó a resquebrajarse con el advenimiento de la sociedad postindustrial, que trajo consigo una nueva estructura social y de estratificación, con un elemento vertebrador de los sistemas de producción y distribución en torno a nuevos grupos sociales con capacidad para controlar y gestionar la información y el conocimiento. </p>
<figure class="align-left zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/273826/original/file-20190510-183096-utexq1.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/273826/original/file-20190510-183096-utexq1.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/273826/original/file-20190510-183096-utexq1.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=905&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/273826/original/file-20190510-183096-utexq1.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=905&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/273826/original/file-20190510-183096-utexq1.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=905&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/273826/original/file-20190510-183096-utexq1.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=1137&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/273826/original/file-20190510-183096-utexq1.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=1137&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/273826/original/file-20190510-183096-utexq1.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=1137&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Mario Savio en los escalones de Sproul Hall en UC Berkeley en 1966.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://en.wikipedia.org/wiki/File:MarioSavio.JPG">Mjlovas / English language Wikipedia</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0/">CC BY-SA</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p><a href="https://books.google.es/books/about/Collective_Search_for_Identity.html?id=OCSxAAAAIAAJ&source=kp_book_description&redir_esc=y">En este contexto</a>, es destacable cómo, <a href="https://link.springer.com/article/10.1007%2FBF02422252">al calor de la contracultura</a>, fue de la mano el surgimiento de la <em>New Left</em> en Estados Unidos, pero también de un fenómeno no tan estudiado y conocido, el afianzamiento de grupos y organizaciones que conformaron lo que se conoce como <a href="https://books.google.es/books/about/The_radical_right.html?id=sdnAGAAACAAJ&redir_esc=y"><em>New Right</em></a>. </p>
<p>En épocas en las que las sociedades se encuentran sujetas a tensiones como resultado de los intensos cambios sociales que se dan en sus estructuras sociales y sistemas de valores, y la incapacidad de las instituciones políticas para acomodarse a dichos cambios, es más frecuente observar posiciones discursivas que rivalizan entre sí. En ocasiones, en torno a cosmovisiones referidas a cómo entendemos el mundo, cómo nos dotamos de una identidad propia o los sistemas normativos e instituciones que guían nuestra vida social. </p>
<p>Tales tensiones se han convertido en la norma en sociedades occidentales, muestra del carácter reflexivo de la segunda modernidad, –o el carácter líquido, en palabras de Bauman–, que caracteriza nuestra vida individual y colectiva. </p>
<h2>Juventud y movilización social</h2>
<p>Este caso de activismo transatlántico informa sobre un tema clave en el estudio de los movimientos sociales, las cuestiones que tienen que ver con el carácter transnacional que progresivamente han ido adquiriendo éstos. </p>
<p>Con sus acciones en un ambiente muy poco propicio, estas entonces veinteañeras dieron muestra del empuje, brío y osadía de las cohortes de activistas más jóvenes <a href="https://www.taylorfrancis.com/books/e/9781315548104/chapters/10.4324/9781315548104-10">en los contextos de movilización más adversos</a>, como también les sucediera a los jóvenes españoles en su lucha contra la dictadura, <a href="http://dialogoatlantico.com/2018/04/estadosunidos-espana-la-movilizacion-social-lasociedad-posindustrial-manifiesto-port-hurongran-anticipador">informando de un aspecto clave</a> en muchos movimientos sociales y revueltas <a href="https://doi.org/10.1080/13600826.2016.1235548">que llegan hasta nuestros días</a>: el empuje de la juventud en el surgimiento de protestas y movilizaciones. </p>
<p>Esto tiene relación con el hecho de que <a href="https://city.rl.talis.com/items/138A891C-27A3-4578-0FE6-98FE96E80219.html">la juventud está jugando</a> un papel clave en los procesos de cambio, dada la posición simbólica que ocupa. Dicha posición viene derivada de estilos de vida y de su participación en prácticas subculturales que ponen en cuestión las normas sociales, reivindicando su redefinición en la búsqueda de autonomía y autoafirmación. Ser joven deja de ser una condición biológica para complementariamente ser definida en términos culturales, potenciando a su vez la capacidad de ampliar la base social de dicho cuestionamiento, ya que abre la puerta a procesos de alineamiento entre personas con diferentes edades.</p>
<p>Este caso informa de cómo unos sucesos que tuvieron lugar hace medio siglo ya alumbraban algunos de los debates más significativos en el estudio de los movimientos sociales en las sociedades contemporáneas. En definitiva, cómo un sistema de valores pujante guió a los que participaron en aquella oleada de movilizaciones en su búsqueda de autonomía y realización personal y colectiva, y en la construcción de sociedades más democráticas. </p>
<p>En este sentido, sus formas de pensar y actuar fueron abanderadas en algunas cuestiones que hoy son moneda común, no sólo entre muchos jóvenes, sino para un conjunto importante de los ciudadanos, incluso para aquellos ciudadanos y grupos sociales no alineados estrechamente con el cambio.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/116311/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Rubén Díez García es miembro de la Federación Española de Sociología y coordinador de su Comité de Investigación de Movimientos Sociales, Acción Colectiva y Cambio Social.</span></em></p>Las protestas de los estudiantes en Berkeley en 1964 tuvieron un impacto determinante sobre las movilizaciones de los estudiantes en países como Francia o Alemania Oriental, e incluso en España.Rubén Díez García, Profesor de Sociología, Universidad Complutense de MadridLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1158232019-04-24T16:32:41Z2019-04-24T16:32:41ZUn año después del levantamiento popular en Nicaragua, Ortega retoma el control<p>Hace un año, el gobierno de Nicaragua estaba al <a href="https://www.hrw.org/world-report/2019/country-chapters/nicaragua">borde del colapso</a>.</p>
