tag:theconversation.com,2011:/us/topics/solidaridad-84796/articlessolidaridad – The Conversation2023-01-10T18:29:05Ztag:theconversation.com,2011:article/1965202023-01-10T18:29:05Z2023-01-10T18:29:05ZCuál es la responsabilidad ética y social de los docentes y cómo transmitirla en el aula<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/502693/original/file-20221228-73923-rcybeu.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=10%2C5%2C3481%2C2512&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/pair-smiling-teachers-classroom-188756327">Shutterstock / Franck Boston</a></span></figcaption></figure><p>La pandemia ha socavado sueños posiblemente prósperos e incluso ha puesto punto y final a historias que no han tenido oportunidad de comenzar. La pobreza, las injusticias y las desigualdades han aumentado. </p>
<p>Ante esta situación, como humanidad, debemos seguir el horizonte ético propuesto en la <a href="https://www.un.org/sustainabledevelopment/es/development-agenda/">Agenda 2030</a> para el Desarrollo Sostenible. En él se definen 17 objetivos y 169 metas que nos desafían a mejorar nuestro mundo desde el prisma económico, ecológico y social.</p>
<p>La clave para afrontar el reto de mejorar el planeta está en sensibilizar a la humanidad en su conjunto. Transferir este compromiso a las nuevas generaciones es uno de los retos del siglo XXI. </p>
<p>Para hacerlo, la educación debe apoyarse en cuatro pilares básicos, tal y como figuran en el informe de la UNESCO de 1996 <a href="https://unesdoc.unesco.org/ark:/48223/pf0000109590_spa"><em>La educación encierra un tesoro</em></a>:</p>
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<li><p><strong>Aprender a conocer</strong>: descubriendo y comprendiendo cada detalle del mundo al que pertenecemos.</p></li>
<li><p><strong>Aprender a hacer</strong>: adquiriendo conocimientos y habilidades, que permitan al sujeto actuar desde los propios recursos técnicos, procedimentales y metodológicos. </p></li>
<li><p><strong>Aprender a ser</strong>: desarrollando un pensamiento crítico que proporcione autonomía personal y una ciudadanía activa.</p></li>
<li><p><strong>Aprender a vivir juntos</strong>: conviviendo en una cultura basada en el respeto hacia los derechos de los demás, así como al propio planeta.</p></li>
</ol>
<h2>Educación en valores, más allá de la teoría</h2>
<p>En este marco contextual, el aprendizaje de valores y el correspondiente rechazo hacia los antivalores debe ser un eje prioritario en los procesos educativos y no quedarse en <a href="https://theconversation.com/los-valores-en-la-escuela-una-ensenanza-que-no-deberia-ser-secundaria-ni-transversal-166427">mero planteamientos teórico</a> socavado por el peso de los elementos curriculares.</p>
<p>La educación en valores constituye nuestra principal herramienta para transmitir dicha ética social. No sólo desde la familia, como base de la sociedad, sino desde el propio sistema educativo. </p>
<h2>El papel del docente</h2>
<p>El papel del personal docente es necesario para ayudar al individuo a desarrollarse como persona (aprender a ser) y aprender vivir en sociedad (aprender a convivir).</p>
<p>Durante la jornada escolar, estos profesionales deben animar a cada estudiante a discernir entre valores personales, sociales y morales. E incluso ayudarles a comprender cómo poder llevarlos a la práctica.</p>
<p>La sinergia pedagógica generada entre profesorado y alumnado va a permitir el crecimiento de este último, favoreciendo su capacidad para tomar decisiones y fomentando la integración en la sociedad con respeto a las diferencias individuales. </p>
<p>Ahora bien, ¿qué competencias deben poner en práctica y transmitir en el aula?</p>
<h2>Competencias clave</h2>
<p>El camino para aumentar la conciencia ética está vinculado a las siguientes competencias que guían la práctica docente. </p>
<ol>
<li><p><strong>Competencias personales y sociales.</strong> El trato cercano con el alumnado supone una oportunidad de aprendizaje. Aprendizajes como la gestión de las relaciones de un modo constructivo y empático. Además de fomentar habilidades, conocimientos y experiencias que permitan el desarrollo integral de los sujetos. </p></li>
<li><p><strong>Competencias culturales.</strong> El respeto hacia las diferentes culturas o etnias existentes en el aula es primordial. Esta postura supone un andamiaje educativo que permitirá el acercamiento sociocultural entre iguales desde la inclusión. </p></li>
<li><p><strong>Competencias emocionales.</strong> El conflicto es inherente al ser humano, por tanto, se debe transmitir su gestión pacífica. Y generar, además, nuevas formas de colaboración entre el alumnado que no termina de entenderse. Sin obviar la importancia de facilitar herramientas para la propia regulación emocional con autonomía en estas situaciones. </p></li>
<li><p><strong>Competencias éticas.</strong> La igualdad y el respeto hacia los demás, la solidaridad frente a la vulnerabilidad, deben ser guías de la práctica docente. Aprovechar la enseñanza como espacio de reflexión crítica para poder desarrollar un compromiso por la justicia social.</p></li>
</ol>
<h2>Iniciativas y aprendizaje servicio</h2>
<p>Por suerte, ya existen evidentes signos de que el profesorado avanza en esta gran labor. Dentro del marco de los objetivos de desarrollo sostenible, encontramos los <a href="https://theconversation.com/la-declaracion-de-canarias-el-aprendizaje-servicio-y-la-universidad-del-futuro-173856">frutos</a> de numerosas iniciativas de <a href="https://www.aprendizajeservicio.net/objetivos-de-desarrollo-sostenible-y-aps/">aprendizaje servicio</a>. </p>
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Leer más:
<a href="https://theconversation.com/aprender-a-ensenar-ensenando-la-formacion-activa-del-espanol-como-lengua-extranjera-183011">Aprender a enseñar enseñando: la formación activa del español como lengua extranjera</a>
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<p>Concretamente, desde la Red Española de Aprendizaje-Servicio se han recopilado <a href="https://www.miteco.gob.es/es/ceneam/recursos/materiales/100-buenas-practicas-aprendizaje-servicio.aspx">100 buenas prácticas</a> al respecto, recogiendo experiencias desarrolladas por 300 centros educativos además de 430 entidades sociales. Buenas prácticas que tienen como protagonistas a pequeños desde los 3 años hasta adultos mayores de 18 años.</p>
<p>Es un ejemplo de ello la experiencia desarrollada por el <a href="https://www.youtube.com/watch?v=fOjvyLdmQjU&t=42s&ab_channel=UNICEF%23educaDerechos">Centro de Educación Infantil y Primaria Malala (Sevilla)</a>, denominada <em>“tribu Malala”</em>. O el proyecto <a href="https://www.zerbikas.es/wp-content/uploads/2015/07/60.pdf"><em>“cuidemos a los abuelos”</em></a>, llevado a cabo por estudiantes de enfermería, quienes visibilizan la importancia de la atención domiciliaria a los mayores dependientes. </p>
<p>El desarrollo de habilidades comunicativas entre generaciones, así como los valores de empatía y respeto, son algunos de los numerosos beneficios de este tipo de experiencias.</p>
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Leer más:
<a href="https://theconversation.com/las-ventajas-de-aprender-musica-tocando-para-otros-182460">Las ventajas de aprender música tocando para otros</a>
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<p>La responsabilidad ética y social es compleja. Aunque, gracias a numerosos esfuerzos, existan iniciativas para mejorar nuestra sociedad, aún continúa siendo un gran camino por recorrer.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/196520/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>María Auxiliadora Ordoñez Jiménez no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>La responsabilidad social y ética de cada ciudadano es algo que se inculca desde la infancia, y en su desarrollo tienen mucho que aportar los docentes.María Auxiliadora Ordoñez Jiménez, Profesora en el Grado de Pedagogía, Universidad de SevillaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1830112022-06-09T17:55:13Z2022-06-09T17:55:13ZAprender a enseñar enseñando: la formación activa del español como lengua extranjera<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/465953/original/file-20220530-14-cpgnk0.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=13%2C0%2C4482%2C3599&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/african-american-college-student-face-mask-1802701459">Shutterstock / Drazen Zigic</a></span></figcaption></figure><p>La mayor parte de las personas que estudian hoy español en España son inmigrantes y refugiados. Este es el caso de Aaminah, refugiada siria que llegó a Madrid hace un año junto a su familia y que recibe clases de español como lengua extranjera en el centro cultural de su barrio. Como ella, miles de inmigrantes acuden a clase para mejorar su español, integrarse en la comunidad y tener mejores oportunidades laborales.</p>
<p>Así pues, el perfil del aprendiz de español en España está cambiando. Según datos del <a href="https://cvc.cervantes.es/ensenanza/biblioteca_ele/inmigracion/documentos/informe.htm">Instituto Cervantes</a>, la población migrante que no tiene el español como lengua nativa está creciendo y urge integrar la enseñanza de la lengua en el marco de una política global de atención a la población inmigrante en España. </p>
<p>Lo anterior nos lleva a creer que el futuro profesor de español debe recibir, ahora más que nunca, formación específica en la enseñanza a estos colectivos, como también sugiere el Instituto Cervantes. Dicha instrucción deberá, además, poner énfasis en el tratamiento de la <a href="https://cvc.cervantes.es/ensenanza/biblioteca_ele/diccio_ele/diccionario/activestrategmediacion.htm">mediación</a>, la <a href="https://cvc.cervantes.es/ensenanza/biblioteca_ele/diccio_ele/diccionario/varafec.htm">afectividad</a> y la <a href="https://cvc.cervantes.es/ensenanza/biblioteca_ele/diccio_ele/diccionario/compintercult.htm">competencia intercultural</a>. </p>
<p>No olvidemos que la sociedad actual no es la de hace 30 años y que, en nuestros días, demanda formar a ciudadanos responsables, comprometidos y capaces de aportar sus conocimientos a la comunidad de forma directa e inmediata. </p>
<h2>Un caso concreto</h2>
<p>Para fomentar la responsabilidad social, la formación experiencial y el servicio a la comunidad en la formación de los futuros profesores, la <a href="https://formaciondocente.uam.es/course/1532">Universidad Autónoma de Madrid</a> (UAM) incluye metodologías experienciales de aprendizaje–servicio (ApS) en sus titulaciones oficiales. </p>
<p>De ese modo, cumple con lo establecido por el <a href="https://www.boe.es/buscar/act.php?id=BOE-A-2010-20147">Real Decreto 1791/2010</a>, del 30 de diciembre, así como por la <a href="https://www.ehu.eus/es/-/20141030_crue_sostenibilidad">Comisión Sectorial de Calidad, Desarrollo Sostenible y Prevención de Riesgos de la CRUE de octubre de 2014</a> y por la <a href="https://www.boe.es/diario_boe/txt.php?id=BOE-A-2017-10818">Resolución del 11 de septiembre de 2017 de la Secretaría General Técnica</a>.</p>
