La posición social y el contexto familiar influyen en el desarrollo cognitivo. Tanto es así que se ha demostrado que hogares con menor renta o en situación de desempleo tienen hijos con menor capacidad de resolución de problemas de lógica.
El aumento de la esperanza de vida y las mejoras en su calidad durante los últimos años facilitan la convivencia entre nietos y abuelos, que va mucho más allá del cuidado cuando no están los padres.
El número de padres que dan dinero a demanda en lugar de una paga ha ido en aumento en los últimos tiempos. ¿Contribuye a que los hijos entiendan mejor “el valor del dinero”?
Las peleas infantiles entre hermanos tienen su utilidad, y puede ser bueno dejar que se desarrollen sin intervenir. Los adultos pueden ofrecer el ejemplo de una actitud dialogante y asertiva.
Las discusiones son inevitables, pero la manera de gestionarlas puede tener un impacto negativo o positivo en los hijos dependiendo de la capacidad de los adultos de ser respetuosos y asertivos.
Es labor de los padres ayudar a los hermanos a tratarse bien, aprender a comunicarse y apoyarse, y evitar la violencia. Lo pueden hacer dedicando tiempo de calidad y dando buen ejemplo.
Las relaciones fraternales son básicas en nuestro bienestar psicológico; los hermanos mayores suelen tener una influencia potente en los menores. En caso de conflicto, también soportan mayor carga.
La influencia de la educación en casa en los adolescentes va más allá de las normas que se establecen en el seno de la familia. Tiene que ver con el nivel de confianza, control o afecto de padres y madres hacia los hijos.
La adolescencia es una etapa durante la que el cerebro vive dos tendencias contrapuestas: su capacidad de control no está desarrollada del todo pero el sistema de recompensa está muy activo.
En momentos de decepción o sufrimiento, los niños que aprenden a consolarse sin críticas destructivas se adaptan mejor a los desafíos y consiguen más resiliencia psicológica.
Existen unas pautas sencillas que favorecen una buena relación paternofilial. Se basan en compartir experiencias de juego, pero evitando dirigir, regañar o instruir.
Las primeras experiencias de pareja y sexuales son las que definen los patrones de comportamiento en la edad adulta. Por eso es tan importante conocer las claves para educar a los jóvenes en relaciones sanas desde el primer amor.
Profesora Titular de Universidad en Psicología Social. Desarrollo positivo adolescente desde una perspectiva de género. Empleabilidad, Emprendimiento, Prácticas., Universidad Pablo de Olavide
Investigadora del Centro de Investigación Biomédica en Red en Epidemiología y Salud Pública (CIBERESP) y miembro de la Unidad Mixta de Investigación en Epidemiología, Ambiente y Salud FISABIO-Universitat Jaume I -Universitat de València, Fisabio