<p>Las protestas contra el presidente Daniel Ortega estallaron en todo el país el 18 de abril de 2018 después de que el gobierno aprobara calladamente un impuesto sobre los cheques de pensiones de los jubilados. Los manifestantes bloquearon carreteras y vías principales, lo cual paralizó la economía nicaragüense.</p>
<p>Ya para mayo de 2018, el <a href="https://www.reuters.com/article/us-nicaragua-protest-analysis/nicaraguas-unlikely-opposition-faces-rocky-road-to-defeat-ortega-idUSKBN1JK11Y">70% de los nicaragüenses</a> querían que Ortega –<a href="https://theconversation.com/venezuelan-oil-fueled-the-rise-and-fall-of-nicaraguas-ortega-regime-100507">quién se enriqueció de manera asombrosa</a> durante el tiempo que lleva gobernando el país más grande de América Central– renunciara.</p>
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Read more:
<a href="https://theconversation.com/one-year-after-nicaraguan-uprising-ortega-is-back-in-control-113991">One year after Nicaraguan uprising, Ortega is back in control</a>
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<p>“Ésta no es una mesa de diálogo”, le dijo <a href="https://www.youtube.com/watch?v=9NXcz-ItgWI">el activista estudiantil Lesther Alemán a Ortega </a>durante una <a href="https://confidencial.com.ni/lesther-aleman-speaks-on-the-future-of-nicaraguan-resistance/">negociación televisada con el gobierno en mayo de 2018</a>. “Es una mesa para negociar su salida y lo sabe muy bien porque el pueblo es lo que ha solicitado”. </p>
<p>Hoy, el presidente Daniel Ortega tiene el control nuevamente. Alemán y cientos de otros líderes de la oposición huyeron del país. Y <a href="https://www.nytimes.com/es/2018/09/24/nicaragua-costa-rica-migrantes/">al menos 50.000 nicaragüenses</a>, incluyendo <a href="https://www.univision.com/noticias/america-latina/periodistas-exiliados-de-nicaragua-el-reto-de-informar-y-sobrevivir-con-muy-poco">decenas de reporteros</a>, han escapado a países vecinos.</p>
<p>Con la excepción de incidentales protestas –todas sofocadas de forma rápida y violenta– la “<a href="https://theglobalamericans.org/2018/04/tropical-spring-land-lakes-volcanoes/">primavera tropical</a>” de Nicaragua ha perdido su ímpetu. ¿Qué pasó?</p>
<h2>El autoritarismo electoral de Ortega</h2>
<p>Soy un <a href="https://www.researchgate.net/profile/Benjamin_Waddell">académico estadounidense</a> que ha investigado la política nicaragüense durante años. Cuando el <a href="https://theglobalamericans.org/2018/06/why-people-migrate-a-plea-for-empathy-from-nicaragua/">caos político obligó a mi familia y a mi a abandonar Managua en junio de 2018</a>, estaba casi <a href="https://theconversation.com/profiles/benjamin-waddell-495208/articles">seguro de </a>que los días de Ortega estaban contados.</p>
<p>En una sociedad democrática, quizás yo habría tenido razón. Desde 1985, el 70% de todos los presidentes latinoamericanos elegidos democráticamente que enfrentaron protestas callejeras sostenidas de forma similar se vieron <a href="https://theconversation.com/nicaraguans-try-to-topple-a-dictator-again-98123">obligados finalmente a abandonar el cargo</a>.</p>
<p>Ortega ha desafiado estas probabilidades al convertirse en el tipo de <a href="https://www.journalofdemocracy.org/article/nicaragua-return-caudillismo">caudillo contra el cuál se rebeló</a> y se convirtió en un héroe de la <a href="https://www.britannica.com/topic/Sandinista">Revolución Sandinista</a> de Nicaragua en 1979. Usando la <a href="https://www.apnews.com/e3ecb467c67d4217bb0244823e824160">represión calculada </a> para aplastar la disidencia y <a href="https://www.youtube.com/watch?v=ai_fCZ9slAc">la retórica antiimperialista </a>para desviar la culpa, Ortega ha fortalecido su control del poder.</p>
<p>Éste es el tercer mandato consecutivo de Ortega como presidente y la quinta vez que gobierna Nicaragua. Llegó al poder por primera vez en la década de 1980 como jefe de la junta gobernante de la revolución sandinista y, en 1985, fue elegido presidente.</p>
<p>En 1990, Ortega <a href="https://www.nytimes.com/1990/02/27/world/turnover-in-nicaragua-aristocratic-democrat-violeta-barrios-de-chamorro.html">perdió ante Violeta Chamorro</a>, quien dio paso a 16 años de <a href="https://www.nytimes.com/1996/10/23/world/scourge-and-sometime-victim-of-the-sandinistas-jose-arnoldo-aleman-lacayo.html">gobierno conservador </a>en Nicaragua, un país que tienda a inclinarse hacia la izquierda. Ortega volvió a ocupar el cargo en 2007. </p>
<p>Desde entonces, Ortega ha <a href="https://www.brookings.edu/opinions/reelection-continuity-and-hyper-presidentialism-in-latin-america/">concentrado sistemáticamente el poder en el poder ejecutivo</a>, llenando la <a href="https://www.poderjudicial.gob.ni/scons1/default.asp">Corte Suprema</a> de militantes <a href="https://www.eleconomista.com.mx/opinion/Cuando-el-Poder-Ejecutivo-controla-al-Poder-Judicial-20181219-0017.html">del partido</a>, reprimiendo la <a href="https://www.washingtonpost.com/opinions/2018/12/15/ortega-continues-suffocate-protests-press-nicaragua/">libertad de prensa</a> y, en 2014, aboliendo <a href="https://www.aljazeera.com/news/americas/2014/01/nicaragua-scraps-presidential-term-limits-201412951043190534.html">los límites del mandato presidencial</a>.</p>
<p>En 2016, Ortega <a href="https://www.telesurenglish.net/news/Nicaraguas-Daniel-Ortega-Takes-Office-for-3rd-Consecutive-Term-20170110-0006.html">ganó su tercer mandato consecutivo</a> con más del 70% de los votos y nombró a su esposa, Rosario Murillo, como su vicepresidenta. Pero apenas el <a href="https://www.nytimes.com/2016/11/08/opinion/nicaraguas-electoral-farce.html">30% de los votantes nicaragüenses se presentaron a votar </a> ese año, la primera señal de que la popularidad de Ortega estaba disminuyendo.</p>
<p>Quince meses después, miles de manifestaciones antigubernamentales casi lograron derrocar su régimen.</p>
<h2>‘Me querían vivo o muerto’</h2>
<p>Ortega ha <a href="https://foreignpolicy.com/2013/01/10/daniel-ortegas-reality-check/">movilizado todo el poder del estado nicaragüense </a> –un gobierno <a href="https://onlinelibrary.wiley.com/doi/pdf/10.1002/9781118900772.etrds0098">que construyó desde cero a su gusto</a>– para sobrevivir.</p>
<p>El régimen ha enviado a la policía antidisturbios y paramilitares afines al gobierno a golpear, disparar, aterrorizar y arrestar a los manifestantes. Algunos presos políticos <a href="https://www.reuters.com/article/us-nicaragua-prisoners/hundreds-of-prisoners-released-in-nicaragua-before-protests-anniversary-idUSKCN1RS2FZ">han sido liberados</a>, pero <a href="https://correspondenciadeprensa.com/2019/02/02/nicaragua-represion-imparable-se-eleva-a-767-la-cifra-de-presos-politicos-confidencial/">cientos aún permanecen encarcelados</a>. Allí, según los disidentes, han sido <a href="https://www.hrw.org/world-report/2019/country-chapters/nicaragua#235c65">torturados con ahogamiento simulado, descargas eléctricas y agresiones sexuales</a>. Muchos reportan haber sido forzados a <a href="https://www.hrw.org/americas/nicaragua">grabar videos auto incriminatorios</a>.</p>
