tag:theconversation.com,2011:/us/topics/variante-97992/articlesvariante – The Conversation2023-08-16T18:30:58Ztag:theconversation.com,2011:article/2115292023-08-16T18:30:58Z2023-08-16T18:30:58Z¿Vuelve la covid-19?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/543019/original/file-20230816-25-574lhh.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C17%2C3994%2C2640&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/patient-covid19-did-express-test-home-1888412188">Helen Sushitskaya / Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>En los últimos días se está hablando mucho de un incremento de casos de covid-19. Volvemos a tener conocidos de círculo cercano o familiares que han contraído la enfermedad y <a href="https://efe.com/portada-espana/2023-08-11/covid-repunte-verano-leve-hospitales-enfermedades-respiratorias/">los medios de comunicación están informando sobre ello</a>. También se está especulando con las posibles causas: desde la expansión de una <a href="https://www.reuters.com/world/what-is-eris-new-covid-variant-2023-08-14/">nueva variante</a> hasta el cese de la obligatoriedad del uso de las mascarillas <a href="https://theconversation.com/hasta-las-pandemias-pasan-de-moda-205164">tras finalizar la emergencia sanitaria de importancia internacional</a>.</p>
<h2>Situación actual</h2>
<p>Lo cierto es que sí que se está detectando una mayor presencia de la dolencia en las últimas semanas, aunque los datos deben interpretarse con cautela por las limitaciones actuales en la realización de pruebas. En España, por ejemplo, así lo muestra el <a href="https://www.isciii.es/QueHacemos/Servicios/VigilanciaSaludPublicaRENAVE/EnfermedadesTransmisibles/Documents/GRIPE/Informes%20semanales/Temporada_2022-23/Informe%20semanal_SiVIRA_312023.pdf">último informe del Sistema de Vigilancia de las Infecciones Respiratorias Agudas (SiVIRA)</a>: la tasa de covid-19 identificada en atención primaria ha aumentado significativamente desde el 2 de julio de 2023 (29,3 casos por 100 000 habitantes) hasta el 6 de agosto de 2023 (88 casos por 100 000 habitantes). </p>
<p>En el mismo período, la tasa de hospitalización ha pasado de 0,6 a 2,04 casos por 100 000 habitantes, si bien ha registrado fluctuaciones. El porcentaje de positividad a SARS-CoV-2 se sitúa en la última semana en el 32 %, cuando hace un mes estaba en 24 %. De todos modos, la tendencia es muy diferente según comunidades y territorios.</p>
<p>En la Unión Europea también se ha <a href="https://www.ecdc.europa.eu/en/covid-19/country-overviews">notificado</a> durante este mismo lapso de tiempo una tendencia creciente de casos en la mayoría de los grupos de edad, aunque los demás indicadores se mantienen estables.</p>
<h2>¿Significa que la covid-19 ha vuelto?</h2>
<p>Hay que ser conscientes de que, en realidad, <a href="https://theconversation.com/inmunidad-de-grupo-que-lecciones-podemos-extraer-de-la-pandemia-de-covid-19-200841">la covid-19 nunca se fue</a>. El virus SARS-CoV-2 permanece entre nosotros. Y por eso, no es extraño que volvamos a ver repuntes cuando las circunstancias cambian. Lo hemos experimentado ya con anterioridad en estos últimos casi cuatro años. </p>
<p>Este virus no se está comportando como otros estacionales, que circulan poco en los momentos de mayor temperatura y reaparecen en las épocas frías. En el caso del SARS-CoV-2, hemos tenido ondas importantes casi todos los veranos. Las circunstancias que cambian son nuestros comportamientos: mayores interacciones sociales, con personas de ámbitos diversos y edades variadas y en lugares en los que no estamos el resto del año. </p>
<p>En esta ocasión, a ello cabe añadirse la percepción, probablemente mayoritaria, de que la enfermedad ya no existe o de que ya no debemos ni preocuparnos ni ocuparnos de ella. Esto hace que, en general, se haya relajado la actitud de precaución y la conducta que podría reducir la transmisión. </p>
<p>Tal cambio de percepción es explicable por los años que llevamos conviviendo con el virus. La pandemia nos ha afectado duramente, limitando las relaciones personales y profesionales, con un importante impacto tanto en la economía como en nuestras vidas. </p>
<h2>La nueva variante de SARS-CoV-2</h2>
<p>En España, según el citado informe de SiVIRA, la variante XBB es la que ha presentado mayor circulación en las últimas cinco semanas (33 %). En los casos hospitalizados, las variantes más presentes son, durante este período, la XBB.1.5 (38 %), la BA.2 (38 %) y la XBB (13 %). En la Unión Europea, según los datos de que dispone <a href="https://www.ecdc.europa.eu/en/covid-19/variants-concern">el Centro Europeo para la Prevención y el Control de las Enfermedades</a>, correspondientes a diez países, la más abundante es la XBB.1.5 (94,8 %).</p>
<p>Una nueva subvariante, considerada todavía por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en <a href="https://www.who.int/docs/default-source/coronaviruse/09082023eg.5_ire_final.pdf?sfvrsn=2aa2daee_1">su última evaluación como variante de interés</a>, es la denominada EG.5, un linaje descendiente de la XBB.1.9.2. La mayor parte de las secuencias de EG.5 detectadas en todo el mundo corresponden a China (2 247 secuencias, el 30,6 % del total). También está presente en España (107 secuencias, el 1,5 %). </p>
<p>En el último mes se ha observado un incremento de la proporción de la subvariante EG.5. La OMS la califica en su último informe como de riesgo bajo para la salud pública a nivel mundial, según la evidencia disponible. Si bien ha mostrado una mayor prevalencia y propiedades de escape inmunitario, no se han informado cambios en la gravedad de la enfermedad. Concretamente, la OMS considera que esta subvariante puede “causar un aumento en la incidencia de casos y volverse dominante en algunos países, o incluso a nivel mundial”.</p>
<p>En conclusión, sí estamos en un período de incremento de incidencia de la covid-19, pero no parece que tenga impacto sobre la gravedad de los casos. En España, aunque se ha detectado la nueva subvariante, no puede atribuirse ese aumento a la presencia de la misma.</p>
<h2>No bajemos la guardia con los más vulnerables</h2>
<p>En cualquier caso, es importante recordar que hay personas que, por su situación inmunitaria o de mayor vulnerabilidad, continúan siendo susceptibles de desarrollar cuadros más graves e incluso mortales. </p>
<p>Por ello debemos seguir manteniendo las precauciones si desarrollamos síntomas: evitar o limitar el contacto con personas vulnerables, utilizar medidas de protección (mascarillas) y extremar las de prevención (lavarnos las manos, evitar lugares cerrados sin ventilación) ante el contacto con otras personas vulnerables. </p>
<p>Para finalizar, es necesario destacar que es una garantía de menor afectación mantener un buen estado inmunitario, mediante el seguimiento de las pautas de vacunación. Resulta fundamental mantener y asegurar la vigilancia epidemiológica para tomar las decisiones adecuadas con la mejor base científica.</p>
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<p><em>Artículo realizado con el asesoramiento de la <a href="https://seepidemiologia.es/">Sociedad Española de Epidemiología</a>.</em></p>
<hr><img src="https://counter.theconversation.com/content/211529/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Óscar Zurriaga recibe fondos, obtenidos en concurrencia competitiva, del Instituto de Salud Carlos III, para la realización de un proyecto de investigación. Es presidente de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE) y miembro de la Comisión Asesora de Comunicación de la SEE.</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Ángela Domínguez García es investigadora de los proyectos financiados siguientes: Proyecto PI19/00354 del Instituto de Salud Carlos III, Grant Agreement 801495-EU-JAV y AGAUR 2021-SGR-00702. Es miembro del Consell Assessor de Salut Pública de l'Agència de Salut Pública de Catalunya y miembro del Consell Assessor en Vacunacions de l'Agència de Salut Pública de Catalunya. Es Coordinadora del Grupo de Trabajo sobre Vacunaciones de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE) y miembro de la Comisión Asesora de Comunicación de la SEE.</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Eduardo Briones Pérez de la Blanca es miembro de Grupo de comunicación de la Sociedad Española de Epidemiología</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Formo parte de la Comisión Asesora de comunicación de la SEE y recibo fondos, obtenidos en concurrencia competitiva, del Gobierno de Aragón, para la realización de proyectos de investigación (Proyecto LMP92_21).</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>María Isabel Portilo. Secretaria de la Junta Directiva de la Sociedad Española de Epidemiologia y miembro de la Comisión Asesora de Comunicación</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>MJ Forjaz ha recibido fondos del Instituto de Salud Carlos III, para la realización de proyectos de investigación en concurrencia competitiva. Es vicepresidenta de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE) y miembro de la Comisión Asesora de Comunicación de la SEE.</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Mario Fontán Vela recibe fondos del Centro Europeo para el Control y Prevención de Enfermedades. Forma parte de la Comisión Asesora de Comunicación de la SEE.</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Pere Godoy es profesor titular de Medicina Preventiva y Salud Publica en la Universidad de Lleida, coordinador del Programa de Prevención, Vigilancia y Control de Enfermedades Transmisibles (PREVICET) del CIBERESP e investigador principal de los proyectos competitivos sobre tuberculosis (PI18/01751) y COVID-19 (PI21/01883). Es miembro del Grupo de Trabajo de Vacunas de la Sociedad Española de Epidemiología, y del Consell Assessor de Vacunacions de la Agència de Salut Pública de Catalunya</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Maica Rodríguez-Sanz no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Es cierto que se está registrando un repunte de la enfermedad, pero no parece afectar a la gravedad de los casos. El cambio de costumbres durante el verano y la relajación de las medidas preventivas explicarían este incremento.Óscar Zurriaga, Profesor Titular. Dpto. de Medicina Preventiva y Salud Pública (UV). Serv. Estudios Epidemiológicos y Vig. Enf. No Transmisibles (Generalitat Valenciana). Unid. Mixta Investigación Enfermedades Raras FISABIO-UVEG. CIBER Epidemiología y Salud Pública, Universitat de ValènciaÁngela Domínguez García, Catedrática Medicina Preventiva y Salud Pública, Departamento de Medicina, CIBER Epidemiología y Salud Pública, Universitat de BarcelonaEduardo Briones Pérez de la Blanca, Médico epidemiólogo, especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública, Junta de AndalucíaFederico Eduardo Arribas Monzón, Jefe de Servicio de Evaluación y Acreditación Sanitaria. Dirección General de Asistencia Sanitaria, Departamento de Sanidad de AragónMaica Rodríguez-Sanz, Responsable del Área de Investigación, docència y comunicación, l'Agència de Salut Pública de BarcelonaMaría Isabel Portillo, Coordinadora de los Programas de cribado de cáncer colorrectal y prenatal. Osakidetza-Servicio Vasco de Salud, Osakidetza - Servicio Vasco de SaludMaria João Forjaz, Investigadora en salud pública, Instituto de Salud Carlos IIIMario Fontán Vela, Doctorando en Epidemiología y Salud Pública, Universidad de AlcaláPere Godoy, Medical Doctor, Professor Public Health, Universitat de LleidaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1748162022-01-25T19:00:41Z2022-01-25T19:00:41ZCovid-19: ¿Es ómicron realmente menos virulenta?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/442276/original/file-20220124-23-17tmwbl.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=419%2C0%2C4573%2C2093&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-illustration/covid19-virus-germs-cells-coronavirus-illustration-2110688051">Shutterstock / Eakrin Rasadonyindee</a></span></figcaption></figure><p>Que ómicron es menos virulenta que las variantes anteriores probablemente lo hayamos escuchado todos en el último mes. Pero ¿estamos seguros de dicha información? ¿En qué nos basamos para afirmarlo?</p>
<p>La virulencia de un agente infeccioso se entiende como un grado de patogenicidad. Entendemos que algo es patógeno cuando es capaz de producir una enfermedad o un efecto nocivo. Para que el agente infeccioso sea patógeno se necesitan dos elementos: el agente infeccioso y el hospedador del mismo. </p>
<h2>El poder de una nueva variante</h2>
<p>La virulencia intrínseca del SARS-CoV-2 depende de su potencial para replicarse en las células que infecta, para evadir nuestra respuesta inmune y para inducir un tipo de respuesta anómala que desencadena la covid-19.</p>
<p>Entre los elementos de virulencia intrínsecos del virus encontramos dos tipos de proteínas: las estructurales, presentes en la partícula viral, y las no estructurales, que sólo se producen durante el proceso de replicación del virus en la célula infectada. </p>
<p>Este proceso implica una interacción y manipulación muy efectiva de proteínas y <a href="https://www.nature.com/articles/s41564-021-00958-0">procesos celulares por parte de las proteínas virales</a>. Por ejemplo, la proteína S, que <a href="https://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1111/1348-0421.12945">interacciona con el receptor ACE2</a> o la proteasa PLpro, que corta y sirve para madurar distintas proteínas del virus, así como cortar e <a href="https://www.nature.com/articles/s41586-020-2601-5">inactivar algunas proteínas celulares clave</a>. También <a href="https://www.cell.com/cell-reports/fulltext/S2211-1247(21)00465-4?_returnURL=https%3A%2F%2Flinkinghub.elsevier.com%2Fretrieve%2Fpii%2FS2211124721004654%3Fshowall%3Dtrue">ORF3b y Nsp14</a>, que están implicadas en la inhibición de las defensas mediadas por la autofagia, la paralización de la producción de proteínas celulares o la respuesta mediada por el interferón. </p>
<p>La lista de factores de virulencia es larga e implicaría a los elementos del virus que alteran el funcionamiento normal de la célula y del organismo infectado asociados a la enfermedad.</p>
<h2>La otra cara de la moneda: nuestra inmunidad</h2>
<p>Las distintas capas de inmunidad que tenemos frente a las infecciones actúan cual ejército de defensa para tratar de minimizar el impacto de las armas virales. </p>
<p>Los tres principales ejércitos con los que contamos son la inmunidad innata, la inmunidad humoral (mediada por anticuerpos específicos) y la inmunidad celular (mediada por células T). </p>
<p>Al principio de la pandemia, únicamente contábamos con la inmunidad innata para protegernos frente a cualquier virus. Si esta se ve rebasada, podrían entrar a actuar las otras dos, pero estas necesitan un tiempo de instrucción para especializarse en el combate frente al SARS-CoV-2. En aquel momento no estaban listas y no eran capaces de evitar la covid-19.</p>
<p>Tanto la vacunación como la infección funcionan como un curso de formación para estas defensas. De esta forma se seleccionan y potencian la generación de anticuerpos y células T específicas frente al virus. En la medida que se mejore esa preparación, el arsenal inmune permite que nuestros tres ejércitos tengan la formación necesaria para enfrentarse al enemigo con garantías de poder controlarlo y evitar que nos cause mal.</p>
<p>Dependiendo de que estemos inmunizados o no, puede variar el daño causado por el virus y, por tanto, también cambiará su virulencia en nosotros ya que, como habíamos dicho, esta no solo depende del virus sino también del hospedador. </p>
<p>Dicho de otro modo, el virus puede seguir teniendo armas muy potentes pero nuestra preparación inmune puede hacer que nos haga menos daño.</p>
<h2>Menos virulenta, pero no mucho</h2>
<p>En las últimas semanas se ha escuchado repetidamente que la variante ómicron es más “débil” que las variantes anteriores. Pero esto no significa que haya perdido toda su virulencia, ni siquiera buena parte de la misma. </p>
<p>Según un <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/labs/pmc/articles/PMC8722607/">último estudio</a> (un <em>preprint</em> no revisado por pares), realizado en modelos animales, la virulencia se ha reducido ligeramente. Además, otra <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/labs/pmc/articles/PMC8764730/">investigación</a> (también <em>preprint</em>) ha confirmado que buena parte de su virulencia y la gravedad causada por esta solamente ha reducido un 27 % el riesgo de hospitalización y muerte con respecto a la variante delta. </p>
<p>De hecho, podemos observar un mayor porcentaje de personas en las UCI no vacunadas o sin inmunidad específica previa frente al virus e, incluso, el fallecimiento de las mismas en comparación con personas vacunadas con las mismas características. Es decir, es en ellas donde se pone de manifiesto la virulencia intrínseca de ómicron. </p>
<h2>¿En qué se diferencia de variantes anteriores?</h2>
<p>En cada una de las variantes que han aparecido del SARS-CoV-2, el virus ha ido introduciendo mutaciones que le han permitido desplazar a la variante previa gracias a su eficacia para infectar y propagarse. </p>
<p>Alfa adquirió mejoras en transmisibilidad con respecto al virus original de Wuhan. Por su parte, delta se impuso gracias a mejorar su infectividad y capacidad parcial de evadir parte de los anticuerpos neutralizantes. </p>
<p>Ahora, ómicron ha logrado mantener, e incluso mejorar, su capacidad de transmisión y evadir la capacidad neutralizante de los anticuerpos específicos frente a variantes previas. Lo ha hecho gracias a la introducción de la mayor parte de sus cambios en la proteína de superficie.</p>
<p>Pero ninguna de estas variantes presenta aparentemente una mejora en las propiedades intrínsecas del virus para evadir la inmunidad innata y solo han logrado <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/labs/pmc/articles/PMC8249675/">ganar una capacidad pequeña en superar la defensa celular</a>.</p>
<p>En definitiva, los elementos de virulencia intrínsecos del virus que se pudieran haber visto alterados por mutaciones en las distintas variantes no han sido suficientes para que el virus pierda gran parte de su virulencia a tenor de lo mostrado por ómicron en personas no inmunizadas. </p>
<p>Gran parte de la virulencia de las distintas variantes viene condicionada por nuestra preparación frente al virus. Es por tanto esperable que la tan ansiada pérdida de virulencia venga determinada en gran medida por nosotros y nuestra capacidad de desarrollar inmunidad, tras una infección y tras la vacunación, y que esta sea la clave determinante para superar la pandemia.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/174816/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Estanislao Nistal Villán recibe fondos para la financiación de su investigación por parte del Ministerio de Ciencia e Innovación, así como de la Comunidad de Madrid. </span></em></p>El repunte de casos de covid-19 menos graves en el último mes nos hizo pensar que esta variante era más debil que las anteriores. Pero, ¿es realmente menos virulenta o el éxito se debe a las vacunas?Estanislao Nistal Villán, Virólogo y profesor de Microbiología de la Facultad de Farmacia, Universidad CEU San PabloLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1742302021-12-30T11:05:25Z2021-12-30T11:05:25ZCiencia 2021: logramos vacunar pero olvidamos lo que significa una pandemia<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/438991/original/file-20211224-44635-snb6id.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C6%2C4287%2C2873&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/hand-holds-syringe-inscription-covid-19-1865178097">Shutterstock / Jens Rother</a></span></figcaption></figure><p>El año pasado dejamos a nuestros protagonistas, la población entera del planeta Tierra, <a href="https://theconversation.com/ciencia-2020-el-coronavirus-que-acorralo-a-la-humanidad-152583">acorralados ante un nuevo coronavirus</a>. Parecían a punto de ser derrotados por la pandemia de covid-19 cuando llegaron las primeras vacunas. Justo cuando terminaba 2020, las primeras dosis comenzaron a ser inyectadas en los brazos de algunos afortunados. ¿Era este el principio del fin?</p>
<h2>Sindemia</h2>
<p>Este año aprendimos que la covid-19 es algo más que una pandemia: es también una <em>sindemia</em>. La investigadora de la Universidad de las Palmas de Gran Canaria María Teresa Tejedor <a href="https://theconversation.com/sindemia-pandemia-importa-el-nombre-que-le-demos-152366">nos explicaba el concepto</a>. La situación que vivimos va más allá del propio coronavirus, que se entrelaza con cuestiones sociales, económicas, políticas, laborales y hasta ecológicas. Solo si atajamos sus causas últimas podremos paliar los efectos de la crisis. La edad y la hipertensión son factores de riesgo por motivos biológicos. La pobreza y la raza lo son por otras razones.</p>
<h2>Fatiga pandémica</h2>
<p>También entendimos lo larga que puede ser (y puede hacerse) una pandemia. Esta no es una carrera de cien metros lisos, sino una maratón. De forma indirecta, el SARS-CoV-2 ataca a nuestra salud mental y a nuestras relaciones personales. “Fatiga pandémica” es un concepto cuyo alcance solo hoy empezamos a comprender. Varios investigadores nos dieron <a href="https://theconversation.com/como-evitar-que-la-fatiga-pandemica-nos-haga-bajar-la-guardia-160476">una receta para combatirla sin bajar la guardia</a> que medio año más tarde sigue estando muy vigente. Una de las claves: señalar todo lo que hemos conseguido como sociedad hasta ahora, más que los incumplimientos puntuales.</p>
<h2>Responsabilidad individual</h2>
<p>“Responsabilidad individual” es otra de las frases más repetidas de la pandemia. Si en 2020 pensábamos que esta era una clave fundamental en la lucha contra el virus, este año nos dimos cuenta de que se trataba solo de la punta del iceberg. Sin quitar peso a la necesaria colaboración ciudadana, el investigador de FISABIO Salvador Peiró nos contó <a href="https://theconversation.com/covid-19-el-repunte-de-la-transmision-en-jovenes-y-la-responsabilidad-individual-y-colectiva-163871">por qué las enfermedades infecciosas son un problema colectivo que depende de actuaciones de salud pública</a>. Estas, recordaba en julio, no consisten en reponer las mascarillas al aire libre.</p>
<h2>Injusticia infantil</h2>
<p>Hemos tenido la enorme suerte de que la covid-19 no se cebara con los más pequeños, cuyos cuadros tienden a ser leves e incluso asintomáticos. Pero esto no significa que hayan salido ilesos de la pandemia. <a href="https://theconversation.com/los-costes-ocultos-que-la-gestion-de-la-pandemia-tiene-para-los-ninos-172343">La gestión de esta crisis ha tenido costes ocultos</a> que el sociólogo de la Universidad de Huelva Iván Rodríguez enumeraba en un artículo. Tratar a niños y niñas como vectores ha sido, en su opinión, una suerte de injusticia social en la que se ha ignorado casi por completo los intereses de infantes y adolescentes mientras se priorizaban los de los adultos.</p>
<h2>Éxito local</h2>
<p>Pero este año ha sido, sobre todo, el año de las vacunas. Con ellas se han evitado millones de muertes y se ha cambiado por completo el escenario. Sin embargo, a pesar de su seguridad y eficacia, con ellas llegaron los bulos. Un grupo de investigadores encabezados por el virólogo del King’s College London José Manuel Jiménez nos regaló una <a href="https://theconversation.com/guia-para-desmentir-24-bulos-sobre-la-vacuna-de-covid-19-152603">guía para desmentir 24 de los bulos más frecuentes</a> en los primeros meses de una campaña de vacunación que hoy sabemos que fue un éxito histórico.</p>
<p>Por eso no debemos imitar a otros países que, a pesar de tener acceso a las vacunas, han sido más reticentes a utilizarlas. Las medidas punitivas contra los no vacunados, una diminuta minoría en España, <a href="https://theconversation.com/por-que-no-deberiamos-adoptar-medidas-punitivas-contra-los-no-vacunados-174024">pueden generar una brecha social, dañar la confianza y fomentar medidas tan poco efectivas como los certificados covid</a>. Por eso, la socióloga de la Universidad Complutense de Madrid Celia Díaz apostaba por celebrar lo que nuestro país ha hecho bien para fortalecer esa sensación de pertenencia a la sociedad y cohesionarnos entorno al bien común.</p>
<h2>Desigualdad global</h2>
