tag:theconversation.com,2011:/us/topics/ulises-65809/articlesUlises – The Conversation2022-06-16T20:08:30Ztag:theconversation.com,2011:article/1852392022-06-16T20:08:30Z2022-06-16T20:08:30ZYa que celebramos Bloomsday, ¿por qué no celebramos Dalloway Day?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/469243/original/file-20220616-22-jxywpx.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=9%2C0%2C2035%2C1382&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Fotograma de 'Las horas', adaptación de la novela homónima que recrea la historia de tres mujeres que se relacionan con la novela 'La señora Dalloway'.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.imdb.com/title/tt0274558/">IMDB</a></span></figcaption></figure><p>En 2016 la crítica literaria norteamericana Elaine Showalter, académica, escritora y una de las «madres fundadoras» de la historia literaria femenina, propuso, desde las páginas del periódico inglés <em>The Guardian</em>, <a href="https://www.theguardian.com/books/2016/jun/13/celebrate-dallowday-mrs-dalloway-virginia-woolf">la celebración de un día Dalloway</a> para honrar <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/La_se%C3%B1ora_Dalloway">la famosa novela de Virginia Woolf</a>.</p>
<p>Como la propia Showalter explica, al igual que el <em>Ulises</em>, y con pocos años de diferencia, <em>Mrs Dalloway</em> inaugura la modernidad literaria inglesa y universal. También, al igual que <em>Ulises</em>, tiene lugar durante un solo día en una sola ciudad: Londres. Pero mientras <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Bloomsday">Bloomsday</a>, el 16 de junio, es una ocasión para grandes celebraciones en Dublín, y en distintas partes del mundo, el día de la fiesta de Mrs. Dalloway ha sido, hasta ahora, ignorado. </p>
<h2>Nacimiento del Bloomsday</h2>
<p>Showalter va al origen de la tradición del Bloomsday, una especie de promoción literaria que inaugura <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Adrienne_Monnier">Adrienne Monnier</a>, pareja de la primera editora del libro, <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Sylvia_Beach">Silvia Beach</a>, con un almuerzo en honor al libro en 1929. Lo hace porque quiere paliar la ansiedad de James Joyce, que tiene miedo a que su proeza literaria caiga en el olvido entre la dificultad lingüística y la censura. </p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/469244/original/file-20220616-24-cda54m.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/469244/original/file-20220616-24-cda54m.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/469244/original/file-20220616-24-cda54m.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=596&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/469244/original/file-20220616-24-cda54m.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=596&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/469244/original/file-20220616-24-cda54m.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=596&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/469244/original/file-20220616-24-cda54m.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=749&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/469244/original/file-20220616-24-cda54m.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=749&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/469244/original/file-20220616-24-cda54m.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=749&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Los poetas Patrick Kavanagh (a la izquierda) y Anthony Cronin (a la derecha) en la iglesia de Monkstown, con el carruaje en el que han recorrido Dublín siguiendo los pasos de Leopold Bloom, el protagonista de Ulises, 50 años después de que Bloom recorriera la ciudad en la novela de James Joyce, en 1954.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Bloomsday_(9054949487).jpg">National Library of Ireland on the Commons</a></span>
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<p>El 16 de junio 1954, un grupo de escritores irlandeses y otros admiradores de su obra deciden celebrar una especie de homenaje-mascarada, recorriendo la ciudad disfrazados de Joyce, con gafitas redondas, <em>canotiers</em> o sombreros de bombín. Se pasan el día comiendo, bebiendo (sobre todo) y leyendo pasajes del libro, justamente en los distintos lugares en los que transcurre la trama del mismo: un maratón “cuasi literario” que dura 36 horas.</p>
<h2>Las flores de Clarissa Dalloway</h2>
<p>La novela de Woolf, <em>La Sra. Dalloway</em>, publicada en 1925, no resulta sencilla de parodiar o celebrar. Aparentemente refleja el sentir y el fluir de un día en la confortable vida, burguesa pero desgraciada, de Clarissa Dalloway. </p>
<p>La protagonista sale de su casa por la mañana, un límpido día de junio, para elegir las flores de la recepción que dará esa noche. Enracimado a ese deambular por Londres de Clarissa Dalloway descubrimos, de una forma a la vez extrañamente coherente y dolorosa, que la novela trata también de la locura y la muerte de otro paseante. Este hombre, Septimus, está aquejado de una demencia lúcida y obsesiva como resultado del trauma sufrido en la primera guerra mundial. </p>
<p>Con ese juego de luces y sombras, y de narraciones paralelas, la novela de Woolf no es tan solo un relato introspectivo de gente y tiempo (el tiempo es tan crucial en Woolf como en Joyce), de historias grandes y pequeñas, sino un complejo fresco. La novela pretende abarcarlo todo, las épicas gestas que no son nunca tales, y los detalles que nos delatan, que permanecen brillantes en nuestra memoria, cuando, curiosamente, ya no queda nada sino la “vida” en sí. </p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/469246/original/file-20220616-24-8hk1wr.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/469246/original/file-20220616-24-8hk1wr.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/469246/original/file-20220616-24-8hk1wr.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=408&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/469246/original/file-20220616-24-8hk1wr.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=408&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/469246/original/file-20220616-24-8hk1wr.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=408&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/469246/original/file-20220616-24-8hk1wr.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=513&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/469246/original/file-20220616-24-8hk1wr.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=513&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/469246/original/file-20220616-24-8hk1wr.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=513&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">John Standing y Vanessa Redgrave en un fotograma de <em>Mrs. Dalloway</em>, la adaptación cinematográfica de 1997.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.imdb.com/title/tt0119723/mediaindex">IMDB</a></span>
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<p>No hay duda de que las dos novelas son fundacionales, inauguran un lenguaje, el monólogo interior, la llamada “corriente de la conciencia” y una perspectiva nueva, en la que reina lo subjetivo con el exotismo prohibitivo de un continente quizás ilimitado. En ambas también se funden macrocosmos y microcosmos.</p>
<h2>El 16 de junio o un miércoles cualquiera</h2>
<p>Es verdad que Joyce le dio al <em>Ulises</em> una fecha concreta, el 16 de junio, mientras que Woolf no dejó la narración anclada. Situó la historia en el lugar incierto de las ensoñaciones privadas, el territorio limítrofe entre la realidad y el recuerdo, de un “miércoles a mediados del mes de junio”. </p>
<p>Por eso el primer problema de un <em>Dalloway Day</em> estriba en decidir de qué miércoles se trata. El consenso ha sido estimar que se trata del tercer miércoles de junio (que, por lo tanto, caería cada año en una fecha).</p>
<p>También es cierto que la celebración del <em>Ulises</em> se ha ido “perfeccionando” con tradiciones diversas de desayuno, comida, bebidas y comportamientos sexuales desinhibidos, siendo casi una especie de “San Valentín” de la literatura de altos vuelos, y adquiriendo un atractivo turístico dudoso de carácter festivalero, borrachín, de carnaval. Sin embargo, <em>Dalloway Day</em> no ha encontrado todavía su “forma”, aunque es verdad que lleva tan solo cinco años de andadura. </p>
<p>Ambas celebraciones estarían encaminadas, en su versión más idealista, a lograr el soñado proyecto de las vanguardias de romper la barrera entre arte y vida.</p>
<h2>Volver a Bloomsbury</h2>
<p>Ni la gula, ni la “franqueza sexual”, ni la ingesta desproporcionada de alcohol convertirán nunca al <em>Dalloway Day</em> en una fiesta literaria atractiva y popular. Se producirán lecturas, itinerarios, y quizás también un sabor a Bloomsbury en primavera, con regusto a buses rojos, té inglés y rosas muertas… </p>
<p>En la novela, por la mañana una mujer sale a comprar flores para una fiesta y por la tarde un hombre muere. De su recuerdo no quedará nada, su muerte resulta trágicamente oportuna y ni una sola flor se gastará en su memoria. Las flores que por la mañana son superficialmente alegres, resultan símbolos mortales e inútiles al anochecer. </p>
<p>Por eso, precisamente, sería bueno que el <em>Dalloway Day</em> existiera. A veces parece que la única verdadera función de la buena literatura es la “resistencia” a la banalización de nuestra existencia humana.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/185239/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Amparo Serrano de Haro no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Todos los 16 de junio, en honor a la narración del ‘Ulises’ de James Joyce, se celebra Bloomsday. Pero la historia que se cuenta en ‘La señora Dalloway’ también sucede en un día de junio. ¿Dónde está el Dalloway Day?Amparo Serrano de Haro, Profesora Titular de Historia del Arte, UNED - Universidad Nacional de Educación a DistanciaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1752782022-02-01T20:07:28Z2022-02-01T20:07:28ZJames Joyce según Borges<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/443691/original/file-20220201-22-fd2ma9.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C65%2C1994%2C1104&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Retrato de James Joyce de Jacques-Émile Blanche y retrato de Borges de Annemarie Heinrich.</span> <span class="attribution"><span class="source">Wikimedia Commons</span></span></figcaption></figure><p>Cuando se cumple un siglo de la publicación del <em>Ulises</em> de James Joyce, quizás sea oportuno apuntar algunas consideraciones acerca de la lectura que de las obras del ilustre autor irlandés <a href="https://www.borges.pitt.edu/sites/default/files/Conferencia%20sobre%20James%20Joyce%2C1960.pdf">llevara a cabo Jorge Luis Borges</a>. </p>
<p>La interpretación que el gran polígrafo argentino hizo de los escritos de Joyce constituye una suerte de historia universal de las paradojas, aunándose en su juicio crítico la encendida admiración y una cierta desilusión. En todo caso, a Borges no le fueron en absoluto indiferentes los logros literarios del irlandés, con quien compartió una cultura erudita, impregnada de la pasión por el lenguaje artísticamente sublimado. </p>
<p>Ambos autores crearon un universo literario intertextual pleno de referencias y ecos de los que les precedieron, uniéndoles, entre otros elementos, la fascinación por las civilizaciones y creencias antiguas, el cristianismo y el judaísmo, la controversia, el artificio, el laberinto, la ceguera, y hasta el exilio, rasgo que compartieron con ese epítome de expatriados conocido por los nombres de Odiseo o Ulises, y que también responde al de Simbad, impenitente viajero, en su vertiente oriental. </p>
<h2>Vasto Joyce</h2>