<p>Después de que Lesther Alemán, de 20 años de edad, se enfrentara a Ortega en la televisión nacional en mayo del año pasado, le empezaron a llegar las amenazas de muerte, lo cual lo obligó a esconderse y, finalmente, a exiliarse. Alemán sostiene que el gobierno <a href="https://www.facebook.com/Articulo66/videos/l%C3%A9ster-alem%C3%A1n-denuncia-que-ortega-puso-precio-a-su-cabeza/2370886746296310/">ofreció 50.000 dólares por su captura</a>.</p>
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<figcaption><span class="caption">Lesther Aleman encara al president nicaraguense, Daniel Ortega, y su esposa, en mayo 2018.</span></figcaption>
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<p>“Me querían vivo o muerto”, me dijo recientemente desde su nuevo hogar en Estados Unidos. “Había un antes y un después. Desde entonces, nada ha sido igual”.</p>
<p>La <a href="https://www.elnuevodiario.com.ni/nacionales/483464-elecciones-nicaragua-crisis-encuesta-cid-gallup/">mayoría de los nicaragüenses coinciden en esto</a>. En una encuesta de Cid Gallup realizada en enero, el 74% dice que la vida ha empeorado en el último año, el 66% rechaza al gobierno y el 54% quiere que las próximas elecciones presidenciales nicaragüenses de 2021 se adelanten para este año.</p>
<p><a href="https://www.elnuevodiario.com.ni/nacionales/483464-elecciones-nicaragua-crisis-encuesta-cid-gallup/">Solo el 25% de los encuestados se</a> alinea con el partido sandinista de Ortega.</p>
<h2>Un chivo expiatorio de Estados Unidos</h2>
<p>Sin embargo, según muestran las cifras, Ortega retiene parte de su base.</p>
<p>Al igual que su aliado venezolano Nicolás Maduro, quien <a href="https://theconversation.com/venezuela-crisis-trump-threats-to-maduro-evoke-bloody-history-of-us-intervention-in-latin-america-111169">culpa a Estados Unidos de la crisis económica y humanitaria de su país</a>, Ortega ha <a href="https://foreignpolicy.com/2013/01/10/daniel-ortegas-reality-check/">movilizado a sus partidarios</a> culpando a Estados Unidos del levantamiento popular en su contra.</p>
<p>“Digamos, el veneno lo pone la Nica-Act, o sea, lo pone el intervencionismo norteamericano nuevamente en Nicaragua. Ahí está la raíz del problema”, <a href="https://twitter.com/teleSURtv/status/1021940383834615808/photo/1">dijo Ortega a la cadena de televisión venezolana Telesur en julio</a>.</p>
<p>Las afirmaciones de Ortega apelan al profundo sentimiento antiestadounidense que se deriva de la <a href="https://www.cambridge.org/core/journals/americas/article/nicaragua-living-in-the-shadow-of-the-eagle-fourth-edition-by-thomas-w-walker-boulder-westview-%20prensa-2003-pp-xiv-238-ilustraciones-notas-bibliograf%92a-%92ndice-7500-pa%96o-2500-papel%20/%20CE3D980EFA9279E467B129405F43F279">reiterada injerencia de ese país</a> en los asuntos políticos de Nicaragua. Entre éstos se incluyen una ocupación militar estadounidense de 1912 a 1933 y, en la década de 1980, el financiamiento clandestino por parte de la administración Reagan a una <a href="https://www.nytimes.com/1988/03/17/world/an-iran-contra-guide-what-happened-and-when.html?mtrref=www.google.com&gwh=15C226726BFDD37DDDDDDBB772B257DAFC&gwt=pay">sangrienta rebelión contra el propio Ortega</a>.</p>
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<figcaption><span class="caption">Muchos Nicaragüenses siguen apoyando a Ortega.</span></figcaption>
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<p>Muchas de las personas a las que entrevisté creían que las revueltas en Nicaragua reflejaban un complot de la administración Trump, no la indignación popular contra un gobierno distante y corrupto.</p>
<p>“¿Por qué debemos confiar en Estados Unidos?”, me preguntó un veterano miembro del partido sandinista durante las manifestaciones de abril del año pasado.</p>
<h2>Ayuda estadounidense al desarrollo</h2>
<p>No hay evidencia de intervención directa de Estados Unidos en la crisis de Nicaragua.</p>
<p>Desde que comenzó, la administración Trump ha <a href="https://www.congress.gov/bill/115th-congress/house-bill/1918">castigado al gobierno de Ortega por reprimir las libertades civiles </a>al <a href="https://havanatimes.org/?p=145740">limitar seriamente su acceso a los mercados financieros internacionales</a>, y ha sancionado a miembros de su gobierno, <a href="https://www.bbc.com/news/world-latin-america-46367041">incluyendo a su esposa</a>.</p>
<p>Durante años, la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional también ha <a href="https://theglobalamericans.org/2018/05/laying-groundwork-insurrection-closer-look-us-role-nicaraguas-social-unrest/">invertido moderadamente </a>en el país para “fomentar <a href="https://www.usaid.gov/nicaragua">la gobernanza democrática y expandir las oportunidades educativas</a>”.</p>
<p>Entre 2015 y 2018, grupos de la sociedad civil nicaragüense recibieron <a href="https://results.usaid.gov/results">92 millones de dólares en ayuda para el desarrollo</a> –aproximadamente equivalente a la ayuda enviada a los países centroamericanos vecinos. La Fundación Nacional para la Democracia, una fundación privada sin fines de lucro con <a href="https://slate.com/news-and-politics/2004/01/what-s-the-national-endowment-for-democracy.html">estrechos vínculos con el Departamento de Estado</a>, ha <a href="https://www.ned.org/">gastado 4.1 millones de dólares adicionales </a>en fortalecer las instituciones democráticas en Nicaragua desde 2014.</p>
<p>Los proyectos financiados por Estados Unidos incluyen el taller de educación cívica que Jeancarlo López, un estudiante de ingeniería convertido <a href="https://www.24matins.es/topnews/america/estudiantes-forman-coalicion-de-cara-a-dialogo-con-el-gobierno-de-nicaragua-68343">en disidente</a>, tomó en 2017 en el <a href="https://www.facebook.com/ipadenic/">Instituto para el Desarrollo y la Democracia</a>.</p>
<p>“Lo que aprendimos fue lo básico que debes aprender en la escuela sobre los derechos humanos y la democracia”, dijo.</p>
<p>A pesar del continuo control de Ortega, el disidente exiliado Lesther Alemán <a href="https://confidencial.com.ni/el-ano-que-no-dejo-de-marcar-abril/">mantiene la esperanza de</a> que la oposición nicaragüense triunfará.</p>