<p>Precisamente porque este ha sido el año de las vacunas, resulta más doloroso que no hayan llegado por igual a todo el planeta. Algunos países acapararon suficientes dosis como para vacunar varias veces a toda su población, incluidas terceras y cuartas dosis, mediante opacos contratos con farmacéuticas. Mientras, otros todavía tienen que esperar las sobras a punto de caducar. La desigualdad vacunal es uno de los grandes fracasos de 2021: la emergencia de la variante ómicron en el continente menos vacunado del planeta debería hacernos reflexionar sobre ello. Por eso, la epidemióloga de la Universidad de Barcelona Carolina Domínguez <a href="https://theconversation.com/que-hemos-hecho-bien-en-espana-para-controlar-la-covid-19-tan-rapido-171316">advertía contra el localismo</a> y defendía mirar más allá de lo que pasa en nuestra comunidad.</p>
<p>Quizá la fase aguda de la pandemia termine en 2022 y dé paso a la pospandemia. Quizá no. Si algo hemos aprendido es que el coronavirus es más impredecible de lo que nos gustaría. Por suerte, 2021 ha sido <a href="https://theconversation.com/diez-buenas-noticias-sobre-el-coronavirus-un-ano-despues-155892">un año de buenas noticias para los países que han tenido acceso a vacunas y tratamientos</a>, tal y como defendía a principios de año el microbiólogo de la Universidad de Navarra Ignacio López Goñi. Que 2022 sea un año mejor en el que podamos salir de esta crisis todos juntos, como vecinos de ese punto azul pálido. Cualquier otro resultado no sería un final feliz.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/174230/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
Está a punto de comenzar el tercer año de la pandemia de covid-19. Las vacunas le han dado la vuelta a la situación, pero no podemos olvidar que nos encontramos ante una sindemia en la que influyen factores sociales y económicos. Tampoco que la desigualdad vacunal ha sido el gran fracaso de 2021.Sergio Ferrer Pérez, Ciencia+TecnologíaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1736752021-12-21T10:49:35Z2021-12-21T10:49:35ZSeguridad de las vacunas contra el SARS-CoV-2: por qué no debemos bajar la guardia<p>Las vacunas contra el virus del SARS-CoV-2 han demostrado ser muy eficaces para prevenir las formas graves de la enfermedad Covid-19, ya sean vacunas con vectores adenovirales (AstraZeneca y Johnson & Johnson) o vacunas de ARN mensajero (BioNTech/Pfizer y Moderna).</p>
<p>En lo que va de años se han administrado <a href="https://www.bloomberg.com/graphics/covid-vaccine-tracker-global-distribution/">8 500 millones de dosis en todo el mundo</a> y los datos disponibles indican que su seguridad también es excelente. De hecho, las reacciones más comunes (dolor en el lugar de la inyección, fiebre, dolores musculares, dolores de cabeza, etc.) remiten rápidamente y son similares a las que pueden observarse con otras vacunas.</p>
<p>En consecuencia, el balance beneficio-riesgo de la vacunación de Covid-19 es incuestionablemente positivo, y lleva a maximizar la cobertura de vacunación en la medida de lo posible.</p>
<p>Sin embargo, las campañas de vacunación se encuentran con la oposición o las dudas de algunas personas. Entre las diversas razones aducidas, predomina el temor a que no se hayan identificado aún ciertos efectos indeseables. Esta preocupación se ve alimentada por observaciones aisladas cuya relación causa-efecto no puede ser establecida por los programas convencionales de farmacovigilancia.</p>
<p>El objetivo de este artículo es animar al desarrollo de estudios específicamente diseñados para identificar o descartar complicaciones muy raras. Será esencial comunicar la información que se recoja de forma transparente, para que los opositores a la vacunación no tengan el monopolio de estos temas.</p>
<h2>Eventos adversos raros que han llamado la atención</h2>
<p>La primera complicación grave que salió a la luz fue la <a href="https://www.nejm.org/doi/full/10.1056/NEJMoa2104840"><strong>trombosis atípica</strong></a> tras la administración de la vacuna de AstraZeneca en mujeres jóvenes. Las consecuencias de esta trombosis pueden ser dramáticas, especialmente cuando <a href="https://www.inserm.fr/dossier/thrombose-veineuse-phlebite/">afecta a los vasos cerebrales</a>. </p>
<p>En un principio, se descartó la responsabilidad de la vacunación argumentando que la incidencia de la trombosis era similar en las poblaciones vacunadas y no vacunadas. Hizo falta que algunos médicos perspicaces, impresionados por la analogía con una complicación poco frecuente del tratamiento con heparina (un anticoagulante), identificaran los marcadores biológicos de estas trombosis atípicas para ver la evidencia. Estas pruebas fueron confirmadas por estudios epidemiológicos específicos que cifraron el <a href="https://www.hematology.org/covid-19/vaccine-induced-immune-thrombotic-thrombocytopenia">riesgo en 2 casos por cada 100 000 dosis por debajo de los 50 años</a>.</p>
<p>Por recomendación de las agencias reguladoras, las autoridades sanitarias de muchos países han adaptado las estrategias de uso de las vacunas con vectores adenovirales en función de la edad, con el fin de reducir al máximo el riesgo de la complicación. <a href="https://www.has-sante.fr/jcms/p_3260335/fr/covid-19-quelle-strategie-vaccinale-pour-les-moins-de-55-ans-ayant-deja-recu-une-dose-d-astrazeneca">En Francia, las vacunas con vectores adenovirales se han reservado para las personas mayores de 55 años</a>.</p>
<p>La inflamación del corazón (<strong>miocarditis</strong>) o de su envoltura (<strong>pericarditis</strong>), observada ocasionalmente en los días siguientes a la inyección de la vacuna de ARN mensajero, es otra complicación poco frecuente que ha llevado a modificar las estrategias de la vacuna Covid-19. Se produce con mayor frecuencia en hombres jóvenes, y el riesgo es mayor después de la segunda dosis de la vacuna Moderna (unos 13 casos por cada 100 000 dosis). </p>
<p>La organización ejemplar del sistema sanitario israelí es la que ha permitido destacar esta grave complicación. Afortunadamente, <a href="https://www.nejm.org/doi/full/10.1056/NEJMoa2109730">la gran mayoría de los casos tienen un desenlace favorable</a>.</p>
<p>El aumento de aproximadamente cinco veces en el riesgo con la vacuna Moderna parece estar relacionado con la cantidad de ARN presente, que es más de tres veces mayor en esta vacuna que en el producto de Pfizer/BioNTech. Esto ha llevado a la [Alta Autoridad Sanitaria francesa] a desaconsejar el uso de la vacuna Moderna en personas <a href="https://www.has-sante.fr/jcms/p_3297260/fr/covid-19-la-has-precise-la-place-de-spikevax-dans-la-strategie-vaccinale">menores de 30 años</a>, además de administrar solo media dosis de esta vacuna cuando se utilice como refuerzo.</p>
<p>En este momento, no podemos excluir que puedan producirse otros acontecimientos adversos excepcionales tras la administración de las vacunas contra el SARS-CoV-2. El reto es determinar cuáles son, especialmente si su rareza puede hacer que se escapen entre las grietas de los sistemas de farmacovigilancia.</p>
<h2>Reaparición de linfomas</h2>
<p>La observación por parte de nuestro equipo del desarrollo de un <a href="https://www.frontiersin.org/articles/10.3389/fmed.2021.798095/full"><strong>linfoma</strong> tras la administración de una vacuna de refuerzo de Pfizer</a> (un tumor del sistema linfático, que se produce a expensas de linfocitos B y T) nos lleva a considerar en particular las posibles consecuencias de la hiperestimulación del sistema inmunitario que inducen las vacunas de ARN. Esto está relacionado con su acción sobre una población particular de linfocitos, las células T foliculares.</p>
<p>Las vacunas de ARN mensajero son, de hecho, mucho más potentes en este sentido que las vacunas basadas en tecnologías convencionales. La cuestión es si esta hiperestimulación no es, en algunos casos, un arma de doble filo.</p>
<p>En el caso de las enfermedades linfoproliferativas, nuestra observación no es aislada. Se han publicado otros tres casos de reaparición de linfomas tras la vacunación contra el SARS-CoV-2, <a href="https://www.tandfonline.com/doi/abs/10.1080/10428194.2021.1924371?journalCode=ilal20">uno tras la vacuna de Pfizer</a>, los <a href="https://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1111/jdv.17736">otros dos tras la vacuna de AstraZeneca</a>.</p>
<p>En el ámbito de las <strong>enfermedades inmunoinflamatorias</strong>, un <a href="https://www.kireports.org/article/S2468-0249(21)01448-0/fulltext">artículo reciente también llama la atención sobre 13 casos de glomerulonefritis</a> (daños en el glomérulo, una unidad funcional del riñón) que se produjeron o agravaron tras la vacunación.</p>
<p>Sugerimos que <a href="https://diabetes.diabetesjournals.org/content/66/2/437.long">también se preste especial atención a los niños con alto riesgo de desarrollar <strong>diabetes tipo 1</strong></a> (dependientes de la insulina). Tienen células T foliculares activadas en gran número, incluso antes de que el nivel de glucosa aumente en su sangre. Por lo tanto, es prudente asegurarse de que las vacunas de ARNm no estimulen aún más estas células, lo que podría acelerar la aparición de la diabetes.</p>
<h2>Seguir mejorando los sistemas de farmacovigilancia</h2>
<p>Es muy poco probable que los sistemas de farmacovigilancia existentes detecten si la vacunación contra el SARS-CoV-2 acelera el curso de las enfermedades mencionadas anteriormente. No porque se manejen procedimientos acelerados inadecuados, sino porque el método tradicional para establecer la responsabilidad de la vacuna en un evento de enfermedad determinado se basa en la comparación de su frecuencia en poblaciones vacunadas y no vacunadas consideradas en su conjunto.</p>
<p>Los estudios dirigidos a poblaciones de riesgo basados en una hipótesis mecanicista creíble son mucho más apropiados para probar o refutar complicaciones raras. </p>
<p>Sean cuales sean los resultados de estas investigaciones, no deberían eclipsar la relación beneficio-riesgo, globalmente muy favorable, de las vacunas de ARN mensajero. Pero sí invitan a adaptar las estrategias de vacunación para los pacientes con ciertas condiciones que les ponen en riesgo específico.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/173675/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Michel Goldman ne travaille pas, ne conseille pas, ne possède pas de parts, ne reçoit pas de fonds d'une organisation qui pourrait tirer profit de cet article, et n'a déclaré aucune autre affiliation que son organisme de recherche.</span></em></p>Ante las persistentes dudas sobre las vacunas, a pesar de sus indudables beneficios, la transparencia es esencial. Esto es especialmente cierto en el caso de las complicaciones más raras. Se han iniciado estudios para identificar los riesgos.Michel Goldman, Président de l'institut I3h, Université Libre de Bruxelles (ULB)Licensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1740772021-12-20T20:08:36Z2021-12-20T20:08:36Z¿Qué se espera de la evolución de ómicron?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/438475/original/file-20211220-23354-1dt2nj8.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=14%2C14%2C4977%2C2627&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-illustration/omicron-covid19-variant-coronavirus-delta-plus-2085748738">Shutterstock / FOTOGRIN</a></span></figcaption></figure><p>Al inicio del otoño, y con un alto porcentaje de la población española vacunada, contemplábamos con esperanza la baja incidencia acumulada de infección con el SARS-CoV-2 en nuestro país. Los más optimistas pensaban que la pandemia estaba llegando a su final. Pero en realidad, solo nos estaba dando un respiro. En un mes (del 16 de noviembre al 16 de diciembre), hemos pasado de 649 nuevos casos a 6 034. </p>
<p>Este aumento considerable, que nos pone de nuevo camino de la zona de riesgo muy alto o extremo de contagio, coincide con la aparición en el tablero de juego de una <a href="https://www.who.int/es/news/item/26-11-2021-classification-of-omicron-(b.1.1.529)-sars-cov-2-variant-of-concern">nueva variante</a>. </p>
<p>La B.1.1.529 ha sido declarada como preocupante a finales de noviembre y con apodo de planeta de extraterrestres ansioso por conquistar la tierra: ómicron. Dicha coincidencia entre rebrotes y la nueva variante, ¿es casual o está provocada por esta nueva variante?</p>
<h2>La importancia de una tercera dosis</h2>
<p>Es una característica común en muchos patógenos, y en particular en los virus respiratorios, ir acumulando mutaciones que permitan boicotear al sistema inmunitario. Se vuelven cada vez más infecciosos y transmisibles. </p>
<p>Este es el camino que algunos patógenos zoonóticos (que se trasmiten de un animal al humano) “deben recorrer” para convertirse en virus endógeno que nos acompañe para siempre.</p>
<p>Ómicron presenta múltiples mutaciones en la proteína de la espícula (S), la llave que abre la puerta de las células de nuestro cuerpo. Estas mutaciones, por un lado, facilitarían la infección y, por otro, evadirían su reconocimiento por los anticuerpos. Tanto aquellos generados por la infección con otras variantes como los que obtuvimos gracias a las vacunas.</p>
<p>Como cualquier virus, y más aún aquellos con ARN como material genético, el SARS-CoV-2 muta con frecuencia. Las vacunas contra este virus se basaron en la proteína S de la variante original del virus y, por tanto, no poseen las mutaciones presentes en estas nuevas variantes.</p>
<p>Por otro lado, al ser un virus respiratorio, accede a nuestro organismo a través de las mucosas, donde solo puede ser neutralizado por un tipo especial de anticuerpos, las inmunoglobulinas A. Las vacunas se nos han administrado por vía intramuscular, lo que no suele favorecer que generemos anticuerpos en las mucosas.</p>
<p>A eso hay que sumarle el hecho de que los niveles de anticuerpos tienden a decaer con el tiempo, salvo que nos infectemos o nos vacunemos de nuevo. De ahí que se esté convocando a recibir una <a href="https://www.pfizer.com/news/press-release/press-release-detail/pfizer-and-biontech-provide-update-omicron-variant">tercera dosis</a> de vacuna, que parece solucionar de alguna manera los problemas de escape que plantea la variante ómicron.</p>
<p>En definitiva, y así se nos comunicó desde un principio: las personas vacunadas podemos infectarnos y contagiar, por eso debemos seguir usando mascarillas y cumpliendo con las normas de distanciamiento.</p>
<h2>No es sorprendente que las personas vacunadas se contagien</h2>
<p>La principal ventaja que nos proporciona estar vacunados es evitar que suframos una patología severa que requiera de hospitalización, previniendo así un posible desenlace fatal. Pero no hay que olvidar que la protección frente a un patógeno no solo depende de los anticuerpos, también tenemos una inmunidad celular.</p>
<p>Afortunadamente, los cambios asociados a la variante ómicron no afectarían al reconocimiento por parte de los <a href="https://www.biorxiv.org/content/10.1101/2021.12.06.471446v1">linfocitos T asesinos</a>. Ahora bien, tenemos que considerar que los linfocitos T no neutralizan los virus, no pueden reconocerlos. Estos reconocen las células una vez ya están infectadas.</p>
<p>Por eso, no es del todo sorprendente lo que estamos empezando a ver en nuestro entorno, que muchas personas se están infectando pese a estar vacunadas.</p>
<h2>Más contagios y menos hospitalizaciones, por ahora</h2>
<p>¿Qué podemos esperar a partir de ahora? Es la pregunta del millón pero necesitamos que pase un tiempo para conocer si la mayor propagación de la variante ómicron se correlaciona con un incremento de ingresos hospitalarios en la población vacunada en comparación a la no vacunada.</p>
<p>Los datos que se han ido obteniendo en Sudáfrica y Dinamarca y la proyección de la evolución en Reino Unido son parciales y contradictorios. Los datos que nos llegan de <a href="https://www.ft.com/content/df3738ab-ea2b-438c-96ed-aa7eb75451a2">Sudáfrica</a> (el primer país donde se identificó la variante) nos hablan de una alta contagiosidad. Pero que no parecen conducir a un aumento proporcional en los ingresos hospitalarios o los fallecimientos por covid-19. </p>
<p>Los datos obtenidos en Dinamarca y en <a href="https://www.imperial.ac.uk/news/232698/modelling-suggests-rapid-spread-omicron-england/">Reino Unido</a> no muestran evidencias que indiquen que tenga una gravedad menor que Delta. Además, dos datos muy preliminares sugieren que ómicron <a href="https://www.med.hku.hk/en/news/press/20211215-omicron-sars-cov-2-infection?utm_medium=social&utm_source=twitter&utm_campaign=press_release">se multiplica 70 veces más deprisa</a> que delta y parece preferir las células de los bronquios, en lugar de las células de pulmón. Esto puede traducirse en que evoluciona más deprisa y con menor patología.</p>
<h2>La cuestión logística dificultaría la adaptación de las vacunas</h2>
<p>En el peor de los casos, si las vacunas pierden por completo su eficacia, podrían ser modificadas para adaptarse a esta nueva variante. La generación de estas vacunas se basa en técnicas de ingeniería genética y modificar la secuencia que codifica para la proteína S en las diferentes vacunas autorizadas por la EMA sería relativamente sencillo. </p>
<p>El mayor problema probablemente sería a nivel logístico, su producción a gran escala. El plazo que han establecido algunas compañías para entregar <a href="https://www.pfizer.com/news/press-release/press-release-detail/pfizer-and-biontech-provide-update-omicron-variant">dosis con la vacuna adaptada a la nueva variante es de unos 100 días</a>.</p>
<p>Sin embargo, la variante ómicron tiene 32 mutaciones en la proteína S, por lo que quizá sería necesario evaluar la seguridad de la vacuna actualizada antes de su comercialización.</p>
<p>Muy probablemente, <a href="https://www.thelancet.com/journals/lanres/article/PIIS2213-2600(21)00559-2/fulltext">las dosis de recuerdo nos ayudarán a controlar esta nueva variante</a>. Y, quizás, será necesario adaptar las vacunas a esta u otras nuevas variantes. Con todo ello, debemos seguir confiando en la vacunación, que no evitará que nos infectemos, pero sí reducirá las probabilidades y minimizará la patología que desarrollemos.</p>
<hr>
<p><em>La <a href="https://www.ucm.es/otri/noticias-variante-omicron-covid-ucm">versión original de este artículo</a> fue publicada en la página web de la Unidad de Cultura Científica de la OTRI de la Universidad Complutense de Madrid.</em></p><img src="https://counter.theconversation.com/content/174077/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Salvador Iborra Martín recibe fondos del Ministerio Español de Ciencia e Innovación (MICINN)</span></em></p>El aumento considerable de casos de covid-19, que nos pone de nuevo camino a la zona de riesgo muy alto, coincide con la aparición en el tablero de juego de una nueva variante, ómicron.Salvador Iborra Martín, Personal Docente e Investigador. Inmunología e infección, Universidad Complutense de MadridLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1731252021-12-07T22:00:56Z2021-12-07T22:00:56ZÓmicron: Variantes y vacunas dos años después<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/435660/original/file-20211203-17-z3ch6n.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C7%2C4992%2C3308&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-illustration/third-covid-19-vaccine-booster-dose-2018003522">Shutterstock / Corona Borealis Studio</a></span></figcaption></figure><p>Al igual que cualquier otro organismo, los virus cambian con el tiempo. Debido a que son entes genómicos y a su elevada tasa de replicación, la velocidad a la que estos cambios (mutaciones) aparecen y son transmitidos a las siguientes generaciones es tremendamente elevada. Cuando una o varias de estas mutaciones se mantienen en el tiempo consideramos que existe una “variante” nueva. Cuando se cumplen dos años de la aparición <a href="https://theconversation.com/coronavirus-conociendo-al-enemigo-134489">del más reciente de los coronavirus humanos</a>, el SARS-CoV-2, repasamos qué variantes han aparecido y cómo pueden condicionar la evolución de la pandemia.</p>
<p>Las mutaciones son cambios en la secuencia de nucleótidos en el genoma viral que pueden generar alteraciones en la secuencia de aminoácidos de las proteínas que codifica. Estas se producen al azar: de hecho, la mayoría tienen poco o ningún impacto en el virus. Sin embargo, algunas pueden afectar a propiedades fundamentales como la afinidad por el receptor viral en la superficie de la célula hospedadora o la velocidad de la replicación de su genoma. </p>
<p>Si las mutaciones son deletéreas (nocivas) para el virus, serán rápidamente eliminadas de la población. Si son beneficiosas, bien por que aumentan la infectividad y/o la capacidad para replicarse, bien por que permiten al virus escapar de las defensas del organismo hospedador, esa variante del virus tendrá una ventaja frente al resto (Figura 1).</p>
<figure class="align-center ">
<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/435653/original/file-20211203-23-i1f7rf.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/435653/original/file-20211203-23-i1f7rf.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=199&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/435653/original/file-20211203-23-i1f7rf.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=199&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/435653/original/file-20211203-23-i1f7rf.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=199&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/435653/original/file-20211203-23-i1f7rf.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=250&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/435653/original/file-20211203-23-i1f7rf.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=250&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/435653/original/file-20211203-23-i1f7rf.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=250&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
<figcaption>
<span class="caption">Figura 1. Frecuencia de las diferentes variantes en el mundo. En gris se muestra la prevalencia del SARS-CoV-2 original. La variante Alfa se muestra en azul y la variante Delta que hasta ahora presentaba la mayor transmisibilidad en verde.</span>
<span class="attribution"><span class="license">Author provided</span></span>
</figcaption>
</figure>
<p>La nomenclatura de las variantes puede ser compleja. La OMS ha asignado etiquetas fáciles de recordar para las variantes clave: letras del alfabeto griego como alfa, beta, gamma y delta. Estas no reemplazan los nombres científicos existentes, ya que estos contienen información científica importante. </p>
<h2>Tipos de variantes</h2>
<p>Según su interés desde un punto de vista sanitario la OMS agrupa a las múltiples variantes en:</p>
<p><strong>Variantes bajo escrutinio</strong> (<em>Variants Under Monitoring</em>, VUM): con cambios genéticos que se sospecha podrían afectar a las características del virus. En este caso se recomienda la evaluación de las propiedades del virus.</p>
<p><strong>Variantes de interés</strong> (<em>Variants Of Interest</em> VOI): con cambios genéticos que podrían o se sabe que están relacionados con la transmisión del virus, la gravedad y el tratamiento de la enfermedad, la capacidad del virus para evadir el sistema inmune o el diagnóstico de la infección. Estas se asocian con una transmisión comunitaria significativa, es decir, presencia relativa creciente o un número creciente de casos, entre otros factores epidemiológicos.</p>
<p><strong>Variantes de preocupación</strong> (<em>Variants Of Concern</em> VOC): cumplen con los requisitos de las anteriores y, a través de una evaluación comparativa, se ha demostrado que están asociadas con uno o más de los siguientes cambios: aumento de la transmisibilidad, aumento de la virulencia o cambio en la presentación clínica de la enfermedad, reducción de la eficacia de las medidas sociales y de salud pública o de los diagnósticos, vacunas y terapias disponibles.</p>
<h2>La aparición de la variante ómicron</h2>
<p>La variante ómicron se notificó por primera vez a la OMS desde Sudáfrica el 24 de noviembre de 2021. La situación epidemiológica en el país africano se ha caracterizado por tres picos distintos en los casos notificados y la variante delta fue predominante en el último pico (como en el resto del mundo, ver Figura 1). </p>