<p>Por otra parte, Borges es a Buenos Aires lo que Joyce a Dublín, y viceversa. Puede remitirse al lector a versos de Borges como “los años que he vivido en Europa son ilusorios,/ yo estaba siempre (y estaré) en Buenos Aires” (“<a href="https://www.iberlibro.com/buscar-libro/titulo/obra-poetica-1923-1977/autor/jorge-luis-borges/">Arrabal</a>”). </p>
<p>La relación entre estos dos escritores y las ciudades que los vieron nacer fue una oscilante agonía –en su sentido etimológico– de permanente atracción y aversión.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/443695/original/file-20220201-21-16pwcb5.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/443695/original/file-20220201-21-16pwcb5.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/443695/original/file-20220201-21-16pwcb5.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=836&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/443695/original/file-20220201-21-16pwcb5.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=836&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/443695/original/file-20220201-21-16pwcb5.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=836&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/443695/original/file-20220201-21-16pwcb5.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=1051&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/443695/original/file-20220201-21-16pwcb5.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=1051&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/443695/original/file-20220201-21-16pwcb5.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=1051&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Reseña del <em>Ulises</em> en el <em>New York Times</em>.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Review_of_Ulysses.pdf">Joseph Collins / Wikimedia Commons</a></span>
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<p>El Borges ultraísta y devoto de las vanguardias no pudo no sentir un temprano interés por las experimentaciones estéticas joyceanas. Ya en 1925 se había atrevido a traducir la última página del <em>Ulises</em> en la revista <em>Proa</em>, y el 5 de febrero de 1937 publicaba una concisa noticia, <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Textos_cautivos">recogida en <em>Textos cautivos</em></a>, en la que se refiere a Joyce, destacando sus gustos literarios: “Siempre lo atrajeron las obras vastas, las que abarcan un mundo: Dante, Shakespeare, Homero, Tomás de Aquino, Aristóteles, el Zohar”, y ponía dichos nombres en relación con la obra épica del dublinés: “Más que la obra de un solo hombre, el <em>Ulises</em> parece la labor de muchas generaciones”. </p>
<h2>Borges y <em>Finnegans Wake</em></h2>
<p>El magno epos joyceano es para Borges la cumbre y el epicentro de la obra del irlandés, muy superior en calidad literaria a sus narraciones anteriores, a las que considera anticipaciones del <em>Ulises</em> o escritos que pueden ayudar a su comprensión. Por su parte, <em>Finnegans Wake</em> supone una ruptura de Borges con Joyce en términos estéticos, como ya pone de manifiesto en una reseña que ve la luz el 16 de junio de 1939, año de publicación de la última obra del dublinés, la cual le suscitó una “perplejidad esencial” y “vislumbres inservibles, parciales”. </p>
<p>Añade a continuación: “En este amplio volumen (…), la eficacia es una excepción”, y define la que fuera “Work in Progress” como “una concatenación de retruécanos cometidos en un inglés onírico y que es difícil no calificar de frustrados e incompetentes”. Para el argentino, Jules Laforgue y Lewis Carroll habían practicado con mejor fortuna estos juegos retóricos. </p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/443698/original/file-20220201-26-oidl9s.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/443698/original/file-20220201-26-oidl9s.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/443698/original/file-20220201-26-oidl9s.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=881&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/443698/original/file-20220201-26-oidl9s.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=881&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/443698/original/file-20220201-26-oidl9s.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=881&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/443698/original/file-20220201-26-oidl9s.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=1107&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/443698/original/file-20220201-26-oidl9s.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=1107&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/443698/original/file-20220201-26-oidl9s.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=1107&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Retrato de Borges en la Biblioteca Nacional de Argentina.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Borges_biblioteca_nacional.jpg">Archivo General de la Nación Argentina / Wikimedia Commons</a></span>
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<p>En definitiva, Borges describe la novela postrera de Joyce como “indescifrablemente caótica”, y <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Siete_noches">termina asociando</a> al autor de <em>Finnegans Wake</em> con el Góngora de las <em>Soledades</em>, cima del culteranismo. </p>
<p>En una conferencia titulada “<a href="https://borgestodoelanio.blogspot.com/2014/11/jorge-luis-borges-el-libro.html">El libro</a>”, Borges subrayaba de manera lacónica y controvertida que “Si leemos algo con dificultad, el autor ha fracasado. Por eso considero que un escritor como Joyce ha fracasado esencialmente, porque su obra requiere un esfuerzo”.</p>
<h2>Maestro del lenguaje</h2>
<p>Todo ello no es óbice para que Borges siguiera considerando a Joyce como un maestro del lenguaje y como uno de los primeros escritores de su tiempo, quizás el primero en su dominio de la técnica verbal, refiriéndose a pasajes del <em>Ulises</em> como dignos de Shakespeare y Sir Thomas Browne. </p>
<p>En una fragmentaria <a href="https://www.iberlibro.com/buscar-libro/titulo/introduccion-literatura-inglesa/autor/borges-jorge-luis/libro/"><em>Introducción a la literatura inglesa</em></a>, compuesta con María Esther Vázquez, Borges define a Joyce como “literalmente, uno de los escritores más extraordinarios de nuestro siglo”, aunque más adelante lamentaría que el dublinés malgastara su ingenio verbal en la novela, y que no lo empleara en la composición de poemas, elogiando también la belleza de <em>Dublineses</em> y <em>Retrato del artista adolescente</em>, obras a las que, recordemos, había considerado inferiores al <em>Ulises</em>. </p>
<p>En <a href="https://www.iberlibro.com/buscar-libro/titulo/literaturas-germanicas-medievales/"><em>Literaturas germánicas medievales</em></a> (1966), también escrito en colaboración con Vázquez, Borges resaltará la creatividad y la capacidad lúdica de los juegos lingüísticos joyceanos, comparándolos con los <em>kenningar</em>, metáforas propias del ámbito germánico antiguo: “En el <em>Ulises</em> de Joyce se habla del ‘heaventree of stars’, del celeste árbol de las estrellas, para significar la bóveda estelar”. </p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/443696/original/file-20220201-17-1ijr25p.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/443696/original/file-20220201-17-1ijr25p.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/443696/original/file-20220201-17-1ijr25p.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=974&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/443696/original/file-20220201-17-1ijr25p.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=974&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/443696/original/file-20220201-17-1ijr25p.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=974&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/443696/original/file-20220201-17-1ijr25p.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=1224&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/443696/original/file-20220201-17-1ijr25p.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=1224&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/443696/original/file-20220201-17-1ijr25p.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=1224&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Retrato de James Joyce por Alex Ehrenzweig.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:James_Joyce_by_Alex_Ehrenzweig,_1915.jpg">Wikimedia Commons</a></span>
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<p>Hacia febrero de 1941, <a href="https://www.iberlibro.com/9789500419789/Borges-1931-1980-Jorge-Luis-9500419785/plp">en una contribución a <em>Sur</em> titulada “Fragmento sobre Joyce”</a>, Borges vuelve a aludir a la obra del irlandés y, más concretamente, al <em>Ulises</em>, poniéndolo en relación con su magistral relato “Funes el memorioso” –incluido en <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Ficciones"><em>Ficciones</em></a>–, personaje al que define como “un monstruo”: “Lo he recordado porque la consecutiva y recta lectura de las cuatrocientas mil palabras del <em>Ulises</em>, exigiría monstruos análogos”. </p>
<p>La asombrosa diversidad de estilos de dicha obra, con todo y pese a todo, concitaría siempre el asombro y la admiración de Borges, extensible al propio autor irlandés: “Como Shakespeare, como Quevedo, como Goethe, como ningún otro escritor, Joyce es menos un literato que una literatura”. A pesar de ello, con su proverbial espíritu irónico, añadía seguidamente:</p>
<blockquote>
<p>Yo (como el resto del universo) no he leído el <em>Ulises</em>, pero leo y releo con felicidad algunas escenas (…). La plenitud y la indigencia convivieron en Joyce. A falta de la capacidad de construir (que sus dioses no le otorgaron y que debió suplir con arduas simetrías y laberintos) gozó de un don verbal, de una feliz omnipotencia de la palabra, que no es exagerado o impreciso equiparar a la de <em>Hamlet</em> o a la de <em>Urn Burial</em>. </p>
</blockquote>
<h2>Poemas a Joyce</h2>
<p>En <a href="https://www.iberlibro.com/buscar-libro/titulo/elogio-de-la-sombra/autor/jorge-luis-borges/"><em>Elogio de la sombra</em></a> (1969), Borges dedica el poema “<a href="https://www.poeticous.com/borges/james-joyce?locale=es">James Joyce</a>” al gran autor irlandés, destacando la eternidad simbolizada por el día en el que se desarrolla la trama del <em>Ulises</em>.</p>
<figure class="align-right zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/443697/original/file-20220201-27-9fhenk.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/443697/original/file-20220201-27-9fhenk.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/443697/original/file-20220201-27-9fhenk.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=854&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/443697/original/file-20220201-27-9fhenk.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=854&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/443697/original/file-20220201-27-9fhenk.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=854&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/443697/original/file-20220201-27-9fhenk.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=1074&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/443697/original/file-20220201-27-9fhenk.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=1074&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/443697/original/file-20220201-27-9fhenk.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=1074&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Retrato de Jorge Luis Borges por Grete Stern.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Jorge_Luis_Borges_1951,_by_Grete_Stern.jpg">Wikimedia Commons</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>En su organicismo quintaesencial, el argentino postulaba la hipótesis de que, en última instancia, todos los autores son un autor, y <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/El_Aleph_(libro)">percibe en “El zahir”</a>, esa moneda que es todas las monedas, la impronta del “florín irreversible de Leopold Bloom”, héroe (o anti-héroe) del <em>Ulises</em>. La huella de Joyce impregna no pocos de sus escritos, ya sea mediante alusiones directas, ya sea a través de la imitación de la extraordinaria riqueza retórica del lenguaje literario del escritor dublinés.</p>
