tag:theconversation.com,2011:/us/topics/revolucion-industrial-82398/articlesrevolución industrial – The Conversation2020-06-08T19:01:25Ztag:theconversation.com,2011:article/1403122020-06-08T19:01:25Z2020-06-08T19:01:25ZLos herederos de Dickens 150 años después<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/340416/original/file-20200608-176538-1f0qkvn.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=3%2C0%2C1164%2C898&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">_El sueño de Dickens_ (Robert William Buss, 1875).</span> <span class="attribution"><span class="source">Wikimedia Commons </span></span></figcaption></figure><p>Este 9 de junio se cumplen 150 años del fallecimiento de Charles Dickens, el escritor probablemente más representativo de la época victoriana. Es ésta una buena ocasión para recordar su legado en la narrativa actual.</p>
<p>La gran reina Victoria reinó nada más y nada menos que 64 años, desde su entronización el 20 de enero de 1837 hasta su fallecimiento el 22 de enero de 1901. Durante su reinado, Gran Bretaña no solo alcanzó su máximo esplendor económico, gracias a la Revolución Industrial, sino que se convirtió en una gran potencia colonizadora.</p>
<p>La época victoriana es también la gran época de la novela inglesa, cuando se publican las obras canónicas que marcarán de forma indeleble el devenir de la novela. Entre otras, <em>Jane Eyre</em> de <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Charlotte_Bront%C3%AB">Charlotte Brontë</a> (1847), <em>Middlemarch</em> de <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/George_Eliot">George Eliot</a> (1871), <em>Lejos del mundanal ruido</em> de <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Thomas_Hardy">Thomas Hardy</a> (1874) y cómo no, las obras de Charles Dickens.</p>
<h2>Muerte de éxito</h2>
<p>Charles Dickens fue en su momento una figura reverenciada por sus innumerables lectores que esperaban con impaciencia sus novelas publicadas por entregas. Murió del cansancio provocado por incesantes lecturas públicas de sus obras frente a sus entregados seguidores. </p>
<p>Aunque, como la propia época victoriana, nuestro escritor tiene sus luces y sus sombras. Si la opulencia de la Inglaterra de la época contrasta con la miseria de la clase obrera, Dickens, aparentemente un perfecto caballero victoriano, marido y padre de familia ejemplar, escondía sin embargo a la manera del Dr. Jekyll y Mr. Hyde algunos secretos en su<a href="https://theconversation.com/las-mujeres-de-charles-dickens-140040"> vida privada</a> que distaba de ser irreprochable. Buena prueba de ello es su larga relación clandestina con la joven aspirante a actriz Ellen Ternan y la poca consideración que tuvo con su mujer, Catherine Hogarth.</p>
<p>Todo lo cual no quita para que la obra de Charles Dickens sea un monumento literario y aún hoy un referente y un modelo. Así, escritores como <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Sarah_Waters">Sarah Waters</a>, <a href="https://www.sarahperry.net/about1">Sarah Perry</a>, <a href="https://www.penguin.co.uk/authors/4033/a-s-byatt.html">A. S. Byatt</a>, <a href="https://john-irving.com/">John Irving</a> o <a href="https://www.penguinrandomhouse.com/authors/88588/michel-faber">Michel Faber</a> se consideran sus herederos.</p>
<h2>Influencia dickensiana en Irving y Faber</h2>
<p>En este artículo, me centraré en la obra de dos escritores de distinta trayectoria pero conectados por su indiscutible admiración hacia la novela victoriana y hacia Dickens en particular. Me refiero a John Irving con <em>Príncipes de Maine, Reyes de Nueva Inglaterra</em> (1985) y Michael Faber con <em>Pétalo carmesí, Flor Blanca</em> (2002) que han mostrado cuán vigente sigue siendo el legado literario de Charles Dickens.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/340420/original/file-20200608-176585-1n8zj8l.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/340420/original/file-20200608-176585-1n8zj8l.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/340420/original/file-20200608-176585-1n8zj8l.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=774&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/340420/original/file-20200608-176585-1n8zj8l.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=774&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/340420/original/file-20200608-176585-1n8zj8l.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=774&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/340420/original/file-20200608-176585-1n8zj8l.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=972&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/340420/original/file-20200608-176585-1n8zj8l.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=972&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/340420/original/file-20200608-176585-1n8zj8l.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=972&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">John Irving en 2010.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:John_Irving_Hengelo_2.jpg">Wikimedia Commons / Jost Hindersmann</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0/">CC BY-SA</a></span>