<p>El objetivo es relacionar los objetivos de aprendizaje con el servicio a la comunidad. Es decir, poner en acción <a href="https://www.scielo.sa.cr/pdf/aie/v18n3/1409-4703-aie-18-03-494.pdf">“los saberes que conforman las competencias (conocimientos, habilidades, actitudes y valores) con el propósito de dar respuestas a necesidades sentidas por la comunidad”</a>. </p>
<p>Hasta el momento, el aprendizaje–servicio ha tenido un <a href="https://biblioguias.uam.es/c.php?g=692311&p=4993911">gran impacto</a> en la formación de los estudiantes de la UAM. Y ha permitido cumplir con el llamamiento para devolver a la sociedad una parte importante de lo que recibimos de ella. </p>
<h2>Detectar necesidades y actuar</h2>
<p>En el ámbito de la enseñanza de español como lengua Extranjera (ELE), desde el <a href="https://www.uam.es/FyL/M.U-Lengua-Espa%C3%B1ola/1446763607697.htm?language=es">Máster de Lengua Española: Investigación y Prácticas Profesionales</a>, hemos enfocado nuestros esfuerzos en formar a los futuros profesores de ELE en la reflexión, la responsabilidad social y la observación del entorno. Todo ello con el objetivo de detectar las necesidades comunitarias relacionadas con la enseñanza de español como segunda lengua y así actuar. </p>
<p>Como resultado, ha surgido el proyecto de innovación docente <a href="https://www.comun-es.com/comparte/otro/del-aula-a-la-sociedad-formacin-de-profesores-para-la-enseanza-de-espaol-a-inmigrantes-y-refugiados">“Del aula a la sociedad: formación de profesores para la enseñanza de español a inmigrantes y refugiados”</a>. Este proyecto aplica la metodología del aprendizaje–servicio para formar a los estudiantes en la enseñanza de español a inmigrantes y refugiados. Y propone el siguiente plan de actuación durante todo el curso académico: </p>
<ol>
<li><p>Presentación de contenidos relacionados con la programación y diseño de secuencias didácticas destinadas a los colectivos migrantes. </p></li>
<li><p>Realización de prácticas curriculares en las <a href="https://ongrescate.org/#">oenegés</a> con las que tenemos convenio. </p></li>
<li><p>Elaboración de trabajos finales de asignatura y de fin de máster que aporten nuevas vías de enseñanza a estos colectivos o mejoren los sistemas actuales de aprendizaje. </p></li>
</ol>
<h2>Aplicaciones prácticas</h2>
<p>Los estudiantes que deciden participar en el proyecto deben desarrollar y aplicar los conocimientos teóricos adquiridos en las asignaturas del máster y en los seminarios especializados en todas estas acciones que realicen. Todo ello con el objetivo de prestar servicio a varios grupos de inmigrantes y refugiados de la zona norte de Madrid. </p>
<p>Los resultados de la intervención están siendo muy positivos. Por una parte, se aprecia un mejor aprendizaje en nuestros estudiantes. Y, por otro, ha aumentado su grado de satisfacción. También han notado cambios efectivos los aprendices de español que han recibido el servicio. </p>
<h2>Mejores resultados y más satisfacción</h2>
<p>Las encuestas de satisfacción de nuestros estudiantes mejoran sus puntuaciones respecto a cursos anteriores en relación con el plan de estudios, las asignaturas implicadas, los profesores y las prácticas. Y los resultados académicos también mejoran tanto en lo que respecta a la tasa de éxito (superación de la asignatura), la tasa de rendimiento (calificaciones recibidas) y la tasa de graduación (culminación de los estudios). </p>
<p>Todo ello nos lleva a pensar, coincidiendo con lo expresado por los alumnos en sus encuestas, que este tipo de formación activa y experiencial da sentido y utilidad al aprendizaje. Y que la alta aplicabilidad de los conocimientos (con trabajos teóricos y prácticas curriculares) permite a nuestros alumnos finalizar los estudios con la sensación de haber recibido una <a href="https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=6581958">formación integral</a>.</p>
<h2>Todos ganan</h2>
<p>Los estudiantes inmigrantes destacan que la participación de los alumnos en sus clases proporciona una mayor variedad de contenidos, actividades y dinámicas. Así como más figuras docentes en el aula a las que consultar y una atención más individualizada hacia ellos. </p>
<p>Nuestros estudiantes de máster, por su parte, resaltan el alto nivel de aprendizaje que obtienen al participar activamente en las clases. También les resulta enriquecedora la preparación de contenidos y el diseño de nuevas propuestas metodológicas. Todo ello ha repercutido en una mayor motivación e interés por seguir desarrollándose como profesores de ELE. </p>
<h2>Repercusiones duraderas</h2>
<p>Esta iniciativa está derivando, asimismo, en otras acciones muy positivas. Por ejemplo, se ha creado un grupo de voluntarios de la UAM, que continúa colaborando como profesores en las oenegés tras finalizar sus prácticas. Y también se ha generado un “efecto llamada” hacia nuestros estudios de posgrado. Principalmente, como consecuencia del interés que despiertan nuestros estudios entre los lingüistas. </p>
<p>La conclusión principal que extraemos de esta experiencia es que los estudios universitarios en general, y los de la enseñanza de ELE en particular, deben ofrecer a los estudiantes una formación activa y experiencial. Esta deberá asegurarse de que aplica los saberes adquiridos en la universidad durante todo su periodo formativo a modo de servicio social.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/183011/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Beatriz Méndez Guerrero no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Hacer prácticas y al mismo tiempo ofrecer un valioso servicio a la comunidad: el aprendizaje - servicio cobra especial sentido en el máster de lengua española de la UAM.Beatriz Méndez Guerrero, Profesora de Lengua Española, Universidad Autónoma de MadridLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1843442022-06-06T16:52:05Z2022-06-06T16:52:05ZClínicas jurídicas, motores de cambio y compromiso en los estudios de Derecho: el caso de Ucrania<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/466831/original/file-20220602-18-o64llo.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=28%2C9%2C6202%2C4128&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Detalle de una manifestación de apoyo a Ucrania en Tarragona en abril de 2022.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/tarragona-spain-april-10-2022-father-2162375613">Shutterstock / vfhnb12</a></span></figcaption></figure><p>Han pasado tres larguísimos meses desde que comenzó la guerra en Ucrania. Cuando el 24 de febrero Rusia decidió invadir Ucrania, ya sabíamos que el alto coste en vidas humanas iba a ser irreparable. </p>
<p>También intuíamos, y ya estamos comprobando, lo que esta vulneración del Derecho Internacional iba a conllevar. A todos los niveles. Podríamos resumirlo con dos palabras: más pobreza. Que sufrirán más, como suele, los más vulnerables. Ya se está notando, por ejemplo, en la feroz <a href="https://elpais.com/internacional/2022-05-18/la-hambruna-amenaza-con-matar-a-una-persona-cada-48-segundo-en-el-cuerno-de-africa-segun-ong.html">hambruna</a> que se padece en el cuerno de África.</p>
<p>Cuando la guerra comenzó, todos sentíamos la necesidad de hacer algo. Y, en concreto, en el contexto de la red universitaria española de clínicas jurídicas, lanzamos la pregunta: qué podíamos hacer para ayudar en esta terrible situación. </p>
<p>Se trataba de poner en común la impotencia que sentíamos, para transformarla, de forma compartida, en algo que nos sirviera también como aprendizaje. </p>
<h2>Recibir a los desplazados</h2>
<p>Así, primero consensuamos una <a href="https://clinicas-juridicas.blogspot.com/2022/03/declaracion-clinicas-juridicas.html">declaración</a> de repulsa ante la invasión, y a continuación nos organizamos para recibir de la mejor manera a la población desplazada que llegara a nuestro país. </p>
<p>Como el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones fue diligente en elaborar una guía de trámites para la documentación inicial, nosotros decidimos fijarnos en los trámites que había que llevar a cabo para la escolarización de menores, para la asistencia sanitaria y para el acceso al trabajo. </p>
<p>También pusimos especial énfasis en aclarar la situación legal de los menores que llegaban solos a nuestro país.</p>
<p>El resultado de nuestro trabajo ha sido una <a href="https://clinicajuridica.usal.es/accion-red-por-ucrania/">Guía de Trámites y Recursos Para la Población Desplazada por la Guerra en Ucrania</a>, que presentaremos el próximo 4 de julio en la Universidad de Salamanca.</p>
<h2>Dieciocho clínicas, 98 estudiantes</h2>
<figure class="align-right zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/466783/original/file-20220602-183-jl6nc5.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/466783/original/file-20220602-183-jl6nc5.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/466783/original/file-20220602-183-jl6nc5.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=162&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/466783/original/file-20220602-183-jl6nc5.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=162&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/466783/original/file-20220602-183-jl6nc5.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=162&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/466783/original/file-20220602-183-jl6nc5.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=204&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/466783/original/file-20220602-183-jl6nc5.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=204&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/466783/original/file-20220602-183-jl6nc5.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=204&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption"></span>
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</figure>
<p>Somos conscientes de lo limitado de nuestra aportación, pero que 98 estudiantes de 18 clínicas jurídicas, acompañados por 38 tutores, hayan trabajado durante este tiempo en facilitar el acceso a los trámites que conlleva el ejercicio de estos derechos para la población desplazada por el conflicto, consideramos que ha aportado valor a la formación de nuestros estudiantes, profundizando en el compromiso social de la universidad. </p>
<p>Y esperamos también que haya resultado útil a quienes hayan necesitado información sobre estas cuestiones.</p>
<p>A la postre, hemos vuelto a comprobar que somos capaces de afrontar de forma coordinada trabajos importantes, que de otra manera no podríamos realizar. </p>
<h2>Juntos, más lejos</h2>
<p>Ya lo comprobamos con otra <a href="https://clinicas-juridicas.blogspot.com/2021/02/guia-juridica-basica-frente-la-covid-19.html">acción colegiada</a> que llevamos a cabo durante la pandemia. Juntos somos capaces de llegar más lejos. </p>