<p>Por otra parte, la idea de que todos vivimos en los otros y estamos interconectados en el tiempo y el espacio es una obsesión común a la visión borgeana del mundo, y es el motivo fundamental de la “Invocación a Joyce”, incluida en el mismo poemario. En esta composición, Borges comienza por referirse a su pasado vanguardista:</p>
<blockquote>
<p>Por los vastos declives de la noche</p>
<p>que lindan con la aurora,</p>
<p>buscamos (lo recuerdo aún) las palabras</p>
<p>de la luna, de la muerte, de la mañana</p>
<p>y de los otros ámbitos del hombre.</p>
<p>Fuimos el imagismo, el cubismo,</p>
<p>que las crédulas universidades veneran.</p>
<p>Inventamos la falta de puntuación</p>
<p>la omisión de mayúsculas,</p>
<p>las estrofas en forma de paloma</p>
<p>de los bibliotecarios de Alejandría.</p>
</blockquote>
<p>Y como contrapunto a los convencionalismos y las vacuas modas y ejercicios de estilo de las primeras décadas del siglo XX, Borges propondrá la integridad del exiliado Joyce, fabulador de otros mundos que están en este:</p>
<blockquote>
<p>Tú, mientras tanto, forjabas </p>
<p>en las ciudades del destierro,</p>
<p>en aquel destierro que fue</p>
<p>tu aborrecido y elegido instrumento,</p>
<p>el arma de tu arte,</p>
<p>erigías tus arduos laberintos</p>
<p>infinitesimales e infinitos,</p>
<p>más populosos que la historia.</p>
</blockquote>
<p>El final del poema constituye un fervoroso elogio y una apología del irlandés. Joyce es el clímax, la sublimación del desafío por la búsqueda del lenguaje:</p>
<blockquote>
<p>Qué importa nuestra cobardía si hay en la tierra</p>
<p>un solo hombre valiente,</p>
<p>qué importa la tristeza si hubo en el tiempo</p>
<p>alguien que se dijo feliz,</p>
<p>qué importa mi perdida generación,</p>
<p>ese vago espejo,</p>
<p>si tus libros la justifican.</p>
<p>Yo soy los otros. Yo soy todos aquellos</p>
<p>que ha rescatado tu obstinado rigor.</p>
<p>Soy los que no conoces y los que salvas.</p>
</blockquote>
<p>He aquí al Borges <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Siete_noches">que reconocía</a> que Joyce “supo todos los idiomas y escribió en un idioma inventado por él, un idioma que es difícilmente comprensible, pero que se distingue por una música extraña. Joyce trajo una música nueva al inglés”. Es el Borges <a href="https://nausicaaedicion.com/index.php?id_product=103&controller=product">que considera</a> que “<em>Ulises</em> de James Joyce es la ilustración más cabal de un orbe autónomo de corroboraciones, de presagios, de monumentos. Una vertiginosa novela”. Es, en definitiva, el Borges que era Borges y Joyce, secretamente. Y acaso viceversa.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/175278/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Antonio Ballesteros González no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Para Borges, lector del irlandés, Joyce carecía de la capacidad de construir relatos, pero gozaba de un don verbal, de una feliz omnipotencia de la palabra, que le elevaba por encima del resto.Antonio Ballesteros González, Catedrático de Filología Inglesa, UNED - Universidad Nacional de Educación a DistanciaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1748302022-01-27T13:09:36Z2022-01-27T13:09:36Z¿Cómo leer el ‘Ulises’ en español?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/441997/original/file-20220121-13-e9in8c.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C2632%2C1800&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Fotografía de la primera edición del _Ulises_ en inglés. </span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.m.wikimedia.org/wiki/File:James_Joyce_Ulysses_1st_Edition_1922_GB.jpg">Geoffrey Barker / Wikimedia Commons</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0/">CC BY-SA</a></span></figcaption></figure><p>El tratamiento que recibe el <em>Ulises</em>, de James Joyce, en el mundo hispano, con toda su riqueza y variedad lingüística, sigue con la misma vigencia que cuando apareciera la primera traducción al español del escritor argentino José Salas Subirat (1890-1975) allá por 1945. </p>
<h2>Primeras traducciones</h2>
<p>La traducción de Subirat tiene el mérito de ser el primer acercamiento de la lengua de Cervantes a la infinita odisea <em>joyceana</em> que representa <em>Ulises</em>, y los giros y modismos propios del español porteño caracterizan esta primera traducción. </p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/441999/original/file-20220121-27-1q6rk8m.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/441999/original/file-20220121-27-1q6rk8m.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/441999/original/file-20220121-27-1q6rk8m.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=940&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/441999/original/file-20220121-27-1q6rk8m.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=940&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/441999/original/file-20220121-27-1q6rk8m.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=940&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/441999/original/file-20220121-27-1q6rk8m.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=1181&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/441999/original/file-20220121-27-1q6rk8m.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=1181&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/441999/original/file-20220121-27-1q6rk8m.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=1181&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Edición ilustrada de Galaxia Gutenberg, con traducción de Subirats.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="http://www.galaxiagutenberg.com/libros/ulises/">Galaxia Gutenberg</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Medio siglo después, en 1996, la editorial Planeta, en Barcelona, volvería a editar esta misma traducción bajo la dirección y edición del periodista y traductor madrileño Eduardo Chamorro (1946-2009). En esta edición anotada, Chamorro efectuaría innumerables modificaciones sobre la original traducción de Subirat, por lo que podemos asegurar que esta segunda reedición de <em>Ulises</em>, siendo optimistas, apenas conserva el sesenta por ciento de la original de Subirat. Chamorro eliminó todos los coloquialismos y vocablos propios del dialecto porteño de Subirat, así como un buen número de “erratas” o “descuidos” –según Chamorro– que el traductor bonaerense habría efectuado durante su proceso traductológico. </p>
<p>En este sentido, podemos preguntarnos si en realidad, en esta segunda reedición y traducción de <em>Ulises</em>, estamos ante una nueva versión de Subirat o, más posiblemente, ante una “colaboración” no consentida –pues Subirat ya había fallecido–, entre Subirat y Chamorro para esta edición de Planeta. </p>
<p>Desde entonces, por suerte, siguen apareciendo nuevas reediciones de la traducción original de Subirat, como <a href="http://www.galaxiagutenberg.com/libros/ulises/">la reciente edición ilustrada por el difunto Eduardo Arroyo de la editorial Galaxia Gutemberg</a> en enero de 2022 con motivo del centenario de la primera publicación de <em>Ulysses</em> en París en la editorial Shakespeare and Company. La traducción original de Subirat sigue siendo, por tanto, una de las más leídas hoy día por el lector hispano desde los noventa. </p>
<h2>Nuevas aproximaciones</h2>
<p>Es en 1976 cuando <em>Ulises</em> encuentra su siguiente traducción al español, en esta ocasión realizada por el poeta, traductor y crítico literario <a href="https://www.penguinlibros.com/es/grandes-clasicos/271752-libro-ulises-edicion-especial-del-centenario-9788426407917">José María Valverde (1926-1996) en la editorial Lumen</a>, de Barcelona; trabajo que cosecharía el Premio Nacional de Traducción dos años más tarde, en 1978. </p>
<p>Esta traducción sería revisada por el propio Valverde en una nueva edición de Lumen en 1989. Este mismo 2022, también con motivo del centenario, la editorial Lumen vuelve a ofrecer una nueva edición conmemorativa de la traducción de Valverde, prologada esta vez por el crítico literario Andreu Jaume. </p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/442007/original/file-20220121-23-be3zhy.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/442007/original/file-20220121-23-be3zhy.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/442007/original/file-20220121-23-be3zhy.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/442007/original/file-20220121-23-be3zhy.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/442007/original/file-20220121-23-be3zhy.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/442007/original/file-20220121-23-be3zhy.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/442007/original/file-20220121-23-be3zhy.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/442007/original/file-20220121-23-be3zhy.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Edición del centenario de <em>Ulises</em> de Lumen, con traducción de José María Valverde.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.penguinlibros.com/es/grandes-clasicos/271752-libro-ulises-edicion-especial-del-centenario-9788426407917">Planeta de Libros</a></span>
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</figure>
<p>Afirmar, sin embargo, que la traducción de Valverde es la traducción “canónica”, como suelen difundir numerosos medios de comunicación y como afirman con frecuencia determinados círculos literarios, es un tanto arriesgado. Esta suposición no se ajusta a ningún criterio filológico. Es más, si tenemos en cuenta que ni José María Valverde ni José Salas Subirat eran especialistas en la obra de Joyce, el mismo derecho a recibir la mención de canónica tendrían ambas traducciones. Tampoco resulta en modo alguno oportuno, ni mucho menos convincente, considerar una determinada variante dialectal una razón de peso para ser considerada canónica.</p>
<h2>Traducción de Cátedra</h2>
<p>El hecho de que estemos ante la obra de un genio tampoco significa que solamente deba ser leída o interpretada en español según una determinada traducción. En este sentido, podríamos o deberíamos hacernos la siguiente pregunta: ¿qué han hecho las traducciones al español del <em>Ulises</em> por acercar a Joyce al común denominador del lector hispano? La respuesta es inmediata: Lo que se ha podido, según el contexto histórico de cada traductor. Cada traductor es en sí mismo un “constructo social” influido por su tiempo y su lugar en el mundo. De esto deducimos que el “constructo social” es determinante en la articulación de las ideas y la vertebración del lenguaje <em>joyceano</em> en la particular “adaptación” al español de estos dos primeros traductores.</p>