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<p>John Irving, escritor canónico de las letras norteamericanas, es fiel heredero de la gran tradición novelística del siglo XIX. Su temática es, en cambio, muy contemporánea y centrada en las grandes cuestiones que atraviesan nuestra época, desde su clásica novela <em>El mundo según Garp</em> (1978) en la que borda la cuestión feminista hasta una de las más recientes centrada en la comunidad LGTBI, <em>Personas como yo</em> (2012).</p>
<h2>El tema de la orfandad</h2>
<p>Pero John Irving también se ha interesado por una cuestión fundamental que le une fuertemente con Charles Dickens: la orfandad y cómo construir una vida cuando ha faltado desde el principio la referencia más importante en la vida de las personas. </p>
<p>Esto es lo que nos muestra Irving en su novela <em>Príncipes de Maine, Reyes de Nueva Inglaterra</em> (que más tarde adaptó al cine con el título <em>Las normas de la casa de la sidra</em>) en un claro paralelismo con la novela <a href="https://www.unebook.es/es/libro/grandes-esperanzas_67550"><em>Grandes esperanzas</em></a> de Charles Dickens. El huérfano de John Irving, Homer Wells, educado en el orfelinato de St. Cloud, deberá encontrar su camino en la vida al igual que lo hace Philip Pirrip, el inmortal Pip de la obra de Dickens.</p>
<p>Ambos tendrán un benefactor. Para Homer, Wilbur Larch, director y médico del orfelinato, que se convertirá en mentor y guía de este huérfano al que le enseñará todo lo que sabe de medicina. Pip, huérfano que vive con su hermana y su cuñado, se verá empujado fuera de su destino natural, ser herrero, al recibir una herencia de origen desconocido. Este misterioso legado le dará la oportunidad de estudiar y convertirse en el caballero que le permitirá aspirar a la mano de la bella Stella, otra huérfana también. Esta última, pupila de Miss Havisham, a quien dejaron plantada en el altar, ha educado a Stella para maltratar y humillar al género masculino. La manipulación de la infancia en su máximo apogeo, otro de los temas dickensianos por excelencia.</p>
<p>En estos dos <em>Bildungsroman</em>, tanto Pip como Homer intentarán seguir sus principios y sus convicciones. Así, cuando Pip comprende que su benefactor es Abel Magwitch, el preso al que ayudó a escapar siendo niño, intentará salvarlo de ser apresado de nuevo sin conseguirlo. Homer, por su parte, abandonará el orfelinato porque no admite los abortos que Larch practica en su clínica y evitar así un mundo lleno de huérfanos. Niños a los que nadie quiere, pero a quien devuelve su dignidad todos los días deseándoles las buenas noches como <em>Príncipes de Maine, Reyes de Nueva Inglaterra</em>.</p>
<h2>La época victoriana sin censura</h2>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/340421/original/file-20200608-176538-1qhe6o8.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/340421/original/file-20200608-176538-1qhe6o8.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/340421/original/file-20200608-176538-1qhe6o8.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/340421/original/file-20200608-176538-1qhe6o8.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/340421/original/file-20200608-176538-1qhe6o8.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/340421/original/file-20200608-176538-1qhe6o8.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/340421/original/file-20200608-176538-1qhe6o8.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/340421/original/file-20200608-176538-1qhe6o8.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Michel Faber en 2019.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Michel_Faber.jpg">Wikimedia Commons / Wandering Trad</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/4.0/">CC BY-NC-SA</a></span>
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<p>Michel Faber, escritor neerlandés afincado en Reino Unido, publicó en 2002 una novela que causó gran sensación: <em>Pétalo carmesí, flor blanca</em>. Se trata de una muy personal recreación del Londres victoriano sin obviar esos tabúes que un escritor como Dickens dejó entrever en sus obras, aunque sin nombrarlos: la prostitución, la miserable vida de la clase trabajadora, la doble vida de los caballeros victorianos, el tabú del sexo y la pujante vida comercial e industrial de la Gran Bretaña de la reina Victoria.</p>