<p>El movimiento de clínicas jurídicas ha arraigado con fuerza en el espacio universitario español. Que seamos más de 26 clínicas las que estamos presentes en las facultades de Derecho de nuestro país anima a pensar que la enseñanza del Derecho ha dejado de ser estática para convertirse en verdadero motor de cambio. De cambio comprometido con la justicia social.</p>
<h2>Motor de cambio y compromiso</h2>
<p>Las <a href="https://drive.google.com/file/d/1EFZW9iR9PWQijvhVtRix5mni6WBPO0qK/view?usp=sharing">clínicas jurídicas</a> son espacios de <a href="https://www.apsuniversitario.org/wp-content/uploads/2021/10/DECLARACIO%CC%81N-DE-CANARIAS-sobre-APS_U_v1-1.pdf">aprendizaje–servicio </a> en los que el alumnado implicado pone en práctica los conocimientos adquiridos a lo largo de los estudios de grado. </p>
<p>Lo hace mediante la realización de unas prácticas integradas en las que actúan como si fueran “profesionales”, estudiando y resolviendo asuntos prácticos reales planteados por organizaciones no gubernamentales y entidades del tercer sector, bajo la coordinación y supervisión del personal docente de universidades y profesionales de diversos ámbitos. </p>
<p>Con esta metodología se consigue, por un lado, trabajar las competencias y habilidades que debe tener todo profesional del Derecho, enfrentándose a los dilemas éticos que pueden surgir en el ejercicio profesional y a los problemas de la realidad social, especialmente de los colectivos más desfavorecidos o en situación de vulnerabilidad. </p>
<p>Por otro lado, se logra formar a juristas más comprometidos socialmente y sensibilizados ante las desigualdades y en la lucha contra la injusticia, es decir, con una mayor conciencia social, desempeñando así la función social que toda universidad pública debe cumplir.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/184344/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Antonia Durán Ayago no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Las clínicas jurídicas facilitan el ejercicio de sus derechos a las personas desplazadas por la guerra en Ucrania. De forma coordinada han elaborado una guía de trámites por Comunidades Autónomas.Antonia Durán Ayago, Profesora Titular de Derecho Internacional Privado, Universidad de SalamancaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1783482022-03-10T17:04:40Z2022-03-10T17:04:40Z¿Por qué hay guerras? ¿Somos una especie violenta por naturaleza?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/451334/original/file-20220310-23-19spmwz.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&rect=1%2C1%2C1166%2C765&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.president.gov.ua/en/photos/vidkritij-list-oleni-zelenskoyi-do-predstavnikiv-svitovih-zm-4469">The Presidential Office of Ukraine / Fabio Bucciarelli</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0/">CC BY-SA</a></span></figcaption></figure><p>Los conflictos parecen ser inherentes a la condición humana. Solo tenemos que echar una mirada a nuestro alrededor: en estos momentos –mediados de marzo de 2022–, según la <a href="https://www.esglobal.org/autor/fride/">Fundación para las Relaciones Internacionales y el Diálogo Exterior</a>, hay al menos once guerras declaradas, sin contar con otros conflictos armados latentes en diversas partes del mundo. </p>
<p>Esto podría hacer pensar que la especie humana es especialmente violenta. ¿Es eso cierto? Porque, al mismo tiempo que se producen auténticas atrocidades, incluidos ataques premeditados contra la población civil, también vemos constantemente muestras de solidaridad y compasión excepcionales. ¿Es compatible?</p>
<h2>Competir es inherente a todos los seres vivos, la violencia no</h2>
<p>En los estudios que se realizan sobre el comportamiento humano, el <a href="http://journal-of-conflictology.uoc.edu/joc/ca/index.php/journal-of-conflictology/article/download/vol1iss2-bueno/974-1376-1-PB.pdf">conflicto</a> se define como una lucha o competencia entre individuos o entre grupos de individuos. La competencia sí es inherente a todos los seres vivos: competimos por los recursos, especialmente cuando estos son limitados. Esta competencia puede conllevar la manifestación de comportamientos agresivos y de violencia, aunque esto último, como vamos a ver, no es estrictamente necesario. </p>
<p>Y tal vez sea aquí donde se encuentre el quid de la cuestión. Porque si bien la competencia es inherente a la vida, también lo es la <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC7137181/">cooperación</a>.</p>
<p>En cuanto a la <a href="https://www.pnas.org/doi/10.1073/pnas.1713611115">agresividad</a>, es un rasgo de conducta presente en la mayoría de especies animales, incluidas las personas. Se genera a partir de algunas respuestas emocionales, básicamente las centradas en el miedo y la ira. Que no son sinónimos.</p>
<p>El <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Miedo">miedo</a> es la emoción que nos impulsa a huir o a escondernos ante una amenaza, mientras que la <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Ira">ira</a> nos conmina a luchar ante las supuestas amenazas, no como una manifestación de violencia sino como simple mecanismo de autoprotección. Sobre todo cuando percibimos que la huida no es una opción posible o aceptable</p>
<h2>Distinguir entre violencia y agresividad</h2>
<p>Violencia y agresividad no son palabras sinónimas. La <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC4176893/">violencia</a> se nutre de los comportamientos agresivos, pero va mucho más allá: los mezcla con condicionantes sociales y grupales. En este sentido, una de las fuerzas más poderosas de movilización individual y colectiva es la ideológica. </p>
<p>Las <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC4122242/">muestras de identidad</a>, como pueden ser las banderas y los himnos nacionales, activan la producción de <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Oxitocina">oxitocina</a> en el cerebro. Es una neurohormona que, entre otras muchas funciones, facilita la socialización. Pero también establece la base del <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC3029708/">grupalismo</a>. </p>
<p>Es un tema complejo, en el que debemos ser muy cautos. No se trata en ningún caso de buscar “buenos” y “malos”, sino de comprender por qué a veces actuamos como lo hacemos, explicar los comportamientos humanos no para justificarlos sino para contribuir a la prevención de los conflictos o, como mínimo, a la resolución dialogada de los mismos, alejada del uso de la fuerza.</p>
<h2>El grupalismo y la doble moral</h2>
<p>Profundicemos en el grupalismo, en la base de muchos conflictos. Evolutivamente, la especie humana se ha adaptado para la vida en grupos, o tribus, y el cerebro responde a ello de una manera muy peculiar. Ya desde el nacimiento, de forma <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC6603082/">instintiva</a>, aprende a diferenciar “los propios”, las personas de su mismo grupo, de “los otros”, las personas de otros grupos, e inmediatamente empieza a establecer una regla de doble moral.</p>
<p>Diversos <a href="https://journals.sagepub.com/doi/abs/10.1177/0963721419862289">estudios</a> han demostrado que, en adultos, a los pocos días de incorporarse por primera vez un grupo recién formado cuyos miembros no se conocían entre sí con anterioridad, uno empieza a percibir a sus compañeros como más honestos, fiables, inteligentes, trabajadores, simpáticos e incluso guapos que a los miembros de otros grupos. Aunque ni a unos ni a otros los conocía de nada previamente. La mente grupal ha entrado en acción.</p>
<p>A partir de estas diferencias, la manipulación resulta fácil. Es suficiente con incrementar la percepción de deshonestidad o de cualquier otro aspecto negativo de los miembros de otro grupo para que se inicien rivalidades innecesarias, que pueden llevar al conflicto. </p>
<p>Además, cuando esta percepción negativa es suficientemente intensa, se puede incluso llegar a <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/27562010/">cosificar</a> a las personas del otro grupo. Es decir, a dejar de considerar a las personas de un grupo supuestamente rival como seres humanos, lo que facilita la barbarie a la que muchos conflictos bélicos nos tienen tristemente acostumbrados.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/451335/original/file-20220310-23-12qkb32.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/451335/original/file-20220310-23-12qkb32.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/451335/original/file-20220310-23-12qkb32.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/451335/original/file-20220310-23-12qkb32.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/451335/original/file-20220310-23-12qkb32.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/451335/original/file-20220310-23-12qkb32.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/451335/original/file-20220310-23-12qkb32.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/451335/original/file-20220310-23-12qkb32.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Personas refugiadas en el metro de Kiev el 3 de marzo de 2022. Foto: Oleksandr Ratushnyak, UNDP Ukraine.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.flickr.com/photos/undpukraine/51915500883/in/album-72177720297092326/">Flikr / UNDP Ukraine</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-nd/4.0/">CC BY-ND</a></span>
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</figure>
<h2>Líderes con patologías mentales</h2>
<p>A todo ello hay que sumar la posibilidad de que existan patologías mentales en algunos líderes que contribuyan a impulsar a sus conciudadanos a la guerra. Un <a href="https://journals-lww-com.sire.ub.edu/jonmd/Fulltext/2006/01000/Mental_Illness_In_U_S__Presidents_Between_1776_and.9.aspx">estudio</a> publicado en 2006 demostró que el 49% de los presidentes estadounidenses que habían ejercido su mandato entre 1776 y 1974 presentaban síntomas de padecer algún tipo de trastorno mental, entre los que se incluían depresión, ansiedad, trastorno bipolar y abuso de sustancias tóxicas, principalmente alcohol. </p>
<p>Todo ello sin contar con el denominado <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC4952940/">síndrome de Hubris</a>, o de la arrogancia, que se desarrolla en un número significativo de personas que ejercen cargos de poder (político, económico, científico, cultural, etcétera). Y se caracteriza por una ambición sin límites y un comportamiento temerario e insolente.</p>
<p>Volvamos a la agresividad. Como se ha dicho, forma parte de nuestra naturaleza humana como mecanismo de autoprotección ante posibles amenazas. Pero la violencia es perfectamente evitable, a través de la humanización social y <a href="http://www.edicions.ub.edu/ficha.aspx?cod=08102">educativa</a> de “los otros”. </p>