<p>“Ortega nos calificó de terroristas”, dijo. “Pero la verdad es difícil de ocultar”.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/115823/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Benjamin Waddell does not work for, consult, own shares in or receive funding from any company or organization that would benefit from this article, and has disclosed no relevant affiliations beyond their academic appointment.</span></em></p>En abril de 2018, una ola de protestas masiva en Nicaragua casi derrumbe al regimen autoritario de Daniel Ortega. ¿Qué le pasó a esta ‘primavera tropical’ de Centroamérica?Benjamin Waddell, Associate Professor of Sociology, Fort Lewis CollegeLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1044792018-10-15T10:39:10Z2018-10-15T10:39:10ZMasacres, desapariciones y 1968: los mexicanos recuerdan a las víctimas de la ‘dictadura perfecta’<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/239525/original/file-20181005-72106-19gc5mi.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">El 2 de octubre de 1968, en un evento que se conoce como la masacre de Tlatelolco, miembros de las fuerzas armadas mexicanas mataron cerca de 300 manifestantes y arrestaron aproximadamente 1.000 más.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="http://binaryapi.ap.org/254b842848e5da11af9f0014c2589dfb/preview/AP681003095.jpg?wm=api&ver=0">AP Photo/Reed Saxon</a></span></figcaption></figure><p>Diez días antes de la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de 1968 en la Ciudad de México, <a href="https://www.telesurtv.net/english/news/Mexico-Tlatelolco-68-Massacre-Was-a-State-Crime-20180925-0020.html">soldados uniformados y francotiradores</a> situados en las azoteas de los edificios circundantes abrieron fuego contra los estudiantes que se manifestaban en una plaza del barrio de Tlatelolco en la capital mexicana.</p>
<p><a href="https://www.theguardian.com/cities/from-the-archive-blog/2015/nov/12/guardian-mexico-tlatelolco-massacre-1968-john-rodda">Cientos de manifestantes</a>, que protestaban a favor de la democracia y contra el gobierno semiautoritario del país, fueron asesinados a tiros.</p>
<p>Aunque el número definitivo de víctimas de la masacre del 2 de octubre de 1968 <a href="https://nsarchive2.gwu.edu/NSAEBB/NSAEBB201/index.htm">aún es controvertido</a> al día de hoy, los corresponsales extranjeros que informaron desde Tlatelolco estimaron que alrededor de 300 jóvenes murieron aquella jornada. <a href="https://books.google.com.au/books/about/De_Tlatelolco_a_Ayotzinapa.html?id=CqKZCgAAQBAJ&redir_esc=y">Más de mil personas</a> que sobrevivieron al tiroteo fueron arrestadas.</p>
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Read more:
<a href="https://theconversation.com/massacres-disappearances-and-1968-mexicans-remember-the-victims-of-a-perfect-dictatorship-104196">Massacres, disappearances and 1968: Mexicans remember the victims of a 'perfect dictatorship'</a>
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<p>El episodio de Tlatelolco no fue la primera ocasión en que el gobierno de México envió al ejército a liquidar sus propios ciudadanos. Tampoco, como lo demuestra <a href="https://theconversation.com/mexicos-military-is-a-lethal-killing-force-should-it-really-be-deployed-as-police-75521">el trabajo académico</a> que he desarrollado en torno a la <a href="https://theconversation.com/el-chapo-story-of-a-kingpin-or-why-trumps-plan-to-defeat-mexican-cartels-is-doomed-to-fail-71781">delincuencia</a> y la <a href="https://theconversation.com/is-mexico-actually-the-worlds-second-most-murderous-nation-77897">seguridad</a> en el país, fue la última.</p>
<h2>México, la dictadura perfecta</h2>
<p>En términos puramente técnicos, México era una democracia en 1968. El país, empero, estaba dirigido entonces por el Partido Revolucionario Institucional (o PRI), el mismo partido que lo gobierna actualmente bajo el presidente Enrique Peña Nieto.</p>
<p>El PRI se erigió victorioso en <a href="https://books.google.com.au/books?id=WzY7DwAAQBAJ&pg=PT209&lpg#v=onepage&q&f=false">todas las elecciones presidenciales</a> y la mayoría de las locales entre 1929 y 2000 mediante la manipulación de la prensa, el fraude electoral y la coacción. En palabras de Mario Vargas Llosa, Premio Nobel de Literatura, esto entrañaba una “<a href="https://elpais.com/diario/1990/09/01/cultura/652140001_850215.html">dictadura perfecta</a>”, esto es, un régimen autoritario que “camufló” su permanencia en el poder con prácticas democráticas superficiales.</p>
<p>El PRI ha mantenido un <a href="https://theconversation.com/andres-manuel-lopez-obrador-was-elected-to-transform-mexico-can-he-do-it-99176">fuerte dominio</a> sobre México durante sus casi ochenta años de mandato.</p>
<p>Durante el siglo XX, México no padeció la <a href="https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-44434406">feroz violencia</a> que le azota hoy en día. La <a href="http://www.economia.unam.mx/publicaciones/econinforma/pdfs/364/09carlostello.pdf">economía prosperó</a> y el país se modernizó rápidamente. </p>
<p>El PRI, sin embargo, exigió la aquiescencia de los mexicanos a cambio de la <a href="https://books.google.com.au/books/about/The_politics_of_Mexican_development.html?id=YRy4AAAAIAAJ&redir_esc=y">paz y estabilidad</a> que ofrecía. </p>
<p>El partido <a href="https://theconversation.com/andres-manuel-lopez-obrador-was-elected-to-transform-mexico-can-he-do-it-99176">cooptó a potenciales opositores</a> y excluyó a sus propios miembros que pretendían reformarlo. Concedió espacios de poder a <a href="http://articles.latimes.com/2012/jun/12/world/la-fg-mexico-pri-comeback-20120612">líderes sindicales demagógicos</a>. <a href="http://www.washingtonpost.com/wp-dyn/content/article/2006/11/21/AR2006112101740.html?noredirect=on">Aniquiló, encarceló, torturó y desapareció</a> a izquierdistas, disidentes, campesinos o marxistas que osaron desafiar su autoridad.</p>
<p>Esto, empero, se realizaba con sigilo. Cuando los soldados enviados por el presidente Gustavo Díaz Ordaz asesinaron, a plena luz del día y a sangre fría, a decenas de estudiantes que ejercían <a href="https://www.juridicas.unam.mx/legislacion/ordenamiento/constitucion-politica-de-los-estados-unidos-mexicanos">el derecho a protestar pacíficamente garantizado por la Constitución</a>, la conciencia nacional de México se transformó y quebrantó a la vez.</p>
<p>Los mexicanos necesitarían otras cuatro décadas para desbancar al PRI. En el año 2000, Vicente Fox, del Partido Acción Nacional, fue el <a href="http://archivo.eluniversal.com.mx/nacion/28756.html">primer presidente ajeno al PRI</a> que lideró el México moderno.</p>
<p>La mayoría de los <a href="https://www.nexos.com.mx/?p=6899">intelectuales</a> e <a href="https://www.letraslibres.com/mexico/politica/sueno-en-libertad">historiadores</a> mexicanos, empero, coincide en que las primeras semillas de la democracia se sembraron en Tlatelolco. La masacre arraigó una “<a href="https://books.google.com.au/books?id=VjvpAwAAQBAJ&printsec=frontcover&source=gbs_ge_summary_r&cad=0#v=onepage&q&f=false">tradición de resistencia</a>” en México.</p>
<h2>1968: El verano de la revolución</h2>
<p>La masacre de Tlatelolco tuvo lugar tras un tenso verano de manifestaciones estudiantiles.</p>
