Vivir sin hogar es incompatible con la integración social. Los datos sobre el número de personas sin techo que hay en España se remontan a 2012 y las políticas sociales no son fructíferas. Un estudio hecho en Murcia y Cartagena muestra que esta población es heterogénea, de elevada movilidad y con mayoría de hombres.
Los poderes públicos deben centrar sus esfuerzos en desarrollar políticas que mitiguen los altos índices de pobreza en España y que aumentarán tras la pandemia de la COVID-19.
Mientras que en España y en sus países vecinos la exclusión social aumenta, en Finlandia disminuye. ¿Dónde está la clave de su éxito? La receta es apostar por políticas públicas y por una actuación temprana.