<p>En los últimos días, las infecciones han aumentado de forma pronunciada, coincidiendo con la detección de ómicron. Esta variante tiene una gran cantidad de mutaciones, muchas de ellas en el gen que codifica para la proteína de la espícula o proteína S (Figura 2). Alguna de estas mutaciones son preocupantes ya que podrían estar implicadas en la unión de la proteína S al receptor ACE2 y en la evasión del sistema inmune.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/435654/original/file-20211203-15-1qcqulm.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/435654/original/file-20211203-15-1qcqulm.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/435654/original/file-20211203-15-1qcqulm.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=337&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/435654/original/file-20211203-15-1qcqulm.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=337&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/435654/original/file-20211203-15-1qcqulm.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=337&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/435654/original/file-20211203-15-1qcqulm.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=424&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/435654/original/file-20211203-15-1qcqulm.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=424&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/435654/original/file-20211203-15-1qcqulm.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=424&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Figura 2. Mutaciones presentes en las VOC. La figura resume las diferentes mutaciones presentes en la proteína de la espícula (S, Spike) de las variantes alfa, beta, gamma, delta y ómicron. Se indica el cambio de aminoácido que la mutación ha introducido, así como su posición en la proteína. La posición de las deleciones (Δ) también se muestra. Los diferentes dominios de la proteína S, incluyendo el Receptor Binding Domain (RBD) o el segmento transmembrana (TM) se muestran en la parte central de la figura.</span>
<span class="attribution"><span class="license">Author provided</span></span>
</figcaption>
</figure>
<h2>¿Cómo reaccionan las vacunas a las variantes?</h2>
<p>En estos dos años en los que han surgido las cinco variantes de preocupación mencionadas se ha conseguido el hito histórico de desarrollar un conjunto de vacunas que han demostrado una eficiencia extraordinaria. </p>
<p>Una de las preguntas principales en relación con la variante ómicron es si las vacunas funcionarán. Tras la vacunación, el sistema inmunológico genera una variedad de anticuerpos contra el antígeno (en este caso la proteína S). Es decir, se producen anticuerpos que reconocen varias partes de la proteína del virus frente a la cual nos han vacunado. Si algunas de estas partes cambian, es posible que los anticuerpos que se unían a esa región ya no la reconozcan tan eficientemente y, por lo tanto, dejen de funcionar. </p>
<p>Cuantos más cambios en la proteína, mayor probabilidad de que el virus evite la unión de los anticuerpos generados por la vacuna. Sin embargo, un virus no puede cambiar indefinidamente, existen regiones que han de mantenerse constantes para que la proteína pueda adoptar su estructura trimérica y ejercer su función de manera efectiva.</p>
<figure class="align-right zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/437003/original/file-20211210-141213-1b6jtum.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/437003/original/file-20211210-141213-1b6jtum.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=237&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/437003/original/file-20211210-141213-1b6jtum.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=729&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/437003/original/file-20211210-141213-1b6jtum.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=729&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/437003/original/file-20211210-141213-1b6jtum.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=729&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/437003/original/file-20211210-141213-1b6jtum.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=916&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/437003/original/file-20211210-141213-1b6jtum.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=916&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/437003/original/file-20211210-141213-1b6jtum.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=916&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Lugares más propensos para la mutación del SARS-CoV-2.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://pdb101.rcsb.org/motm/264">PDB 101</a>, <a class="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by/4.0/">CC BY</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Por lo tanto, es posible que la vacunación haya fomentado la generación de anticuerpos frente a estas regiones comunes, con lo que incluso en presencia de las mutaciones tengamos cierto grado de protección. Además de la respuesta basada en anticuerpos, la vacunación también genera una respuesta mediada por linfocitos T. La activación de estas células no depende de reconocimiento de la proteína S en su forma plegada, sino de fragmentos de la misma que son presentados por la célula infectada. De nuevo, entre los fragmentos reconocidos hay muchos que corresponden a regiones conservadas, y por tanto las vacunas seguirán cumpliendo su función.</p>
<p>En resumen, podemos esperar una disminución en la eficiencia de la vacuna frente a esta variante en comparación con la cepa original, al igual que ocurrió con variantes anteriores. ¿Cuánta protección hemos perdido? Pronto lo sabremos.</p>
<h2>Siguientes pasos contra ómicron</h2>
<p>Para evitar una pérdida completa de la eficacia de la vacuna deberíamos entrenar el sistema inmune frente a diferentes variantes. Es decir, vacunar frente a múltiples variantes, lo cual es relativamente sencillo (técnicamente) con las plataformas de vacunas actuales. </p>
<p>Podríamos actualizar la vacuna (incluyendo la última de las variantes) o incluso crear un cóctel de múltiples variantes. Esta última estrategia tiene un beneficio extra. El sistema inmune es capaz de reconocer partes comunes en diversos antígenos, es decir, la producción de anticuerpos se centra en las regiones que se repiten. Como hemos comentado antes, es posible que algunas de estas regiones conservadas sean importantes o incluso fundamentales para el virus por lo que no se prevé que vayan a variar. </p>
<p>Además, es razonable pensar que futuras variantes mantendrían constante dichas regiones. Así pues, una aproximación vacunal como las mencionadas anteriormente nos proporcionaría, potencialmente, una mejor inmunidad frente a futuras nuevas variantes. Deberíamos utilizar la tercera dosis o dosis de refuerzo como una oportunidad para presentar a nuestro sistema inmune nuevas variantes. La tecnología necesaria para ello está puesta a punto.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/173125/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Ismael Mingarro recibe fondos para investigación del Ministerio de Ciencia e Innovación y de la 'Generalitat Valenciana (Programa Prometeu, Grups d'Excel·lència)'. </span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Luis Martinez-Gil no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Cuando se cumplen dos años de la aparición del más reciente de los coronavirus humanos, el SARS-CoV-2, repasamos qué variantes han aparecido y cómo pueden condicionar la evolución de la pandemia.Luis Martinez-Gil, Profesor del Dep. de Bioquímica, Universitat de ValènciaIsmael Mingarro, Catedrático de Bioquímica y Biología Molecular, Universitat de ValènciaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1726422021-11-29T20:18:04Z2021-11-29T20:18:04ZCovid-19: la pandemia de las incertidumbres<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/434477/original/file-20211129-27-f1ofuy.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=8%2C494%2C5982%2C3494&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/wooden-cube-block-shape-sign-question-1727456731">Shutterstock / MIA Studio</a></span></figcaption></figure><p>La pandemia de covid-19 nos colocó en enero de 2020 sobre una montaña rusa de miedos, esperanzas, desesperaciones y euforias de la que aún no nos hemos bajado. Hay momentos en que todos pensamos que la pandemia ya es cosa del pasado, y otros en que parece que comenzamos de nuevo desde cero. El último susto nos lo ha dado la nueva <a href="https://theconversation.com/es-realmente-tan-peligrosa-la-nueva-variante-omicron-172721">variante ómicron</a>. </p>
<p>Quizá recapitular y enumerar las incertidumbres que nos quedan aún respecto al virus SARS-CoV-2 y su eliminación nos ayude a enfrentar los meses venideros. Ahí van cuatro de ellas:</p>
<h2>1. ¿Va a endemizarse el virus?</h2>
<p>Pues estamos empezando a pensar que no. Primero, por lo que nos enseña la historia. Las <a href="https://theconversation.com/enfermedades-infecciosas-derrotadas-gracias-a-las-vacunas-150671">dos pandemias semejantes</a> a esta que hemos sufrido (viruela y poliomielitis) sólo se consiguieron atajar a base de medidas de contención y vacunación masiva, y llevó muchos años. En el caso de la viruela fueron varios siglos, y conllevó la invención de las vacunas. Y la polio, descrita por primera vez en 1840, todavía no está erradicada, puesto que aún se notifican casos en dos países del mundo. Con lo que va camino de los dos siglos. </p>
<p>Ninguno de estos dos virus se ha convertido en endémico: ha habido que erradicarlos y ha llevado mucho tiempo. Cada vez está más claro que lo mismo puede pasar con SARS-CoV-2.</p>
<p>En segundo lugar, no es un virus inocuo como un catarro. La infección por SARS-CoV-2 es un síndrome respiratorio, inicialmente similar a una gripe (y en muchos casos lo es). Pero ahora sabemos que también puede dejar secuelas que permanecen durante meses. Más adelante sabremos cuánto y en qué medida exactamente, pero muchas personas están sufriendo las consecuencias de la infección. Además, si desagregamos los datos totales de afectados por covid persistente, la balanza se inclina <a href="https://theconversation.com/covid-19-en-las-mujeres-una-de-cal-y-otra-de-arena-157364">hacia las mujeres</a>. </p>
<h2>2. ¿Debemos dejar que circule a su antojo?</h2>
<p>Hace meses, algunos barajaron esa posibilidad, pero las evidencias demuestran que no era buena idea. No hasta que sepamos más sobre las secuelas. Nos preocupan especialmente los niños, que tienen toda la vida por delante y podrían padecerlas de forma crónica. </p>
<p>La situación en España es mejor con respecto a otros países de nuestro entorno gracias a la gran aceptación de las vacunas y al mantenimiento de medidas como mascarillas en interiores. Pero el aumento de los casos en las últimas semanas indica que la tónica de algunos países europeos de rescatar medidas que se habían abandonado nos llegará a nosotros. Basta observar la rapidez con que se han cancelado en toda Europa los vuelos con Sudáfrica al aparecer una nueva variante de preocupación. Y no debemos olvidar que la nueva variante ha aparecido en un país con bajos niveles de vacunación donde el virus, básicamente, campa a su antojo.</p>
<iframe src="https://ourworldindata.org/explorers/coronavirus-data-explorer?zoomToSelection=true&time=2020-03-01..latest&facet=none&pickerSort=desc&pickerMetric=new_cases_smoothed_per_million&Metric=Confirmed+cases&Interval=7-day+rolling+average&Relative+to+Population=true&Align+outbreaks=false&country=USA~GBR~DEU~FRA~ESP~NLD~DNK~GRC~PRT~ITA~BEL&hideControls=true" loading="lazy" style="width: 100%; height: 600px; border: 0px none;" width="100%" height="400"></iframe>
<h2>3. ¿Qué pasa? ¿No funcionan las vacunas?</h2>
<p>Sí funcionan, pero aún no tenemos vacunas esterilizantes (es decir, que impidan la transmisión). Además, nuestro sistema inmunitario, con las vacunas actuales, no es una pared blindada. Casi lo es cuando nos acabamos de vacunar, pero cuando pasa un tiempo y descienden los anticuerpos en sangre, podemos contagiarnos y el virus se divide en nuestras mucosas. </p>
<p>Lleva un tiempo desplegar la respuesta inmune, y durante ese tiempo podemos transmitirlo. En menor medida que los no vacunados, pero lo transmitimos. No acabaremos en el hospital ni moriremos, pero durante el tiempo que transcurre hasta que nos deshacemos del virus, podemos contagiar. </p>
<p>Los estudios preclínicos y clínicos de las vacunas <a href="https://www.thelancet.com/journals/laninf/article/PIIS1473-3099(21)00690-3/fulltext">publicados</a> confirman que los virus se replican en personas vacunadas. Es decir, no eliminan la transmisión del virus. </p>
<p>¿Eso ocurre con todas las vacunas? Con las que han llegado antes y están aprobadas, sí. La disminuyen mucho, pero la protección que nos otorgan no elimina el virus totalmente. Nos protegen de la enfermedad grave, como se demuestra, afortunadamente, por el descenso acusado de fallecimientos, pero no son completas.</p>
<p>Es un factor muy importante que, de momento, permite al virus moverse a sus anchas, reproducirse y evolucionar hacia variantes más contagiosas, como ha ocurrido hasta ahora.</p>
<p>La buena noticia es que la investigación en vacunas continúa, y a estas vacunas de primera generación seguirán otras que, además de adaptarse a nuevas variantes o ser más completas en el reconocimiento del virus, conseguirán doblegarlo y eliminarlo. Probablemente deberemos revacunarnos hasta que lleguen, para que las defensas no disminuyan. Y, cuando lleguen, para erradicar la enfermedad.</p>
<p>Algunas de estas vacunas se administrarán de forma nasal u oral, desarrollando defensas en las vías respiratorias altas para <a href="https://theconversation.com/vencer-por-narices-una-vacuna-nasal-contra-covid-19-145641">atajar el problema</a> desde el minuto uno del contagio.</p>
<h2>4. ¿Qué va a pasar?</h2>
<p>Seguiremos teniendo oleadas. Ya menos letales, pero el virus seguirá cebándose con los vulnerables (por no estar vacunados o por no tener una respuesta inmune adecuada). Y seguirá propagándose hasta que nos inmunicen a todos con una vacuna esterilizante. Pensamos que el virus no se va a endemizar, sino que tendremos que aplastarlo por varias vías, como hicimos con viruela y polio. </p>
<p>A no ser que surja una variante que produzca enfermedad muy leve (tipo catarro), sin secuelas, muy transmisible y que desplace a todas las demás. Otros coronavirus lo han hecho. En ese caso, el virus se instalaría conviviendo entre nosotros y produciendo un catarro más de los que ya circulan. </p>
<p>Por lo que sabemos hasta ahora, la nueva variante Ómicron <a href="https://twitter.com/sailorrooscout/status/1464622927333232640?s=20">podría ser de este tipo</a>. Si lo es, estupendo. Si no, no pasa nada: seguiremos ajustando nuestras incertidumbres. Es así como se trabaja en ciencia.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/172642/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.</span></em></p>Hay momentos en que todos pensamos que la pandemia ya es cosa del pasado, y otros en que parece que comenzamos de nuevo desde cero, como está pasando con la variante ómicron. El presente y el futuro de esta pandemia están rodeados de incertidumbre.Matilde Cañelles López, Investigadora Científica. Ciencia, Tecnología y Sociedad, Instituto de Filosofía (IFS-CSIC)María Mercedes Jiménez Sarmiento, Científica del CSIC. Bioquímica de Sistemas de la división bacteriana. Comunicadora científica, Centro de Investigaciones Biológicas Margarita Salas (CIB - CSIC)Licensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1727212021-11-28T18:30:36Z2021-11-28T18:30:36Z¿Es realmente tan peligrosa la nueva variante ómicron?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/434276/original/file-20211128-13-18g7mx5.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C9585%2C3995&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-illustration/macro-coronaviruscovid19-cell-delta-mu-variant-2011221854">Shutterstock / r Fit Ztudio</a></span></figcaption></figure><p>La identificación de una nueva variante del SARS-CoV-2 en Sudáfrica, caracterizada por un gran número de mutaciones (55 en todo el genoma, 32 en la proteína S o espícula) y el aumento vertiginoso de su incidencia relativa en esa población ha disparado una vez más las alertas a escala mundial. Varios países han <a href="https://twitter.com/vonderleyen/status/1464132568333398018?t=SYTRuXfbAxuoHo-rGcNA7g&s=08">cerrado el tráfico aéreo con Sudáfrica</a> y hay expertos que indican que es “<a href="https://www.theguardian.com/world/2021/nov/26/b11529-covid-variant-most-worrying-weve-seen-says-top-uk-medical-adviser">la variante más preocupante que hemos visto hasta la fecha</a>”. La <a href="https://www.who.int/es/activities/tracking-SARS-CoV-2-variants/">OMS</a> la ha elevado a la categoría de “variante preocupante” y la ha designado con la letra griega “ómicron”. </p>
<p>Pero, con los datos disponibles, ¿podemos aceptar la pertinencia de estas afirmaciones?, ¿se basan en demostraciones o son conjeturas?, ¿cuándo podemos definir una nueva variante como de preocupación y qué consecuencias tiene eso sobre nuestra estrategia frente a la pandemia? Intentaré en los siguientes párrafos arrojar un poco de luz sobre estos temas.</p>
<p>La secuencia genómica de la variante ómicron (<a href="https://github.com/cov-lineages/pango-designation/issues/343">linaje B.1.1.529 en el sistema PANGO</a>, o <a href="https://nextstrain.org/groups/neherlab/ncov/21K?label=clade:21K&m=div">linaje 21K de NextStrain</a>) muestra 55 mutaciones respecto al virus original de Wuhan, 32 de ellas situadas en la proteína S o espícula, la más importante por su papel en la infección de las células y la respuesta inmunitaria. </p>
<p>Muchas de esas mutaciones se han detectado previamente en variantes de preocupación (VOCs) o de interés (VOIs) del virus, como las mutaciones N501Y (presente en las VOCs alfa, beta y gamma), las T95I, T478K y G142D (todas en delta), o se ha demostrado su papel en la interacción con el receptor celular ACE2 (S477N, Q498R), o se encuentran en regiones de unión de algunos anticuerpos (G339D, S371L, S373P, S375F). </p>
<p>Esta acumulación de mutaciones con efectos conocidos ya es motivo de interés y preocupación, pero todavía se tienen que realizar los experimentos adecuados para demostrar sus efectos cuando se encuentran simultáneamente. </p>
<p>Los efectos de dos mutaciones no son siempre aditivos y las interacciones (epistasias en lenguaje técnico) pueden ser tanto en sentido positivo (aumentando el efecto de cada una) como negativo (disminuyéndolo). </p>
<p>Hasta que no dispongamos de resultados de laboratorio y de datos epidemiológicos y de vigilancia genómica que nos demuestren una mayor transmisibilidad o mayores posibilidades de escape frente a la respuesta inmunitaria no es razonable pasar de vigilancia a alerta o, menos aún, a alarma. </p>
<p>La razón esgrimida por la OMS para declararla como VOC es que puede estar asociada a un mayor riesgo de infección, si bien no hay todavía información pública que respalde esta afirmación.</p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/434213/original/file-20211126-1794-o5a6w7.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/434213/original/file-20211126-1794-o5a6w7.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/434213/original/file-20211126-1794-o5a6w7.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=111&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/434213/original/file-20211126-1794-o5a6w7.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=111&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/434213/original/file-20211126-1794-o5a6w7.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=111&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/434213/original/file-20211126-1794-o5a6w7.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=139&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/434213/original/file-20211126-1794-o5a6w7.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=139&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/434213/original/file-20211126-1794-o5a6w7.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=139&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Mutaciones detectadas en el genoma de la variante omicron comparado con el virus originario de Wuhan.</span>
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</figure>
<h2>Vigilancia genómica sudafricana</h2>
<p>Sin embargo, las señales de alerta se han disparado debido al rápido aumento de casos detectados en Sudáfrica con esta variante. No es extraño que una nueva variante se detecte en este país, <a href="https://theconversation.com/the-hunt-for-coronavirus-variants-how-the-new-one-was-found-and-what-we-know-so-far-172692">uno de los que tiene mejor sistema de vigilancia genómica del SARS-CoV-2</a> y en el que, como en casi todos los países del continente africano, la vacunación no ha progresado de la misma forma. </p>
<p>Gracias a su vigilancia, rápidamente se obtuvo la secuencia del virus responsable de un brote de covid-19 observado en la provincia de Gauteng, en un momento con una incidencia acumulada muy baja de la infección (alrededor de 10 casos por 100 000 habitantes). En esas circunstancias, cualquier variante asociada a un brote alcanza rápidamente una alta frecuencia relativa, lo que puede indicar una mayor transmisibilidad pero también que crece donde apenas había nada. </p>
<p>Si la principal causa de alarma es la transmisibilidad, otras propiedades asociadas a mutaciones en la espícula no dejan mucho lugar a la tranquilidad, como hemos indicado previamente. De nuevo nos planteamos la pregunta de cómo surge un virus con tantas mutaciones. La respuesta no es definitiva, pero la principal sospecha es que ha evolucionado en un paciente con un sistema inmunitario debilitado infectado durante un periodo prolongado de tiempo, al cabo del cual se ha transmitido a otras personas en una cadena que nos es desconocida por ahora. </p>
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<a href="https://images.theconversation.com/files/434214/original/file-20211126-13-1x3h1lk.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/434214/original/file-20211126-13-1x3h1lk.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/434214/original/file-20211126-13-1x3h1lk.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=310&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/434214/original/file-20211126-13-1x3h1lk.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=310&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/434214/original/file-20211126-13-1x3h1lk.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=310&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/434214/original/file-20211126-13-1x3h1lk.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=389&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/434214/original/file-20211126-13-1x3h1lk.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=389&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/434214/original/file-20211126-13-1x3h1lk.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=389&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Detección de variantes con la mutación del 69/70 en la proteína S en muestras analizadas en Sudáfrica. El eje de ordenadas Y1 corresponde al número de pruebas (valores en rosa) y el Y2 a la proporción de pruebas con fallo en la detección del gen S, causado por esa mutación. El pico observable alrededor de junio 21 corresponde a la variante alfa, mientras que el aumento reciente se asigna a la variante omicron. Obsérvese la baja incidencia (bajo número de pruebas realizadas) en las últimas semanas.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://twitter.com/Tuliodna/status/1463911577544011780/photo/1">@tuliodna / Centre for Epidemic Response & innovation, South Africa</a></span>
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<h2>¿Qué podemos hacer frente a una nueva variante preocupante?</h2>
<p>Por el momento, tenemos las mismas herramientas que contra las demás: vacunar, usar mascarillas, mantener distancias, ventilar los recintos cerrados, es decir, reducir al máximo la exposición y circulación del virus, aumentar la población inmunizada en todos los países del planeta, limitando las oportunidades de que aparezcan nuevas mutaciones en el virus. </p>