<p>Esto explica también las increíbles muestras de solidaridad que generan los conflictos. Eso sí, es una solidaridad que se produce de forma mucho más fácil con aquellas personas que, dentro del conflicto, consideramos como más de “los nuestros”. El cerebro grupal siempre está en acción, por lo que es crucial mantener un clima social de diálogo para evitar los conflictos o solucionarlos cuando se empiezan a producir, sin llegar a males mayores.</p>
<p>Todo ello pasa, como se ha dicho, por las experiencias sociales y, muy especialmente, por las <a href="https://link.springer.com/article/10.1007/s11125-019-09445-1">vivencias educativas</a>. </p>
<p>La educación influye en las conexiones que se establecen en el cerebro. Por consiguiente, una educación que favorezca el diálogo y la reflexión entre opiniones diversas facilitaría la resolución pacífica de los conflictos. Y también todo lo contrario si la educación se dedica a explotar las diferencias y la competitividad desmesurada.</p>
<p>Somos, en definitiva, una especie agresiva y al mismo tiempo solidaria y compasiva. Pero que puede convertirse en violenta según como sean los condicionantes sociales en que nos formamos como personas.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/178348/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>David Bueno i Torrens no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>En estos momentos hay al menos 11 guerras declaradas en el mundo, sin contar otros conflictos armados latentes. ¿Significa que somos una especie especialmente violenta? Porque, al mismo tiempo que se producen auténticas atrocidades, también vemos constantemente muestras de solidaridad.David Bueno i Torrens, Profesor e investigador de la Sección de Genética Biomédica, Evolutiva y del Desarrollo. Director de la Cátedra de Neuroeducación UB-EDU1ST., Universitat de BarcelonaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1787382022-03-08T20:21:56Z2022-03-08T20:21:56ZLa respuesta europea a los refugiados ucranianos, ¿una excepción?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/450752/original/file-20220308-23-1bpv6yk.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C1198%2C673&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Policías eslovacos ayudan a las personas que huyen del conflicto en Ucrania a su llegada al paso fronterizo de Vysné Nemecke.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://media.unhcr.org/asset-management/2CZ9LO69IE3D?WS=SearchResults">UNHCR/Zoran Stevanovic</a></span></figcaption></figure><p>Europa asiste ahora a lo que muy probablemente sea el mayor éxodo de refugiados desde el final de la II Guerra Mundial: <a href="https://data2.unhcr.org/en/situations/ukraine">más de dos millones de personas en apenas doce días</a>. </p>
<p>De momento, en lo que respecta a la acogida de los ucranianos que huyen de los horrores provocados por la invasión rusa, la respuesta europea está a la altura del desafío. Nada que reprochar, sino todo lo contrario. Pero esta primera reacción, que esperemos que se sostenga en el tiempo, no nos debe hacer olvidar otras experiencias no tan positivas.</p>
<p>La impresionante ola de solidaridad que se registra ante la llegada de ucranianos a distintos países de la Unión Europea y, en particular, a Polonia, pero también, entre otros, a Rumanía, Eslovaquia y Hungría, contrasta vivamente con la actitud de rechazo que anteriormente se pudo observar en circunstancias sustancialmente no muy distintas. Los países que ahora se muestran más hospitalarios son prácticamente los mismos que no hace tanto se opusieron con más ahínco a acoger refugiados y a consensuar un sistema de reparto solidario en la Unión Europea.</p>
<p>Recordemos el cierre de fronteras que diversos países de Europa Central decretaron ante <a href="https://www.acnur.org/noticias/historia/2015/12/5af94adf1a/2353-2015-12-30-16-24-16.html">la crisis que generó en 2015 la llegada de cientos de miles de refugiados</a> que cruzaron el Mediterráneo huyendo de guerras, persecuciones y múltiples penalidades, en su mayoría sirios, iraquíes y afganos. O cuando <a href="https://www.europapress.es/eseuropa/noticia-ue-acnur-senala-crisis-frontera-polaca-bielorrusiano-justifica-muros-alambradas-20211110161652.html">en otoño de 2021</a> unos pocos miles de refugiados procedentes también de Oriente Próximo intentaron ingresar en Polonia desde Bielorrusia.</p>
<h2>¿Dos tipos de refugiados?</h2>
<p>Ante la disimilitud del trato dispensado cabría deducir que existen dos categorías de refugiados: los “nuestros”, es decir, los “auténticos refugiados”, y los “otros”, los procedentes de países en vías de desarrollo, que no serían merecedores de nuestra solidaria acogida. El distinto entorno cultural, religioso e histórico del que provienen unos y otros o, si prefiere, la percepción de una mayor o menor cercanía, parece ser la clave emocional sobre la que se asienta esta discriminatoria distinción.</p>
<p>Pero con independencia de la valoración que nos merezca este trato asimétrico, que por desgracia no es privativo de los mencionados países, podemos extraer una lección más bien alentadora. En contra de lo que con gran desparpajo se solía argüir en anteriores crisis de refugiados, la positiva actitud actual desmonta la habitual coartada de los países más prósperos: “No podemos acoger a todo el mundo, pues no tenemos las condiciones materiales para hacerlo”.</p>
<p>En realidad, como es obvio en el caso de tales países, cuyas capacidades nunca se han visto realmente sobrepasadas, el punto decisivo no estaba en una presunta carencia de recursos. Más allá de los medios con que se cuente, siempre limitados, abrir o cerrar fronteras es, más bien, una cuestión de disposición. Cuando hay buena disposición, cuando hay voluntad política por parte de gobernantes y ciudadanos, se abren fronteras, se arbitran procedimientos extraordinarios y se acogen refugiados.</p>
<h2>Parcialidad solidaria</h2>
<p>Esa parcialidad, ese trato asimétrico que damos a unos y a otros, nos habla también, sin duda, de la limitada capacidad moral de los humanos para extender nuestra responsabilidad ante quienes no son nuestros conciudadanos, esto es, a círculos más amplios que sobrepasen las fronteras estatales. </p>
<p>A veces, como en esta ocasión, vamos algo más allá, pero nos resulta complicado en general adoptar <a href="https://repositorio.uam.es/handle/10486/678547">una mirada realmente cosmopolita</a> que reconozca la igual dignidad moral de todas las personas, de todos aquellos <a href="http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S2007-81102019000200014">extraños que llaman a nuestras puertas</a>. </p>
<p>Nuestra sensibilidad moral se basa –es difícil negarlo– en la percepción de proximidad, y esta no nos la proporciona solo la geografía, sino la disponibilidad de información, de imágenes, de compatriotas que están allí, etc. La guerra de Ucrania la tenemos ahora mismo en el salón de casa, mientras que otros conflictos pasan desapercibidos o, simplemente, no los queremos ver.</p>
<p>Si la reacción ante quienes llaman a nuestras puertas se pone ante un espejo, los europeos no quedamos tan favorecidos. Como decía <a href="http://www.elnaviero.com/spip/spip.php?article2665">Hans Magnus Enzensberger</a> a principios de la década de 1990, cuando se registró una importante afluencia de refugiados procedentes de la ex Yugoslavia, “querer diferenciar entre buenos y malos según el lema ‘Yo soy quien decide quién es un <em>auténtico</em> peticionario de asilo y quién no’, se contradice con el concepto central de asilo”.</p>
<h2>Ampliar el derecho de asilo</h2>
<p>Si nos atenemos a lo dispuesto en el artículo 33 de la <a href="https://www.acnur.org/5b0766944.pdf">Convención sobre el Estatuto de los Refugiados</a>, ningún Estado estaría autorizado a devolver o expulsar a persona alguna que huya de países “donde su vida o su libertad peligre por causa de su raza, religión, nacionalidad, pertenencia a determinado grupo social o de sus opiniones políticas”. A nadie se le oculta, sin embargo, que las vidas de las personas pueden estar en peligro no solo por persecuciones de carácter religioso, político o étnico, que son los casos explícitamente amparados por dicha convención.</p>
<p>Dignos de igual protección son también, como sostiene <a href="https://www.tecnos.es/ficha.php?id=6893198&pageid=4">Jürgen Habermas</a>, aquellos “que quieren escapar de una existencia miserable en su propia patria” y deambulan a la búsqueda de un lugar donde recalar. Si esto es así, entonces resultan poco defendibles las manifestaciones cada vez más exasperantes de chovinismo del bienestar, tras cuya barrera se atrincheran muchas veces posiciones nacionalpopulistas radicalmente insolidarias.</p>
<p>No cabe disociar sin más el asilo político y la migración que huye de la pobreza o <a href="https://www.madrimasd.org/blogs/migraciones/2019/09/23/132832">de un entorno natural adverso</a> y menos aún esgrimir dicha diferencia como coartada para eludir las obligaciones morales, y también jurídicas, contraídas por los países más prósperos –y entre ellos se sitúan, sin duda, los europeos– con los refugiados procedentes de las regiones empobrecidas del planeta. </p>
<p>Por eso el debate sobre el refugio resulta bastante capcioso. Dado el grado de imbricación entre ambas formas de movilidad humana, los migrantes económicos y climáticos no pueden ser excluidos sin más de los beneficios del derecho de asilo.</p>
<hr>
<p>Juan Carlos Velasco es autor de <em><a href="https://www.fondodeculturaeconomica.com/Ficha/9786071643384/F">El azar de las fronteras</a></em> (México: FCE, 2016).</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/178738/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Juan Carlos Velasco no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado y de sus funciones como Investigador Principal del Proyecto "Fronteras, democracia y justicia global" (PGC2018-093656-B-I00) del Plan Estatal.</span></em></p>La afluencia de refugiados ucranianos está movilizando la solidaridad de las sociedades europeas como pocas otras causas en los últimos años. Esta respuesta debería consolidarse en el futuro ante otras situaciones no tan diferentes.Juan Carlos Velasco, Profesor de Investigación. Grupo "Filosofía Social y Política" (FISOPOL). Jefe del Departamento de Filosofía Teórica y Práctica, Instituto de Filosofía (IFS-CSIC)Licensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1769242022-02-21T19:10:13Z2022-02-21T19:10:13ZLos sellos proinfancia en Cataluña: solidaridad frente a beneficencia<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/447519/original/file-20220221-19-1nfppxb.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=2%2C0%2C835%2C460&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Carné con sellos de la primera campaña del Sello Pro Infancia, 1933. </span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://anc.gencat.cat/es/detall/article/Document-del-mes-Juny"> Arxiu Nacional de Catalunya</a></span></figcaption></figure><p>La primera vacuna contra la tuberculosis se inoculó hace ahora 101 años. Todavía mueren casi un 1,4 millones de personas a causa de esta enfermedad. A principios del siglo XX, los contagios y las muertes por esta causa suponían una lacra mucho mayor. Una gran parte de la población carecía de conocimientos sobre higiene, transmisión de enfermedades y funcionamiento de las vacunas. En muchos países los recursos económicos e infraestructuras dedicados a sanidad eran insuficientes. </p>