<p>Los jóvenes mexicanos, al igual que sus homólogos <a href="https://theconversation.com/uk/podcasts/heat-and-light-1968">en los Estados Unidos y el resto del mundo</a>, participaron en varios actos de <a href="https://books.google.com.au/books?id=ndGsBwAAQBAJ&printsec=frontcover&source=gbs_ge_summary_r&cad=0#v=onepage&q&f=false">desobediencia civil</a> a raíz de una <a href="https://www.animalpolitico.com/2018/07/1968-granaderos-voca-5/">violenta respuesta policial</a>, en julio de 1968, contra un enfrentamiento entre pandillas en el centro de la Ciudad de México.</p>
<p>Hacia finales del verano, la ciudad de México fue testigo de múltiples marchas pacíficas, manifestaciones y mítines. Los estudiantes <a href="https://www.animalpolitico.com/2018/08/1968-estudiantes-destituir-a-jefes-policiacos-consejo-nacional-de-huelga/">exigían</a> libertad de expresión, responsabilidad por los abusos cometidos por fuerzas policiales y militares, la liberación de los presos políticos y el diálogo con el gobierno.</p>
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<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/239408/original/file-20181004-52669-x39ku9.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/239408/original/file-20181004-52669-x39ku9.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=1076&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/239408/original/file-20181004-52669-x39ku9.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=1076&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/239408/original/file-20181004-52669-x39ku9.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=1076&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/239408/original/file-20181004-52669-x39ku9.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=1352&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/239408/original/file-20181004-52669-x39ku9.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=1352&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/239408/original/file-20181004-52669-x39ku9.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=1352&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">El presidente Gustavo Díaz Ordaz antes de la Olimpiada de 1968 en la Ciudad de México.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Bundesarchiv_Bild_183-F1023-0037-001,_Mexiko-Stadt,_III._Internationale_Sportwettk%C3%A4mpfe.jpg">German Federal Archive/Wikimedia</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0/">CC BY-SA</a></span>
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</figure>
<p>La agitación trajo mala publicidad para el gobierno mexicano en un momento poco oportuno. México estaba a punto de ser sede de los Juegos Olímpicos de 1968. El presidente Gustavo Díaz Ordaz no quería mostrar al mundo izquierdistas inconformes denunciando a un gobierno autoritario, sino <a href="https://99percentinvisible.org/episode/mexico-68/">una nación moderna</a> a la vanguardia de las economías emergentes.</p>
<p>Díaz Ordaz acusó a los manifestantes de ser agentes comunistas enviados por los gobiernos cubano y soviético para infiltrarse en su régimen. Esta afirmación fue desacreditada por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) en un informe, ahora desclasificado, de <a href="https://t.co/wfKUmgCdNb">septiembre de 1968</a>.</p>
<p>Hacia principios de octubre, con los Juegos Olímpicos aproximándose rápidamente en el calendario, el gobierno finalmente decidió poner fin a los disturbios. Cuando los estudiantes planearon un mitin en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco para el día 2 de octubre, por consiguiente, Díaz Ordaz envió soldados y agentes encubiertos.</p>
<p>Algunos de los organizadores de la redada <a href="http://www.milenio.com/opinion/hector-aguilar-camin/dia-con-dia/2-de-octubre-aquella-tarde-en-tlatelolco">admitieron</a> más tarde que su misión consistió en deslegitimar, mediante la incitación a la violencia, el movimiento en favor de la democracia en México. Soldados vestidos de paisano pertenecientes al “Batallón Olimpia”, creado para mantener el orden durante los Juegos Olímpicos, <a href="https://noticieros.televisa.com/ultimas-noticias/matanza-tlatelolco-1968-batallon-olimpia-asesino-guante-blanco/">abrieron fuego</a> en la concurrida plaza.</p>
<p>Díaz Ordaz <a href="https://www.youtube.com/watch?v=3aDFKSwiz-A">clamó</a> que había salvado a México de un golpe comunista.</p>
<p>No obstante, incluso el gobierno de Lyndon B. Johnson, que no simpatizaba con el comunismo, <a href="https://history.state.gov/historicaldocuments/frus1964-68v31/d364">describió</a> la represión como una “reacción exagerada de las fuerzas de seguridad” mexicanas.</p>
<p>Nadie ha sido procesado por los asesinatos hasta la fecha.</p>
<h2>Un trayecto de 50 años hacia la libertad</h2>
<p>Los mexicanos conmemoran el aniversario de la masacre de Tlatelolco con marchas y mítines.</p>
<p>Durante los últimos cuatro años, estos eventos han coincidido con <a href="http://www.eluniversal.com.mx/estados/marchan-en-estados-4-anos-de-la-desaparicion-de-los-43">manifestaciones en todo el país</a> motivadas por la <a href="https://www.bbc.com/news/world-latin-america-29406630">inexplicable desaparición</a> de 43 activistas que cursaban estudios para convertirse en docentes en la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa – ubicada en el estado de Guerrero, al sur de México –, el 26 de septiembre de 2014.</p>
<p>Los estudiantes viajaban en autobús a la Ciudad de México tanto para asistir a un <a href="https://www.animalpolitico.com/2014/10/entramos-iguala-para-llevarnos-dos-autobuses-normalista-sobreviviente/">mitin conmemorativo</a> de las víctimas de Tlatelolco, como para participar en actos de desobediencia civil a lo largo del trayecto. Esta es una <a href="https://stories.californiasunday.com/2015-01-04/mexico-the-disappeared-en">tradición</a> anual en la Escuela Normal.</p>
<p>Según la <a href="http://intoleranciadiario.com/detalle_noticia/127119/nacional/discurso-integro-de-la-pgr-por-caso-ayotzinapa">investigación oficial</a> desarrollada por el gobierno, la policía de la ciudad de Iguala <a href="https://www.nexos.com.mx/?p=23809#_ftnref1">se enfrentó</a> a la caravana conforme a las <a href="https://stories.californiasunday.com/2015-01-04/mexico-the-disappeared-en">órdenes dictadas</a> por el alcalde de la ciudad. El informe señala que su esposa celebraba un evento ese día y que él pretendía evitar cualquier acción que pudiese perturbarlo.</p>