<p>En esta novela encontramos los grandes temas de Charles Dickens sin filtro, ni censura. Por ejemplo, en el tema de la mujer, Dickens creó la mujer-niña, encarnada por Dora Spenlow, mujer de David Copperfield en la novela homónima de Dickens, incapaz de atender las mínimas obligaciones matrimoniales, y que en el libro de Faber es Agnes Rackham. Mujer educada a la manera victoriana, no soporta nada que tenga que ver con la sexualidad, lo que propiciará la aparición en la vida de su marido de la prostituta Sugar, quien desde los 13 años está metida en el negocio.</p>
<p>Se han escogido para este artículo, homenaje a este inmortal escritor a dos novelistas que han tomado como modelo a Charles Dickens, pero no son los únicos. Sarah Waters, en su neovictoriana novela <em>Afinidad</em> (1999) muestra a uno de los personajes con un libro entre las manos, <em>La pequeña Dorritt</em> de Dickens.</p>
<p>Por si quedase alguna duda de la vigencia de Dickens y su inmensa influencia en los escritores de hoy, 150 años después de su fallecimiento.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/140312/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Inés García Saillard no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Las novelas y personajes de Dickens mantienen su vigencia en la literatura en inglés de la actualidad. John Irving y Michel Faber son algunos de los autores que han dado continuidad en sus obras a temáticas del clásico victoriano.Inés García Saillard, Coordinadora Proyectos Instituto de Estudios Jurídicos Internacionales (URJC), Universidad Rey Juan CarlosLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1306472020-02-11T20:31:21Z2020-02-11T20:31:21Z¿Cómo encontrar trabajo a partir de los 50 años? Formándose<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/314801/original/file-20200211-146690-1he0io8.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=7%2C0%2C4977%2C3318&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/mature-students-learning-computer-skills-15816403"> Monkey Business Images / Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>En el tercer trimestre de 2019, en España hubo 19,87 millones de ocupados, correspondientes a <a href="https://www.ine.es/dyngs/INEbase/es/operacion.htm?c=Estadistica_C&cid=1254736176918&menu=ultiDatos&idp=1254735976595">una tasa de actividad del 58,72 %</a>. En el mismo periodo, 3,21 millones de personas de ambos sexos estaban parados, lo que correzpondía a <a href="https://www.ine.es/jaxiT3/Datos.htm?t=4084">una tasa de paro del 13,92 %</a>.</p>
<p>Desglosando los datos de la población en paro por edad, encontramos a hombres y mujeres entre 16 y 19 años (4 %); 20 y 29 años (24,6 %); 30 y 39 años (21 %); 40 y 49 años (24,2 %); 50 y 59 años (20,7 %); 60 y 69 años (5,4 %) y con 70 o más años (poco más del 0 %).</p>
<p>De todas las personas en paro en España, el 11,4 % tenía de 50 a 54 años de edad, el 9,3 % de 55 a 59, el 5,1 % de 60 a 64 y el 0,3 % de 65 a 69 años. </p>
<p>Los hombres y mujeres en paro entre los 50 y 59 años de edad fueron 666 600, un número con mucho significado simbólico. Diabólico, diríamos. Sobre todo, si pensamos que <a href="https://fundacionadecco.org/wp-content/uploads/2019/06/190619NDP-MAYORES-DE-55-A%C3%91OS-NACIONAL.pdf">encontrar trabajo después de los 50</a> puede ser muy difícil: de hecho, según la Fundación Adecco, casi el 45 % de los parados con más de 55 años puede estar más de 4 años sin encontrar un nuevo trabajo. Por lo cual, existen las prestaciones y los subsidios por el desempleo que, aunque necesarios, taponan el problema en el corto plazo, sin resolverlo.</p>
<h2>Relación entre crisis y paro</h2>
<p>¿Hay relación entre la crisis de 2008 y la discriminación de edad con el paro español, sobre todo después de los 50? Tal vez. Sin embargo, si bien es verdad que las condiciones del mercado laboral en España y en otros países europeos empeoraron de manera considerable a partir de 2008, también es cierto que dos factores ya tenían impacto negativo sobre el empleo en España antes de la crisis: la falta de flexibilidad laboral y la brecha entre demanda y oferta de trabajo. </p>
<p>En el largo plazo es necesaria la adopción de un nuevo modelo competitivo que ponga soluciones a estos dos problemas estructurales que ya teníamos antes de la crisis financiera de 2008.</p>