<p>Para atajar la mortalidad infantil producida por la tuberculosis, la Generalitat catalana decidió emular una idea que nació en Dinamarca, pero que rápidamente se difundió por otros países. Se trataba de la venta de un sello sin valor postal durante las fiestas navideñas. El importe recaudado se destinaría a combatir la tuberculosis entre los niños.</p>
<h2>El sello antituberculoso en Cataluña</h2>
<p>La idea original partió de un cartero danés llamado Einar Holboël en 1904. En su reparto postal diario observó que en muchos hogares las personas sanas convivían con enfermos de tuberculosis por falta de plazas hospitalarias. Para remediar esta situación propuso recaudar fondos mediante la venta de sellos sin valor de franqueo. Debido a su bajo coste y su uso común, todo el mundo podría participar de esta forma en la lucha contra la enfermedad. Einar, astutamente, sugirió que los sellos se vendieran solo en Navidad cuando la gente es más receptiva a causas solidarias y el tráfico postal es mayor. Por este motivo en Dinamarca se les llamó de Sellos de Noel. </p>
<p>El Sello de Noel tuvo un éxito notable y pronto otros países afectados por el mismo problema siguieron la estela danesa. Suecia, Islandia, Noruega, Alemania, Estados Unidos, Francia, Bélgica, Japón, Nueva Zelanda, Corea, Australia y hasta un total de 130 países emitieron su propio sello. </p>
<p>A Cataluña el sello antituberculoso llegó en 1933 donde recibió el nombre de <a href="https://anc.gencat.cat/es/detall/article/Document-del-mes-Juny">Pro–Infancia</a>. Las tormentas políticas que sacudieron la Segunda República (1931–1939) impidieron que el sello se pudiera vender cada año. Entre 1933 y 1937 hubo 4 campañas de venta con resultados desiguales a causa de los avatares políticos.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/447515/original/file-20220221-19-184alou.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/447515/original/file-20220221-19-184alou.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/447515/original/file-20220221-19-184alou.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=457&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/447515/original/file-20220221-19-184alou.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=457&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/447515/original/file-20220221-19-184alou.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=457&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/447515/original/file-20220221-19-184alou.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=575&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/447515/original/file-20220221-19-184alou.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=575&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/447515/original/file-20220221-19-184alou.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=575&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Impreso de la primera campaña del Sello Pro Infancia.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="http://arxiusenlinia.cultura.gencat.cat/ArxiusEnLinia/imatge100x100.do?reqCode=view&posIm=0&totalIm=5&pageIm=1&codiUnitat=3964864&tipusUnitat=0">Arxiu Nacional de Catalunya</a></span>
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</figure>
<h2>El Sello Pro-Infancia</h2>
<p>Con la restitución de la Generalitat durante la Segunda República, el gobierno catalán intentó crear un sistema de asistencia social propio. Pretendía alejarse del modelo tradicional que había imperado hasta ese momento en Cataluña y España, que se basaba en el voluntarismo y con un gran protagonismo de la Iglesia. </p>
<p>El nuevo sistema de asistencia social no se basaría en la beneficencia, siempre insuficiente y parcial, sino en la justicia social. El traspaso de competencias en asistencia social a Cataluña fue aprovechado para favorecer el cambio de modelo y construir estructuras de estado en materia sanitaria y asistencial. Sin embargo, la realidad era que, a causa de la infrafinanciación desde el gobierno central y carecer de un sistema fiscal propio, la Generalitat no disponía de los recursos necesarios. </p>
<p>Ante este escenario, el Sello Pro-Infancia se publicitó como una gran obra patriótica. Una obra que permitiría superar el modelo de beneficencia para construir un sistema de asistencia social justo realizado por y para los catalanes. </p>
<p>Atajar la mortalidad infantil era de suma importancia para mantener el desarrollo industrial de Cataluña. Los intentos de construcción de este modelo de asistencia pública quedaron recogidos en el segundo número de la revista <a href="https://arca.bnc.cat/arcabib_pro/ca/catalogo_imagenes/grupo.do?path=1037639">Nova Iberia</a> que contiene, además, un reportaje sobre el Sello Pro–infancia con bellísimas fotografías.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/447512/original/file-20220221-13-1y9g96x.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/447512/original/file-20220221-13-1y9g96x.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/447512/original/file-20220221-13-1y9g96x.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=842&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/447512/original/file-20220221-13-1y9g96x.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=842&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/447512/original/file-20220221-13-1y9g96x.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=842&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/447512/original/file-20220221-13-1y9g96x.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=1058&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/447512/original/file-20220221-13-1y9g96x.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=1058&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/447512/original/file-20220221-13-1y9g96x.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=1058&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Revista Nova Iberia nº2, febrero de 1937.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://arca.bnc.cat/arcabib_pro/ca/consulta/registro.do?id=2235">Biblioteca de Catalunya</a></span>
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<h2>Los logros del Sello Pro-Infancia</h2>
<p>Los beneficios de la venta del sello se emplearon fundamentalmente en dos conceptos. Uno fue la divulgación de los beneficios de la vacuna y medidas higiénicas tales como la ventilación de estancias o la higiene para fomentar la prevención. El otro la construcción de centros asistenciales. </p>
<p>Para la difusión de mensajes sobre prevención se emplearon los grandes medios de comunicación del momento: cartelería, prensa y radio. Se llegó incluso a rodar un cortometraje que se exhibía en los cines antes de la película en cartel. La concienciación entre los escolares fue especialmente intensa. Se repartieron numerosos folletos en las escuelas y se involucró a los niños en la venta del sello. </p>
<figure class="align-right zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/447514/original/file-20220221-25-1yrsmz8.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/447514/original/file-20220221-25-1yrsmz8.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/447514/original/file-20220221-25-1yrsmz8.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=816&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/447514/original/file-20220221-25-1yrsmz8.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=816&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/447514/original/file-20220221-25-1yrsmz8.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=816&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/447514/original/file-20220221-25-1yrsmz8.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=1026&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/447514/original/file-20220221-25-1yrsmz8.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=1026&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/447514/original/file-20220221-25-1yrsmz8.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=1026&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Gracias al Sello Pro-Infancia se construyeron dos guarderías en el barrio barcelonés de San Andrés y en Terrassa, y en Arenys de Mar se inauguró un Preventorio–Escuela. Revista Nova Iberia nº2, febrero de 1937.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://arca.bnc.cat/arcabib_pro/ca/consulta/registro.do?id=2235">Biblioteca de Catalunya</a></span>
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</figure>
<p>Los centros asistenciales edificados, además de ofrecer servicios sanitarios, poseían un marcado carácter educativo. Se construyeron dos guarderías para hijos de familias obreras, una en el barrio barcelonés de San Andrés y otra en Terrassa. En ellas, además de cuidar, alimentar y mantener a los niños en condiciones óptimas de higiene, se educaba a las madres en cuidados infantiles y prevención de la tuberculosis. En Arenys de Mar se inauguró un Preventorio–Escuela para que los menores afectados por la enfermedad pudieran recuperarse sin perder clases.</p>
<p>La Guerra Civil dio al traste con esta iniciativa y el Sello Pro–Infancia desapareció y, con él, la tarea de prevención y educación sanitaria.</p>
<h2>La lucha contra las enfermedades infectocontagiosas</h2>
<p>La situación de pandemia actual por la covid 19 guarda evidentes paralelismos con la lucha contra la tuberculosis y la venta del Sello Pro–Infancia. Tanto ayer como hoy, las campañas de prevención y educación de la población general en medidas higiénicas han jugado un papel fundamental. Y, ayer como hoy, ha sido necesario el uso de los medios de comunicación, carteles, folletos y audiovisuales. </p>
<p>Tal como en el pasado hemos visto políticos intentando sacar rédito de la situación e, incluso, la construcción de infraestructuras sanitarias que no se sabe si responden a una necesidad real o son un mero acto de propaganda política.</p>
