La IA educativa puede convertirse en una herramienta que favorezca mayor personalización, creatividad y comunicación entre todos los agentes que participan en los procesos de aprendizaje.
Existe una corriente ‘antipantallas’ que achaca muchos de los actuales males de la educación a su uso en las escuelas. Analizamos y desmontamos algunas de estas creencias.
Daniel Losada, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea
Las tecnologías digitales no están corrompiendo la educación, pero tampoco la están mejorando. Solo una planificación sosegada hacia una escuela para todos nos puede llevar a un desenlace positivo en su integración.
Los docentes se esfuerzan por incorporar un arsenal tecnólogico a sus clases, pero de nada sirve sin un diseño instruccional que valore la situación de partida y el contexto.
El hecho de que directores de grandes empresas tecnológicas lleven a sus hijos a centros sin pantallas ha suscitado debate sobre si se deberían prohibir o no las tecnologías en las escuelas.
Usar dispositivos, aplicaciones e internet puede ser un aliado para mejorar en todos los aspectos de la escritura: desde la caligrafía y la ortografía hasta la organización de un texto.
Los centros educativos avanzan en la digitalización tras el impulso de la pandemia, aunque aún faltan planes a medio plazo, especialistas y aplicaciones concretas en metodologías y evaluación.
Descubrimos herramientas computarizadas que permiten ir adaptando la tarea a medida que se evalúan las necesidades: un ‘entrenamiento’ que aprovecha todo el potencial del alumno.
Una alumna de una escuela rural haciendo un experimento remoto.
Es posible paliar la falta de recursos tecnológicos de muchas escuelas rurales con un proyecto de laboratorios remotos como el R3. Los alumnos hacen experimentos a través de internet.
El modelo de aprendizaje que experimente el futuro docente determinará qué opción escogerá durante su ejercicio profesional. Es importante el uso y aplicación de modelos de aprendizaje activo.
Pizarras digitales, robótica… el uso de la tecnología se asocia con la innovación educativa, pero si no hay innovación metodológica, no sirve da nada. Huyamos de la innovación vacía.
El acceso a internet y el uso de diferentes herramientas según la asignatura favorece el rendimiento académico de los estudiantes de la ESO, según un reciente estudio.
Ricardo Riaza, Universidad Politécnica de Madrid (UPM)
Tal vez las expectativas puestas en las tecnologías en educación hayan sido desde el principio demasiado altas. ¿Están produciendo mejoras en el aprendizaje? ¿Se están aplicando adecuadamente?
La crisis educativa que ha traído la pandemia ha puesto de manifiesto muchas carencias y también ha convertido la educación en un negocio que muchos “gurús” han aprovechado para lanzar propuestas educativas sin ninguna evidencia científica. Los estudiantes serán los grandes perjudicados.
¿Puede la inteligencia artificial sustituir a un docente en el aula? ¿Es este el momento adecuado para pensar en ella ante la vuelta incierta a las aulas? Los sistemas basados en IA no piensan en nada y no pueden sustituir el papel del profesorado. Tampoco España tiene un conocimiento digital suficiente como para planteárselo siquiera.
La clave de la educación a distancia está en el profesorado, no en las tecnologías. Es prioritario invertir en el capital humano, que es el que facilita la interacción entre las personas y el aprendizaje. La educación en pandemia necesita menos productos tecnológicos y más personal capacitado.
Centro Rural Agrupado El Redondal, en San Román de Bembibre (El Bierzo, León, España).
Wikimedia Commons / Hovallef
Mientras en las escuelas rurales el acceso y la disponibilidad de los recursos digitales han estado condicionados durante el confinamiento, hay elementos como el entorno, los espacios abiertos y flexibles, los recursos naturales o las bajas ratios que harán que la calidad de la enseñanza sea mejor en la vuelta a la nueva normalidad que en la escuela urbana.
El alumnado ha desarrollado más habilidades desde que cerraron las escuelas, como resiliencia, creatividad o dominio tecnológico. Quizá es el momento de replantearse el currículum y adaptar estos talentos a la escuela del futuro.
La ‘gamificación’ (aplicación de elementos característicos de los juegos en contextos no lúdicos) es una de las metodologías de moda, pero lo cierto es que aún no existe evidencia consensuada sobre su efectividad. Eso sí, de lo que no hay duda es de que motiva al alumno y ejerce una influencia positiva en su rendimiento.
Profesora Titular del Departamento de Didáctica y Organización Escolar. Miembro del Grupo de Investigación de Tecnología Educativa, Universidad de Murcia
Profesor Titular de Universidad en el Departamento de Didáctica y Organización Escolar. Facultad de Educación, Filosofía y Antropología, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea
Catedrática de Universidad en el área de Teoría de la Señal y Comunicaciones, Universidad de Málaga. Profesora de Piano por el Conservatorio Superior de Música de Málaga., Universidad de Málaga