La desinformación es un problema en nuestra sociedad hiperconectada. Divulgar la ciencia requiere de formación técnica y habilidades comunicativas, pero también tiene sus riesgos.
No es cierto que los seres humanos utilicemos solo el 10 % del cerebro. Ni que haya que beber 8 vasos de agua para que no encoja. También es incierto que unas personas tengan un procesamiento mental creativo u holístico y otras analítico, debido a un funcionamiento predominante del hemisferio izquierdo o derecho.
Cuando pensamos en acudir al psicólogo tratamos de identificar lo que nos sucede. Ahora, además, hay una variedad de corrientes o escuelas entre las que elegir. ¿Cuál tiene más evidencia?
El problema de que deportistas famosos sucumban a las pseudoterapias radica en que podrían animar a algunos incautos a repetir técnicas que no les van a llevar a conseguir ningún objetivo deportivo y sí, probablemente, dejar pingües beneficios a quienes promueven o venden este tipo de falsos remedios.
Diariamente circulan informaciones que carecen de sustento científico o que malinterpretan las investigación originales. Antes de usar datos de este tipo, es necesario confirmarlos: la ciencia se basa en la evidencia.
A diario recibimos mensajes whatsapp en los que un supuesto experto internacional habla de los beneficios de nuevas y revolucionarias terapias o descubrimientos sorprendentes. Y al que siempre quieren acallar.
Urko Gorriñobeaskoa, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea and Ekai Txapartegi, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea
Un artículo concebido como una broma terminó publicado en una revista académica en 1996. Desde entonces, otros ejemplos han puesto de manifiesto los problemas de muchas disciplinas.
Un hombre sin mascarilla se manifiesta a favor del dióxido de cloro en Santa Cruz de Tenerife el 26 de septiembre de 2020.
Shutterstock / matteoguedia
Un supuesto estudio sobre los beneficios del dióxido de cloro contra covid-19 fue publicado en una revista depredadora, lo que significa que no supera los estándares mínimos de calidad. Además, comete errores flagrantes.
El propio mecanismo de actuación de la homeopatía es el que desarma a esta pseudoterapia: una sustancia que “cure” el síntoma que se quiere tratar diluida, diluida otra vez y diluida de nuevo.
Monumento dedicado a Tuesday Lobsang Rampa en Kemerovo (Rusia).
Shutterstock / Alex_Po
‘El tercer ojo’ es un libro que puso de moda la cultura tibetana en Occidente. Su contenido desató una enorme controversia debido a su falta de veracidad.
Esta nueva tecnología regresa el eterno debate sobre los efectos sobre la salud de las radiaciones electromagnéticas. Estos, sin embargo, son descartados por todas las agencias internacionales.
Atracción de frenología instalada en Londres, Ohio, en el verano de 1938.
Shutterstock / Everett Collection / Ben Shahn
Como servicio al público, capaz de contribuir a la formación de audiencias críticas y bien informadas, el periodismo puede jugar un papel fundamental en el diálogo entre ciencia, política y sociedad para contrarrestar los efectos nocivos de la desinformación, las teorías de conspiración y los movimientos anticiencia y antivacunas.
Aspecto de la manifestación celebrada en Madrid el 16 de agosto de 2020 contra la obligatoriedad del uso de mascarillas, entre otros asuntos.
Shutterstock / Fotokalua
Ridiculizar a quien no confía en el consenso científico puede llevarnos a una disminución de la confianza social. Sin confianza, no hay colaboración. Sin colaboración, no podemos parar la pandemia.
Durante el siglo XIX el espiritismo y los médiums se pusieron de moda. Tanto, que el movimiento atrajo a científicos e investigadores que trataron de dar una pátina de credibilidad a estos fenómenos.
Lima, Perú, 20 de abril de 2020.
Shutterstock / mbzfotos
El temor al contagio está empujando a miles de peruanos a refugiarse en la pseudociencia, que tiene efectos desastrosos en el combate contra la COVID-19, en un país sumido en uno de los peores brotes epidémicos de todo el mundo.
Escolares en fila para ser vacunados en un centro de salud infantil en la ciudad de Nueva York en 1944.
Library of Congress / United States Office Of War Information
En algunas redes sociales, la Solución Mineral Milagrosa y sus variantes se presentan como un tratamiento para el coronavirus. ¿Qué hay de cierto en esto? Nada. El autor lleva años advirtiendo de la nocividad de esta sustancia y del negocio que están haciendo algunos curanderos a costa de la buena fe, la ignorancia y el miedo de mucha gente.
Profesor de Radiología y Medicina Física en la Facultad de Medicina de Albacete. Coordinador de la Unidad de Cultura Científica y de la Innovación (UCLMdivulga), Universidad de Castilla-La Mancha