<p>En cualquier caso, la educación y formación de la población sigue constituyendo uno de los ejes centrales de la lucha contra las enfermedades infectocontagiosas.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/176924/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Avelina Miquel Lara recibe fondos del Ministerio de Ciencia e Innovación PID2020-113677GB-I00, financiado por MCIN/AEI/ 10.13039/501100011033</span></em></p>Las campañas de prevención y educación de la población desempeñan un papel fundamental en el abordaje de las enfermedades infecciosas. La lucha contra la tuberculosis en Cataluña fue un ejemplo.Avelina Miquel Lara, Profesora de Teoría y historia de la educación, Universitat de les Illes BalearsLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1526642021-01-24T20:19:57Z2021-01-24T20:19:57ZLos estudiantes españoles, ejemplo internacional de adaptación a un mundo interconectado y globalizado<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/380157/original/file-20210122-13-1pn5wg4.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=8%2C0%2C5982%2C3988&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Manifestación de estudiantes del movimiento _Fridays for Future_ en Málaga en septiembre de 2019.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/malaga-andalusia-spain-september-27-2019-1518087398">Shutterstock / No-Mad</a></span></figcaption></figure><p>La palabra “Pisa” suena a la ciudad italiana con la torre inclinada. Pero para los profesores es también sinónimo de comparaciones internacionales de rendimiento académico de estudiantes. </p>
<p>La “culpable” es la OCDE. Desde hace dos décadas utiliza PISA como acrónimo para su <a href="https://www.sel-gipes.com/pisa.html">Programa Internacional de Evaluación del Rendimiento</a> –<em>Programme for International Student Assessment</em>, en inglés–, que valora las competencias lectora, matemática y científica de los estudiantes de 15 años en diferentes países desarrollados. Ahora ha medido la Competencia Global. En ella, los españoles están por encima de la media.</p>
<p>Tras 20 años, la OCDE ha ampliado sus análisis y ha valorado en el 2020 lo que denomina <a href="http://blog.intef.es/inee/2020/10/22/la-competencia-global-pisa/">Competencia Global</a> (CG). Últimamente, esta está siendo trabajada prolíficamente. Hace poco se ha publicado el libro de <a href="https://aprenderapensar.net/2020/12/16/educacion-global-para-mejorar-el-mundo/">Fernando Reimers <em>Educación global para mejorar el mundo</em></a> (2020) y se ha defendido la tesis doctoral de <a href="https://repositorio.uam.es/handle/10486/692301">Mª Paz Menéndez <em>La educación para un mundo globalizado</em></a>. </p>
<p>La globalización y la internacionalización de los procesos sociales, políticos y económicos a los que ha dado lugar son fenómenos que han propiciado este auge. </p>
<p>La pandemia ha puesto de manifiesto más que nunca la necesidad de atender a los problemas globales desde nuestro espacio próximo, pero con perspectiva supranacional. </p>
<p>En los tiempos que corren, las soluciones del estado-nación no tienen la escala adecuada para resolverlos. ¿Hubiera llegado a España la vacuna el 27 de diciembre sin el concurso de la Unión Europea?</p>
<h2>Cómo se define la Competencia Global</h2>
<p>Pero ¿de qué estamos hablando exactamente? Toda competencia <a href="https://www.researchgate.net/profile/Antonio_Bolivar/publication/346971788_El_curriculo_global_de_la_sostenibilidad_desde_el_eje_Escuela-Familia-Comunidad_cap_4_En_Moya_J_y_Valle_JM_Coords_La_reforma_del_curriculo_escolar_ideas_y_propuestas_pp_35-51_Madrid_ANELE-REDE/links/5fd665c5a6fdccdcb8c47aa4/El-curriculo-global-de-la-sostenibilidad-desde-el-eje-Escuela-Familia-Comunidad-cap-4-En-Moya-J-y-Valle-JM-Coords-La-reforma-del-curriculo-escolar-ideas-y-propuestas-pp-35-51-Madrid-ANELE-REDE.pdf">cabe expresarla con una definición (desempeño) y unas dimensiones</a> (que, puestas en acción de manera combinada hacen posible, de forma eficiente y contextualizada, ese desempeño).</p>
<p>La CG se define con el desempeño de desenvolverse en un contexto social de globalización y participar en ese contexto de forma activa y constructiva, teniendo en cuenta los puntos de vista de diferentes grupos sociales y culturales. </p>
<p>En su dimensión cognitiva (conocimientos) esta competencia implica conocer los problemas globales (sostenibilidad, cambio climático, movimientos migratorios, grandes conflictos geopolíticos…) y asumir que es necesaria para resolverlos una interconexión entre instancias locales, regionales, nacionales y supranacionales. </p>
<p>Pero también conocer la diversidad de expresiones culturales que presenta la especie humana y asumir, sin negarlas, una conceptualización de dignidad humana que nos lleva a comprender desde esa dignidad compartida la igualdad de todas las personas por el valor igual que tienen como miembros de una misma especie. </p>
<p>Y, del mismo modo, relacionar esa dignidad humana con un marco de derechos inalienables como son los derechos humanos. </p>
<p>En su dimensión instrumental (destrezas) la CG supone adquirir herramientas tales como el diálogo constructivo, la gestión adecuada de los puntos de vista en contraste con los de otras personas diferentes o la resolución de conflictos. </p>
<p>En la dimensión actitudinal (referida a los valores) es preciso desarrollar, como mínimo, una conciencia profunda de respeto a los demás, de aceptación de puntos de vista distintos –con el límite de que no ataquen la dignidad humana ni los derechos fundamentales que son intrínsecos a esa dignidad- y de apertura a la interculturalidad, junto con asertividad y empatía. Se trata de aplicar, en síntesis, el reto de pensar globalmente y actuar localmente.</p>
<h2>España, con 512 puntos frente a los 499 del resto</h2>
<p>Según el <a href="https://www.sel-gipes.com/uploads/1/2/3/3/12332890/pisa_informe_competencia_global_compressed.pdf">Informe Español sobre Competencia Global</a>, los estudiantes españoles son mejores en ella que los de otros países desarrollados. La valoración de la competencia está desarrollada en el informe desde varios índices tales como los relacionados con cuestiones globales (conocimiento sobre esas cuestiones, autopercepción de eficacia para resolverlas o iniciativa respecto a ellas), actitudes hacia los inmigrantes, comunicación intercultural, interés por aprender sobre otras culturas, comprensión de las perspectivas de los demás, respeto a las posiciones de otros…</p>
<p>En efecto, los alumnos españoles obtuvieron 512 puntos en Competencia Global frente a los 499 de media de los países del estudio. Una idea más completa de esa posición la encontramos si se compara con otros países. </p>
<h2>Conocimiento sobre problemas específicos</h2>
<p>En el <a href="https://www.oecd.org/pisa/pisa-2018-global-competence.htm">Informe General de la OCDE</a> vemos que esa puntuación supone la posición 25 entre 65 países. Una posición mejor si nos referimos a indicadores concretos. Por ejemplo, en el conocimiento sobre algunos problemas globales específicos como la pandemia España ocupa el puesto 19. Y en la prueba de conocimientos sobre asuntos locales conectados con temas globales, ocupa la posición sexta sobre 27. </p>
<p>Quiero terminar con uno de los indicadores que me parecen más significativos: en la comprensión de la perspectiva de otros, España ocupa la novena posición entre 65 países analizados.</p>
<p>Es cierto que todas estas medidas hay que tomarlas con cautela. Las comparaciones deben tener en cuenta las diferencias de contexto y socioeducativas de cada país. Además, muchas de estas medidas, salvo las de la prueba de conocimientos, se basan en autopercepciones de quienes responden, que pueden inducir a descripciones subjetivas. </p>
<p>En cualquier caso, eso afecta a todos los países, por lo que no debe invalidar la conclusión general: el sistema educativo español prepara bien a sus estudiantes para vivir en un mundo interconectado y entenderlo desde una perspectiva de globalización.</p>
<p>Algunos factores que representan un importante cambio social en la España de las últimas décadas pueden estar detrás de estos datos. Uno puede ser la mayor movilidad de sus alumnos, derivada de programas de intercambio europeos. También la actitud activa hacia la información de las redes. </p>
<p>El escaparate global que supone la web hoy, y que da acceso a la aldea global desde la ventana del ordenador es, sin duda, una fuente para asumir la interconexión internacional e interiorizar conocimientos y actitudes relacionadas con la competencia global. </p>
<p>También ha podido influir que el currículo español ha incorporado con fuerza temas globales (cambio climático, sostenibilidad, energías alternativas…) Pero siempre se puede hace más. </p>
<p>La <a href="https://www.educacionyfp.gob.es/destacados/lomloe.html">nueva LOMLOE</a> tiene una gran oportunidad para hacer, desde un enfoque realmente competencial, una revolución curricular que coloque los <a href="https://www.un.org/sustainabledevelopment/es/objetivos-de-desarrollo-sostenible/">Objetivos para el Desarrollo Sostenible</a> como piedra angular de los contenidos esenciales que será preciso transmitir a niños y jóvenes. Seguro que con ello la Competencia Global será aún mejor.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/152664/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Javier M. Valle no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>La OCDE valoró el pasado año la Competencia Global de los estudiantes en uno de sus informes. El resultado es que los alumnos españoles están por encima de la media: el sistema educativo español los prepara muy bien para vivir en un mundo interconectado y entenderlo desde una perspectiva de globalización.Javier M. Valle, Director del Grupo de Investigación sobre Políticas Educativas Supranacionales, Universidad Autónoma de MadridLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1480282020-10-26T21:08:02Z2020-10-26T21:08:02ZCovid-19: ¿nos ha vuelto más o menos solidarios?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/365263/original/file-20201023-15-1hlmava.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C4089%2C2152&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/amazing-celebration-party-after-covid19-quarantine-1799001535">Shutterstock / KeyStock</a></span></figcaption></figure><p>Los drásticos cambios a los que asistimos durante el desarrollo de la pandemia de covid-19 están alterando de forma sustancial nuestras rutinas vitales. Se modifican nuestros comportamientos en todas sus manifestaciones, desde las más frívolas y prescindibles a las más trascendentes y relevantes, aquellas que más nos definen como seres humanos. Salvaguardar nuestra salud está teniendo un precio caro: nos están saturando de restricciones que, si bien son necesarias, perjudican gravemente a la afectividad y a todo lo relacionado con el mundo emocional.</p>
<p>La covid-19 nos emociona continuamente. Con frecuencia nos sobrevienen las lágrimas al contemplar el comportamiento de nuestros congéneres. Eso sí, de forma muy distinta, porque asistimos a dos tipos de actitudes completamente antagónicas.</p>
<p>Por una parte, están los comportamientos altruistas manifestados masiva y constantemente por profesionales sanitarios, profesores, militares o policías. Por otro, los abiertamente insolidarios y que rayan, en más de una ocasión, en la <a href="https://theconversation.com/la-estupidez-y-la-covid-19-143871">estupidez</a>.