<p>Aunque pensábamos que tras la variante delta sería difícil que aparecieran variantes de preocupación, la variante ómicron nos ha vuelto a sorprender. Con independencia de que tenga o no las graves consecuencias que justifican su declaración como VOC, es evidente que la evolución del SARS-CoV-2 puede seguir deparando sorpresas. Cuanto antes reduzcamos esas posibilidades, mejor para todos.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/172721/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Fernando González Candelas recibe fondos de Ministerio de Ciencia e Innovación y Generalitat Valenciana.</span></em></p>La respuesta frente a la nueva variante ha de ser reducir al máximo la exposición al virus y aumentar la población inmunizada en todos los países del planeta, limitando las oportunidades de que aparezcan nuevas mutaciones en el virus.Fernando González Candelas, Catedrático de Genética. Responsable Unidad Mixta de Investigación "Infección y Salud Pública" FISABIO-Universitat de València I2SysBio. CIBER Epidemiología y Salud Publica, Universitat de ValènciaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1727382021-11-27T13:17:26Z2021-11-27T13:17:26ZÓmicron: lo que no sabemos de la nueva variante del SARS-CoV-2<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/434235/original/file-20211127-23-13709nq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=16%2C16%2C5590%2C3455&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/researcher-blood-sample-new-variant-covid19-2081553577">Shutterstock / angellodeco</a></span></figcaption></figure><p>No sabemos si es más transmisible, no sabemos si sustituirá a otras variantes, no sabemos si es más virulenta y causará enfermedad más grave, no sabemos si será más fácil reinfectarse, no sabemos si será más peligrosa en niños pequeños, no sabemos si escapará a las vacunas actuales, no sabemos si se extenderá por todo el planeta, pero sabemos que tenemos que vigilarla.</p>
<p>La nueva variante del SARS-CoV-2, B.1.1.529, denominada ómicron, ha sido detectada por PCR entre los días 11 y 23 de noviembre en Sudáfrica, en la provincia de Gauteng (77 casos), Botswana (4 casos), Hong-Kong (un caso), Israel (un caso) y Bélgica (un caso). Parece ser que se ha extendido muy rápidamente en la región de Gauteng, pero hay que tener en cuenta que es una zona con muy pocos casos de COVID-19 y con una tasa de vacunación muy baja. Eso ha podido influir. ¿Es realmente más transmisible o es un efecto de la población en la que se ha aislado? No se sabe cómo se comportará esta variante en otra población en la que la incidencia y la tasa de vacunación sean mayores. Pero tenemos que estar vigilantes.</p>
<p><a href="https://www.ecdc.europa.eu/en/publications-data/threat-assessment-brief-emergence-sars-cov-2-variant-b.1.1.529">B.1.1.529</a> tiene más de 50 mutaciones en su genoma respecto a la secuencia original de Wuhan. Treinta y dos de ellas en la región de la proteína S.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/434234/original/file-20211127-21-1v0x8d3.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/434234/original/file-20211127-21-1v0x8d3.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/434234/original/file-20211127-21-1v0x8d3.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=111&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/434234/original/file-20211127-21-1v0x8d3.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=111&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/434234/original/file-20211127-21-1v0x8d3.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=111&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/434234/original/file-20211127-21-1v0x8d3.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=139&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/434234/original/file-20211127-21-1v0x8d3.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=139&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/434234/original/file-20211127-21-1v0x8d3.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=139&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Mutaciones en la nueva variante.</span>
</figcaption>
</figure>
<p>Lo que preocupa a los científicos es la acumulación de mutaciones en esa región, porque algunas de esas mutaciones ya se habían detectado en otras variantes, pero no todas juntas en una misma variante. Por eso, esta variante ya ha sido clasificada como <a href="https://www.ecdc.europa.eu/en/covid-19/variants-concern">variante de preocupación</a>. Más que el número de mutaciones, lo que conviene analizar es el efecto que puedan tener todas juntas. Una cosa es la mutación en el genoma y otra muy distinta el efecto que pueda tener en la biología del virus. El efecto no tiene por qué ser acumulativo, pueden darse fenómenos de compensación: el efecto de una mutación puede compensarse con el de otra.</p>
<p>Pero esta variante acumula mutaciones que se han relacionado con un posible escape inmunológico y un posible aumento de la transmisibilidad.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/434231/original/file-20211127-25-j9da4c.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/434231/original/file-20211127-25-j9da4c.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/434231/original/file-20211127-25-j9da4c.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=1067&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/434231/original/file-20211127-25-j9da4c.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=1067&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/434231/original/file-20211127-25-j9da4c.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=1067&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/434231/original/file-20211127-25-j9da4c.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=1340&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/434231/original/file-20211127-25-j9da4c.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=1340&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/434231/original/file-20211127-25-j9da4c.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=1340&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Mutaciones de la espícula en B.1.1.529.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://twitter.com/jcbarret/status/1463975708770897923?s=20">Jeffrey Barrett</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Nueve mutaciones (en rojo) aparecen en otras variantes alfa, beta, delta, gamma. Once (en azul) son nuevas. Quince mutaciones están en la zona de unión al receptor (RBD) y algunas (N440K, S477N, Q498R) afectan a la unión al receptor ACE2 y podrían influir en su capacidad de infectar células. Otras pueden afectar a la transmisibilidad (H655Y, N679K, P681H), y las hay que pueden causar cambios en la proteína y afectar a su reactividad con los anticuerpos:</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/434232/original/file-20211127-25-peilnr.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/434232/original/file-20211127-25-peilnr.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/434232/original/file-20211127-25-peilnr.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=338&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/434232/original/file-20211127-25-peilnr.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=338&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/434232/original/file-20211127-25-peilnr.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=338&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/434232/original/file-20211127-25-peilnr.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=424&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/434232/original/file-20211127-25-peilnr.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=424&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/434232/original/file-20211127-25-peilnr.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=424&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Efectos antigénicos de las mutaciones de la nueva variante.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://twitter.com/jbloom_lab/status/1464005681845923844?s=20">BloomLab</a></span>
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</figure>
<p>Por otra parte, un análisis filogenético de los genomas de esta variante sugiere que probablemente esté circulando desde hace meses pero que no se haya detectado hasta ahora:</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/434233/original/file-20211127-23-14q9n12.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/434233/original/file-20211127-23-14q9n12.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/434233/original/file-20211127-23-14q9n12.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=334&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/434233/original/file-20211127-23-14q9n12.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=334&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/434233/original/file-20211127-23-14q9n12.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=334&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/434233/original/file-20211127-23-14q9n12.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=419&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/434233/original/file-20211127-23-14q9n12.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=419&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/434233/original/file-20211127-23-14q9n12.jpeg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=419&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Análisis filogenético de la nueva variante.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://twitter.com/trvrb/status/1464353234420600835?s=20">Trevor Bedford</a></span>
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</figure>
<p>¿Hay motivo para una alarma e histeria generalizada? En este momento no. Es más lo que no sabemos que lo que sabemos. Pero hay que seguir vigilantes.</p>
<p>¿Cancelamos todos los vuelos con Sudáfrica? No tiene mucho sentido por varias razones. Sudáfrica es probablemente el único país africano que está haciendo “la tarea” y hace un seguimiento genómico del virus. Por eso lo detecta. Si no buscamos de forma activa nuevas variantes, no las detectaremos, pero no quiere decir que no surjan. Castigar al que lo está haciendo bien es un error. No podemos descartar, seguro que es lo más probable, que surjan nuevas variantes en otras zonas donde no se están buscando. ¿Cancelamos entonces todos los vuelos con África? Esta variante ya se ha detectado en Hong-Kong y Bélgica, y muy probablemente, como se ha sugerido, esté desde hace tiempo en otros lugares del planeta.</p>
<p>Necesitamos tiempo para conocer más sobre esta variante. Pero lo que esto demuestra una vez más es que estamos en una pandemia global y lo que ocurra en otros países nos afecta. Cuantos más infectados haya por el mundo, más virus habrá, más variantes podrán surgir. La vacunación debe ser global. Y en África poco más del 7% de la población está vacunado. Eso es lo que nos debería alarmar.</p>
<hr>
<p><em><a href="https://microbioblog.es/omicron-lo-que-no-sabemos-de-la-nueva-variante">Una versión</a> de este artículo fue publicada en el blog del autor, microBIO.</em></p>
<hr><img src="https://counter.theconversation.com/content/172738/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Ignacio López-Goñi no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>No sabemos todavía si la nueva variante del SARS-CoV-2, denominada Ómicron, es más transmisible, si sustituirá a otras variantes, si es más virulenta, no sabemos cómo afectará a los niños ni si escapará de las vacunas actuales. Sabemos que hay que vigilarla y que la vacunación ha de ser global.Ignacio López-Goñi, Catedrático de Microbiología, Universidad de NavarraLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1708172021-11-01T20:13:33Z2021-11-01T20:13:33ZDudas resueltas sobre la variante Delta AY4.2<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/429561/original/file-20211101-19-1x96xkv.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C7%2C5311%2C3527&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/doctor-positive-blood-sample-new-variant-2006826380">Shutterstock / diy13</a></span></figcaption></figure><p>Estos días se está hablando mucho de una nueva variante del SARS-CoV2, concretamente de una subvariante de la variante Delta conocida como “AY4.2”, y que algunos medios han popularizado como “variante Delta plus”.</p>
<p>Como en ocasiones anteriores durante esta pandemia, situaciones de mayor severidad epidemiológica, en este caso en Inglaterra, se han atribuido a una variante que ciertamente está en aumento en la zona, desdeñando <a href="https://www.theguardian.com/world/2021/oct/19/fears-grow-in-england-over-rise-of-new-covid-delta-variant">otros mecanismos de aumento de incidencia</a>. Por ejemplo la laxitud en las medidas de control no farmacológicas como pueden ser el uso de mascarillas, distancia social, ventilación, etc. </p>
<p>En este artículo intentaré resumir el aún escaso conocimiento que hay sobre esta subvariante. En particular, incidiré en algunos argumentos de especial interés para <a href="https://promedmail.org/promed-post/?id=8699224&view=true">estimar mejor el riesgo que representa</a> esta subvariante en el momento actual. </p>
<h2>Qué la hace diferente</h2>
<p>Según el <a href="https://espanol.cdc.gov/coronavirus/2019-ncov/variants/variant-info.html">Centro de Control de Enfermedades de los EE.UU (CDC)</a>, esta subvariante AY4.2 es aún poco prevalente (<0.005%) en el país. Dicen que “ha sido detectada ocasionalmente” pero no hay incrementos sustanciales hasta ahora. </p>
<p>En cuanto a Inglaterra, parece que esta subvariante “se está expandiendo” y representa ya un 6% de las variantes secuenciadas, según la UK Health Protection Agency. </p>
<p>Lo que la hace diferente es que tiene dos cambios (mutaciones) en la proteína spike que “podrían darle alguna ventaja”, aunque aún no está nada claro. De hecho, estas dos mutaciones ya habían aparecido en otras variantes (no en Delta) sin que supusieran cambios fenotípicos (de comportamiento) sustanciales en los virus que las portaban. </p>
<p>El CDC ha asegurado que “no hay evidencia de que esta variante impacte sobre las actuales vacunas y terapias”. Por su parte, el anterior comisionado de la FDA, Scott Gottlieb, afirma que para conocer el riesgo real de esta variante “hay que investigar más” y que puede que sea “ligeramente más transmisible” (hasta un 10% más, según algunas fuentes) sin que eso suponga una razón para el alarmismo. </p>
<p>Por su parte, <a href="https://www.ucl.ac.uk/biosciences/people/francois-balloux">François Balloux</a>, especialista en genética, evolución y biología computacional en el University College de Londres, defiende que no es comparable con las emergencias de las variantes beta o delta, que según algunas estimaciones fueron un 50 % más transmisibles que sus predecesoras. En el caso de la delta plus solo “se trata potencialmente de un pequeño incremento de transmisibilidad que no tendría un impacto comparable en la pandemia”, concluye.</p>
<p>En el <strong>Reino Unido</strong>, donde se hace un seguimiento más preciso de variantes, sí se ha observado últimamente un incremento importante. Algunos expertos sostienen que puede obedecer simplemente a un efecto aleatorio sin más, sustanciado por el comportamiento humano y la relajación de medidas de control. </p>
<p>En <strong>Dinamarca</strong>, que es otro país donde se hace una intensa vigilancia de variantes (tan precisa como en el Reino Unido), <strong>la subvariante AY4.2 ya está bajando</strong>, después de alcanzar un 2% de prevalencia. Este dato sugiere que lo que está pasando en el Reino Unido con esta subvariante no es trasladable a otros entornos. Además, si realmente tiene una pequeña ventaja en cuanto a transmisibilidad, puede ser compensada con medidas de control más firmes.</p>
<h2>Variante de interés, pero no de preocupación</h2>
<p>Por lo demás, la subvariante AY4.2 se considera “variante de interés” por ser ligeramente más transmisible (y por ello se recomienda su seguimiento y más estudios). Pero en ningún caso entraría en la categoría de “variante de preocupación” ya que no hay evidencia que indique una mayor virulencia ni una mayor capacidad de evadir la respuesta inmune natural frente a otras cepas del virus o la inducida por las vacunas. </p>
<p>En definitiva: </p>
<p>• Aún hace falta estudiar mejor esta subvariante. </p>
<p>• Los datos disponibles indican que no supone tanto riesgo como otras variantes previas.</p>
<p>• No está justificado el alarmismo creado alrededor de ella.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/170817/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Miguel Ángel Jiménez Clavero, como investigador principal, es reponsable de la ejecución de fondos para investigación de la Agencia Estatal de Investigación y de la Comisión Europea, que recibe la institución pública Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria (INIA-CSIC), para la que trabaja, y que le paga un salario por ello,</span></em></p>El alarmismo creado alrededor de la variante Delta AY4.2 del virus causante de la covid-19 no está justificado. Los datos disponibles indican que no supone tanto riesgo como otras variantes previas.Miguel Ángel Jiménez Clavero, Virólogo y profesor de Investigación, Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria (INIA - CSIC)Licensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1674922021-09-15T20:25:42Z2021-09-15T20:25:42Z¿Somos más contagiosos con la variante delta aunque estemos vacunados?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/420193/original/file-20210909-27-1uphi0y.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=34%2C13%2C4623%2C2157&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/vaccine-drop-syringe-covid19-coronavirus-research-1903183486">Shutterstock / MIA Studio</a></span></figcaption></figure><p>Gracias al SARS-CoV-2 hemos aprendido que “el cambio es la única constante”, como sentenció Heráclito. Los humanos nos hemos ido adaptando a los diferentes cambios durante este año y medio de pandemia. </p>
<p>Entre dichos cambios, destaca la propagación de distintas variantes, que depende en parte, pero no exclusivamente, de sus diferencias genéticas. Estas diferencias surgen por puro azar. Es decir, un error durante la replicación del material genético del virus causa una mutación. </p>
<p>La acumulación de un cierto número de mutaciones origina una variante, a la que llamamos cepa cuando estos cambios afectan al comportamiento del virus. </p>
<h2>Variante delta, la más transmisible por el momento</h2>
<p>En el caso que nos ocupa en este artículo, la variante delta (B.1.617.2) nos lleva acompañando (al menos) desde diciembre de 2020. Ya se ha convertido en dominante en muchos países en los últimos meses. De hecho, representa más del 96,5 % de los últimos <a href="https://www.rtve.es/noticias/20210906/variantes-del-coronavirus-mas-preocupan-cuantas-hay-donde-se-encuentran/2070949.shtml">casos diagnosticados en España</a>. </p>
<p>La rápida y amplia expansión de esta cepa sugiere que es <a href="https://assets.publishing.service.gov.uk/government/uploads/system/uploads/attachment_data/file/993321/S1267_SPI-M-O_Consensus_Statement.pdf">más transmisible</a> que la variante alfa (linaje B.1.1.7). Su éxito parece deberse a una replicación muy rápida y a la generación de una carga viral 1 000 veces mayor. Así se <a href="https://www.medrxiv.org/content/10.1101/2021.07.07.21260122v2#disqus_thread;%20https://virological.org/t/viral-infection-and-transmission-in-a-large-well-traced-outbreak-caused-by-the-delta-sars-cov-2-variant/724">reduciría</a> notablemente el tiempo de incubación necesario para transmitirse. </p>
<h2>¿Provoca más gravedad de la enfermedad?</h2>
<p>Sin embargo, todavía no existe suficiente evidencia para afirmar que esta cepa sea más patogénica. Recordemos, por un lado, que esta variante supuso un <a href="https://www.thelancet.com/journals/laninf/article/PIIS1473-3099(21)00475-8/fulltext">aumento</a> en la probabilidad de hospitalización en el Reino Unido. </p>
<p>Pero por otro lado, la información disponible en los servicios de salud pública de Inglaterra (PHE, Public Health England) sugería que el índice de fatalidad por caso (CFR) de esta variante era inferior al de la variante alfa. </p>
<p>Sin embargo, estas comparaciones entre variantes son complejas y probablemente inadecuadas. Independientemente de su genética, las variantes se expanden en momentos muy diferentes de la pandemia. </p>
<p>Además, existen múltiples factores en juego, tales como la saturación del sistema sanitario, el estado de vacunación y la edad de las personas infectadas, lo que hace que sea realmente difícil enfrentarlas.</p>
<h2>Cómo reacciona la vacuna ante la variante delta</h2>
<p>Ahora <a href="https://www.mscbs.gob.es/profesionales/saludPublica/ccayes/alertasActual/nCov/situacionActual.htm">más del 70 %</a> de la población española tiene la pauta completa de vacunación. Por eso, cabe preguntarse si estas vacunas aún nos siguen protegiendo frente a la variante delta o si, tal y como se ha llegado a especular, somos más contagiosos a pesar de estar vacunados.</p>
<p>Para resolver este debate, debemos primero distinguir entre protegernos de ser infectados y protegernos de sufrir una patología grave. </p>
<p>Sabíamos que, cuando delta no era la variante dominante, las vacunas autorizadas hasta el momento habían sido muy eficaces para prevenir patologías graves, ingresos hospitalarios y fallecimientos. </p>
<p>Pero ahora, un <a href="https://www.nejm.org/doi/full/10.1056/nejmoa2108891">estudio</a> concluye que la eficacia vacunal de AstraZeneca frente a patologías graves causadas por delta es del 67 % (74,5 % frente a alfa), mientras que la de Pfizer estaría en torno al 88 %, (94 % frente a alfa). </p>
<p>Otro <a href="https://www.jnj.com/positive-new-data-for-johnson-johnson-single-shot-covid-19-vaccine-on-activity-against-delta-variant-and-long-lasting-durability-of-response">estudio</a> realizado en Sudáfrica indica que la vacuna Janssen de Johnson & Johnson tiene una eficacia del 71 % frente a hospitalizaciones con la variante delta. </p>
<p>No obstante, esta eficacia vacunal se reduce notablemente si la pauta de vacunación no es completa. Con ello, el nivel de protección frente a patología leve también es algo inferior con la variante delta.</p>
<h2>¿A quién protege la vacuna?</h2>
<p>También sabemos que estar vacunado no impide que nos infectemos con el virus. Por tanto, estas vacunas no detienen la transmisión. De hecho, según <a href="https://www.cdc.gov/mmwr/volumes/70/wr/mm7031e2.htm?s_cid=mm7031e2_w">anunció</a> la CDC, la carga viral (medida como cantidad de material genético del virus por PCR tras hisopado nasofaríngeo) era idéntica en vacunados y no vacunados infectados con esta variante.</p>
<p>Este estudio hizo saltar las alarmas porque con esta información, los vacunados infectados, asintomáticos en muchos casos, deberían extremar las medidas de prevención para evitar la trasmisión. Deberían seguir actuando, en definitiva, como si no estuviesen vacunados, con todo lo que ello supone. </p>
<p>Tras la revisión de estos estudios, parecía que estas vacunan solo funcionaban como un “cinturón de seguridad”. Es decir, reducían los daños si sufríamos un accidente pero no evitaban que sufriésemos dicho accidente (infectarnos y transmitir la variante delta del virus a otras personas).</p>
<h2>No somos más contagiosos con la variante delta</h2>
<p>Sin embargo, ahora tenemos varias evidencias de que las vacunas no solo ofrecen protección personal. La primera procede de un <a href="https://www.medrxiv.org/content/10.1101/2021.07.28.21261295v1.full">estudio</a> en el que se corrobora que los vacunados tenían la misma cantidad de material genético que los no vacunados, pero solo durante los cinco primeros días tras la aparición de síntomas. A partir de ese momento, la carga viral se reduce mucho más rápido en individuos vacunados. </p>
<p>Pero determinar la carga viral como cantidad de material genético del virus no es la manera más precisa de determinar la cantidad de virus viable y con capacidad infecciosa. </p>
<p>Por eso, al utilizar muestras de personas infectadas mayoritariamente con la variante delta y realizar ensayos de infección de cultivos de células, se ha <a href="https://www.medrxiv.org/content/10.1101/2021.08.20.21262158v1">demostrado</a> que la capacidad infecciosa del virus es mucho menor si la persona estaba previamente vacunada (con Pfizer o Johnson & Johnson).</p>