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<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/239379/original/file-20181004-52663-10x81x6.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/239379/original/file-20181004-52663-10x81x6.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/239379/original/file-20181004-52663-10x81x6.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/239379/original/file-20181004-52663-10x81x6.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/239379/original/file-20181004-52663-10x81x6.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/239379/original/file-20181004-52663-10x81x6.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/239379/original/file-20181004-52663-10x81x6.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Algunos mexicanos participan en una marcha para exigir el retorno de los 43 estudiantes que desaparecieron en 2014.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="http://binaryapi.ap.org/9298dcd7a7a54689a889c09efdfb4542/preview/AP638350409083.jpg?wm=api&ver=0">AP Photo/Marco Ugarte</a></span>
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<p>Los oficiales abrieron fuego. Seis estudiantes que viajaban en el autobús perdieron la vida. Los 43 pasajeros restantes fueron supuestamente conducidos a una estación de policía donde fueron entregados a los Guerreros Unidos, una banda local de narcotraficantes que <a href="https://www.semana.com/mundo/articulo/asi-desaparecieron-43-estudiantes-en-mexico/406782-3">presuntamente guarda vínculos con el alcalde</a>. Los supuestos delincuentes declararon que llevaron a los 43 estudiantes a un basurero local, donde los asesinaron e incineraron sus cuerpos.</p>
<p>Este pavoroso relato es la historia oficial que cuenta con <a href="https://www.youtube.com/watch?v=QD19R4I3tM8">el respaldo del presidente Enrique Peña Nieto</a>, cuyo mandato de seis años llegará a su término en diciembre. El <a href="https://actualidad.rt.com/actualidad/view/145802-mexico-estudiantes-desaparecidos-iguala-alcalde">alcalde</a> de Iguala, su esposa y al menos otras 74 personas fueron <a href="https://www.animalpolitico.com/2015/09/quienes-son-los-111-detenidos-del-caso-ayotzinapa/">detenidos</a> por la desaparición y el asesinato de los estudiantes de Ayotzinapa.</p>
<p>Sin embargo, un equipo internacional de investigadores forenses independientes <a href="http://www.eluniversal.com.mx/nacion/seguridad/no-hay-elementos-que-sustenten-verdad-historica-dicen-forenses-argentinos-sobre">no pudo corroborar esta versión de los hechos</a>. No encontraron evidencia de los restos de los estudiantes en el basurero. De hecho, concluyeron que era <a href="https://elpais.com/internacional/2015/09/10/actualidad/1441909371_736636.html">científicamente imposible</a> quemar 43 cadáveres en ese sitio.</p>
<p>Los investigadores creen que es más probable que el ejército mexicano, y por lo tanto el gobierno federal, <a href="https://drive.google.com/file/d/0B1ChdondilaHNzFHaEs3azQ4Tm8/view">estuviera involucrado en las desapariciones</a>.</p>
<p>En junio de 2018, un tribunal federal <a href="https://www.wola.org/2018/06/historic-ruling-ayotzinapa-case/">reabrió</a> el caso de Ayotzinapa y ordenó la creación de una Comisión de Investigación para la Verdad y la Justicia cuyo objetivo sería aclarar lo que realmente sucedió a los 43 estudiantes.</p>
<p>“¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos!”, <a href="https://www.animalpolitico.com/blogueros-verdad-justicia-reparacion/2016/09/26/vivos-se-los-llevaron-vivos-los-queremos/">insisten</a> sus padres.</p>
<h2>De vuelta a la transformación de México</h2>
<p>Casi exactamente cuarenta y seis años después de la masacre de Tlatelolco, este brutal abuso de poder por parte del presidente Peña Nieto y su partido – el PRI –, que volvió al poder en 2012, reavivó el <a href="https://www.nexos.com.mx/?p=39571">espíritu revolucionario de 1968</a>.</p>
<p>El pasado mes de julio, los votantes mexicanos rechazaron una vez más al PRI. Andrés Manuel López Obrador, un político de izquierda que se presentó como alguien ajeno a los círculos del poder con la <a href="https://theconversation.com/mexico-elects-a-leftist-president-who-welcomes-migrants-99204">promesa</a> de “transformar” el país, obtuvo una aplastante victoria en la elección presidencial.</p>
<p>López Obrador, cuyo periodo presidencial comenzará en diciembre, apoya la apertura de una nueva investigación <a href="http://www.eluniversal.com.mx/nacion/sociedad/lopez-obrador-va-por-decreto-por-caso-ayotzinapa">sobre el paradero de los 43 estudiantes desaparecidos</a>.</p>
<p>No obstante, López Obrador también <a href="http://www.eluniversal.com/internacional/18684/lopez-obrador-mantendra-el-ejercito-en-las-calles-para-garantizar-seguridad">planea</a> continuar utilizando a las fuerzas armadas mexicanas – la misma <a href="https://theconversation.com/mexicos-military-is-a-lethal-killing-force-should-it-really-be-deployed-as-police-75521">eficiente maquinaria mortífera</a> que abrió fuego contra los estudiantes en Tlatelolco y que presuntamente <a href="https://www.proceso.com.mx/390560/iguala-la-historia-no-oficial">desapareció a otros tantos</a> en Ayotzinapa – en labores relacionadas con la seguridad pública.</p>
<p>Esto, en mi opinión, es un peligroso error. </p>
<p>Según un <a href="https://www.nexos.com.mx/?p=25468">análisis</a> realizado por especialistas del CIDE – una institución académica mexicana – el ejército mató a ocho presuntos delincuentes por cada uno de los heridos y detenidos en enfrentamientos armados entre 2007 y 2014. En la mayoría de los países, la balanza de <a href="https://www.nytimes.com/2016/05/27/world/americas/mexican-militarys-high-kill-rate-raises-human-rights-fears.html?smid=tw-nytimes&smtyp=cur&referer=https%3A%2Ft.co%2Fc0xEU4vlvo&ref=nyt-es&mcid=nyt-es&subid=article&_r=1">esta proporción se inclina hacia el lado contrario</a>.</p>
<p>Tal como <a href="http://www.eluniversal.com.mx/articulo/catalina-perez-correa/nacion/que-no-se-olvide">apunta</a> Catalina Pérez Correa, profesora de derecho en el CIDE, el uso del ejército en funciones de policía conlleva hoy idénticos riesgos que en 1968 o – para efectos prácticos – 2014.</p>
<p>El presidente electo López Obrador <a href="https://www.reforma.com/aplicaciones/articulo/default.aspx?id=1485375&v=5">ha declarado</a> que, bajo su gobierno, el ejército de México no será un “instrumento de guerra” sino un “ejército de paz”.</p>