Como ante los primeros hay unanimidad a la hora de quitarse el sombrero y expresar sincero agradecimiento, analicemos despacio los segundos.</p>
<h2>Botellones multitudinarios y otras transgresiones insolidarias</h2>
<p>¿Son los botellones multitudinarios, sin distancias ni mascarillas, actos inconscientemente temerarios propios de la juventud? ¿O, por el contrario, son comportamientos mezquinos fruto de saberse relativamente inmunes a la enfermedad? </p>
<p>Si se trata de lo primero, tendremos que asumirlo como si fuera un acné de la conducta (algo un tanto repulsivo pero que se pasa con la edad). Si es lo segundo, estamos ante un <a href="https://theconversation.com/danzad-malditos-las-fiestas-ilegales-que-buscan-escapar-de-la-covid-19-pero-la-perpetuan-148271">comportamiento voluntariamente insolidario</a>. No obstante, a la hora de reprobarlo habría que hacer un ejercicio comparativo y asumir que, de alguna manera y a su modo, los jóvenes ignoran a las poblaciones más vulnerables de forma dolorosamente paralela a cómo lo han hecho nuestras administraciones públicas. </p>
<p>El <a href="https://msfcovid19.org/wp-content/uploads/2020/08/aaff-msf-informe-covid19-residencias-baja.pdf">abandono sufrido por nuestros ancianos enfermos en las residencias</a>, a quienes se les negó su derecho a traslados y cuidados hospitalarios, es un acto claramente insolidario, independientemente de colores políticos y otras patéticas excusas. </p>
<p>Además, y por si fuera poco, tras esta condena a su muerte física, se ha tenido la sangre fría de rematarlos con una <a href="https://www.bbc.com/mundo/noticias-52283394">muerte estadística</a>. Quizás convenga mirar a nuestro entorno biológico y reflexionar acerca de cómo actúan otras especies sociales. En el yacimiento paleontológico de Orce (Granada) se encontró el cráneo de un <a href="https://onlinelibrary.wiley.com/doi/abs/10.1111/j.1502-3931.1999.tb00583.x">perro salvaje</a> en el que nunca germinaron ciertos dientes, entre ellos un canino superior. La jauría no permitió que la incapacidad de este animal fuese letal sino que, solidariamente, los <em>capacitados</em> le permitieron alimentarse de su botín de caza.</p>
<h2>La solidaridad y la evolución humana</h2>
<p>Somos muchos los que nos hemos escandalizado ante la despiadada marginación sufrida por nuestros mayores infectados por SARS-CoV-2. Pero no se trata aquí de manifestar nuestra opinión (que lo acabamos de hacer y de forma rotunda) sino de apostar por la utilidad evolutiva de la solidaridad, una de las mejores bazas jugadas por el <em>Homo sapiens</em> para luchar por su supervivencia.</p>
<p>En épocas más remotas de la humanidad, los ancianos eran considerados como <em>población VIP</em> (en muchas culturas orientales sigue siendo así). La fuente de sabiduría y cohesión social que suponen, los hacían merecedores de esfuerzos y cuidados especiales. Ello, muy posiblemente, fue la razón por la que hoy estamos en el mundo (tanto los solidarios como los egoístas). </p>
<p>La evidencia paleoantropológica más antigua de altruismo humano procede del yacimiento georgiano de <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/15815618/">Dmanisi</a> y está datada hace 1,8 millones de años. Aquí se conservó el cráneo de un individuo que había perdido todos sus dientes bastantes años antes de morir. Dado que hablamos de mucho antes de que el descubrimiento del fuego permitiese la cocción de los alimentos, necesariamente otros miembros solidarios de su clan tuvieron que masticarle la comida para que la pudiese tragar. </p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/365253/original/file-20201023-16-dbqzji.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/365253/original/file-20201023-16-dbqzji.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/365253/original/file-20201023-16-dbqzji.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=333&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/365253/original/file-20201023-16-dbqzji.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=333&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/365253/original/file-20201023-16-dbqzji.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=333&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/365253/original/file-20201023-16-dbqzji.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=419&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/365253/original/file-20201023-16-dbqzji.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=419&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/365253/original/file-20201023-16-dbqzji.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=419&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Cráneo de un individuo de <em>Homo erectus</em> sin dientes exhumado en el yacimiento georgiano de Dmanisi, próximo a Tiflis. Representa la evidencia más antigua conocida en el registro fósil sobre un comportamiento altruista en el seno del linaje humano, ya que la pérdida de los dientes en este individuo, de edad avanzada y probablemente de sexo femenino, le imposibilitaría masticar alimentos duros como la carne o ciertos vegetales. Por ello, sus congéneres (quizás sus hijas) debieron procesarle oralmente el alimento, como se muestra en la reconstrucción realizada por el paleoilustrador Mauricio Antón.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Mauricio Antón</span>, <span class="license">Author provided</span></span>
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</figure>
<h2>¿Tienen los comportamientos solidarios una base genética?</h2>
<p>Por otra parte, y teniendo en cuenta que altruismo y egoísmo son caras de una misma moneda, vale la pena recordar los experimentos genéticos que Belyaev inició en Novosibirsk (Siberia) en 1959. Intuyendo que la docilidad era un carácter heredable, reconstruyó en el laboratorio el largo proceso de domesticación animal realizado por los humanos del Neolítico. Efectuó entrecruzamientos selectivos con <a href="https://www.semanticscholar.org/paper/Early-Canid-Domestication-%3A-The-Farm-Fox-Experiment-Trut/e3d63405a8faae76683a710a5316905db55fb861">zorros grises</a>, visones, nutrias y ratas, eligiendo como reproductores en la siguiente generación a los ejemplares menos agresivos de cada camada. Con las ratas fue aún más lejos, seleccionando en paralelo otra línea a partir de los ejemplares más agresivos. </p>
<p>Los resultados <a href="https://www.nytimes.com/2006/07/25/health/25rats.html">fueron espectaculares</a>. Tras sesenta generaciones, las ratas mansas se comportaban como mascotas buscadoras de las caricias de sus cuidadores, mientras que las agresivas parecían enloquecer con solo verlos, lanzándose chillando con furia contra los barrotes de las jaulas. Este experimento mostró que los comportamientos solidarios y amigables <em>versus</em> los agresivos y violentos tenían, pues, una explicación genética.</p>
<p>¿Y qué pasa con los humanos? ¿La selección natural también ha suprimido nuestros comportamientos agresivos frente a los extraños? En Inglaterra se ha documentado una reducción gradual en la tasa de homicidios para los varones desde el 0,3 por mil a inicios del siglo XIII al 0,01 por mil a comienzos del XIX. Estos datos, incluso los de la Baja Edad Media, son muy inferiores al nivel de violencia personal observado en las sociedades modernas de cazadores-recolectores nómadas. </p>
<p>Sin ir más lejos, en el pueblo Aché de Paraguay se producen 15 asesinatos por cada mil hombres. Según <a href="https://en.wikipedia.org/wiki/Nicholas_Wade">Nicholas Wade</a>, esto sugiere que la sedentarización de las poblaciones ha contribuido a transformar grupos sociales violentos e indisciplinados en núcleos solidarios y productivos, lo que necesariamente ha traído consigo la represión de los comportamientos agresivos. </p>
<h2>La labor de la educación sobre los <em>genes violentos</em></h2>
<p>Identificar los genes implicados en los comportamientos solidarios/egoístas es complejo. Un posible candidato a <em>“gen de la violencia”</em> es el MAOA, localizado en el cromosoma sexual X. Codifica la enzima monoamina oxidasa A, que interviene en el metabolismo de ciertos neurotransmisores. El gen tiene dos variantes principales (alelos), la de baja y la de alta actividad. Hay autores que han asociado el alelo de baja actividad, que da como resultado una deficiencia de esta enzima, con las <a href="https://link.springer.com/article/10.1007/BF01071875">conductas antisociales en la adolescencia</a>.</p>
<p>Ahora bien, una cosa es saber que hay genes implicados en determinar el comportamiento de los individuos y otra, muy distinta, es establecer qué interacciones muestran con otros genes y cuál es el papel que juega el ambiente modulando, en mayor o menor medida, su expresión. Afortunadamente para la humanidad, el ser o no violento no depende sólo de poseer uno u otro alelo. </p>
<p><a href="https://science.sciencemag.org/content/297/5582/851.abstract">Otro estudio</a> mostró cómo este presunto <em>“estigma de Caín”</em> era ambientalmente modulable. Para ello se introdujo en el análisis un nueva variable: haber sufrido o no maltrato infantil. </p>