<p>Por último, otro <a href="https://www.medrxiv.org/content/10.1101/2021.08.30.21262701v1">estudio</a> ha confirmado que el periodo de diseminación de virus infeccioso (determinado también mediante infección de células en un cultivo) se redujo significativamente en los individuos vacunados en comparación con los no vacunados, en este caso cuando alfa era la variante dominante. </p>
<p>En definitiva, estos estudios, que deben pasar el proceso de revisión por pares (es decir, no son todavía definitivos), sugieren que las personas infectadas con la variante delta (o con la variante alfa) transmiten menos virus infecciosos y lo hacen durante un periodo más corto si han recibido la vacuna, aunque su capacidad de transmitir el virus no sea nula. Por lo que, de momento, se recomienda que sigan las normas que previenen la transmisión.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/167492/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Salvador Iborra Martín recibe fondos del Ministerio Español de Ciencia e Innovación (MICINN)</span></em></p>Estar vacunados no impide que nos infectemos con el virus, pero sí evita la forma grave de la enfermedad. Ahora también sabemos que frena la transmisión del coronavirus, incluso con la variante delta.Salvador Iborra Martín, Personal Docente e Investigador. Inmunología e infección, Universidad Complutense de MadridLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1674222021-09-12T19:00:00Z2021-09-12T19:00:00ZMu: todo lo que hay que saber sobre la nueva variante del coronavirus<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/419651/original/file-20210906-25-1in7sds.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=2480%2C0%2C4180%2C3260&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/image-illustration/new-coronavirus-variant-outbreak-covid19-virus-1901623882">Lightspring/Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha añadido otra variante del coronavirus a su <a href="https://www.who.int/en/activities/tracking-SARS-CoV-2-variants/">lista para vigilar</a>. Se llama mu y ha sido designada como variante de interés (VOI). Esto significa que tiene diferencias genéticas con las otras variantes conocidas y está causando infecciones en múltiples países, por lo que podría representar una amenaza particular para la salud pública.</p>
<p>Es posible que los cambios genéticos de mu la hagan más transmisible, le permitan causar una enfermedad más grave y la hagan más capaz de escapar a la respuesta inmunitaria provocada por las vacunas o la infección con variantes anteriores. Esto, a su vez, podría hacerla menos susceptible a los tratamientos. </p>
<p>Nótese la palabra podría. Una VOI no es una variante preocupante (VOC), que es una variante que se ha demostrado que adquiere una de esas características, lo que la hace más peligrosa y, por tanto, más importante. Mu está siendo vigilada de cerca para ver si debe ser designada como VOC. Esperemos que no lo sea.</p>
<p>Hay otras cuatro VOI que están siendo vigiladas por la OMS –eta, iota, kappa y lambda– pero ninguna de ellas ha sido reclasificada como VOC. Ese podría ser el caso de mu también, pero tenemos que esperar a tener más datos.</p>
<p>Lo que hace que mu sea particularmente interesante (y preocupante) es que tiene lo que la OMS llama una “constelación de mutaciones que indican propiedades potenciales de escape inmunológico”. En otras palabras, tiene los rasgos distintivos de poder eludir la protección vacunal existente.</p>
<h2>¿Dónde se está propagando?</h2>
<p>Mu fue vista por primera vez en Colombia en enero de 2021, cuando se le dio la designación B.1621. Desde entonces se ha <a href="https://outbreak.info/situation-reports?pango=B.1.621">detectado en 40 países</a>, pero se cree que actualmente es responsable de solo el 0,1 % de las infecciones a nivel mundial. </p>
<p>Mu ha sido mucho más prevalente en Colombia que en cualquier otro lugar. Si se observan las muestras de coronavirus que han sido secuenciadas genéticamente, el 39 % de las analizadas en Colombia han sido de mu –aunque <a href="https://www.gisaid.org/hcov19-variants/">no se han registrado muestras</a> allí en las últimas cuatro semanas–. </p>
<figure class="align-center ">
<img alt="Una mujer colombiana con una mascarilla" src="https://images.theconversation.com/files/419137/original/file-20210902-25-7xa8o3.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/419137/original/file-20210902-25-7xa8o3.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=398&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/419137/original/file-20210902-25-7xa8o3.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=398&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/419137/original/file-20210902-25-7xa8o3.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=398&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/419137/original/file-20210902-25-7xa8o3.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=500&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/419137/original/file-20210902-25-7xa8o3.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=500&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/419137/original/file-20210902-25-7xa8o3.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=500&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">El mu se propagó inicialmente en Colombia, aunque las infecciones parecen haber remitido.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/image-photo/bogota-colombia-17-mar-20-women-1715793667">Sebastian Barros/Shutterstock</a></span>
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</figure>
<p>Por el contrario, el 13 % de las muestras analizadas en Ecuador han sido mu, y esta variante representa el 9 % de las muestras secuenciadas en las últimas cuatro semanas, mientras que en Chile algo menos del 40 % de las muestras secuenciadas han resultado serlo en el último mes. Esto sugiere que el virus ya no circula en Colombia, sino que se transmite en otros países sudamericanos cercanos. </p>
<p>Hasta ahora, se han identificado 45 casos en el Reino Unido mediante análisis genéticos, y parece que proceden del extranjero. Sin embargo, como no todos los casos de covid-19 acaban siendo secuenciados para ver qué variante son, es posible que la prevalencia de mu en el Reino Unido sea mayor.</p>
<h2>¿Cuán peligrosa es?</h2>
<p>Las preguntas clave son si mu es más transmisible que la variante actualmente dominante, delta, y si puede causar una enfermedad más grave. </p>
<p>Mu tiene una mutación llamada P681H, reportada por primera vez en la variante alfa, que es <a href="https://www.researchgate.net/publication/348943694_The_mutation_P681H_in_the_B117_variant_of_SARS-CoV-2_probably_enhances_viral_entry_and_replication">potencialmente responsable</a> de una transmisión más rápida. Sin embargo, este estudio todavía está en formato de prepublicación, lo que significa que sus conclusiones aún no han sido revisadas formalmente por otros científicos. Todavía no podemos estar seguros de los efectos de la P681H en el comportamiento del virus.</p>
<p>Mu también tiene las mutaciones E484K y K417N, que están <a href="https://www.nature.com/articles/s41586-021-03324-6">asociadas</a> con la capacidad de evadir los anticuerpos contra el coronavirus. Las pruebas sobre esto son más concretas. Estas mutaciones también se dan en la variante beta, por lo que es posible que mu se <a href="https://theconversation.com/covid-the-beta-variant-is-surging-in-mainland-europe-should-the-uk-be-worried-164815">comporte como beta</a>, contra la que algunas vacunas son menos eficaces. </p>
<p>Mu también tiene otras mutaciones, como <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC8364171/">R346K e Y144T</a>, cuyas consecuencias se desconocen, de ahí la necesidad de realizar más análisis.</p>
<p>Pero, ¿puede la mu evadir realmente la inmunidad preexistente? Hasta el momento solo hay información limitada sobre esto, con un <a href="https://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1002/jmv.27247">estudio</a> de un laboratorio en Roma que muestra que la vacuna de Pfizer/BioNTech fue menos eficaz contra mu en comparación con otras variantes cuando se probó en un experimento de laboratorio. A pesar de ello, el estudio seguía considerando que la protección ofrecida contra la mu por la vacuna era sólida. Realmente, aún no sabemos si las mutaciones de mu se traducirán en un aumento de la infección y la enfermedad. </p>
<p>Sin embargo, han aparecido informes sorprendentes sobre mu. A finales de julio, un canal de noticias de Florida <a href="https://www.local10.com/news/local/2021/07/26/colombian-covid-variant-already-spreading-in-south-florida/">informó</a> de que el 10 % de las muestras secuenciadas en la Universidad de Miami eran mu. A principios de agosto, <a href="https://www.google.com/amp/s/www.barrons.com/amp/articles/who-variant-of-interest-mu-51630499402"><em>Reuters</em> informó</a> de que siete residentes totalmente vacunados de una residencia de ancianos en Bélgica habían muerto por un brote de mu. Sin embargo, estas son instantáneas limitadas del comportamiento de la variante.</p>
<h2>¿Qué pasará después?</h2>
<p>Mu es la primera variante nueva que se añade a la lista de la OMS desde junio.</p>
<p>Cuando se designa una variante de interés, la OMS lleva a cabo un análisis comparativo de las características de la nueva variante, evaluando cómo se compara con otras que también están siendo vigiladas, pidiendo a sus estados miembros que recopilen información sobre la incidencia y los efectos de la variante. Esto se está llevando a cabo en la actualidad. </p>
<p>La designación de mu como VOI refleja la preocupación generalizada por la posibilidad de que surjan nuevas variantes que puedan resultar problemáticas. La variante delta, más transmisible, que se está afianzando en muchos países, especialmente entre los no vacunados, muestra la rapidez y la importancia con que las variantes víricas pueden cambiar el curso de la pandemia. </p>
<p>Cada vez que el virus se reproduce en el interior de una persona existe la posibilidad de que mute y surja una nueva variante. Es un juego de números. Es un proceso aleatorio, un poco como tirar los dados. Cuantas más tiradas haya, mayor será la posibilidad de que aparezcan nuevas variantes. La principal forma de detener las variantes es la vacunación global. </p>
<p>La aparición de la mu nos recuerda lo importante que sigue siendo ese objetivo. Muchas personas, especialmente en los países en desarrollo, siguen sin vacunarse. Debemos hacer llegar las vacunas a estos países lo antes posible, tanto para ayudar a las personas allí vulnerables como para impedir que surjan nuevas variantes. De lo contrario, nuestra salida de la pandemia se retrasará, posiblemente durante meses.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/167422/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Luke O'Neill no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Una nueva variante de interés entra en escena. Aunque porta mutaciones interesantes, es pronto para saber si logrará imponerse a delta, la variante dominante que circula en la actualidad.Luke O'Neill, Professor, Biochemistry, Trinity College DublinLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1672082021-09-09T20:16:05Z2021-09-09T20:16:05ZNo todas las variantes del SARS-CoV-2 deberían preocuparnos por igual<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/420024/original/file-20210908-26-1gq6cg0.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=14%2C0%2C9571%2C3966&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-illustration/macro-coronaviruscovid19-cell-delta-plus-variant-2011480793">Shutterstock / Fit Ztudio</a></span></figcaption></figure><p>A lo largo de la pandemia originada por el SARS-CoV-2 se han sucedido varios hitos importantes. Cuando empezó todo, desde Europa asistíamos a la epidemia de un nuevo coronavirus en China como meros espectadores. Nos autoconvencíamos de que el problema iba a ser como el causado por el <a href="https://www.newtral.es/noticia-el-pais-sars-2003-covid/20210302/">SARS-CoV de 2003</a> o el <a href="https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/middle-east-respiratory-syndrome-coronavirus-(mers-cov)">MERS</a>, que aún afecta a los países del golfo pérsico. </p>
<p>Pero no fue ni mucho menos así. El nuevo virus rápidamente se dispersó por todo el mundo. Es más, nos obligó a todos a recluirnos en casa e ir modificando nuestras costumbres para protegernos de él. </p>
<p>Para un biólogo como yo, otro de los grandes hitos de la pandemia es que estamos siendo testigos de un proceso evolutivo muy rápido, en tiempo real, en muy pocos meses. El coronavirus acumula mutaciones que mejoran su capacidad de relación con su nuevos huéspedes, los seres humanos. Las mutaciones de las que hace acopio le permiten contagiar cada vez con mayor efectividad a los seres humanos. Y aparecen esas variantes de las que todos los medios hablan. O más que hablar, alertan. A veces, en exceso.</p>
<p>¿En qué acabará la cosa? Posiblemente, nos convertiremos en su nuevo reservorio. O lo que es lo mismo: para el coronavirus pasaremos a ser un organismo donde la variante adaptada a los humanos contagia y prolifera, pero sin crear grandes problemas de salud. </p>
<p>Es muy probable que el SARS-CoV-2 siga el camino de sus predecesores y acabe convertido en el quinto coronavirus endémico que nos produce catarros y resfriados sin demasiada importancia. Solo será peligroso si nuestro sistema inmunitario baja la guardia y no consigue mantenerlo a raya. </p>
<h2>No todas las variantes son iguales</h2>
<p>Los medios suelen hablar de nuevas variantes como si todas supusiesen un gran problema. Tratan a cualquier variante que aparece como potencial protagonista de olas más agresivas de la COVID-19, capaz de burlar la protección que han generado las vacunas. </p>
<p>Pero no es ni mucho menos así. No todas las variantes tienen la misma importancia. Además de que <a href="https://www.nejm.org/doi/full/10.1056/NEJMsr2105280">tampoco parece que puedan hacer que las vacunas dejen de ser efectivas</a>. </p>
<p>La Organización Mundial de la Salud (OMS) distingue dos tipos de variantes, <a href="https://www.who.int/en/activities/tracking-SARS-CoV-2-variants/">variantes de interés y variantes de preocupación</a>: </p>
<ol>
<li><p>Las <strong>variantes de interés</strong> son familias de virus que han sufrido una o varias mutaciones que les confieren algunas mejoras en la capacidad de contagio, de gravedad o de resistencia frente al sistema inmunitario. Estas variantes aún no se han dispersado de una manera general, sino que han quedado restringidas a ciertos lugares. Entre ellas tenemos actualmente la eta, iota, kappa, lambda y mu. </p></li>
<li><p>Las <strong>variantes de preocupación</strong> es como se llama a las que han sufrido mutaciones que producen efectos similares a los de las variantes de interés pero que sí se han impuesto de forma generalizada, aumentando enormemente la capacidad de contagio y la virulencia. Incluso han modificado los síntomas que producen, lo que podría poner en jaque los sistemas de diagnóstico, los tratamientos desarrollados o las vacunas. Es el caso de las ya archiconocidas alfa, beta, gamma y delta. </p></li>
</ol>
<p>Las variantes de interés pasarán a ser de preocupación si se comienzan a imponer sobre las anteriores y se dispersan de una manera más generalizada, aumentando la infectividad y provocando nuevos brotes más agresivos. </p>
<h2>Muchas variantes en poco tiempo</h2>
<p>La aparición de variantes solo indica que el virus se está adaptando a nuestro organismo. La secuencia de los aminoácidos que forman parte de sus proteínas está codificada en su genoma, como en el de cualquier otro organismo. Muchos de estos aminoácidos son esenciales para que sus proteínas funcionen y no pueden cambiar. Sin embargo, los hay que pueden sufrir modificaciones. </p>
<p>La proteína vírica que está sufriendo más mutaciones es la que el virus utiliza para introducirse en las células, <a href="https://www.nature.com/articles/s41392-021-00644-x">la famosa proteína S o espícula</a>. Esto es así porque para cumplir con su función debe adherirse con fuerza suficiente a la proteína ACE2 humana. </p>
<p><a href="https://www.cell.com/cell/fulltext/S0092-8674(21)00991-0">El SARS-CoV-2 proviene de otro organismo</a>. En los murciélagos, la proteína ACE2 a la que se unía es ligeramente diferente a la que tenemos los humanos y esas diferencias interfieren en la forma en que las dos proteínas interaccionan. Una de las primeras mutaciones fue la que cambió un ácido aspártico (D) por una glicina (G) en la posición 614 de la proteína (D614G). A partir de esa modificación, el virus ganó capacidad de contagio y se expandió por todo el mundo. </p>
<p>A partir de esta primera variante, el resto de mutaciones ha ido mejorando la capacidad de interacción del virus con la proteína ACE2 humana. <a href="https://www.jbc.org/article/S0021-9258(21)00952-2/fulltext">Las mutaciones se han acumulado básicamente en la misma zona de la proteína S, y las variantes comparten mutaciones idénticas o similares</a>. Ese mecanismo provoca que las variantes nuevas se originen a partir de modificaciones de las variantes exitosas anteriores, <a href="https://theconversation.com/south-african-health-experts-have-identified-a-new-lineage-of-sars-cov-2-whats-known-so-far-167057">como la recientemente descubierta en Sudáfrica, aún sin nombre</a>. </p>
<h2>Las vacunas son efectivas contra las nuevas variantes</h2>
<p>Las variantes de precaución acumulan cambios puntuales, limitados y que afectan a la misma localización. Cuando se alcance la secuencia de proteína S más adecuada para la interacción con la proteína ACE2 humana, cualquier otro cambio empeorará la capacidad de infección. </p>
<p>Teniendo todo ello en cuenta, las vacunas utilizadas hasta el momento han mostrado capacidad para mantener a raya a las nuevas variantes evitando, en la inmensa mayoría de los casos, la enfermedad en su versión grave pero no el contagio. Una vez vacunados, el virus sigue llegando a nuestra mucosa nasofaríngea e infectando a las células epiteliales. Pero las vacunas han generado linfocitos memoria que detectan rápidamente el ataque. <a href="https://www.nature.com/articles/s41423-021-00743-3">Estos linfocitos se activan y reducen la proliferación del virus reteniendo la infección en la garganta, especialmente los linfocitos T memoria</a>. Como consecuencia, se evita la neumonía, que era la que más complicaciones y fallecimientos provocaba.</p>
<p>Este proceso ya ha ocurrido de forma natural. <a href="https://www.nature.com/articles/s41586-020-2550-z">En pacientes asintomáticos de la primera ola se encontró respuesta inmunitaria dependiente de linfocitos T</a> contra los antígenos comunes presentes en los coronavirus humanos, en el SARS de 2003 y en el SARS-CoV-2. </p>
<p>En un futuro no muy lejano, las infecciones posteriores con las nuevas variantes irán reforzando la respuesta inmunitaria. Estos contagios futuros, la mayoría de ellos asintomáticos y leves, terminarán generando una respuesta inmunitaria más global y contra todos los antígenos víricos (no solo contra la proteína S, que es la respuesta que generan las vacunas). Esta inmunidad general acabará produciendo inmunoglobulina A que reducirá aún más la capacidad infecciosa del virus y, por tanto, su dispersión.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/167208/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Guillermo López Lluch es miembro de la Sociedad Española de Biología Celular, la Sociedad Española de Bioquímica y Biología Molecular, la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología, la Society for Free Radical Research y la International Coenzyme Q10 Association. Las investigaciones realizadas por el autor están financiadas por fondos públicos provenientes del Gobierno de España, fondos FEDER de la Unión Europea o del Gobierno Autonómico de Andalucía. </span></em></p>Para el coronavirus causante de la covid-19 acabaremos siendo un organismo donde la variante adaptada a los humanos contagiará pero sin crear grandes problemas de salud.Guillermo López Lluch, Catedrático del área de Biología Celular. Investigador asociado del Centro Andaluz de Biología del Desarrollo. Investigador en metabolismo, envejecimiento y sistemas inmunológicos y antioxidantes., Universidad Pablo de OlavideLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1653722021-08-05T19:40:50Z2021-08-05T19:40:50ZCovid-19: esto ya no es lo que era<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/414773/original/file-20210805-23-64zu9p.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=6%2C6%2C4626%2C2076&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Colas para vacunación en el Auditorio Miguel Delibes de Valladolid.</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/valladolid-spain-05182021-miguel-delibes-auditorium-1975696475">Shutterstock / Ruben Fraile</a></span></figcaption></figure><p>Un domingo me levanté con la garganta reseca y voz ronca. Al rato noté un poco de moqueo pertinaz, pero no le di mayor importancia. Era julio, y todavía algunos días aparecían síntomas de mi rinitis alérgica estacional. Tuve una ligera diarrea, pero eso tampoco me sorprendió, pues mi tránsito intestinal se altera con bastante frecuencia. El lunes me avisaron de que la persona junto a la que había comido el sábado (al aire libre) estaba en urgencias, con fiebre, tos y dificultad respiratoria. En pocas horas supimos que era covid-19. Tenía en casa una prueba de antígenos y salió negativa. Pero como tenía por delante varios viajes, congresos y jornadas de reuniones me pareció prudente hacerme una PCR: positivo. Cuando me llamó la UME para avisarme del positivo e iniciar el rastreo, no me lo podía creer.</p>
<h2>¿Nos podemos infectar de coronavirus después de habernos vacunado?</h2>
<p>Sí, eso lo sabíamos desde el primer momento en que salieron las vacunas frente a la covid-19: todas eran eficaces para reducir la gravedad de la enfermedad y prevenir ingresos. <a href="https://theconversation.com/por-que-una-persona-vacunada-de-covid-19-puede-contagiar-el-virus-162285">Pero no se diseñaron para prevenir contagios</a>.</p>
<p>De hecho, la ruta de administración intramuscular produce una fuerte inmunidad sistémica, pero una leve inmunidad mucosa. <a href="https://science.sciencemag.org/content/373/6553/397">Se están desarrollando estrategias de vacunación intranasal</a>, que previsiblemente producirán una inmunidad más fuerte en la mucosa, <a href="https://theconversation.com/luis-enjuanes-vamos-a-por-una-vacuna-intranasal-y-de-una-sola-dosis-muy-potente-157616">frenarán la infección y el contagio desde el inicio</a>.</p>
<p>Así que, aunque no enfermemos, podemos contagiarnos y ser vectores de transmisión. Artículos recientes indican que <a href="https://www.cdc.gov/mmwr/volumes/70/wr/mm7031e2.htm?s_cid=mm7031e2_w">la carga viral (cantidad de virus) en las vías respiratorias altas de los vacunados es parecida a la de los no vacunados</a>. No tenemos datos para saber si el material genético del virus (en vacunados) es infectivo, sólo sabemos que tienen una cantidad equivalente.</p>
<h2>¿Cómo será entonces la infección?</h2>
<p>Infectarnos después de vacunarnos con la nueva variante mayoritaria, delta, es muy posible. Hay un alto nivel de circulación y muchas personas vacunadas han relajado las medidas de prevención con la falsa creencia de que la vacuna les protege como si fuera un perfecto impermeable.</p>