<p>Los fantasmas de Tlatelolco y Ayotzinapa son un constante recordatorio de que los mexicanos deben tener serias dudas a este respecto.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/104479/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Luis Gómez Romero no trabaja para ninguna compañía u organización que se beneficie de este artículo; tampoco consulta ni posee acciones ni recibe fondos por ese concepto; y no ha divulgado afiliaciones relevantes más allá de su posición académica.</span></em></p>Hace 50 años, militares mexicanos dispararon contra cientos de estudiantes que se manifestaban en la Ciudad de México. No fue la última vez que las fuerzas armadas de México matarían a ciudadanos.Luis Gómez Romero, Senior Lecturer in Human Rights, Constitutional Law and Legal Theory, University of WollongongLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/997292018-07-11T15:33:30Z2018-07-11T15:33:30ZNicaragua intenta derrocar a un dictador (de nuevo)<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/227026/original/file-20180710-70039-h15lds.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Nicaragua derrotó su ultimo dictador violento en 1979. Es el único pais en America Latina desde Cuba hacer una revolución exitosa. </span> <span class="attribution"><a class="source" href="http://www.apimages.com/metadata/Index/Nicaragua-Protests/441871cc26944e5cbbeb3ca1f27608d2/104/0">AP Photo/Alfredo Zuniga</a></span></figcaption></figure><p><em><a href="https://theconversation.com/nicaraguans-try-to-topple-a-dictator-again-98123">Read in English</a></em>.</p>
<p>Después de meses de protestas casi constantes en Nicaragua, al menos <a href="https://www.bbc.com/news/world-latin-america-44779257">300 personas han muerto</a>, incluidos en esta cifra cuatro policías, mil personas resultaron heridas, y el presidente Daniel Ortega —líder autoritario que en su momento parecía invencible— está a punto de perder el poder.</p>
<p>Los ciudadanos salieron a las calles de Managua a <a href="https://theglobalamericans.org/2018/04/tropical-spring-land-lakes-volcanoes/">principios de abril</a> después de que el gobierno de Ortega tardara en responder a un incendio forestal masivo en Indio Maiz, la segunda reserva natural del país. Cuando el gobierno decidió gravar los impuestos sobre las pensiones de los jubilados e incrementar los costos del seguro de los empleadores, una semana después, a lo largo de esa nación <a href="https://www.bbc.com/news/world-latin-america-44398673">las marchas de protesta se fortalecieron</a>. </p>
<p>Pronto la policía pronto comenzó <a href="https://globalnews.ca/video/4159175/student-protesters-dead-in-nicaragua-as-clashes-with-police-continue">a asesinar a los manifestantes</a>. Y lo que había comenzado en forma de manifestaciones organizadas, se transformó rápidamente en un <a href="https://theconversation.com/nicaragua-protests-threaten-an-authoritarian-regime-that-looked-like-it-might-never-fall-95776">movimiento</a>. El objetivo: <a href="https://www.nytimes.com/2018/04/26/world/americas/nicaragua-uprising-protesters.html">desplazar al presidente Daniel Ortega</a> y a su familia del poder.</p>
<h2>Nicaragua vs. Goliat</h2>
<p>¿Acaso puede Nicaragua <a href="http://www.humanosphere.org/basics/2016/12/nicaraguas-economy-is-growing-but-the-poor-may-be-falling-behind/">el segundo país más pobre de América Latina</a>, derrocar a su poderoso régimen con la sola negativa de salir de las calles? La historia de ese país así lo sugiere.</p>
<p>Soy un <a href="https://www.researchgate.net/profile/Benjamin_Waddell">académico especializado en América Latina</a>, asentado en Managua, Nicaragua, hasta que la violencia me obligó a evacuar. </p>
<p>Mi análisis sobre el terreno indica que los presidentes de esta región que se enfrentan a protestas masivas son derrocados con mucha más frecuencia de lo que se podría imaginar. </p>
<p>La mayoría de los líderes electos en América Latina, una región muy democrática, arriban al término de su mandato. <a href="http://journals.sagepub.com/doi/abs/10.1177/0192512115604904">De acuerdo con Christopher Martinez</a>, profesor de ciencias políticas en la Universidad Católica de Temuco, en Chile, solo el 16 por ciento de los presidentes sudamericanos han renunciado o han sido imputados desde 1979. </p>
<p>Sin embargo, esto cambia cuando los líderes se ganan la ira de sus ciudadanos. Entre 1985 y 2011, el 70 por ciento de los líderes sudamericanos que enfrentaron protestas callejeras masivas <a href="https://www.jstor.org/stable/23040829">fueron destituidos de sus funciones</a>.</p>
<p><iframe id="DEb9X" class="tc-infographic-datawrapper" src="https://datawrapper.dwcdn.net/DEb9X/1/" height="400px" width="100%" style="border: none" frameborder="0"></iframe></p>
<p>Los manifestantes nicaragüenses se enfrentan a un genuino Goliat en Daniel Ortega. En el único país, después de Cuba, que orquestó una <a href="https://www.journals.uchicago.edu/doi/10.1086/230097">revolución armada exitosa</a> en América Latina, Ortega —ex guerrillero del frente sandinista que derrocó en Nicaragua al dictador Anastasio Somoza en 1979— es un coloso.</p>
<p>Ortega ha sido la persona más poderosa en Nicaragua por casi 40 años y presidente por 16 de esos años. Mientras no estuvo en funciones presidenciales, de 1990 a 2006, Ortega tuvo control del país de forma efectiva como poderoso delegado sandinista en la Asamblea Nacional. </p>
<p>Aun cuando los sandinistas eran minoría, Ortega lograba detener al país organizando protestas masivas, como lo hizo en innumerables ocasiones entre <a href="http://www.envio.org.ni/articulo/3418">1990 y 2006</a>. Y no cabe la menor duda de que esta ironía no escapará a los actuales manifestantes en contra de Ortega.</p>
<p>Pero, tal como asegura Malcolm Gladwell en su último libro “<a href="https://www.amazon.com.mx/David-Goliat-Desvalidos-inadaptados-gigantes-ebook/dp/B00G9K6NB0">David y Goliat: Desvalidos, inadaptados y el arte de luchar contra gigantes (edición en español)</a>”, “Los gigantes no son exactamente como creemos. Las mismas cualidades que parecen darles fuerza son a menudo la fuente de su inmensa debilidad”. </p>
<p>Es decir, los dictadores no son derribados, sino que tropiezan por sus propios pies. En el caso de Ortega, su mayor fortaleza —su gran audacia— ahora ha fomentado una peligrosa autocomplacencia. </p>
<h2>Cómo derrocar a un dictador</h2>
<p>La académica Kathryn Hochstetler, especialista en América Latina <a href="https://www.jstor.org/stable/20434009">ofrece</a> una fórmula básica para predecir si los presidentes latinoamericanos caerán en medio de una protesta masiva. </p>
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<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/222664/original/file-20180611-191947-j8tocs.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/222664/original/file-20180611-191947-j8tocs.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=762&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/222664/original/file-20180611-191947-j8tocs.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=762&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/222664/original/file-20180611-191947-j8tocs.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=762&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/222664/original/file-20180611-191947-j8tocs.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=958&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/222664/original/file-20180611-191947-j8tocs.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=958&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/222664/original/file-20180611-191947-j8tocs.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=958&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Ortega.</span>