<p>Los resultados indicaron que, entre los varones que habían sido maltratados de niños, los portadores del alelo <em>malo</em>, eran más propensos a mostrar comportamientos antisociales que los que llevaban el alelo <em>bueno</em>. En cambio, entre los sujetos que tuvieron una infancia feliz no se encontraron diferencias significativas, lo que indica que la expresión del gen tiene un fuerte componente ambiental.</p>
<p>Podemos, pues, ser optimistas: la genética de los individuos supone una predisposición conductual que, aunque innegable, se puede “<em>domesticar</em>” ambientalmente. La respuesta ciudadana a la pandemia de la covid-19, mayoritariamente solidaria, invita a la esperanza. Y con los insolidarios, mucha educación y buenos ejemplos (especialmente por parte de nuestros políticos).</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/148028/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.</span></em></p>Solidaridad y egoísmo son las dos caras de una misma moneda, como vemos en el desarrollo de la pandemia de COVID-19. Solo que la primera ha sido mejor baza evolutiva para nuestra supervivencia.A. Victoria de Andrés Fernández, Profesora Titular en el Departamento de Biología Animal, Universidad de MálagaPaul Palmqvist Barrena, Catedrático de Paleontología, Universidad de MálagaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1395072020-06-09T19:02:24Z2020-06-09T19:02:24Z¿Es el sentido de comunidad la mejor medicina ante la adversidad?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/340588/original/file-20200609-21208-1sm238c.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=11%2C0%2C7337%2C4274&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/group-people-holding-hand-assemble-togetherness-638484574"> Rawpixel.com / Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>Tradicionalmente, se ha otorgado validez a la idea de que las situaciones de adversidad o eventos traumáticos, que suponen una verdadera amenaza a la integridad psicológica de los individuos, conducen indefectiblemente a resultados psicológicos negativos (por ejemplo, a un peor ajuste emocional).</p>
<p>Dicha asunción ha sido parcialmente verificada por investigaciones recientes enmarcadas en diferentes contextos de dificultad. Por ejemplo, en el marco de la crisis económica española <a href="https://link.springer.com/article/10.1007/s12144-019-00506-4">observamos</a> que las personas que se sentían en mayor riesgo y manifestaban una mayor preocupación por su situación económica mostraron un menor bienestar psicológico debido, en parte, a sus mayores niveles de incertidumbre percibida.</p>
<p>Aunque el estudio de los efectos perjudiciales a nivel individual de diferentes fuentes de amenaza o vulnerabilidad (crisis económicas, catástrofes naturales…) ha ocupado una posición predominante en el ámbito de investigación psicosocial, lo cierto es que, paralelamente, resulta pertinente preguntarse lo siguiente: ¿pueden dichos eventos desfavorables desencadenar respuestas colectivas de naturaleza constructiva?</p>
<h2>Respuestas constructivas ante la adversidad</h2>
<p>Existen numerosos ejemplos que apoyan la idea de que las situaciones de dificultad, lejos de fomentar de manera exclusiva y generalizada la expresión de comportamientos individuales basados en la competición descarnada, tienen el potencial de acrecentar los lazos sociales, la cohesión de la comunidad y las tendencias de corte prosocial. </p>
<p>Considérese la articulación de redes espontáneas de solidaridad social al servicio de, por ejemplo, los/as damnificados/as del terremoto de magnitud 7,1 que tuvo lugar en <a href="https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-41338737">México</a> en 2017 o, más recientemente, de los/as vecinos/as del madrileño barrio de <a href="https://www.rtve.es/noticias/20200513/barrio-unido-contra-hambre-detras-cola-para-pedir-comida-esta-realidad-muchas-familias/2013997.shtml">Aluche</a> que atraviesan una situación de pobreza a consecuencia de la crisis socioeconómica derivada de la pandemia de coronavirus.</p>
<p>Los resultados de investigaciones empíricas van en la línea de los ejemplos antes referidos. Así, en un <a href="https://onlinelibrary.wiley.com/doi/abs/10.1348/014466608x357893">estudio llevado a cabo con supervivientes de distintas situaciones de emergencia (incendios o atentados)</a> se reveló que la identidad social compartida que afloró entre la multitud facilitaba la expresión de comportamientos cooperativos. </p>
<p>Más recientemente, <a href="https://journals.plos.org/plosone/article?id=10.1371/journal.pone.0232608">en una investigación</a> –llevada a cabo antes de la irrupción de la crisis del coronavirus– en la que utilizamos diferentes aproximaciones para poner a prueba la relación entre la percepción de amenaza económica y el comportamiento, encontramos que los individuos que se percibían más negativamente afectados por el contexto económico nacional presentaron una mayor inclinación a expresar diferentes comportamientos de ayuda. </p>
<p>Cabe señalar que dicha tendencia de conexión social no se circunscribía exclusivamente a personas que se encontraban en una situación similar, sino que se singularizó por poseer un carácter generalizado. </p>
<p>Además, también hallamos que los sentimientos de compasión hacia los infortunios de los demás contribuyeron a explicar parcialmente el porqué de esta tendencia prosocial. Es decir, las personas más adversamente afectadas por la situación económica española mostraron una mayor sensibilidad ante el sufrimiento de los demás y esto, a su vez, se vinculó a una mayor expresión de comportamientos de ayuda.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/340590/original/file-20200609-21178-1nli4kg.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/340590/original/file-20200609-21178-1nli4kg.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/340590/original/file-20200609-21178-1nli4kg.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/340590/original/file-20200609-21178-1nli4kg.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/340590/original/file-20200609-21178-1nli4kg.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/340590/original/file-20200609-21178-1nli4kg.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/340590/original/file-20200609-21178-1nli4kg.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/340590/original/file-20200609-21178-1nli4kg.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Vecinos colaborando en las tareas de rescate tras el terremoto que afectó a Ciudad de México el 19 de septiembre de 2017.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/mexico-city-september-19-2017-after-719439208">Sara Escobar / Shutterstock</a></span>
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<h2>Una estrategia eficaz</h2>
<p>Si las situaciones que representan una fuerte amenaza psicológica para los individuos, tal y como se ha expuesto, pueden asociarse a un reforzamiento del sentido de comunidad a través de la expresión de comportamientos de orientación prosocial, resulta ineludible preguntarse entonces por la función específica de este tipo de comportamientos. </p>
<p><a href="https://journals.plos.org/plosone/article?id=10.1371/journal.pone.0232608">Una posible explicación</a> pivota en torno a la noción de que los comportamientos orientados a los demás constituyen una estrategia adaptativa para afrontar de forma más eficaz los estresores asociados a amenazas externas. Es decir, se ha planteado que la creación de una identidad colectiva y la expresión de comportamientos prosociales en el marco de un entorno adverso permite la creación de redes cooperativas que favorecen un mejor afrontamiento comunitario. </p>
<h2>Aumento del bienestar personal</h2>
<p>Dicha explicación se sustenta también en <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S1888899215000355?via%3Dihub">trabajos previos</a> que indicaron que la participación en actividades colectivas de afrontamiento tras un acontecimiento social traumático (por ejemplo, un terremoto) se asocia a mayores niveles de bienestar social y que <a href="https://link.springer.com/article/10.1007/s11031-016-9552-z">el comportamiento prosocial aumenta el bienestar personal</a>.</p>
<p>En suma, la evidencia revisada indica que, más allá de la competición y la lucha por la supervivencia individual, los eventos que suponen una considerable amenaza psicológica pueden contribuir a generar una identidad social compartida y fomentar la expresión de comportamientos de orientación prosocial que fortalecen el sentido de comunidad y, con ello, el bienestar personal y social. </p>
<p>Por consiguiente, promover una identidad colectiva y el sentido de la comunidad en momentos de inestabilidad y vulnerabilidad como los actuales se revela como una estrategia adecuada de afrontamiento.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/139507/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Ginés Navarro Carrillo no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Las situaciones de dificultad como la que estamos viviendo tienen el potencial de acrecentar los lazos sociales, la cohesión de la comunidad y las tendencias de corte prosocial.Ginés Navarro Carrillo, Profesor e investigador en el área de Psicología Social, Universidad de JaénLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.