<p>Pero, además, las nuevas variantes, así como el hecho de que gran parte de la población está vacunada (con una dosis o con pauta completa), han cambiado el tablero del juego en lo que a la presentación clínica de la enfermedad se refiere. Estos cambios se han podido analizar gracias a la participación de más de 4 millones de voluntarios. En Reino Unido han introducido sus síntomas <a href="https://covid.joinzoe.com/">en el proyecto Zoe</a> (un ejemplo de cómo la tecnología es una gran aliada para ayudarnos a monitorizar y luchar contra la pandemia).</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/414696/original/file-20210804-17-ti5qew.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/414696/original/file-20210804-17-ti5qew.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/414696/original/file-20210804-17-ti5qew.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=173&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/414696/original/file-20210804-17-ti5qew.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=173&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/414696/original/file-20210804-17-ti5qew.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=173&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/414696/original/file-20210804-17-ti5qew.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=217&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/414696/original/file-20210804-17-ti5qew.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=217&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/414696/original/file-20210804-17-ti5qew.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=217&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Los cinco síntomas clínicos mas habituales en la infección por SARS-CoV-2: se muestran en azul los síntomas más frecuentes de la variante original que siguen presentándose, y en rojo los síntomas que han aparecido más frecuentemente en las últimas semanas, probablemente debidos a la variante delta.</span>
<span class="attribution"><span class="source">Los síntomas clásicos están tomados de documentos oficiales de la OMS, los síntomas de la variante delta están tomados del proyecto Zoe británico.</span></span>
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</figure>
<p>Salvo en vacunados a pauta completa, la pérdida de olfato y gusto tan características de la variante original baja a la novena posición, y la dificultad respiratoria cae por debajo de los 20 síntomas más frecuentes. Esto significa que la nueva variante ha cambiado claramente el debut clínico. La presentación con moqueo, dolor de garganta, dolor de cabeza y estornudos nos puede llevar a confundirlo muy fácilmente con un catarro o una reacción alérgica. </p>
<h2>La variante delta también altera las reglas del “grupo”</h2>
<p>Pensábamos que con un 70 % de personas inmunizadas tendríamos una inmunidad social suficiente para parar la transmisión del virus SARS-CoV-2. Esto se viene calculando así desde los primeros tiempos de la pandemia desatada en Wuhan, cuando la tasa replicativa del virus era entre 2 y 3 (cantidad de personas que, en promedio, infecta una persona contagiada). <a href="https://theconversation.com/vacunas-covid-19-si-no-lo-haces-por-ti-hazlo-por-el-rebano-152518">Hemos utilizado estos datos a pesar de que sabemos que las vacunas no previenen el contagio</a>. </p>
<p>Con la variante original y la alfa una persona infectada podría contagiar a 2-3 contactos estrechos. Con la variante delta este número sube hasta 6-10 personas. En este escenario, la inmunidad social necesaria para “contener” la transmisión, sabiendo además que las vacunas no son 100 % eficaces, es superior al 90 %. Y esta cifra de personas inmunizadas se antoja inalcanzable si no incluimos a los niños. Esto abriría otro debate, que no es objeto en esta reflexión, sobre la pertinencia científica y moral de vacunar por debajo de los 15 años, con <a href="https://es.statista.com/estadisticas/1196443/vacunas-contra-covid-19-administradas-por-cada-100-habitantes-por-pais/">la necesidad de vacunas que tienen algunos países</a>. </p>
<h2>La quinta, pero no la última ola</h2>
<p>El aumento de reuniones sociales (<a href="https://govern.cat/salapremsa/notes-premsa/412605/comunicat-respecte-als-resultats-estudi-sobre-tres-festivals-extraordinaris-del-mes-juliol">aunque sea al aire libre</a>), la movilidad entre regiones, la no obligatoriedad del uso de mascarillas en espacios abiertos, se han aliado claramente con la variante delta para que se desataran los contagios semanas atrás. </p>
<p>Afortunadamente, dado que las personas más vulnerables estaban vacunadas, este incremento de transmisión no se ha acompañado por la saturación hospitalaria, si bien en algunas comunidades autónomas, <a href="https://www.rtve.es/noticias/20210804/ocupacion-camas-covid-19-hospitales-espanoles/2042349.shtml">la ocupación de las UCI por pacientes con covid-19</a> ha llegado a ser muy preocupante. </p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/414675/original/file-20210804-27-u7a64m.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/414675/original/file-20210804-27-u7a64m.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/414675/original/file-20210804-27-u7a64m.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=321&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/414675/original/file-20210804-27-u7a64m.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=321&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/414675/original/file-20210804-27-u7a64m.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=321&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/414675/original/file-20210804-27-u7a64m.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=404&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/414675/original/file-20210804-27-u7a64m.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=404&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/414675/original/file-20210804-27-u7a64m.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=404&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Tasas de Transmisión y mortalidad de diferentes enfermedades infecciosas. Se incluyen los datos de la variante original del SARS-CoV-2 y de la variante delta. Obsérvese que aunque la mortalidad no está afectada, el número medio de contagios que ahora produce una persona con la infección es superior al de otros agentes infecciosos conocidos y muy similar al de la varicela.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://healthpolicy-watch.news/the-world-is-dealing-with-a-different-virus-with-the-delta-variant-a-strain-as-contagious-as-chickenpox/">Adaptación libre a partir de Health Policy Watch / NYTimes</a></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Con estos nuevos datos y sabiendo que hay casos de infección documentada al aire libre, quizás las autoridades sanitarias nacionales e internacionales deberían redefinir el concepto de contacto estrecho. Parece que no hay que permanecer 15 minutos en un local interior, a menos de 1,5 metros y sin mascarillas de protección para contagiarnos de una persona positiva asintomática o presintomática.</p>
<h2>¿Se pierde la eficacia vacunal para todos por igual ?</h2>
<p>Hay personas mas vulnerables y que pueden perder con mayor rapidez las defensas: son las personas inmunodeprimidas. La inmunosupresión puede ser natural, y hay enfermedades genéticas y adquiridas con este perfil (desde los niños burbuja a las personas con infección por VIH), y el propio envejecimiento biológico va acompañado de una pérdida de cantidad y función de las defensas que conocemos como inmunosenescencia.</p>
<p>La inmunosupresión puede ser también farmacológica cuando hay vacunados que por patologías previas (tumores, trasplantes, enfermedades autoinmunes o autoinflamatorias) están tomando fármacos que disminuyen las defensas. </p>
<p>Sea cual sea el motivo, las personas con defensas bajas han podido tener menor respuesta a las vacunas, o pueden ver un deterioro más rápido de su inmunidad frente al virus. </p>
<p>Hay algunas publicaciones al respecto, en las que fundamentalmente se estudia la evolución de los anticuerpos neutralizantes. Pero a veces se nos olvida una rama mucho más relevante de nuestra respuesta inmunitaria, como es la inmunidad celular: tanto <a href="https://immunology.sciencemag.org/content/6/60/eabj3684">T</a> como <a href="https://www.nature.com/articles/s41586-021-03738-2">B</a>. De momento, se está mostrando muy robusta y duradera (tanto la vacunal como la <a href="https://www.nature.com/articles/d41586-021-01557-z">inmunidad natural frente a la infección</a>), así que –salvando estos grupos vulnerables– de momento <a href="https://theconversation.com/covid-19-la-guerra-de-las-dosis-153811">no hay evidencia científica que nos haga pensar en dosis de recuerdo o terceras dosis de modo generalizado para toda la población</a>.</p>
<p>Conviene recordar en este punto que el mero hecho de haber pasado la infección sintomática y de modo natural nos deja ya un importante nivel de protección. Este conocimiento se ha ido reforzando con continuas publicaciones que aseguran memoria celular en la sangre de convalecientes. Pero en aquel momento, con la escasez de dosis que teníamos en enero, y la premura por vacunar a cuanta más población mejor… hace tan solo 9 meses, <a href="https://theconversation.com/si-ya-he-pasado-el-coronavirus-para-que-me-vacuno-153459">yo mismo proponía que no era necesario vacunar a los convalecientes</a>.</p>
<p>Hoy sabemos que la inmunidad natural es más heterogénea y probablemente más resistente a la continua aparición de nuevas variantes, pero también que los anticuerpos que se producen tienen menor efecto neutralizante. De modo que la situación actual, de dar una dosis vacunal de recuerdo 6 meses después de haber tenido la infección, es la pauta con evidencia científica sólida más aceptada en diferentes países. Pero también 9 meses después estamos en un escenario mejor, conocemos mejor el virus, la enfermedad y su diagnóstico. Podríamos cribar mediante test personalizados de inmunidad (de anticuerpos y de células) en los grupos de riesgo (ancianos y patologías con inmunosupresión) y decidir quiénes necesitan pautas de refuerzo y quiénes no.</p>
<h2>A vueltas de nuevo con las dosis</h2>
<p>A pesar de la falta de evidencia científica, países como <a href="https://cnnespanol.cnn.com/video/vacuna-israel-tres-dosis-cnn-primera/">Israel</a>, <a href="https://www.efe.com/efe/america/sociedad/la-oms-pide-una-moratoria-mundial-a-tercera-dosis-de-vacunas-anticovid/20000013-4601871">Reino Unido y Alemania</a> ya han decidido inocular una tercera dosis, y completar con la vacuna Pfizer a quienes recibieron las dos primeras de AstraZeneca o la monodosis de Janssen. </p>
<p>Estar vacunados ya hemos dicho que no impide el contagio, pero se sabe hasta qué punto lo podría prevenir. Datos muy recientes con estudios de grupos familiares de vacunados y no vacunados nos indican que <a href="https://www.nejm.org/doi/full/10.1056/NEJMc2107717">estar vacunado reduce entre un 40 y un 50 % el riesgo de contagio</a>. </p>
<p>Por lo tanto, la vacunación es el camino de elección, tanto para ayudar reduciendo contagios (inmunidad social) como para, en caso de padecer la enfermedad, hacerlo de un modo más leve (inmunidad individual). Yo, desde luego, estoy inmensamente agradecido por el hecho de vivir en un país privilegiado y tener acceso a la vacuna. Haber pasado la covid-19 como un catarro en julio del año pasado hubiera sido una utopía.</p>
<p>No quiero pensar en escenarios apocalípticos como los que plantea <a href="https://www.gov.uk/government/publications/long-term-evolution-of-sars-cov-2-26-july-2021">el grupo de científicos del SAGE británico</a>, que está causando estragos en la prensa nacional e internacional con todo tipo de titulares sensacionalistas. Pero sí que parece que esta pandemia ya no es la misma que tuvimos el primer semestre del año 2020 y no la podemos seguir mirando con los mismos ojos. Hay que redefinir conceptos, afrontarla de modo decidido. Tenemos que comunicar de un modo más empático y pedagógico a una ciudadanía muy consciente del problema, pero cada vez más exhausta por los bandazos a los que se la está sometiendo, que no acaba de ver la luz al final del túnel.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/165372/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Alfredo Corell Almuzara no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Esta pandemia ya no es la misma que tuvimos el primer semestre del año 2020. Hay que redefinir conceptos, afrontarla de modo decidido y comunicar de un modo más empático y pedagógico a una ciudadanía cada vez más exhausta que no acaba de ver la luz al final del túnel.Alfredo Corell Almuzara, Catedrático de inmunología, Universidad de ValladolidLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1654092021-08-02T17:45:26Z2021-08-02T17:45:26ZCovid-19: ¿Hay que preocuparse por la variante lambda?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/414141/original/file-20210802-18-qdodgu.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C4153%2C3113&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/scientist-hold-blood-sample-tube-lambda-2004346973">Shutterstock / Arif biswas</a></span></figcaption></figure><p>Conforme avanza la pandemia las variantes del virus se van sucediendo de manera que aquella que gana capacidad contagiosa se impone sobre las demás. Es un proceso biológico usual en la relación entre patógenos y nuevos huéspedes. </p>
<p>Todos los virus utilizan a las células de sus huéspedes para proliferar. Para ello, introducen su genoma en la célula y secuestran la maquinaria para replicar su genoma y fabricar sus proteínas. Luego, ensamblan el genoma dentro de una estructura externa y así se forman nuevos virus que escapan de las células virtualmente haciéndolas explotar. Así es como producen daño en los tejidos. </p>
<h2>La llave y la puerta, claves de la infección</h2>
<p>Los virus utilizan diferentes estrategias para introducir su genoma dentro de las células. En el caso del SARS-CoV-2, una de las proteínas implicadas es la proteína S o Spike, que ha sido la elegida para la inmunización por las vacunas. La proteína S del virus debe unirse a la proteína ACE2 de las células para que el virus introduzca su genoma y obligue a la célula a fabricar más virus. </p>
<p>La proteína S sería como la llave para la cerradura de la puerta de las células, papel que representaría la proteína ACE2. Cuanto mejor entre la llave en la cerradura, más facilidad tendrá el virus para infectar, y lo hará con más rapidez y más eficacia. Así, las variantes que se imponen son las que mejoran su capacidad para unirse a la proteína ACE2 y así son más contagiosas. </p>
<h2>¿Pueden producirse variantes de forma infinita?</h2>
<p><a href="https://www.nature.com/articles/s41579-021-00573-0">A estas alturas de la pandemia, y puede que antes, se habrán producido miles de mutaciones que han dado lugar a variantes que no han tenido éxito</a> y otras que se han ido imponiendo, como <a href="https://theconversation.com/para-cuando-el-fin-de-la-pandemia-el-peligro-de-las-nuevas-variantes-165100">la delta en Europa</a> o la lambda en Sudamérica, casi todas con mutaciones en la proteína S. </p>
<p>Todas las partes de la proteína S son importantes, pero dos de ellas son las que recaban más interés: la zona de unión a la proteína ACE2 o zona RBD y la zona por donde comienza su síntesis o zona NTD. La respuesta del sistema inmunológico <a href="https://www.nature.com/articles/s41586-020-2571-7">se centra especialmente en las zonas RBD y NTD para producir lo que se conoce como anticuerpos neutralizantes</a>, aquellos anticuerpos que impiden la unión entre el virus y la célula. La variante lambda presenta mutaciones en ambas zonas. Una de ellas es una inserción en la región NTD considerada como importante para evadir el sistema inmunológico. </p>
<p>No obstante, las mutaciones en las variantes no pueden ser infinitas. Una vez que la proteína S alcanza un alto grado de eficiencia para unirse a la proteína ACE2 humana ya no puede cambiar mucho más. Cualquier cambio en los dientes de la llave empeoraría la unión a la cerradura y, por tanto, la capacidad para infectar las células.</p>
<h2>El sistema inmunológico reconoce al virus por diferentes mecanismos.</h2>
<p>Ante la aparición de cualquier nueva variante se generan estudios que determinan si los anticuerpos de pacientes que ya han pasado la COVID-19 o de personas vacunadas pueden bloquearla o no. Por lo general, <a href="https://www.nature.com/articles/s41586-021-03777-9">siempre se enfoca en la presencia de anticuerpos neutralizantes</a> y se sigue minusvalorando la actividad de los linfocitos T citotóxicos (Tc) y ayudantes (Th).</p>
<p>Los linfocitos T reconocen pequeños trozos de proteínas (péptidos) procedentes de las proteínas de los virus que invaden las células (Tc) o de aquellos que han sido digeridos por las células especializadas en la presentación de antígenos (Th). </p>
<p>Para que los linfocitos T puedan reconocer estos péptidos todas las células del cuerpo expresan unas proteínas específicas llamadas complejo principal de histocompatibilidad (MHC por sus siglas en inglés). Todas las células presentan seis proteínas diferentes de este complejo y las células presentadoras de antígenos seis más. </p>
<p>Los MHC seleccionan los péptidos y los muestran a los linfocitos a modo de control de lo que las células están produciendo o se han comido. Si una célula está infectada o ha fagocitado un virus presentarán péptidos de éste en sus MHC. Ya pueden entender que las células presentan una colección muy alta de estos péptidos que no tienen por qué pertenecer a la proteína S. <a href="https://www.nature.com/articles/s41590-020-0782-6">De hecho, en pacientes recobrados de COVID-19 se han identificado hasta 41 péptidos diferentes que desarrollan una fuerte memoria inmunológica en los linfocitos T</a>, 18 de ellos de la proteína S. </p>
<p>La activación de los linfocitos T también genera una proteína señalizadora llamada interferón cuya función es la de inhibir la síntesis de proteínas y de ARN en las células a las que afecta y, por tanto, ralentizar la proliferación de los virus. Por ello, la activación de los linfocitos T explicaría <a href="https://www.nature.com/articles/s41586-020-2550-z">la resistencia de ciertos pacientes a desarrollar la enfermedad durante el inicio de la pandemia</a> al presentar una fuerte memoria inmunitaria contra péptidos comunes a casi todos los beta coronavirus, incluidos los humanos. </p>
<h2>¿Se escapan las variantes del sistema inmunológico?</h2>
<p>Recientemente un artículo, <a href="https://www.biorxiv.org/content/10.1101/2021.07.28.454085v1">aún no publicado ni revisado por pares, ha mostrado las características de la variante lambda</a>. Sin embargo, este artículo también basa sus conclusiones en la presencia de anticuerpos neutralizantes y no en la respuesta inmunitaria general. </p>
<p>Prácticamente sobre todas las variantes se ha hablado de “evadir la inmunidad”. Sobre la variante delta también se indicó. Pero, en su caso, de 34 anticuerpos con capacidad neutralizante, <a href="https://science.sciencemag.org/content/early/2021/06/30/science.abi7994?utm_campaign=SciMag&utm_source=Social&utm_medium=Facebook">tan solo 14 de ellos perdían su función</a>. Los 20 restantes la mantenían y no se determinó la actividad de los linfocitos T. </p>
<p>El hecho cierto es que incluso frente a la agresiva variante delta y a la liberación de la movilidad en UK, las vacunas han mostrado una gran capacidad para prevenir <a href="https://www.nature.com/articles/d41586-021-02054-z?utm_source=Nature+Briefing&utm_campaign=4fa081d186-briefing-dy-20210728&utm_medium=email&utm_term=0_c9dfd39373-4fa081d186-42322063">la enfermedad y la transmisión del virus</a>. Basta con prestar atención a las curva de contagio, ocupación de camas y de fallecimientos ocurridos en <a href="https://coronavirus.data.gov.uk/">Reino Unido</a>, <a href="https://graphics.reuters.com/world-coronavirus-tracker-and-maps/es/countries-and-territories/israel/">Israel</a> o en <a href="https://cnecovid.isciii.es/covid19/#distribuci%C3%B3n-geogr%C3%A1fica">España</a>, todos ellos países con una alta tasa de vacunación.</p>
<p>Teniendo en cuenta la generación de memoria inmunológica y la variabilidad de estructuras del virus reconocibles como antígenos por los linfocitos B y T, no es esperable que las nuevas variantes puedan “evadir” de manera efectiva a todo el sistema inmunológico. Los siguientes contagios en vacunados, que provocan como mucho síntomas leves con las nuevas variantes, irán fortaleciendo la respuesta inmunitaria contra las nuevas variantes.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/165409/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Guillermo López Lluch es miembro de la Sociedad Española de Biología Celular, la Sociedad Española de Bioquímica y Biología Molecular, la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología, la Society for Free Radical Research y la International Coenzyme Q10 Association. Las investigaciones realizadas por el autor están financiadas por fondos públicos provenientes del Gobierno de España, fondos FEDER de la Unión Europea o del Gobierno Autonómico de Andalucía. </span></em></p>Las nuevas variantes del SARS-CoV-2, incluida la Lambda, disparan las alarmas sobre la capacidad del virus para evadir al sistema inmunitario. Pero la respuesta inmunitaria es más compleja, robusta y efectiva.Guillermo López Lluch, Catedrático del área de Biología Celular. Investigador asociado del Centro Andaluz de Biología del Desarrollo. Investigador en metabolismo, envejecimiento y sistemas inmunológicos y antioxidantes., Universidad Pablo de OlavideLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1651002021-08-01T20:16:41Z2021-08-01T20:16:41Z¿Para cuándo el fin de la pandemia? El peligro de las nuevas variantes<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/414041/original/file-20210801-81703-11wfyii.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=14%2C7%2C4970%2C2462&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-illustration/new-coronavirus-variant-outbreak-covid19-virus-1901623882">Shutterstock / Lightspring</a></span></figcaption></figure><p>Año y medio de pandemia, varios tipos de vacunas desarrolladas con eficacia y seguridad, un porcentaje altísimo de población europea vacunada… Y, pese a todo, van ya <a href="https://www.intramed.net/contenidover.asp?contenidoid=98649&fuente=inews&uid=1103876&utm_source=inews&utm_medium=inews&utm_campaign=inews">más de cuatro millones de muertos</a> en el mundo y esto no se acaba.</p>
<p>¿Por qué? La razón fundamental por la que la pesadilla continúa radica en un hecho clave: no se ha frenado la transmisión. </p>
<p>Con independencia de que este virus surgió ya con muchas papeletas para ser <a href="https://theconversation.com/sera-posible-erradicar-la-covid-19-154292">difícil de erradicar</a>, son tres las circunstancias que concurren en esta pandemia que suponen serios problemas para atajarla. Dos de ellos tienen solución, aunque requieren de voluntad, medios y una eficaz dirección de las medidas de control por parte de los que más saben (que, por desgracia, no suelen coincidir con los que más poder tienen). </p>
<p>El tercero constituye la verdadera amenaza. </p>
<h2>Primer problema: la vacunación avanza muy lentamente</h2>
<p>La vacunación avanza muy lentamente. En este aspecto, no es suficiente la valoración de los datos aportados por los países occidentales. El virus no entiende de fronteras ni de rentas <em>per capita</em> y son muchísimos los países en donde la vacunación es testimonial (por no decir inexistente). Hay que recordar que estamos ante una pandemia que afecta a todo el planeta. Si se frena su avance por una parte pero se expande por otras, poco se consigue de una manera global.</p>
<p>¿Cómo solucionamos este primer problema? Implementando las medidas necesarias para la producción industrial de vacunas, procurando que su distribución y administración se haga de una forma homogénea por todo el planeta y dando prioridad biosanitaria a la vacunación masiva.</p>
<h2>Segundo problema: las vacunas no evitan el contagio</h2>
<p>Las vacunas actualmente aprobadas y comercializadas nos protegen de una manera muy eficaz contra la COVID-19, es decir, contra los efectos derivados de la infección por SARS-CoV-2. Sin embargo <em>no nos protegen del contagio</em> <a href="https://www.thelancet.com/journals/lancet/article/PIIS0140-6736(21)00947-8/fulltext">al 100%</a>. </p>
<p>¿Qué significa esto? Pues que podemos contraer el virus a pesar de estar vacunados y, aunque no enfermemos gravemente, <a href="https://theconversation.com/ya-me-han-vacunado-frente-a-la-covid-19-y-ahora-que-157083">continuaremos siendo vectores de transmisión</a>.</p>
<p>A ese respecto, se espera con impaciencia la comercialización de una de las vacunas españolas que el Centro Nacional de Biotecnología (CNB-CSIC) espera sacar para principios del año próximo.</p>