<p>Continuando por este catálogo de primeras impresiones y reflexiones inspiradas por el <em>Ulises</em> de Joyce en el orbe hispano, nos encontramos ante una tercera versión en español de la obra, la rigurosa y afortunada traducción de los profesores Francisco García Tortosa y María Luisa Venegas Lagüéns, <a href="https://www.catedra.com/libro/letras-universales/ulises-james-joyce-9788437643946/">firmada con Cátedra</a> en 1999, que también ha vuelto a ser reeditada en 2022. </p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/442000/original/file-20220121-13-xy2wb6.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/442000/original/file-20220121-13-xy2wb6.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/442000/original/file-20220121-13-xy2wb6.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=982&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/442000/original/file-20220121-13-xy2wb6.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=982&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/442000/original/file-20220121-13-xy2wb6.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=982&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/442000/original/file-20220121-13-xy2wb6.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=1234&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/442000/original/file-20220121-13-xy2wb6.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=1234&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/442000/original/file-20220121-13-xy2wb6.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=1234&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Traducción del <em>Ulises</em> de Cátedra a manos de María Luisa Venegas Lagüéns y Francisco García Tortosa.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.catedra.com/libro/letras-universales/ulises-james-joyce-9788437643946/">Cátedra</a></span>
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<p>En esta tercera traducción nos encontramos con el magisterio de dos grandes especialistas joyceanos; en especial, con el trabajo de uno de los mayores referentes actuales en los estudios sobre la vida y la obra de James Joyce, el catedrático de Filología Inglesa de la Universidad de Sevilla Francisco García Tortosa. Su profundo conocimiento del <em>Ulises</em> hace que esta edición de Cátedra incluya el estudio preliminar más completo y documentado, a modo de exhaustivo ensayo académico, que hasta la fecha se ha realizado sobre esta novela en español. </p>
<p>El magistral ensayo del profesor García Tortosa es sin lugar a duda el mejor “manual de navegación”, sencillo y detallado, que todo lector necesita para llegar al puerto de destino y evitar el naufragio en medio de la singular y compleja travesía que supone la lectura del <em>Ulises</em>. </p>
<p>Por otra parte, conviene añadir que el trabajo de traducción realizado por el profesor García Tortosa, en colaboración con la profesora Venegas Lagüéns –también profesora de la Universidad de Sevilla–, está a la altura del profundo conocimiento que ambos especialistas tienen de la obra de Joyce. </p>
<h2>¿Cuál es la mejor traducción de <em>Ulises</em> al español?</h2>
<p>Todas estas traducciones del <em>Ulises</em> al español tienen su propia voz y pulso poético, dignas del ingenio creativo de cada traductor y reafirmadas según el “constructo social” de cada uno de estos. Es innegable que la traducción de Cátedra aporta la visión más fidedigna y cercana al poder de la palabra que Joyce forja, con infinitos matices, en su novela. </p>
<p>Con el permiso de los lectores –y vaya por delante todo mi respeto por el ímprobo trabajo realizado en su día por Subirat y Valverde–, como conocedor de la obra de Joyce y lector de las tres traducciones mencionadas, considero que esta tercera traducción es la que mejor capta la esencia de múltiples capas de la obra de Joyce y, por tanto, la más fiel a la intención de su creador, que no es otra que la de demostrar la universalidad del lenguaje como cíclico laberinto que ofrece una nueva dimensión de la palabra y el pensamiento, hasta entonces desconocida. </p>
<p>La traducción de Francisco García Tortosa y María Luisa Venegas Lagüéns logra “verter” al español sin apenas fisuras el “eterno ricorso viconiano” de <em>Ulises</em>, mediante la oportuna integración del patrón fonético como fórmula sonora que acentúa el poder de la palabra <em>joyceana</em> en su infinito laberinto narrativo, por lo tanto, en la universalidad del lenguaje. Sirva este breve fragmento de “Los bueyes del sol” para ilustrar mi humilde y categórico posicionamiento: </p>
<blockquote>
<blockquote>
<p>“Un omne que de camino sedía cabo la puorta detenido se hubo ca la noche se llegaba. De la yente de Israel aquel omne era qui so la tierra andudiera aluen et enderredor. Por voluntad e de grado solo habíase llegado fasta a aquella morada. Daquella morada A. Horne era el señor. Setenta camas allí guarece de madres plenas do costumnan a yazer pora soffrir e encaescer rezios niños ansí el ángel de Dios a María dixera”.</p>
<p>(Joyce, James, Ulises, Madrid, Cátedra, 2001, pág. 443).</p>
</blockquote>
</blockquote><img src="https://counter.theconversation.com/content/174830/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Jesús Isaías Gómez López no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>El ‘Ulises’ de James Joyce cumple 100 años pero… ¿cómo lo hemos leído en español? ¿Quiénes se han hecho cargo de la traducción de semejante reto literario?Jesús Isaías Gómez López, Filología Inglesa, Universidad de AlmeríaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1534302021-02-14T19:30:59Z2021-02-14T19:30:59Z¿De verdad queremos lo que creemos anhelar? Sobre tentaciones, prohibiciones y frustraciones<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/381682/original/file-20210201-21-lim9mp.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=4%2C2%2C1581%2C1305&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">_Ulises y las Sirenas_ ( Draper Herbert James, circa 1909).</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Draper_Herbert_James_Ulysses_and_the_Sirens.jpg">Wikimedia Commons</a></span></figcaption></figure><blockquote>
<p>“La única manera de librarse de la tentación es ceder ante ella. Si se resiste, el alma enferma, anhelando lo que ella misma se ha prohibido, deseando lo que sus leyes monstruosas han hecho monstruoso e ilegal”. </p>
<p>Oscar Wilde, <a href="https://www.biblioteca.org.ar/libros/130156.pdf?title=El+retrato+de+Dorian+Gray%253Ftitle%253DLeer+las+50+sombras+de+gray+en+PDF"><em>El retrato de Dorian Gray</em></a></p>
</blockquote>
<figure class="align-right zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/381686/original/file-20210201-13-1ccq093.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/381686/original/file-20210201-13-1ccq093.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/381686/original/file-20210201-13-1ccq093.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=388&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/381686/original/file-20210201-13-1ccq093.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=388&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/381686/original/file-20210201-13-1ccq093.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=388&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/381686/original/file-20210201-13-1ccq093.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=487&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/381686/original/file-20210201-13-1ccq093.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=487&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/381686/original/file-20210201-13-1ccq093.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=487&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">El Jardín del Edén (Jan Brueghel el Viejo, 1617).</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Jan_Brueghel_de_Oude_en_Peter_Paul_Rubens_-_Het_aards_paradijs_met_de_zondeval_van_Adam_en_Eva.jpg">Wikimedia Commons</a></span>
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<p>Nuestros anhelos vienen a intensificarse con los obstáculos e incluso logran monopolizar el caudal de nuestros deseos difuminando al resto. El relato bíblico del fruto prohibido no puede ser más aleccionador. Había libre acceso a todo lo demás en el exuberante jardín del Edén, pero hasta en el paraíso había un coto vedado para uso privativo. </p>
<p>No estaba permitido acceder al árbol de <a href="https://elcultural.com/Ciencia-del-bien-y-del-mal">la ciencia del bien y del mal</a>, mas por eso mismo la tentación de catar ese conocimiento resultó absolutamente irresistible para quienes lo tenían prohibido. A pesar de que las consecuencias y penalidades aparejadas no podían ser más terribles, habida cuente de que, con ello, se renunciaba nada menos que a la <a href="https://theconversation.com/covid-19-nos-recuerda-que-no-somos-dioses-y-es-una-buena-noticia-137128">inmortalidad</a>.</p>
<h2>Ulises, un experto en tentaciones</h2>
<p><a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Homero">Homero</a> viene a completar esta instructiva parábola bíblica en su <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Odisea">Odisea</a>. <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Odiseo">Ulises </a> también decide renunciar a la inmortalidad, para ser más exactos a esa eterna juventud que le ofrece la bellísima <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Calipso">Calipso</a>, aunque lo haga después de haberse tomado su tiempo para meditarlo. La cuestión es que opta por volver a su isla de <a href="https://www.itinari.com/es/a-trip-into-mythology-ithaca-and-homer-s-odyssey-4v5n">Ítaca</a> con <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Pen%C3%A9lope">Penélope</a> y
<a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Tel%C3%A9maco">Telémaco</a>, para poner punto final a su legendario periplo tras verse rescatado del último naufragio por <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Naus%C3%ADcaa">Nausícaa</a>. A fin de cuentas, Ulises era todo un experto en materia de tentaciones y supo aprender cómo afrontarlas mejor perfeccionando sus técnicas.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/379108/original/file-20210116-21-nqk2jz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/379108/original/file-20210116-21-nqk2jz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/379108/original/file-20210116-21-nqk2jz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=872&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/379108/original/file-20210116-21-nqk2jz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=872&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/379108/original/file-20210116-21-nqk2jz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=872&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/379108/original/file-20210116-21-nqk2jz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=1096&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/379108/original/file-20210116-21-nqk2jz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=1096&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/379108/original/file-20210116-21-nqk2jz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=1096&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption"><em>Una Sirena</em> (John William Waterhouse, 1900).</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:John_William_Waterhouse_-_Mermaid.JPG">Wikimedia Commons</a></span>
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<p>En un momento dado sortea los hechizos de <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Circe">Circe</a> al no probar sus manjares. Más adelante pide que le aten al mástil para no ceder al seductor canto de las <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Sirena">Sirenas</a>, pese a escuchar sus encantadoras melodías, mientras instruye al resto de la tripulación para que se tapen los oídos. Pero luego decide dar un paso más y sucumbir a la tentación, aprestándose a disfrutar de Calipso y sus encantos durante varios años.</p>
<p>Quizá la experiencia le había dictado que no había mejor forma de manejar las tentaciones y exorcizar su embrujo que caer en ellas, como le hace decir <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Oscar_Wilde">Oscar Wilde</a> al sentencioso Lord Henry en <em><a href="https://es.wikipedia.org/wiki/El_retrato_de_Dorian_Gray">El retrato de Dorian Gray</a></em> </p>
<h2>La atracción de lo que no tenemos</h2>