<span class="attribution"><span class="source">AP Photo/Alfredo Zuniga</span></span>
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<p>“Si los manifestantes callejeros cuentan con el apoyo de la legislatura, pero no hay una sangrienta represión —dice ella—, las probabilidades de que un presidente permanezca son altas”. Así es como el ex presidente nicaragüense Enrique Bolaños, que gobernó Nicaragua de 2002 a 2007, logró mantenerse en su cargo <a href="https://www.latinnews.com/component/k2/item/2124-nicaragua--protests-take-bola%C3%B1os-administration-to-the-brink.html">a pesar de las reclamaciones de los manifestantes para que renunciara</a>.</p>
<p>Cuando los líderes optan por usar la fuerza contra manifestantes pacíficos, entran en un camino peligroso, según todo parece indicar. Desde principios de la década de 1990, casi todos los presidentes latinoamericanos que llegaron al poder a través de elecciones libres y justas, pero que luego utilizaron la violencia para sofocar levantamientos callejeros, fueron derrocados muy pronto. </p>
<p>La excepción es Venezuela. El presidente Hugo Chávez estuvo en el poder durante 11 años, aún después de utilizar la fuerza letal contra los manifestantes durante un <a href="https://www.aljazeera.com/programmes/the-big-picture/2018/02/hugo-chavez-coup-happened-180207062954307.html">intento de golpe de Estado en 2002</a>. </p>
<p>Su sucesor, Nicolás Maduro, ha permanecido en el cargo a pesar de que <a href="https://www.observatoriodeconflictos.org.ve/sin-categoria/venezuela-6-729-protestas-y-157-fallecidos-desde-el-1-de-abril-de-2017">asesinaron a 163 manifestantes en el 2017</a>, aunque opino que cuando Maduro llegó al poder <a href="https://www.amnesty.org/en/countries/americas/venezuela/report-venezuela/">Venezuela ya no era una verdadera democracia</a>.</p>
<h2>¡Que se vayan los dictadores!</h2>
<p>En una región con una <a href="http://www.americasquarterly.org/content/democracies-and-dictatorships-latin-america">historia de violentos dictadores</a>, la represión del estado provoca la ira de los ciudadanos. </p>
<p>Nicaragua ha sufrido un gran conflicto político. En 1979, los rebeldes sandinistas protagonizaron una insurrección de siete años para liberar al país del gobierno militar. A continuación, se produjo una guerra civil de 11 años entre el gobierno sandinista y <a href="https://www.brown.edu/Research/Understanding_the_Iran_Contra_Affair/timeline-nicaragua.php">los Contras respaldados por Estados Unidos</a>. </p>
<p>Está claro que en este momento hay <a href="https://www.elnuevodiario.com.ni/nacionales/464323-cid-gallup-ortega-pierde-apoyo/">poca tolerancia</a> lo que provoca más derramamiento de sangre. Es probable que la determinación de los manifestantes se haya endurecido por el hecho de que la mayoría de los muertos son <a href="https://www.nytimes.com/2018/05/31/world/americas/nicaragua-protests-killings.html">jóvenes estudiantes</a>.</p>
<p>Aislado por décadas de poder, Ortega parece haber subestimado el grado en que <a href="https://www.cenidh.org/recursos/57/">la violencia y la represión del estado</a> reuniría facciones que él había dividido tan hábilmente por tanto tiempo. Actualmente, <a href="http://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-44283106">estudiantes</a>, <a href="https://confidencial.com.ni/ortega-principal-responsable-violacion-derechos-humanos/">grupos de derechos humanos</a>, <a href="http://www.nicaraguadigital.com/cosep-ortega-debe-irse-lo-mas-pronto-posible/">el sector empresarial</a> y la <a href="https://elpais.com/internacional/2018/05/12/america/1526083994_942099.html">Iglesia Católica</a> se han unido para alcanzar un objetivo: destituir al presidente. </p>
<p><a href="http://www.elmundo.es/internacional/2018/05/13/5af87a04e5fdea52458b467d.html">El ejército</a> ha dicho públicamente que no abandonará el cuartel para reprimir a los ciudadanos. Si los generales mantienen su palabra, creo que los días de Ortega están contados.</p>
<h2>Una caída rápida del poder</h2>
<p>El colapso de Ortega ha sido vertiginoso. </p>
<p>En el 27 aniversario de la Revolución Sandinista, en 2006, Ortega cabalgó un caballo blanco entre multitudes frenéticas en la Plaza de La Paz, en el centro de Managua. Más tarde, ese mismo año, sería <a href="http://news.bbc.co.uk/2/hi/americas/6117704.stm">reelegido como presidente de Nicaragua</a>.</p>
<p>En los años siguientes, el gobierno comenzó a colocar <a href="https://cronkite.asu.edu/buffett/nicaragua/love-him-or-hate-him-few-doubt-ortegas-political-skill/">innumerables pancartas y carteles con la imagen de Ortega a lo largo del país</a>. El presidente centralizó el poder en la rama ejecutiva, tomó el control de la Asamblea Nacional y la Corte Suprema de Nicaragua, <a href="https://www.aljazeera.com/news/americas/2014/01/nicaragua-scraps-presidential-term-limits-201412951043190534.html">abolió los límites de mandato</a>, y en 2017, <a href="https://www.telegraph.co.uk/news/2016/11/07/nicaragua-elects-worlds-first-husband-and-wife-pair-as-president/">nombró a su esposa</a> como vicepresidenta de Nicaragua.</p>
<p>Ortega fue reelegido en el 2016 para su tercer mandato con <a href="https://www.theguardian.com/world/2016/nov/07/nicaragua-president-daniel-ortega-reelected-landslide-vote-rigging">el 72 por ciento de los votos</a>. Pero solo <a href="https://www.theguardian.com/world/2016/nov/07/nicaragua-president-daniel-ortega-reelected-landslide-vote-rigging">el 30 por ciento de la población de Nicaragua votó</a> en las elecciones presidenciales de ese año, y los partidos de la oposición alegaron que hubo fraude.</p>
<p>Tal vez su legitimidad ya estaba en duda en aquel momento. Ahora, el colapso de Ortega parece tan inevitable como lo fue su ascenso al poder.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/99729/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Benjamin Waddel no trabaja para ninguna compañía u organización que se beneficie de este artículo; tampoco consulta ni posee acciones ni recibe fondos por este concepto; ni ha divulgado afiliaciones relevantes más allá de su posición académica.</span></em></p>La historia demuestra que los presidentes latinoamericanos no duran mucho después de usar la violencia para reprimir las protestas masivas. ¿Será Daniel Ortega el próximo en caer?Benjamin Waddell, Associate Professor of Sociology, Centro de Investigación y Docencia EconómicasLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.