<p>A diferencia de las vacunas aprobadas hasta el momento, la que saldrá de las manos (y los cerebros) del equipo capitaneado por el Dr. Luis Enjuanes, del CSIC, tendrá la ventaja de ser administrada por vía nasal, esto es, combatirá al virus desde las propias vías respiratorias, interceptando su camino natural de entrada. Además, aportará una segunda virtud biotecnológica aún más esperanzadora: al tratarse de una molécula derivada del propio ARN del SARS-CoV-2 (lo que se denomina un <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Replic%C3%B3n"><em>replicón</em></a>), será autoamplificable. Dicho de otra forma, la dosis de vacuna (de ARN) que se administrará a cada persona podrá multiplicarse hasta 5 000 veces dentro del propio organismo. De esta manera, los que reciban esta vacuna disfrutarán de una inmunidad de tipo esterilizante, es decir, <a href="https://theconversation.com/luis-enjuanes-vamos-a-por-una-vacuna-intranasal-y-de-una-sola-dosis-muy-potente-157616">no solo no enfermarán, sino que no se infectarán ni, lo que es más trascendente a nivel pandémico, tampoco transmitirán el virus</a>.</p>
<p>Mientras llega esta vacuna, ¿cómo solucionamos este segundo problema? </p>
<p>Pues manteniendo las medidas de seguridad a pesar de estar vacunados, escuchando a los científicos y, por qué no decirlo, ignorando a los políticos que anteponen el rédito electoral de una noticia no suficientemente contrastada al interés biosanitario de la población. </p>
<p>En un <a href="https://www.who.int/publications/i/item/considerations-in-adjusting-public-health-and-social-measures-in-the-context-of-covid-19-interim-guidance">artículo</a> que acaba de publicar la OMS, encontramos la mejor información actualizada para conocer las medidas de salud pública más aconsejables en los diferentes escenarios.</p>
<h2>Tercer problema: el virus muta</h2>
<p>El virus, como toda entidad biológica, está sometido a la acción de los agentes mutagénicos y, consecuentemente, evoluciona generando nuevas variantes. </p>
<p>Al respecto, es importante aclarar que tendemos (muy erróneamente) a considerar que toda variante novedosa es más infectiva, más virulenta (es decir, con más capacidad de generar patologías) y más contagiosa que las anteriores. Eso es radicalmente falso. Los virus, especialmente los del grupo del SARS-CoV-2, son <a href="https://www.nature.com/articles/s41564-020-0690-4">especialmente negligentes a la hora de hacer copias de su material genético</a> o, lo que es lo mismo, mutan muchísimo. </p>
<p>Sin embargo, la inmensa mayoría de estas mutaciones o bien acaban siendo letales para el propio virus o bien no suponen un peligro adicional para nuestra especie. El problema radica en que, al estar el virus tan extraordinariamente diseminado y tener una tasa de replicación tan alta, las posibilidades de que entre la inmensidad de variantes que se generan haya una especialmente peligrosa para nuestra especie se multiplican exponencialmente. </p>
<p>Las últimas variantes genómicas aparecidas del SARS-CoV-2 las <a href="https://www.ecdc.europa.eu/en/covid-19/variants-concern">actualizó</a> el ECDC (European Centre for Disease Prevention and Control). Las agrupó en cuatro categorías:</p>
<ul>
<li><p><strong>Variantes preocupantes</strong> (VOC, de <em>variant of concern</em>), donde se sitúan las más conocidas, las dos subtipos de Alfa (Reino Unido), la Beta (Sudáfrica), la Gamma (Brasil) y la especialmente preocupante variante Delta (India). Sus propiedades genómicas, la evidencia epidemiológica y/o los datos obtenidos <em>in vitro</em> han supuesto un impacto significativo en la transmisibilidad del virus, su severidad y / o la inmunidad adquirida por la administración de vacunas anteriores a su aparición. </p></li>
<li><p><strong>Variantes de interés</strong> (VOI, de <em>variant of interest</em>), donde se sitúan las variantes Eta (Nigeria) Theta (Filipinas), los tres subtipos de Kappa (India) y la Lambda (Perú). Estas variantes <em>podrían suponer</em> un impacto negativo pero los datos aún son insuficientes para afirmarlo de una forma rotunda</p></li>
<li><p><strong>Variantes bajo supervisión.</strong> Son un total de 21 variantes cuya reciente descripción hace prematuro aportar datos relevantes sobre sus características.</p></li>
<li><p><strong>Variantes descatalogadas.</strong> Los dos subtipos de variante Épsilon (USA) se han incluido en esta categoría al no estar ya circulando, haber estado circulando durante mucho tiempo sin ningún impacto en el situación epidemiológica general y/o no estar asociadas con ninguna propiedad preocupante. </p></li>
</ul>
<h2>Los problemas de las variantes</h2>
<p>La aparición continua de variantes supone dos tipos de problemas muy diferentes y muy preocupantes:</p>
<ol>
<li><p><strong>Problemas a nivel individual.</strong> Las VOC llevan consigo un impacto significativo en la gravedad de las patologías desarrolladas por los infectados no vacunados. Afortunadamente, <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/34320281/">en la mayoría de los vacunados las infecciones cursan de una forma leve o asintomática</a>, aunque con síntomas persistentes. Por tanto, y a este respecto, el mensaje a la población sigue siendo el mismo: hay que vacunarse sí o sí.</p></li>
<li><p><strong>Problemas a nivel poblacional.</strong> Estas variantes también implican un impacto significativo en la transmisibilidad, lo que supone un duro revés para atajar la expansión del virus y el control de la situación epidemiológica. A eso se le suma el que no todos los tipos de vacunas protegen de igual forma frente a los diferentes tipos de variantes, por lo que puede que nos veamos en una situación de revacunación constante hasta que se encuentre la forma definitiva de atajar el SARS-CoV-2.</p></li>
</ol>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/414037/original/file-20210801-13-pc4xq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/414037/original/file-20210801-13-pc4xq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/414037/original/file-20210801-13-pc4xq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=450&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/414037/original/file-20210801-13-pc4xq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=450&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/414037/original/file-20210801-13-pc4xq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=450&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/414037/original/file-20210801-13-pc4xq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=566&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/414037/original/file-20210801-13-pc4xq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=566&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/414037/original/file-20210801-13-pc4xq.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=566&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Gráfico obtenido del blog de la Dra. Boghuma Kabisen Titanji del London School of Hygiene and Tropical Medicine University College of London.</span>
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</figure>
<p>En cualquier caso, es fundamental tener una idea de cómo está cambiando el virus porque, como afirma Massimo Palmarini, director del Medical Research Council–University of Glasgow Centre for Virus Research, <a href="https://www.thelancet.com/journals/lancet/article/PIIS0140-6736(21)00298-1/fulltext?dgcid=raven_jbs_etoc_email">la integración de los datos epidemiológicos con los experimentales obtenidos en los laboratorios</a> será clave para poder predecir lo que hará el virus y poder adelantarnos a sus acciones.</p>
<p>Mientras tanto, tendremos que acostumbrarnos a estar un poco como Bill Murray en <em>Atrapado en el tiempo</em>, aunque sustituyendo esa monada de marmotita por este espantoso y cansino virus.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/165100/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>A. Victoria de Andrés Fernández no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Año y medio de pandemia, varios tipos de vacunas desarrolladas con eficacia y seguridad… Y, pese a todo, siguen muriendo personas, porque aún no hemos frenado la transmisión.A. Victoria de Andrés Fernández, Profesora Titular en el Departamento de Biología Animal, Universidad de MálagaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1643292021-07-19T20:04:25Z2021-07-19T20:04:25ZAsí lucha el coronavirus contra las vacunas para intentar escapar de ellas<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/411875/original/file-20210719-19-1fcy7bv.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C20%2C6699%2C4436&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/corona-virus-vaccine-concept-syringe-green-1931956355">Shutterstock / zef art</a></span></figcaption></figure><p>Las variantes de SARS-CoV-2 y su contagiosidad están causando una gran atención mediática en las últimas semanas. A medida que ha pasando el tiempo, el virus ha ido cambiando. Ha introducido <a href="https://theconversation.com/guia-para-entender-los-mutantes-y-las-variantes-del-sars-cov-2-156698">mutaciones puntuales</a> en su secuencia génica, muchas de las cuales se traducen en cambios de aminoácidos de sus proteínas. </p>
<p>Con estos cambios, el virus adquiere ventajas evolutivas en el proceso de adaptación a nuestras células y organismos, que son el medio en el que se replica. Este proceso de adaptación no implica necesariamente una mayor virulencia, pero si avances en mejorar la unión al receptor, una optimización de su replicación, la producción más efectiva de partículas virales y su trasmisión, la modulación de la patología o, eventualmente, el escape parcial de alguno de los mecanismos inmunes.</p>
<h2>Cuando no teníamos vacunas, el virus campaba a sus anchas</h2>
<p>Uno de los mecanismos inmunes más importantes frente a la infección es la producción de anticuerpos por parte de los linfocitos B y su capacidad de reconocer y neutralizar al virus. </p>
<p>Hasta el comienzo de la campaña de vacunación, cada vez que el SARS-CoV-2 infectaba a alguien, se encontraba con el reto de superar las distintas barreras del hospedador infectado. Pero si el individuo no había contagiado previamente, había pocas posibilidades de que el virus se encontrase con algún anticuerpo que le reconociese. </p>
<p>De esta forma, en cada infección, las mutaciones que el virus pudiera generar iban a ser seleccionadas e incorporadas en las nuevas partículas virales en la medida en la que supusieran ventajas evolutivas independientes del escape de los anticuerpos. Pero cuando se encuentra con personas vacunadas, el escenario cambia. </p>
<h2>Un obstáculo en el camino: las vacunas</h2>
<p>La evolución en general, y la de los virus en particular, está determinada por las condiciones reproductivas en un determinado medio. En virología existe un concepto denominado “viral fitness”, que podría ser traducido como aptitud viral, que determina la selección de aquellas partículas virales que introducen cambios para replicarse y transmitirse de forma más efectiva. En otras palabras, se <a href="https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC7955574/">seleccionan virus más aptos</a> al contexto de infección con el que se van encontrando.</p>
<p>Cuando el virus se encuentra a más personas con inmunidad, se ve obligado a enfrentarse a las defensas con las que antes no se encontraban, además de tener que competir entre sí con otras variantes. </p>
<p>De esta forma, las variantes que “ganarán” serán aquellas que tengan una ventaja sobre variantes previas, no preparadas para ese nuevo escenario inmune. Por tanto, las variantes que escapen del efecto de las vacunas serían, en teoría, las que se impondrían sobre otras. En este escenario, las vacunas dejarían de funcionar a medio o largo plazo.</p>
<h2>Fortaleza de las vacunas</h2>
<p>Esta situación, que pudiera parecer descorazonadora en cuanto al papel de las vacunas en la pandemia, esconde un paradigma que juega en contra del virus. </p>
<p>Ya conocemos la capacidad de los anticuerpos neutralizantes de bloquear la unión de la proteína S del virus a la célula hospedadora. Al prevenir esta unión, el virus no nos llega a infectar. </p>
<p>Para escapar de esto, una estrategia que podría utilizar una nueva variante del virus sería cambiar la región de esta proteína S donde se unen estos anticuerpos para así no ser neutralizada. </p>
<p>Sin embargo, estos cambios que parecieran una ventaja para el virus suponen también un coste. Al situarse los cambios en la misma zona empleada por la proteína S para unirse al receptor celular, podría empeorar su unión al receptor y reducir, a su vez, su capacidad infectiva.</p>
<p>Los virus tratan de solventar este paradigma de “lo que se gana por lo que se pierde” con mutaciones que afecten mínimamente a su capacidad infectiva y replicativa y que, al mismo tiempo, sean capaces de evadir parcialmente las defensas del organismo. </p>
<p>Como resultado de esta continua adaptación, el virus cambia parcialmente algunas de sus proteínas más inmunogénicas, como la proteína S, en un proceso denominado <a href="https://science.sciencemag.org/content/early/2021/05/19/science.abh1139.long">deriva antigénica</a>. </p>
<p>Los virus de la gripe son uno de los más estudiados en cuanto al proceso de deriva antigénica. Esta es la fuerza responsable de la aparición de nuevas cepas que circulan cada año y que obligan a reformular la estrategia vacunal frente a la gripe. </p>
<p>Pero a pesar de estos cambios, las nuevas cepas gripales no evaden completamente la capacidad de luchar frente a la infección de una persona inmunizada peviamente. </p>
<h2>¿Y si nuestros anticuerpos se adaptasen a las nuevas mutaciones?</h2>
<p>La adaptación a las condiciones cambiantes no solamente ocurre en el lado del virus. Nuestros linfocitos B productores de anticuerpos pueden sufrir también un proceso de adaptación denominado <a href="https://www.nature.com/articles/s41586-021-03739-1">hipermutación somática</a>, que se deteriora con la edad. </p>
<p>De esta forma, los linfocitos B productores de anticuerpos frente al virus también pueden “mutar” para mejorar la capacidad de unirse a las proteínas del virus y neutralizarlos. Esta mejora de los anticuerpos permitiría adaptarse a los cambios de las variantes.</p>
<p>El escenario cambiante de la lucha entre virus y hospedador se juega a dos bandas. El virus tiene que evolucionar y adaptarse continuamente a la situación inmune cambiante o, de lo contrario, extinguirse. </p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/411870/original/file-20210719-27-14lg5jt.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/411870/original/file-20210719-27-14lg5jt.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/411870/original/file-20210719-27-14lg5jt.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=407&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/411870/original/file-20210719-27-14lg5jt.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=407&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/411870/original/file-20210719-27-14lg5jt.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=407&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/411870/original/file-20210719-27-14lg5jt.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=511&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/411870/original/file-20210719-27-14lg5jt.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=511&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/411870/original/file-20210719-27-14lg5jt.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=511&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Alicia con las reinas blanca y roja.</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-vector/alice-red-white-queens-original-book-76271770">Shutterstock</a></span>
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</figure>
<p>Quizás esta continua adaptación recuerde a situación en la novela de Lewis Carroll “Alicia a través del espejo”, donde los habitantes del país de la Reina Roja deben correr lo más rápido posible, solo para permanecer donde están. </p>
<p>Justamente por eso, la continua evolución de los virus en condiciones cambiantes se denomina (debido a su similitud), “efecto de la Reina Roja”. Es decir, cambiar para tratar seguir en el mismo sitio.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/164329/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Estanislao Nistal Villán recibe fondos de Plan Estatal de Investigación, Ministerio de Ciencia e Innovación. </span></em></p>El virus lucha constantemente contra las vacunas para intentar escapar de ellas. Sin embargo, nuestros linfocitos B productores de anticuerpos también pueden “mutar” para hacerle frente.Estanislao Nistal Villán, Virólogo y profesor de Microbiología de la Facultad de Farmacia, Universidad CEU San PabloLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1641842021-07-13T18:55:33Z2021-07-13T18:55:33ZVacunas y variantes: ¿será necesaria una tercera dosis?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/410993/original/file-20210713-13-1j1p0ns.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C1165%2C5991%2C2825&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/san-sebastian-gipuzkoa-spain-03-february-1909113442">Shutterstock / Oier Aso</a></span></figcaption></figure><p>El aumento de los contagios de las últimas semanas y la mayor infectividad de la variante delta han disparado las alarmas. Sin analizar en profundidad los datos, gobiernos, medios y redes no han tardado en avanzar la necesidad de una tercera dosis de las vacunas. De hecho, algunas farmacéuticas ya han anunciado que pedirán autorización para ello. ¿Pero es realmente necesario? </p>
<p>Los datos epidemiológicos disponibles hasta la fecha indican que aún no es preciso, que las personas vacunadas con la pauta completa están protegidas frente a la enfermedad, aunque no tanto frente al contagio. Probablemente esa tercera dosis sí acabe incorporándose <a href="https://www.bmj.com/content/374/bmj.n1686?utm_source=etoc&utm_medium=email&utm_campaign=tbmj&utm_content=weekly&utm_term=20210709">para los grupos de riesgo con un sistema inmunitario ineficiente</a>, pero no para toda la población. </p>
<p>Se hace necesario explicar muy bien lo que está ocurriendo y llamar a la calma a la población, a los medios y a los gobiernos. </p>
<h2>Las vacunas protegen frente a la enfermedad pero no frente al contagio</h2>
<p>Los datos de países con una alta vacunación como <a href="https://coronavirus.data.gov.uk/">Reino Unido</a> o <a href="https://graphics.reuters.com/world-coronavirus-tracker-and-maps/countries-and-territories/israel/">Israel</a> muestran que, mientras el número de personas contagiadas aumenta de una manera casi exponencial, los ingresos en hospitales y UCIs y la mortandad se encuentran estancados. Obviamente, hay una diferencia clara (y muy positiva) frente a las anteriores olas. Y el avance de la vacunación es el responsable. </p>
<p>Para defender la incorporación de una tercera dosis de vacuna, las compañías farmacéuticas se amparan en los anticuerpos. Una de ellas ha indicado que <a href="https://www.reuters.com/business/healthcare-pharmaceuticals/pfizer-ask-fda-authorize-booster-dose-covid-vaccine-delta-variant-spreads-2021-07-08/">la tercera dosis de su vacuna aumenta mucho los niveles de anticuerpos</a>. Pues claro que sí, como lo harían la cuarta o la quinta. Los aumenta porque de eso se trata, de inducir la respuesta inmunitaria en cada dosis. </p>
<p>Pero la cuestión es si más anticuerpos serían efectivos para evitar el contagio. ¿Aportarían algo nuevo? Pues, como ya se indicó hace unos meses, no. Además, los estudios solo están mirando a <a href="https://www.nature.com/articles/s41586-021-03777-9_reference.pdf">anticuerpos neutralizantes</a> y no a otro tipo de respuesta inmunitaria. </p>
<p>Los anticuerpos generados por las vacunas anti-covid-19 son anticuerpos que se liberan a la sangre, del tipo inmunoglobulina G (IgG). Pero el virus nos infecta por el aire por lo que, a no ser que tengamos anticuerpos de tipo IgA en las secreciones de nuestras gargantas, el virus podrá comenzar la infección.</p>
<p>Sin embargo, con las vacunas sí estamos protegidos frente a la enfermedad causada por el virus. Y eso es así porque <a href="https://www.who.int/docs/default-source/coronaviruse/risk-comms-updates/update52_vaccines.pdf?sfvrsn=b11be994_4">inducen la producción de linfocitos T ayudantes (Th) y T citotóxicos (Tc) y sus correspondientes células memoria</a>. Estas células se activan en cuanto llega el virus, bloquean su proliferación y acaban expulsándolo. Sufrimos, por tanto, una infección. Pero o no sufrimos la enfermedad que esta produce o la sufrimos de una manera leve.</p>
<p>Margarita del Val, viróloga e inmunóloga del CSIC, decía hace unos días en un seminario en el <a href="https://twitter.com/ibis_sevilla?lang=es">Instituto de Biomedicina de Sevilla (IBIS)</a> que todos nos vamos a contagiar tarde o temprano, pero lo importante es que te contagie ya vacunado. Así podrás enfrentarte a la infección pero protegido. Nada más que añadir. </p>
<p>Precisamente por eso, <a href="https://cnnespanol.cnn.com/2021/07/08/muertes-recientes-por-covid-19-estados-unidos-no-estaban-vacunadas-trax/?fbclid=IwAR1nYuGRy1Z38A0qwX3rd9lVt_n0z9eRwm3kR823MGTZCRKFofh9_SEbeMo">en EE. UU. la mayor mortandad se está produciendo en población no vacunada</a>. No están protegidos frente a la enfermedad. </p>
<h2>Las variantes no afectan gravemente al sistema inmunitario.</h2>
<p>Una de las razones que se están esgrimiendo para empujarnos a una tercera dosis es que <a href="https://www.timesofisrael.com/liveblog_entry/pfizer-vaccine-70-effective-against-delta-variant-claims-study/?fbclid=IwAR3_m8lO2AhR5Ex0zwNl874ysGYr9kohJxjySEWNoKS_mlpw8g_jMCcGU4o">las variantes se escapan del sistema inmunitario</a>. Pero los estudios científicos indican que <a href="https://science.sciencemag.org/content/early/2021/06/30/science.abi7994?utm_campaign=SciMag&utm_source=Social&utm_medium=Facebook&fbclid=IwAR1Cvs6fd9VC_wZevfSWZq4R_nG8m6cDR8166SdiOABgdb_7B8ivYUDGo-U">esa evasión es parcial y no afecta a todos los lugares reconocibles por anticuerpos o por linfocitos T</a>. </p>
<p>Hay que insistir en el hecho de que la respuesta inmunitaria es policlonal. Eso quiere decir que los anticuerpos y los linfocitos T no reconocen un solo lugar sino que cada uno reconoce uno diferente. La respuesta conjunta se produce sobre muchos antígenos del virus o de la proteína S. </p>
<p>Esta forma de responder implica que si el virus sufre una mutación en una posición determinada, hay otras muchas que se mantienen sin cambios y que el sistema inmunitario reconoce. </p>
<p>También entra en este juego una cuestión puramente evolutiva. El virus utiliza como cerradura para abrir la puerta de las células a la proteína ACE2 y como llave a su proteína S. Podríamos considerar que las variantes más infecciosas están afinando la llave para entrar mejor y más eficientemente en la cerradura. Así aumentan su eficacia para contagiar. </p>
<p>Los anticuerpos y linfocitos también se perfeccionan para detectar esos dientes concretos de la llave. Por tanto, para escapar del sistema inmunitario las mutaciones deben modificar la llave. Así se llegará a una situación en la que cualquier modificación de la proteína S para escapar del sistema inmunitario hará que pierda eficacia para contagiar. </p>
<p>El virus coevoluciona con el ser humano. Es muy posible que acabe siendo el quinto tipo de coronavirus que afecta a humanos que causa catarros estacionales y poco más. </p>
<h2>Hay que esperar a la inmunidad de rebaño y a los datos</h2>
<p>La ciencia necesita tiempo para llegar a conclusiones. Tomar decisiones en caliente y con miedo conduce a decisiones precipitadas y generalmente equivocadas. Los gobiernos, sin haber vacunado aún a toda la población y sin haber comprobado si con ello es suficiente, no deben caer en el error de ir a por una tercera dosis de vacuna.</p>
<p>Hay mucha población que aún no ha recibido sus dosis. Antes de plantearnos una tercera dosis hay que vacunar a toda la población o, al menos, a la mayor parte.</p>
<p>Los datos apuntan a que la enfermedad se comportará como cualquier infección respiratoria si estás vacunado. La COVID-19 dejará así de ser grave aunque haya contagios.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/164184/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Guillermo López Lluch es miembro de la Sociedad Española de Biología Celular, la Sociedad Española de Bioquímica y Biología Molecular, la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología, la Society for Free Radical Research y la International Coenzyme Q10 Association.