<p>Sobre todo durante las primeras etapas de nuestro periplo vital, cuando rebosamos energía y nos creemos inmortales, no dejamos de anhelar con mucha mayor intensidad lo más inaccesible, al margen de lo que se trate: una comida suculenta, un lance sexual, visitar lugares recónditos, subir a la cima de una montaña o alcanzar una meta profesional soñada durante largo tiempo. Si no catamos el objeto de nuestro deseo, la tentación mantendrá todo su vigor e incluso lo incrementará. </p>
<p>En caso contrario normalmente mermará e incluso puede que desaparezca como por ensalmo su poder de seducción, como si fuera el mejor antídoto para neutralizar semejante hechizo. A decir verdad, la madurez consigue otro tanto, al comprobarse que <a href="http://poemacadadia.blogspot.com/2008/02/no-volver-ser-joven.html">la vida iba en serio</a> y decantarse paulatinamente nuestras elecciones. ¿Habría podido Ulises regresar a Ítaca sin alcanzar cierta madurez?</p>
<h2>El deseo satisfecho ya no es deseo</h2>
<p>Cuanto más imposible nos resulte conseguir algo, al margen de su índole y naturaleza, tanto más embellecerá sus contornos o cualidades, que se difuminan drásticamente al facilitarse nuestro acceso a la persona, lugar u objeto deseados con vehemencia y una pasión ardiente.</p>
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<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/379121/original/file-20210116-15-s78kxz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/379121/original/file-20210116-15-s78kxz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=320&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/379121/original/file-20210116-15-s78kxz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=320&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/379121/original/file-20210116-15-s78kxz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=320&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/379121/original/file-20210116-15-s78kxz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=402&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/379121/original/file-20210116-15-s78kxz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=402&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/379121/original/file-20210116-15-s78kxz.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=402&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Secuencia de la película ‘El Perfume’, en la que una embrujadora fragancia irresistible causará furor entre los asistentes.</span>
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<p>La fuerza del deseo se desvanece al cumplirse lo deseado, aunque rápidamente su lugar sea ocupado por los resortes de otro anhelo insatisfecho, particularmente si se trata de algo vetado e ilícito. Lo prohibido tiene una fragancia tan irresistible como la descrita por Patrick Süskind en <em><a href="https://es.wikipedia.org/wiki/El_perfume">El perfume</a></em>.</p>
<p>Así las cosas, nuestros deseos pueden verse colmados en tan escasa medida como las desfondadas vasijas de las <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Danaides">Danaides</a>:</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/379118/original/file-20210116-15-ntjgz3.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/379118/original/file-20210116-15-ntjgz3.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/379118/original/file-20210116-15-ntjgz3.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=851&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/379118/original/file-20210116-15-ntjgz3.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=851&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/379118/original/file-20210116-15-ntjgz3.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=851&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/379118/original/file-20210116-15-ntjgz3.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=1069&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/379118/original/file-20210116-15-ntjgz3.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=1069&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/379118/original/file-20210116-15-ntjgz3.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=1069&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption"><em>Las Danaides</em> (John William Waterhouse, 1903).</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Danaides_Waterhouse_1903.jpg">Wikimedia Commons</a></span>
</figcaption>
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<h2>Prohibiciones contraproducentes</h2>
<p>En realidad, las prohibiciones acostumbran a conseguir lo contrario de cuanto pretenden evitar. La <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Ley_seca_en_Estados_Unidos">Ley Seca</a> sólo consiguió potenciar las mafias e incrementar el consumo de alcohol, tal como el execrable y harto lucrativo narcotráfico induce la captación de nuevos adictos a los que nadie tentaría sin mediar esos intereses.</p>
<p>Pocas cosas enardecen más el apetito sexual que los votos de castidad o las barrocas mistificaciones con que lo envuelven ciertas religiones o costumbres. Como señala Diderot en el <em><a href="https://fr.wikipedia.org/wiki/Suppl%C3%A9ment_au_Voyage_de_Bougainville">Suplemento al viaje de Bouganville</a></em>, las relaciones eróticas conciernen únicamente a quienes deciden protagonizarlas voluntariamente y en situación de igualdad, sin presiones de ningún tipo.</p>
<blockquote>
<p>“Si recorremos la historia de los siglos y de las naciones antiguas y modernas, veremos al ser humano sometido a tres códigos, el de la naturaleza, el civil y el religioso, forzado a infringir alternativamente esos tres códigos que jamás han estado de acuerdo. De considerarse necesario conservar los tres, es preciso que los dos últimos no sean sino el calco exacto del primero, que llevamos inscrito en el fondo de nuestro corazón y siempre será el más fuerte”.</p>
</blockquote>
<h2>El ser humano como animal volitivo</h2>
<p>Antes de que <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Gilles_Deleuze">Deleuze</a> nos describiera como <em>máquinas deseantes</em> o <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Sigmund_Freud">Freud</a> nos hiciera reparar en el papel de la <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Libido">libido</a>, <a href="https://www.alianzaeditorial.es/libro/filosofia/schopenhauer-la-lucidez-del-pesimismo-roberto-r-aramayo-9788491811053/">Schopenhauer</a> también destacó este aspecto de nuestra humana condición. A su juicio nada nos define mejor que la voluntad, por la sencilla razón de que siempre andamos queriendo algo. Antes que la definición aristotélica de <em>animal político</em>, al ser humano le cuadraría más la definición de <em>animal volitivo</em>, que viene a matizar y complementar la igualmente aristotélica de <em>animal racional</em>.</p>
<p>Para el autor de <em><a href="https://www.alianzaeditorial.es/libro/bibliotecas-de-autor/el-mundo-como-voluntad-y-representacion-1-arthur-schopenhauer-9788420674070/">El mundo como voluntad y representación</a></em>, una vez satisfechas nuestras necesidades más imperiosas pasamos a ser víctimas del aburrimiento, para volver enseguida de nuevo al comienzo del círculo vicioso y hacer girar la imparable <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Ixi%C3%B3n">rueda de Ixión</a>, cual <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/T%C3%A1ntalo_(mitolog%C3%ADa)">Tántalos</a> condenados a vernos incapaces de alcanzar lo que nos tienta.</p>
<p>Lejos de limitarse a los dictados del instinto, nuestras voliciones alcanzan grandes cotas de complejidad. Porque tampoco dejamos de ser un <em>animal simbólico</em> que habita su propio universo cultural, como bien señala <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Ernst_Cassirer">Cassirer</a>. Nuestro querer no atiende únicamente a nuestras necesidades más elementales y se configura mediante nuestras elaboraciones míticas, lingüísticas, religiosas, artísticas o filosóficas.</p>
<h2>Querencias y autoengaños</h2>
<figure class="align-right zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/379117/original/file-20210116-15-1jqht7j.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/379117/original/file-20210116-15-1jqht7j.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/379117/original/file-20210116-15-1jqht7j.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=715&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/379117/original/file-20210116-15-1jqht7j.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=715&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/379117/original/file-20210116-15-1jqht7j.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=715&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/379117/original/file-20210116-15-1jqht7j.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=899&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/379117/original/file-20210116-15-1jqht7j.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=899&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/379117/original/file-20210116-15-1jqht7j.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=899&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption"><em>Retrato de Schopenhauer</em> (Jules Lunteschütz, 1855).</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://es.wikipedia.org/wiki/Archivo:Schopenhauer_2.jpg">Wikimedia Commons</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>El propio Schopenhauer vivió en sus carnes una paradójica experiencia que dio pábulo a una de sus ideas medulares. Cuando su padre le confrontó con el mayor de sus anhelos y le planteó elegir entre estudiar conforme a su pretensión manifiesta o hacer un viaje por Europa aun renunciando a sus estudios, eligió viajar e hizo sus primeros pinitos literarios escribiendo diarios de viaje. Sólo el suicidio de su venerado padre y las rentas de su herencia le permitieron consagrarse finalmente al estudio. Como señala <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/R%C3%BCdiger_Safranski">Safranski</a> en <a href="https://periodicooficial.jalisco.gob.mx/sites/periodicooficial.jalisco.gob.mx/files/schopenhauer_y_los_anos_salvajes_de_la_filosofia-rudiger_safranski.pdf"><em>Schopenhuaer y los años salvajes de la filosofía</em></a>):</p>
<blockquote>
<p>“El padre le fuerza a adoptar la postura existencial de la decisión: una cosa o la otra. Le pone en una situación que le obliga a ‘proyectarse’ a sí mismo. Cree saber lo que quiere y por tanto tiene que decidirse. Pero será precisamente en su decisión donde podrá leer lo que realmente quiere y es. En la elección no podemos sustraernos a nuestro propio ser y después de elegir sabemos quiénes somos”.</p>
</blockquote>
<p>Si esto es así, sólo podremos conocernos a nosotros mismos cuando hacemos elecciones vitales: al comprobar si nuestras decisiones desmienten o no lo que creemos querer muy de veras con suma intensidad. Observar esa eventual discrepancia puede ayudarnos a modificar nuestros anhelos, y evitar la frustración. Algo más fácilmente alcanzable, una vez más, con la madurez.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/153430/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Roberto R. Aramayo no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>¿Acaso sucumbir a la tentación es el único modo de conjurar su seductor hechizo? ¿Nos engañamos a nosotros mismos al pretender querer cosas por las que no apostamos cuando tenemos ocasión de hacerlo?Roberto R. Aramayo, Profesor de Investigación IFS-CSIC (GI TcP). Historiador de las ideas morales y políticas. Proyectos PAIDESOC (FFI2017-82535), BIFISO (PIE-CSIC-CIV19-027), ON-TRUST CM (HUM5699) y PRECARITYLAB (PID2019-10), Instituto de Filosofía (IFS-CSIC)Licensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1539012021-01-31T19:14:52Z2021-01-31T19:14:52ZEl modernismo de un ‘Ulises’ casi centenario llega al siglo XXI<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/381333/original/file-20210129-13-1vkelrj.png?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C2%2C1920%2C1074&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Retrato de James Joyce sobre textos de su _Ulises_.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:James_Joyce_textorized.png">Wikimedia Commons / Maxf</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0/">CC BY-SA</a></span></figcaption></figure><p>Este 2 de febrero, la alabada y repudiada novela <em>Ulises</em> (1922) de James Joyce cumple 99 años. ¿Ha envejecido bien? Y ¿cómo podemos leer <em>Ulises</em>, una novela caracterizada por su exigencia formal y temática, hoy en día, en la era de la información rápida, extremadamente visual y fácil de consumir?</p>