<p>El primer problema por resolver es la rigidez laboral. Como recuerda en su libro <a href="https://www.marcialpons.es/libros/top-class-competitors/9780470025697/">Stephane Garelli</a>, profesor del IMD de Lausana, el mercado laboral de Europa continental es rígido frente a otros mercados laborales como el de Estados Unidos. Por ejemplo, ya antes de 2008, en Europa el 45 % de las personas en paro tardaba más de un año en encontrar un nuevo trabajo, mientras que en Estados Unidos se requerían tan solo seis semanas. </p>
<h2>Solución a la rigidez laboral</h2>
<p>En los últimos dos siglos, los países más competitivos han encontrado con éxito una solución a la rigidez laboral que en cierta medida podría ser introducida también en España, es decir, la adopción del modelo de competitividad anglosajón, flexible, internacional e innovador en las relaciones y el derecho laborales.</p>
<p>Por otro lado, otro problema está relacionado con la formación. Según los <a href="https://research.udemy.com/wp-content/uploads/2019/01/Udemy-Espan%CC%83a.pdf">Informes de Carencias en Capacidades de Udemy</a>, cada vez más los españoles han ido creyendo que existen unas carencias en las capacidades de los demandantes de empleo frente a la oferta de trabajo por los empleadores. Por estas razones, recuerda Garelli, ya en 2004, antes de la crisis global, la economía española empleaba solamente al 40 % de la población, frente al 47 % en Estados Unidos y al 57 % en Suiza, con tasas de desempleo del 11 % en España, del 4,4 % en Suiza y del 5,5 % en Estados Unidos. </p>
<p>En 2018, el 73 % de los españoles encuestados por Udemy pensaba que sí había carencias en España y el 62 % creía que éstas le afectaban negativamente a la hora de encontrar trabajo. Los mismos porcentajes, por ejemplo, fueron respectivamente del 79 % y 70 % en Portugal y del 93 % y 49 % en Francia.</p>
<p>¿En que sectores pueden trabajar los parados en España? Según las últimas <a href="https://www.sepe.es/HomeSepe/que-es-el-sepe/observatorio.html">encuestas del Observatorio de las Ocupaciones del Servicio Público de Empleo Estatal</a>, en diciembre de 2019 el número de personas no ocupadas y demandantes empleo (DENOS) alcanzó los 3,39 millones de personas. Cabe destacar que la mayoría de estas personas tiene más de 45 años. Importante es el hecho de que el 68,15 % del total de los demandantes (2,31 millones) tiene capacidades en el sector de los servicios. El resto de los datos por sector indica que casi 200 000 personas llegan de la agricultura y alrededor de 900 000 llegan de manera uniforme de la industria, de la construcción o no han tenido empleo previo.</p>
<h2>Sin terminar la enseñanza secundaria</h2>
<p>Según el INE, <a href="https://www.ine.es/jaxiT3/Datos.htm?t=24031">solo 1,67 millones de parados en 2018 habían finalizado la enseñanza secundaria superior</a> y, entre ellos, los de 55 años y más eran tan solo 183 700, educados sobre todo en la formación general, los negocios, la administración y el derecho, y en formación técnica como mecánica y electrónica. Destaca que la población española adulta resulta ser entre <a href="https://www.fedea.net/nsaw/descargas/NSAW02es.pdf">las menos formadas en Europa</a>.</p>
<p>La carencia de formación podría explicar el paro, sobre todo entre los mayores de 50, en un mundo cada vez más integrado que está viviendo la <a href="https://www.weforum.org/focus/fourth-industrial-revolution">Cuarta Revolución Industrial</a>, caracterizada por nuevas tecnologías físicas, digitales y biológicas. Varios trabajos <a href="https://ideas.repec.org/a/etc/journl/y2019i20p106-118.html">han sido relegados a cambios sustanciales en diferentes industrias</a> debido a los avances en la tecnología de la información y en las innovaciones robóticas: la inteligencia artificial, la edición de genomas, la realidad aumentada, la robótica y la imprenta 3D, más que los servicios y la industria tradicionales, están cambiando los entornos económicos y sociales.</p>
<p>Para que aumenten la flexibilidad laboral y la empleabilidad de los españoles es necesaria una política educativa de largo plazo que conduzca a España hacia la nueva Revolución Industrial. Para que los españoles más jóvenes encuentren trabajo a los 50 o más es necesaria mucha más formación en ciencias, tecnología e idiomas.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/130647/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Andrea Carrera no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Los datos evidencian que las personas mayores de 50 años tienen más dificultades para encontrar empleo que las jóvenes. Todo apunta a que el motivo es la falta de formación para desarrollar los nuevos trabajos que requieren de habilidades de las que este grupo de edad carece.Andrea Carrera, Profesor de Economía e Historia Económica, Universidad NebrijaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.