<p>El argumento de <em>Ulises</em> es aparentemente sencillo: el dublinés Leopold Bloom pasea sin rumbo un día cualquiera de su vida, el 16 de junio de 1904. Establecido como el Bloomsday, el 16 de julio se celebra ahora en Dublín congregando a aficionados de Joyce de todo el mundo que repiten las peripecias del protagonista. </p>
<p>La estructura de la novela sigue la misma que la clásica <em>Odisea</em> de <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Homero">Homero</a>, y cada capítulo corresponde a un canto del poema épico. Los personajes, símbolos, temas y metáforas tienen también su correlato homérico: la búsqueda del padre y del hijo, la compasión, y la búsqueda del sentido como un viaje heroico, llevado en <em>Ulises</em> a la mundanidad de la vida cotidiana. </p>
<p>Cada capítulo, además, está escrito siguiendo un estilo literario distinto, imitando y hasta parodiando modas y tendencias literarias, incluido el monólogo interior, sello modernista por excelencia.</p>
<h2>La Generación Perdida y Sylvia Beach</h2>
<p>Sin embargo, Joyce no lo tuvo fácil para publicar: rechazado por la mayoría de las editoriales en Gran Bretaña, <em>Ulises</em> encontró su hogar en la modesta editorial de la librera Sylvia Beach, fundadora de la mítica Shakespeare &Co en París. </p>
<p>La librería se convertiría en el bullicioso centro de operaciones de la llamada “<a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Generaci%C3%B3n_perdida">Generación Perdida</a>”, artistas y escritores del periodo de entreguerras que, ante la futilidad de la Primera Guerra Mundial y la falta de sentido en la vida que habían vivido hasta entonces, se establecieron en París y fundaron uno de los movimientos más eclécticos, vanguardistas y notables de todo el siglo XX. </p>
<p>En ella encontramos a autores como Gertrude Stein, Francis Scott Fitzgerald o Ernest Hemingway, entre otros.</p>
<h2>El modernismo y la dificultad</h2>
<p>Joyce perteneció al modernismo, movimiento artístico caracterizado por la experimentación y la dificultad, que se fundó en los albores del siglo XX. Fueron precisamente los cambios científicos, políticos y sociales que tuvieron lugar durante los siglos XIX y XX lo que llevaron a este grupo de artistas a buscar formas nuevas de representar la realidad, despuntando en el periodo de entreguerras. Es precisamente entonces cuando se publica <em>Ulises</em> (1922), así como otras novelas de corte experimental como <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/La_se%C3%B1ora_Dalloway"><em>Mrs. Dalloway</em></a> (<a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Virginia_Woolf">Virginia Woolf</a>, 1925) o <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Manhattan_Transfer_(novela)"><em>Manhattan Transfer</em></a> (<a href="https://es.wikipedia.org/wiki/John_Dos_Passos">John Dos Passos</a>, 1925).</p>
<p>Si desde <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Plat%C3%B3n">Platón</a> y <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Arist%C3%B3teles">Aristóteles</a> se consideraba el arte como mímesis, la ruptura estética y formal del modernismo se plantea como una respuesta a la falta de referentes para representar la realidad. </p>
<p>Tras el desastre causado por la Gran Guerra, la urbanización y la industrialización masivas, y la pérdida de la fe en el progreso técnico, científico y social, el modernismo ofrece, como apunta la experta <a href="https://journals.openedition.org/ebc/7950">Laura Frost</a>, una nueva forma de entender el placer de la lectura: exigiendo al lector que “abrace la incomodidad, la confusión”. Es decir, exigen al lector que abandone sus ideas preconcebidas sobre la manera de contar historias.</p>
<p>El conocido poeta y crítico modernista <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/T._S._Eliot">T.S. Eliot</a> bautizó la técnica de superponer la historia de Odiseo con la de Leopold Bloom el “método mítico”, que consistía en “manipular un paralelismo continuo entre contemporaneidad y antigüedad”:</p>
<blockquote>
<p>“El mito es simplemente una forma de controlar, de ordenar, de dar forma y significado al inmenso panorama de futilidad y anarquía que es la historia contemporánea” (Traducción propia). </p>
</blockquote>
<p>En su ensayo <a href="http://www.uam.mx/difusion/casadeltiempo/89_jun_2006/casa_del_tiempo_num89_58_59.pdf">“<em>Ulises</em>, orden y mito”</a> (1923), Eliot afirmaba que, de hecho, esta era una forma de hacer posible la representación del mundo moderno en el arte, de convertir el caos en orden.</p>
<h2>El lugar de la dificultad hoy en día</h2>
<p>El historiador de arte <a href="https://en.wikipedia.org/wiki/John_Berger">John Berger</a> argumenta en su ensayo <a href="https://books.google.es/books?id=rhzuCgAAQBAJ&printsec=frontcover&hl=es&source=gbs_ge_summary_r&cad=0#v=onepage&q&f=false"><em>About Looking</em></a> (1980):</p>
<blockquote>
<p>“La relación entre el artista profesional y la clase gobernante o que aspiraba a gobernar siempre ha sido complicada. (…) La formación del artista –y era su formación lo que le convertía en un artista profesional– le enseñaba una serie de convenciones. Es decir, se especializaba en una serie de técnicas convencionales.” (Traducción propia)</p>
</blockquote>
<p>Si la representación está ligada a una serie de convenciones establecidas por ciertas comunidades, que ven su experiencia representada de este modo, la ruptura de la convención se debe, entonces, a una ruptura del orden social.</p>
<p>Precisamente, las novelas de vanguardia como <em>Ulises</em> nos enseñan a ir más allá en nuestra observación y comprensión de la realidad, sobre todo cuando las reglas que previamente nos ayudaban a entenderla se rompen, y nos ayudan a buscar formas nuevas de mirar al mundo en el que vivimos. Las historias que nos contamos importan a la hora de construir una narrativa histórica, sociopolítica y mítica, pero también importa cómo las contamos y cómo interpretamos los hechos narrados.</p>
<p>Modernistas como <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Djuna_Barnes">Djuna Barnes</a>, Jean Rhys, <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Virginia_Woolf">Virginia Woolf</a>, <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Hilda_Doolittle">H.D.</a>, <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Ezra_Pound">Ezra Pound</a> o el propio Joyce siguen traduciéndose, editándose, estudiándose y leyéndose hoy por todo el mundo, lo que pone de manifiesto la relevancia de su aportación al canon literario y a las múltiples maneras de representar la experiencia de la realidad. </p>
<p>Por ello, en tiempo inciertos como los que vivimos, donde las <em>fake news</em> están a la orden del día y los relatos del pasado parecen haberse roto, es importante sucumbir a la dificultad, abandonar estrategias que ya no sirven y experimentar nuevas formas de contarnos.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/153901/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Laura de la Parra Fernández recibe fondos del proyecto PID2019-108988GB-I00, financiado por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades.</span></em></p>La gran novela experimental de Joyce no solo no ha envejecido, sino que nos recuerda la importancia de romper las convenciones y buscar nuevas maneras de narrar el mundo que nos rodea.Laura de la Parra Fernández, Profesora Ayudante Doctora, Universidad Complutense de MadridLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1352862020-04-16T17:52:16Z2020-04-16T17:52:16Z¿Malos tiempos para envejecer? Los mayores de 60 y la escasez de recursos<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/326775/original/file-20200409-188938-nptn6b.png?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C2526%2C1927&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">_Aquiles le da a Néstor el Premio de la Sabiduría Olímpica_, Joseph Désiré Court, 1796-1865.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Court_-_Achille_pr%C3%A9sent%C3%A9_%C3%A0_Nestor_lg_white_balanced.png">Wikimedia Commons</a></span></figcaption></figure><p>Antes de la pandemia del Covid-19, <a href="https://www.con-textoskantianos.net/index.php/revista/article/view/279/342">cumplir 60 años</a> significaba entrar en la <em><a href="http://somosmadurescentes.com/que-es-la-madurescencia/">madurescencia</a></em> y tener casi media vida por delante. Incluso había que seguir trabajando bastantes años más. Pues de otro modo se sobrecargaría el sistema de pensiones, debilitado por una sustantiva merma de cotizaciones del precario mercado laboral.</p>
<p>Sin embargo, de un día para otro, esa edad se torna el umbral de acceso al <em>mayor grupo de alto riesgo sanitario</em>, según las primeras estadísticas de mortandad producidas por la pandemia. Los <em>madurescentes</em> devienen sin solución de continuidad unos “vejestorios”, aunque sigan teniendo por delante muchos años de actividad laboral <a href="https://theconversation.com/macron-los-privilegios-y-la-desigualdad-128685">para poder jubilarse</a> y dejar su puesto vacante.</p>
<h2>Los dilemas morales planteados por la escasez</h2>
<p>Por añadidura, la saturación del sistema sanitario plantea <a href="https://theconversation.com/etica-medica-decisiones-sobre-el-acceso-de-pacientes-a-uci-en-situacion-de-pandemia-135587">dilemas morales harto complejos</a>. Se impone que los médicos evalúen las “expectativas vitales” del paciente. Cuentan los antecedentes clínicos, pero también el factor de la edad y, nos guste o no, tal criterio podría dar pie al paulatino e inarvertido advenimiento de una indeseada <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Eugenesia">eugenesia</a>.</p>
<p>Al tratarse de una emergencia, las medidas adoptadas deberían ser provisionales. Con todo, pueden dejar su poso, al modo en que lo hace la calumnia. En una sociedad donde prolifera la escasez de recursos, los más viejos pueden acabar estorbando. Recordemos el planteamiento de la película <em><a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Cuando_el_destino_nos_alcance">Cuando el destino nos alcance</a></em>, basada en una distópica novela con el significativo título de <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/%C2%A1Hagan_sitio!,_%C2%A1hagan_sitio!"><em>¡Hagan sitio, hagan sitio!</em></a>, cuya trama tiene lugar en el año ¡2022!</p>
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<h2>Kant, Mill, y el Titanic</h2>
<p>Si no le comprendo mal, a juicio del profesor <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Enrique_Bonete_Perales">Enrique Bonete</a> los ancianos <em>deberían</em> ceder con alborozo su cuota de cuidados intensivos a pacientes jóvenes, particularmente si estos tienen descendencia. Para sustentar este parecer, alega principios éticos que hace coincidir con su particular óptica cristiana e invoca <a href="https://filosofiasofic.org/2020/03/28/sobre-el-debate-etico-en-torno-a-las-decisiones-medicas-en-situaciones-limite/">una solidaria filantropía utilitarista</a> en el seno de “la gran familia humana”, la cual se vería dignificada con semejante planteamiento. </p>
<p>Pretende sustentar sus tesis en <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Immanuel_Kant">Kant</a> y <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/John_Stuart_Mill">Mill</a>. Pero a mi juicio la lectura de Kant arroja un saldo muy diferente. Siempre que reconozcamos un principio tan fundamental como el de <a href="https://www.unebook.es/es/libro/fundamentacion-para-una-metafisica-de-las-costumbres_138540">no utilizarnos a nosotros mismos como un simple medio instrumental</a> para lograr una u otra finalidad, al margen de cual pueda ser esta. Y <a href="https://www.unebook.es/es/libro/critica-de-la-razon-practica_138270">ni siquiera un hipotético Dios</a> estaría habilitado para hacer algo así, según enfatiza el propio <a href="http://cchs.csic.es/es/article/roberto-r-aramayo-ifs-publica-kant-moral-politica">Kant</a> al recalcar su premisa contra la instrumentalización propia o ajena de las personas. Por lo tanto nadie podría considerar su deber el inmolarse en aras de un presunto bien mayor, toda vez que, al hacerlo, estaría tomándose a sí mismo como un mero medio sin considerarse al mismo tiempo como un fin. Por otro lado, en <a href="https://books.google.fr/books/about/Qu%C3%A9_es_la_Ilustraci%C3%B3n_y_otros_escritos.html?id=srFBngEACAAJ&redir_esc=y"><em>Teoría y práctica</em></a> Kant rechaza que un presunto derecho en caso de necesidad justifique arrebatar a otro naufrago su salvavidas y no se plantea en absoluto que nadie deba ceder esa tabla de salvación.</p>
<figure class="align-right zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/326781/original/file-20200409-158177-1h6cnu7.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/326781/original/file-20200409-158177-1h6cnu7.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/326781/original/file-20200409-158177-1h6cnu7.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=411&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/326781/original/file-20200409-158177-1h6cnu7.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=411&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/326781/original/file-20200409-158177-1h6cnu7.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=411&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/326781/original/file-20200409-158177-1h6cnu7.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=516&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/326781/original/file-20200409-158177-1h6cnu7.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=516&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/326781/original/file-20200409-158177-1h6cnu7.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=516&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">El hundimiento del Titanic. Willy Stöwer, 1912.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:St%C3%B6wer_Titanic.jpg">Wikimedia Commons / Magazine Die Gartenlaube</a></span>
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<p>Desde luego, hablamos de situaciones donde impera una extrema emergencia, como la sufrida en el hundimiento del <em>Titanic</em>. Un trance en el que –dicho sea de paso– los criterios para subir al bote salvavidas estaban predeterminados por las tres diferentes clases del pasaje. </p>
<p>La cuestión es que, al creer insumergible la nave, no se dotó a ese navío transatlántico con suficiente número de botes salvavidas. Tranzando cierto paralelismo con esa imprevisión dictada por la prepotencia, cabe preguntarse lo siguiente ante ciertos estragos del Covid-19: ¿Cuál es el auténtico trasfondo de que no logremos reunir los recursos necesarios para paliar las emergencias provocadas por la pandemia en sociedades donde tanto menudea lo superfluo y escasean cosas que resultan de vital importancia?</p>
<p>Si tomamos en cuenta la edad o cualquier otro criterio personal para repartir la escasez de recursos, el siguiente paso podría ser el de catalogar a la ciudadanía según determinadas clases o categorías, e ir admitiendo sin darnos cuenta una eugenesia generalizada, tras descartar a quienes tengan menos esperanza de vida por una u otra razón.</p>
<h2>De las decisiones puntuales a la teoría moral</h2>
<p>Una cosa es tener que tomar puntualmente una compleja decisión deontológica en <a href="https://theconversation.com/el-trance-del-triaje-cuando-los-medicos-tienen-que-decidir-a-quienes-no-pueden-salvar-135505">el trance del triaje</a>, u <a href="https://theconversation.com/como-cabe-despedirse-de-la-vida-128892">optar personalmente por la eutanasia</a>, y otra muy distinta otorgarle una cobertura teórica desde principios morales al indeseable trance de no poder vernos asistidos por escasear unos determinados recursos, <em>como si</em> esa opción pudiera devenir un criterio ético con validez universal para todos y bajo cualesquiera circunstancias asimilables. Cuando en realidad es una máxima de índole pragmática y totalmente coyuntural.</p>
<p>Imaginemos que junto a la edad se fueran tomando en cuenta otras circunstancias personales. Como las condiciones físicas naturales o adquiridas, la situación patrimonial, los trastornos emocionales, albergar unas creencias determinadas o el estar sin trabajo. Pues todo ello viene a incidir en las expectativas de vida del paciente. Por esa resbaladiza pendiente podríamos precipitarnos hacia el abismo de las doctrinas eugenésicas y es peligroso asomarse a ese precipicio sin las debidas cautelas.</p>
<p>A veces las reducciones al absurdo permiten visualizar mejor los problemas. Así lo hizo <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Jonathan_Swift">Jonathan Swift</a> en su satírica <em><a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Una_modesta_proposici%C3%B3n">Una modesta proposición</a></em>. Exasperado porque no se adoptasen medidas para frenar el abuso de los terratenientes con sus arrendamientos durante malas cosechas concatenadas, y con ánimo de sacudir las conciencias, Swift recurrió a su cáustica ironía. Los empobrecidos campesinos podían decidir vender a sus hijos, para que se los comieran directamente quienes hacían morir de hambre a toda su familia. Lo malo es que hubo quien se lo tomó en serio.</p>
<h2>¿Ancianos <em>vintage</em> o trastos viejos?</h2>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/326784/original/file-20200409-158177-1viuapt.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/326784/original/file-20200409-158177-1viuapt.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/326784/original/file-20200409-158177-1viuapt.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/326784/original/file-20200409-158177-1viuapt.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/326784/original/file-20200409-158177-1viuapt.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=600&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/326784/original/file-20200409-158177-1viuapt.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/326784/original/file-20200409-158177-1viuapt.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/326784/original/file-20200409-158177-1viuapt.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=754&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Afiche retro de garaje de época.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-vector/vintage-garage-retro-poster-205014112">AXpop / Shutterstock</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Pero eludamos el catastrofismo y abordemos la tercera edad en clave positiva. Tendamos a educar nuestra percepción social del envejecimiento. Pues no es lo mismo catalogar algo con la muy apreciada etiqueta de <a href="https://www.significados.com/vintage/"><em>vintage</em></a> que tildarlo de “trasto viejo” y verlo por tanto como algo desechable.</p>
<p>Desde la noche de los tiempos, tribus, ciudades, pueblos y naciones han regido sus destinos comunitarios dejándose asesorar por un consejo de ancianos, al entender que su experiencia resultaba capital para fijar los rumbos de la comunidad. Entre nosotros esa sensibilidad parece haber cambiado. Quizá porque la juventud se siente postergada en un sistema que les impone una feroz y excluyente competitividad mutua, situación que bien pudiera propiciar tramas como la planteada por <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Adolfo_Bioy_Casares">Bioy Casares</a> en su <em><a href="https://www.unebook.es/es/libro/diario-de-la-guerra-del-cerdo_136181">Diario de la guerra del cerdo</a></em>, donde los jóvenes dan en atacar a sus mayores, arruinando el júbilo de su jubilación.</p>
<h2>Justicia para con las generaciones precedentes</h2>
<p>Dentro de las prioridades que la traumática pandemia debería cambiar, está una robusta y bien dotada red asistencial para el vulnerable colectivo de
<a href="https://cadenaser.com/programa/2020/04/02/hoy_por_hoy/1585805130_956813.html">nuestros ancianos</a>. Hay que costear sin reparar en gastos cuidadores domésticos en hogares propios o tutelados y brindar alternativamente acomodos dignos en residencias que merezcan tal nombre. Este capítulo debería ser unas de las inversiones preferentes para nuestras arcas públicas. </p>
<p>A esta grave amenaza sólo se la puede combatir con una cooperación global y <a href="https://www.guillermoescolareditor.com/libro/en-busca-de-la-comunidad-ideal_95254/">cosmopolita</a> de sesgo <a href="https://ctkebooks.net/wp-content/uploads/2018/10/HACIA-LA-PAZ-PERPETUA.pdf">kantiano</a>, que nos permita encontrar con mayor eficacia vacunas para todos al margen de las patentes, allegar con urgencia los recursos idóneos a este tipo de crisis y adoptar las <a href="https://theconversation.com/reflexiones-desde-la-filosofia-lo-que-covid-19-puede-ensenarnos-134023">medidas oportunas</a> destinadas a paliar los estragos económicos, políticos y sociales de la pandemia del Covid-19.</p>
<p>Para todo ello hay que poner entre paréntesis esa despiadada competitividad económica ultraneoliberal que lo trastoca y subvierte todo. En ese contexto se debe incentivar el respeto hacia nuestros mayores como un valor social ineludible. Quienes fueron <em><a href="https://elpais.com/elpais/2020/04/06/opinion/1586170226_113917.html">Los niños de la guerra</a></em> siempre han sabido mostrar una solidaria generosidad con las generaciones posteriores que ahora les regateamos a ellos por la hegemonia del pensamiento único.</p>
<h2>La prudente sabiduría del anciano Néstor</h2>
<p>En <em><a href="https://www.atrio.org/wp-content/uploads/DE-SENECTUTE.pdf">Sobre la senectud</a></em> de Séneca encontramos instructivas reflexiones para quienes tienen que aprobar las partidas presupuestarias de cualquier Estado: </p>
<blockquote>
<p>“Ni siquiera el sabio puede afrontar la vejez de manera llevadera en medio de la más profunda indigencia”.</p>
</blockquote>
<figure class="align-left ">
<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/324554/original/file-20200401-66130-1t6w0s4.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/324554/original/file-20200401-66130-1t6w0s4.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=338&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/324554/original/file-20200401-66130-1t6w0s4.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=338&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/324554/original/file-20200401-66130-1t6w0s4.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=338&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/324554/original/file-20200401-66130-1t6w0s4.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=424&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/324554/original/file-20200401-66130-1t6w0s4.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=424&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/324554/original/file-20200401-66130-1t6w0s4.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=424&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Emilio Lledó en su biblioteca.</span>
</figcaption>
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<p>¿Acaso las nuevas generaciones no tienen mucho que aprender de figuras tan imprescindibles como <a href="https://www.rtve.es/alacarta/videos/imprescindibles/imprescindibles-emilio-lledo-mirar-palabras/5547879/">Emilio Lledó</a>? Voces como la suya resultan más necesarias que nunca en trances donde lo absolutamente primordial recobra su protagonismo. </p>
<p>Según la <em><a href="https://theconversation.com/fue-homero-un-invent-129050">Iliada</a></em> el anciano <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/N%C3%A9stor_(mitolog%C3%ADa)">Néstor</a> era tan astuto e ingenioso como <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Odiseo">Ulises</a>, pero su mayor edad le hacía ser por añadidura más prudente y conciliador. Tomemos nota.</p>
<p>Más nos valdría venerar e integrar socialmente a nuestros mayores, en lugar de apresurarnos a darlos por amortizados. Sea cuál sea nuestro camarote al iniciar el periplo de la vida, en sus últimas etapas cualquiera merece ocupar una confortable cabina bien equipada, sin temer verse arrojado por la borda como un lastre.</p>
<p>Nuestra mirada sobre nuestros mayores perfila el modelo de sociedad que anhelamos. A este respecto, la crisis del Covid-19 ha reflejado una imagen bastante sombría en el espejo de nuestra moralidad. </p>
<hr>
<p><em>* A los familiares de Felipe Gómez Aceña (1920-2020), recién fallecido en una residencia madrileña para mayores. Y a Jeanine Jousseaume (Madrid 1931), “una niña de la guerra” exilada que, a sus 88 años, afronta sola el confinamiento epidémico en su casa de Orignolles.</em></p>
<hr><img src="https://counter.theconversation.com/content/135286/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Roberto R. Aramayo no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Nuestra mirada sobre la vejez forja nuestro modelo de sociedad. Venerar la senectud y sus enseñanzas nos hace más humanos. La pandemia y la escasez de ciertos recursos han revelado graves deficienciasRoberto R. Aramayo, Profesor de Investigación IFS-CSIC. Historiador de las ideas morales y políticas, Instituto de Filosofía (IFS-CSIC)Licensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1105382019-01-31T21:22:34Z2019-01-31T21:22:34ZCómo perder el miedo a leer a Joyce<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/256356/original/file-20190130-108367-1jwuu1p.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=6%2C6%2C4275%2C2837&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/dublinireland-february-28-2018-bronze-james-1038392611"> Yulia Plekhanova / Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>Yo entiendo algo del miedo a Joyce porque no me gusta el agua fría. En los días más tórridos del verano, cuando estoy en la orilla de la playa, con los pies ya metidos, me lo pienso y estoy por darme la vuelta. Pero siempre hay alguien que me grita desde dentro: “¡Métete, no tengas miedo, que está muy buena!”.</p>
<p>Lo mismo pasa con Joyce. Hay momentos en que uno dice: “Demasiado frío, demasiado esfuerzo”. Muchos tienen la certeza de que hay un libro que nunca leerán, entre los miles y millones de volúmenes que se guardan en las bibliotecas. Y no pasa nada. Se puede llevar una vida normal sin leer el <em>Ulises</em>. Y sin nadar. </p>
<h2>El secreto del día a día</h2>
<p>Sin embargo, hay algo que nos empuja mar adentro, que nos recuerda que el <em>Ulises</em> debe esconder algún secreto, puesto que en muchas encuestas resulta ser <a href="https://www.nytimes.com/1998/07/20/books/ulysses-at-top-as-panel-picks-100-best-novels.html">la novela más importante</a>, esto es, ineludible, del siglo XX. </p>
<p>¿Y por qué está el agua tan fría? Una de las razones se entiende sin problemas hoy en día: la lectura de <em>Ulises</em>, como la nuestra en el presente, no es lineal. ¿Se imaginan hoy a alguien que no aparque ocasionalmente un libro para aclarar una duda en internet? ¿Que no use Google Maps? ¿O Wikipedia? </p>
<p>Necesitamos hipervínculos, porque unas cosas están conectadas con otras, como el periplo de Stephen Bloom por su ciudad con el viaje de Odiseo, o el Mediterráneo con el mapa de Dublín. A Joyce hay que leerlo usando más de un libro. Si no, uno se ahoga. </p>
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<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/256358/original/file-20190130-108355-nxe63z.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/256358/original/file-20190130-108355-nxe63z.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/256358/original/file-20190130-108355-nxe63z.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/256358/original/file-20190130-108355-nxe63z.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=400&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/256358/original/file-20190130-108355-nxe63z.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/256358/original/file-20190130-108355-nxe63z.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/256358/original/file-20190130-108355-nxe63z.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=503&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Todos los 16 de junio se celebra en Dublín el BloomsDay, que sigue los pasos del protagonista del <em>Ulises</em> por la capital irlandesa.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.flickr.com/photos/stephmouss/4706888914/">Stéphane Moussie / Flikr</a></span>
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<p>La otra razón tiene que ver con los detalles. “La vida,” decía Stephen, “son muchos días, día tras día,” cada uno de ellos tan específico que en el <em>Ulises</em> sólo da tiempo a contar lo que pasa en una jornada, el 16 de junio. Cómo se curva el filo de un riñón de cerdo cuando se quema. Cómo mira el gato cuando a uno le dan ganas de ir al baño. Cómo gestionar un trozo de filete que se hace bola en la boca. Cómo indicarle al conductor que uno se baja en la próxima. Dónde limpiarse después de… ya saben.</p>
<h2>Joyce, el pendenciero</h2>
<p>Gran parte del miedo (al agua fría) viene de la imagen pública de James Joyce. Joyce es uno de esos escritores que no querríamos tener por vecino. Se granjeó la enemistad de muchos de sus contemporáneos, como Virginia Woolf o D.H. Lawrence. <a href="http://www.ricorso.net/rx/az-data/authors/j/Joyce_JA/notes/Figures/Yeats_WB.htm">Dijo de Yeats</a> –luego lo suavizó– que era demasiado mayor como para que él pudiera influirle y, de Proust, que no le veía ningún talento especial. </p>
<p>Manipulaba a los amigos, les pedía dinero continuamente. Fue mal hijo. Mal hermano. Borracho. Insolente. Arrogante. Muchos aún se sienten heridos por aquel comentario suyo en el que <a href="https://www.jstor.org/stable/1207616?seq=1#page_scan_tab_contents">declaró que había escrito <em>Ulises</em> para tener a los críticos ocupados durante trescientos años</a>. </p>
<p>Así se explica fácilmente una hostilidad que, en muchos casos, sirve también de coartada para no leer su obra. Pero, a pesar de su personalidad, Joyce fue profeta. Hoy es bien conocida la “<a href="https://www.jstor.org/stable/25478079?seq=1#page_scan_tab_contents">Joyce Industry</a>:” críticos que escriben libros sobre libros de libros sobre su obra y la de muchos otros, con relación aparente o no. Y así seguiremos, probablemente, durante trescientos años y más. </p>
<h2>El agua no está tan fría</h2>
<p>Visto con un poco más de tolerancia, Joyce no da tanto miedo. Luchó por ser escritor en un país donde no resultaba fácil salir de la pobreza. Irlanda era, al final de la época victoriana, colonia del Imperio Británico y el último refugio, junto con España, del catolicismo. </p>
<p>Además, el incipiente nacionalismo promocionaba cierto folclore local que sofocaba a Joyce. Hizo suyo el <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Non_serviam">lema satánico</a> “non serviam”, y se convirtió en el artista rebelde y exiliado que conocemos. Lo cual, curiosamente, no le impidió ver el mundo desde la perspectiva de un criado. De hecho, se enamoró de una camarera de hotel, Nora, con quien compartió casi toda su vida.</p>
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<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/256357/original/file-20190130-108338-1tm0tcc.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/256357/original/file-20190130-108338-1tm0tcc.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=470&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/256357/original/file-20190130-108338-1tm0tcc.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=470&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/256357/original/file-20190130-108338-1tm0tcc.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=470&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/256357/original/file-20190130-108338-1tm0tcc.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=591&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/256357/original/file-20190130-108338-1tm0tcc.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=591&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/256357/original/file-20190130-108338-1tm0tcc.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=591&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">James Joyce en 1915.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/File:James_Joyce_in_1915.jpg">C. Ruf / Wikimedia Commons</a></span>
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<p>Su único oficio conocido fue el de profesor de inglés. Daba clases particulares y en academias, sobre todo la “Berlitz” de Trieste y Zúrich. La bonanza económica le llegó a partir de los cuarenta años, ya en París, hacia 1922. Para 1940, casi veinte años después, cobraba 4.300 dólares al año, si bien los avatares de la guerra le impedían disponer del total. </p>
<p>El dinero venía de una generosa donación por parte de <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Harriet_Shaw_Weaver">Harriet Shaw Weaver</a>, su gran benefactora, y de los royalties de sus editoriales: Faber, John Lane en Inglaterra, Viking y Random House en Estados Unidos.</p>
<p>A pesar de haber salido de la pobreza, los últimos años de Joyce no retratan a un rebelde adolescente que impone respeto, sino a un escritor avejentado, asediado por la tragedia. Huyendo de París y los nazis, la familia se refugió cerca de Vichy en 1939. Su hija Lucía, sin embargo, quedó internada en un centro psiquiátrico de la zona ocupada. Por más que lo intentó, ya no pudo verla más. </p>
<p>George, su hijo, estaba en situación de “movilizable” tanto por el ejército italiano como por el británico. <a href="http://www.ricorso.net/rx/az-data/authors/b/Beckett_S/xtras/xtra6.htm">Samuel Beckett, amigo y compatriota</a>, ilocalizable en París. Y Paul Léon, confidente y consejero, a punto de ser arrestado por las SS. </p>
<p>Su situación era similar a la de otros muchos desplazados por la guerra. <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Antonio_Machado#Exilio_y_muerte">Antonio Machado consiguió llegar hasta Colliure</a> a principios de ese mismo año –por las fechas en que se se publicó <em>Finnegans Wake</em>– y <a href="http://walterbenjaminportbou.cat/es/content/portbou-anys-d%E2%80%99exili">Walter Benjamin, hasta la frontera española en Port Bou</a>, donde acabó tomándose una sobredosis de morfina. </p>
<p>El mismo Joyce tuvo muchos problemas para entrar en Suiza. Las autoridades le tenían por judío, como Bloom, el protagonista de <em>Ulises</em>. Allí murió, en Zúrich, el 13 de enero de 1941. </p>
<p>No llegó a su sexaségimo cumpleaños el 2 de febrero, fecha que recordamos quienes superamos el miedo al agua fría. Aunque es más conocida mundialmente por ser el “Día de la Marmota.”</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/110538/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Ricardo Navarrete Franco no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>La extensión y aparente complejidad del ‘Ulises’ de James Joyce nos pueden asustar. Pero, como en las mejores cosas de la vida, el esfuerzo tiene su recompensa.Ricardo Navarrete Franco, Profesor Titular de Universidad: Filología Inglesa, Universidad de SevillaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.