Las investigaciones realizadas por el autor están financiadas por fondos públicos provenientes del Gobierno de España o del Gobierno Autonómico de Andalucía. </span></em></p>Gobiernos, medios y redes calientan la discusión sobre la necesidad de una tercera dosis de vacunación para frenar las nuevas variantes. ¿Es necesario o simplemente un arrebato ante el miedo?Guillermo López Lluch, Catedrático del área de Biología Celular. Investigador asociado del Centro Andaluz de Biología del Desarrollo. Investigador en metabolismo, envejecimiento y sistemas inmunológicos y antioxidantes., Universidad Pablo de OlavideLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1554012021-07-11T19:54:44Z2021-07-11T19:54:44ZLo que nos enseña la epidemiología genómica sobre las olas de COVID-19 en España (y cómo evitar una nueva ola)<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/409677/original/file-20210705-13832-1ba1gtw.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C5615%2C3732&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/doctor-wearing-protective-gloves-working-on-1737557882">Shutterstock / Cryptographer</a></span></figcaption></figure><p>Durante los últimos diez años el mundo de la genómica de patógenos ha experimentado una notable transformación. La confluencia de tres factores ha sido determinante para alcanzar su auge actual. </p>
<p>En primer lugar, tenemos la capacidad de secuenciar miles de genomas de un patógeno a un precio asequible. En segundo lugar, gracias a herramientas prestadas de la filogenética y la evolución molecular, podemos establecer las relaciones genéticas entre dichas muestras a una escala poblacional antes impensable. Por último, tenemos la capacidad de secuenciar a tiempo casi real. </p>
<p>Esto nos permite integrar la información genómica con la epidemiológica, para transformar las relaciones entre genomas en patrones de dispersión de una enfermedad. Como resultado, podemos desarrollar estudios de epidemiología genómica con un impacto directo en las actuaciones de salud pública. </p>
<p>La aparición del SARS-CoV-2 ha propiciado la aplicación de la epidemiología genómica en una respuesta sin precedentes a nivel internacional. En España, los autores de este artículo representamos al consorcio <a href="https://seqcovid.csic.es/">SeqCOVID</a>, coordinado por el CSIC y financiado en su mayor parte por el Fondo COVID del Instituto de Salud Carlos III. El consorcio está compuesto por más de 50 grupos de investigación y hospitales nacionales. </p>
<p>Esta iniciativa ha logrado que nuestro país sea uno de los principales contribuidores de secuencias de SARS-CoV-2 del mundo al inicio de la pandemia. Este esfuerzo nos ha permitido estudiar la evolución del virus, así como la aparición y desaparición de variantes en España desde Febrero de 2020. De hecho, si bien unas pocas variantes atraen la atención, tanto en España como en el mundo ha habido miles de ellas (Figura 1). A continuación relataremos lo que hemos aprendido de la pandemia desde una visión de la genómica del virus. </p>
<figure class="align-center ">
<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/409848/original/file-20210706-25-15x2w03.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/409848/original/file-20210706-25-15x2w03.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=159&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/409848/original/file-20210706-25-15x2w03.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=159&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/409848/original/file-20210706-25-15x2w03.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=159&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/409848/original/file-20210706-25-15x2w03.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=199&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/409848/original/file-20210706-25-15x2w03.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=199&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/409848/original/file-20210706-25-15x2w03.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=199&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
<figcaption>
<span class="caption">Figura 1. Variantes detectadas en España desde las primeras introducciones de SARS-CoV-2 (cada color es una variante). En la gráfica (para más detalle consultar en seqcovid.csic.es) se resalta el inicio de cada una de las tres principales olas en España y de las variantes asociadas y discutidas en este trabajo.</span>
</figcaption>
</figure>
<h2>Primera ola: ¿Cómo entró el virus al país?</h2>
<p>El primer reto del consorcio fue desentrañar <a href="https://www.medrxiv.org/content/10.1101/2020.12.21.20248328v1">cómo comenzó la pandemia en España</a>. Inicialmente, se analizó el 14% de los casos antes del confinamiento y el 1% de la primera ola. El análisis comparativo con muestras de todo el mundo reveló la inexistencia de un ‘paciente 0’. Es decir, el coronavirus no se dispersó por el país a partir de un único paciente. </p>
<p>En contraposición, la diversidad genómica del virus era alta. En un contexto internacional, los virus circulantes en España se parecían mucho a los circulantes en un gran número de países. Sin embargo, al contrario que en otros países europeos, existía una alta representación de los linajes A. </p>
<p>Dichos linajes fueron los primeros en circular en Asia, y particularmente en China. Esto no significa que el virus fuera importado únicamente desde el país asiático. Nuestros análisis permitieron identificar un gran número de fuentes iniciales. Se definieron hasta un total de 519 introducciones diferentes del virus en todo el territorio nacional. </p>
<p>Esta cifra debe ser tomada con cautela, ya que el número de secuencias analizadas fue mucho menor que el de casos confirmados. Aún así, es igualmente indicativa del gran número de importaciones independientes que, con mayor o menor éxito, contribuyeron a la epidemia inicial. </p>
<p>A su vez, las fechas señalan que las exposiciones se aceleraron a partir del 24 de febrero, manteniéndose constantes hasta casi el estado de alarma. El estudio también reveló la existencia de múltiples grupos de transmisión compuestos por más de cinco individuos. Esto concuerda con el modo de transmisión del SARS-CoV-2 en eventos de superdispersión.</p>
<h2>Unas pocas introducciones tuvieron un gran éxito</h2>
<p>El análisis de la filogenia de las muestras secuenciadas mostraba que no agrupaban todas juntas. En él se diferenciaban grandes grupos filogenéticos enriquecidos en muestras españolas. Esto sugería que eran variantes expandidas principalmente por el territorio nacional y no por otras partes del mundo. Se identificaron así nueve grupos que denominamos ‘Clados Epidémicos Españoles’ o SEC (por sus siglas en inglés)(Figura 2). </p>
<p>Ellos son los responsables de la mayoría de los casos del periodo inicial. Especialmente los SEC7 y SEC8 englobaban un gran número de secuencias de la primera ola. De hecho, representaban el 10% y el 30% de todas las muestras españolas respectivamente. También fueron particularmente prevalentes antes del confinamiento. El 60% de los casos de la semana previa al inicio del estado de alarma pertenecían al SEC8. </p>
<p>Para cada grupo se identificaron las variantes ancestrales de las que derivaron el resto de casos. En los SEC7 y SEC8 estas variantes estaban relacionadas con las variantes que aparecieron originalmente en China. Sin embargo, en el resto de Europa predominaron variantes más tardías. Esto nos indica, con alta probabilidad, que en nuestro país se produjeron muy pronto las primeras importaciones del virus. </p>
<p>Además, estos dos clados se dispersaron ampliamente en poco tiempo por la geografía española. La distancia geográfica media entre sus muestras era superior al resto. Concluimos así que los SEC7 y SEC8 fueron los dos grupos más exitosos. Y por tanto, también los responsables del desarrollo inicial de la epidemia en España.</p>
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<span class="caption">Figura 2. Los nueve Clados Epidémicos Españoles identificados y su incidencia durante los primeros meses de la pandemia.</span>
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<h2>¿Cuándo se produjeron las primeras introducciones del virus?</h2>
<p>Para responder a esta pregunta se analizó la acumulación de cambios genéticos del virus a lo largo del tiempo. Nuestras estimaciones sugieren que las introducciones más tempranas y exitosas del virus ocurrieron en febrero. Estas además se corresponden con casos de los grupos 7 y 8. También se corrobora que durante la segunda quincena de dicho mes el virus se expandió rápidamente. </p>
<p>Este período de introducción coincide temporalmente con el primer paciente diagnosticado en España. No obstante, no puede descartarse que el virus hubiera ingresado antes en el país. El muestreo al inicio de la pandemia fue reducido, y nuestra datación se corresponde con la evidencia epidemiológica disponible. </p>
<p>Aún así, si hubo introducciones previas, no ha quedado rastro posterior de las mismas en la epidemia. El origen de los otros SECs se sitúa entre finales del mes de febrero y principios del mes de marzo. En la mayor parte de los casos representan brotes grandes pero locales.</p>
<h2>Éxito del SEC8</h2>
<p>Saber exactamente a qué se debe el éxito de unas variantes y no de otras siempre es complejo. Al comienzo de una epidemia rara vez una mutación está asociada a éxito epidemiológico o virulencia. Son más probables los eventos fortuitos, particularmente eventos fundadores. Esto es lo que creemos que ocurrió con el SEC8, el grupo que mostró una dispersión especialmente rápida y exitosa por todo el país. </p>
<p>Nuestros análisis demuestran que parte de su éxito se explica por su pronta introducción en el país, previa a las medidas de restricción. A esta primera fase de introducciones tempranas le siguió una fase de incremento de la prevalencia hasta representar más del 60% de casos antes del confinamiento. Esta amplificación del número de casos estuvo ligada a eventos de superdispersión. </p>
<p>Por ejemplo, el SEC8 entró al menos dos veces desde Italia hasta Valencia como consecuencia del partido Atalanta-Valencia de la Champions League. En una de ellas ocasionó un número elevado de casos secundarios. </p>
<p>También se identificaron focos tempranos en Madrid, Andalucía y el País Vasco. De especial relevancia fue el evento de superdispersión originado por el famoso funeral de Vitoria, que reunió a asistentes del País Vasco y La Rioja junto a personas provenientes de países europeos. Finalmente, la ausencia de medidas de restricción de la movilidad motivó una rápida dispersión al resto del país (Figura 3). Como veremos más adelante, el impacto negativo de la alta movilidad en la evolución epidemiológica y en la redistribución de variantes es una constante en toda la pandemia.</p>
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<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/409926/original/file-20210706-21-ob3suy.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/409926/original/file-20210706-21-ob3suy.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=123&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/409926/original/file-20210706-21-ob3suy.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=123&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/409926/original/file-20210706-21-ob3suy.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=123&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/409926/original/file-20210706-21-ob3suy.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=154&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/409926/original/file-20210706-21-ob3suy.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=154&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/409926/original/file-20210706-21-ob3suy.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=154&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Figura 3. Primeras apariciones del SEC8 y su rápida redistribución por toda España. Su éxito se asocia a la combinación de grandes eventos de dispersión y la alta movilidad entre regiones.</span>
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<h2>¿Fueron útiles las medidas de confinamiento para frenar la expansión del virus?</h2>
<p>El confinamiento es una medida con efectos drásticos a nivel social y económico. Por ello es imprescindible evaluar su impacto real en el control de la epidemia. </p>
<p>Para conocer la tasa de crecimiento de la pandemia antes y después del confinamiento, se calculó el número de reproducción efectiva o Re para los grupos SEC7 y SEC8. Este valor representa el número de infecciones secundarias que causa cada individuo infectado en una población determinada. Por tanto, las fluctuaciones de Re en el tiempo nos informan directamente en qué fase se encuentra la epidemia: crecimiento, decrecimiento o estabilización. </p>
<p>Según nuestras estimaciones, en el periodo previo al confinamiento el valor de Re para SEC7 y SEC8 se situaba alrededor de 2-3. Es decir, cada paciente infectado contagiaba de media a otras dos o tres personas. Este resultado concuerda con el valor de Re estimado para el SARS-CoV-2 con otros modelos epidemiológicos. </p>
<p>Al final de la primera ola en España, el Re disminuyó drásticamente en ambos grupos hasta el 0.27. Pasamos, así, a fase de decrecimiento. Para el SEC7 la caída empezó entre el 15 y 24 de marzo, justo tras la fecha de confinamiento. En el caso del SEC8, se produjo ligeramente antes, entre el 8 y 10 de marzo. Coincide con la implementación de las primeras restricciones parciales. </p>
<p>Llegamos así a la conclusión de que el confinamiento fue una medida altamente eficaz, que no solo contribuyó a reducir el número de casos y de fallecimientos sino a eliminar muchas de las variantes circulantes.</p>
<h2>Segunda ola: una variante identificada en España se expande por Europa</h2>
<p>Gracias al éxito del confinamiento, en la segunda ola cambiaron las variantes en circulación. Entre las muestras de esta segunda fase el rastro de los SECs es escaso y se detectan nuevas variantes. Destaca la variante denominada 20E (EU1) o B.1.177, que presenta una mutación adicional en la proteína S.</p>
<p>La voz de alarma surge tras detectarse simultáneamente por primera vez en un brote local en Castellón y en Suiza, donde crece muy rápidamente. Su origen se identifica en Aragón a finales de junio de 2020. Se trata de muestras asociadas a un gran evento de transmisión entre trabajadores de la fruta. </p>
<p>Los brotes en este tipo de trabajadores han sido comunes durante la epidemia. Se debe a su situación de vulnerabilidad, con condiciones de trabajo y vida precarias. Finalmente, también se detecta en un único caso en Holanda, lo que complica conocer su procedencia exacta. </p>
<p>En el periodo de postconfinamiento, con la circulación del virus reducida a mínimos, la <a href="https://www.nature.com/articles/s41586-021-03677-y">nueva variante encuentra la oportunidad de ocupar un nicho vacío</a>. Gracias a los eventos de superdispersión locales, se propició su rápida distribución por todo el territorio. Pasó, así, a ser la variante dominante durante el verano y el otoño. </p>
<p>En agosto, el 80% de las muestras secuenciadas ya pertenecían a esta variante. Esta proporción se mantuvo estable hasta enero de 2021. De nuevo, una variante del virus incrementa su prevalencia gracias a eventos de superdispersión y por la alta movilidad.</p>
<p>Queda por tanto, en evidencia, la falta de medidas de contención adecuadas para el control de la epidemia. Así como la importancia de proteger a las poblaciones más vulnerables. </p>
<p>Este mismo patrón se vio ampliado a nivel de toda Europa. A mediados de junio, España abrió sus fronteras para el turismo. Esto posibilitó que muchos turistas se llevaran la variante a sus países de origen, favoreciendo su expansión por todo el continente (Figura 4). </p>
<p>Concretamente, en Reino Unido esta variante pasó a ser la dominante alrededor de octubre 2020. Paralelamente, se produjeron exportaciones e importaciones de dicha variante entre los diferentes países europeos. Para mediados de octubre ya había llegado a Asia. Incluso se produjo una importación en Nueva Zelanda a través de un brote sucedido en un avión que aterrizó en ese país. </p>
<p>Esto demuestra el pobre control de la transmisión que se hizo en Europa durante el verano y principios de otoño. Una situación internacional que es claro ejemplo de la aplicación de medidas de control de transmisión poco efectivas.</p>
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<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/409505/original/file-20210702-26-14uu9x1.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/409505/original/file-20210702-26-14uu9x1.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=731&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/409505/original/file-20210702-26-14uu9x1.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=731&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/409505/original/file-20210702-26-14uu9x1.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=731&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/409505/original/file-20210702-26-14uu9x1.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=919&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/409505/original/file-20210702-26-14uu9x1.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=919&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/409505/original/file-20210702-26-14uu9x1.jpg?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=919&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Figura 4. Expansión de la variante 20E (EU1) en Europa. En primer lugar la variante tuvo una dispersión limitada a España durante los meses de junio-julio. Finalmente comienza su expansión por el resto de Europa en julio-agosto. Se puede apreciar la alta movilidad de la variante entre regiones del continente europeo.</span>
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</figure>
<h2>Tercera ola: ¿cómo afectó la aparición de la variante alfa en España?</h2>
<p>La tercera ola en España se ha caracterizado por la presencia de las mismas variantes que la segunda ola (Figura 5). En concreto, la 20E (EU1) ha sido la más común. Por tanto, este tercer periodo no derivó de la presencia de nuevas variantes más transmisibles. Fue consecuencia directa de las medidas relajadas que se adoptaron durante el periodo navideño. </p>
<p>No obstante, a finales de diciembre de 2020 el Reino Unido notificó la aparición de una nueva variante (finalmente denominada alfa). En cuestión de semanas había desplazado al resto, sobre todo en el sudeste del país. Los primeros datos indicaban que en este caso sí era más transmisible. También sugerían que estaba detrás de gran parte de los casos observados durante la tercera ola del país anglosajón. </p>
<p>Posteriormente, se vio confirmado al mostrar trayectorias similares en otros países. La variante fue introducida en lugares como Irlanda, Portugal, Dinamarca o Suiza, donde dominó en la tercera ola. <a href="https://science.sciencemag.org/content/372/6538/eabg3055">Estudios</a> han demostrado que la variante alfa efectivamente tiene mayor transmisibilidad probablemente ligada a una acumulación de mutaciones en la espícula que le confiere una ventaja evolutiva. Por ello, ha sido capaz de desplazar al resto de variantes en un escenario de alta competición y circulación del virus. </p>
<p>En España, la presencia de alfa a finales de año era todavía limitada. La variante de verano seguía dominando en porcentaje de casos. Por tanto, no estuvo detrás de la tercera ola del país. Un tiempo después sí se observó un rápido crecimiento, al igual que en otros países europeos. Durante los primeros meses de 2021 se invirtieron las proporciones en nuestro país. La variante alfa ganó la competición frente a la variante de verano, que quedó desplazada. Para el mes de abril, aproximadamente un 85% de los casos a nivel nacional ya se debían a la nueva variante (Figura 5). Sin embargo, en España, al contrario que en el Reino Unido, no generó una ola de casos tan acusada. </p>
<p>Por tanto, la cuarta ola asociada a alfa en España nunca ha llegado a materializarse completamente. La razón es que el destino de una variante no está escrito. Su capacidad de poner en estrés al sistema depende tanto de la transmisibilidad de la variante como de nuestra capacidad para, no frenar, si no modular su avance. Y esta es una lección que se puede aplicar a cualquier otra variante.</p>
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<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/409847/original/file-20210706-27-1ln15zj.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/409847/original/file-20210706-27-1ln15zj.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=311&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/409847/original/file-20210706-27-1ln15zj.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=311&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/409847/original/file-20210706-27-1ln15zj.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=311&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/409847/original/file-20210706-27-1ln15zj.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=391&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/409847/original/file-20210706-27-1ln15zj.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=391&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/409847/original/file-20210706-27-1ln15zj.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=391&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">Figura 5. Proporción de casos de las variantes 20E (EU1) y alfa durante el periodo correspondiente a la tercera ola.</span>
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<h2>Variantes de preocupación un año después de la pandemia</h2>
<p>Durante la primera ola ya se empezaron a describir diferentes variantes de SARS-CoV-2, muchas de ellas con nulo impacto en la epidemia. De todas las mutaciones observadas, la mutación D614G en la espícula es la que podría estar asociada a una <a href="https://www.nature.com/articles/s41586-020-2895-3">mayor transmisibilidad</a>. Aún así, el efecto no es tan pronunciado como el <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0092867420308205">observado</a> en alguna de las variantes más recientes. </p>
<p>Ha hecho falta un año para empezar a detectar variantes que sí cambian las características del coronavirus con respecto a las iniciales. Sin embargo, hay que recalcar que un cambio en alguna característica no debe llevarnos al alarmismo. Muchas de esas variantes no han conseguido establecerse en nuestro país y las que lo han hecho, como la alfa, se han controlado razonablemente bien. </p>
<p>Cuando hablamos de variantes debemos preguntarnos tres cosas: </p>
<ol>
<li><p>¿Cambian sustancialmente la capacidad de transmisión del virus?</p></li>
<li><p>¿Están asociadas a mayor severidad de la enfermedad?</p></li>
<li><p>¿Son capaces de reducir la efectividad de las vacunas o de la respuesta inmune en general?</p></li>
</ol>
<p>Las variantes que de momento se están imponiendo, sobretodo, son aquellas con una ventaja en la transmisión (alfa, delta). Hay muy poca evidencia de que alfa, delta o alguna otra provoque una enfermedad esencialmente más grave (algunos <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S1473309921003182?via%3Dihub#bib3">estudios</a> sugieren que alfa la puede ocasionar marginalmente). </p>
<p>Esto tiene un gran sentido evolutivo. La selección natural se refleja en la descendencia y, por tanto, es cuando se transmite el virus cuando puede actuar. En el caso de SARS-CoV-2, la transmisión se produce antes de los síntomas, o incluso en estado asintomático. Por tanto, la transmisión no está ligada a la severidad de la enfermedad. Dicho de otra manera, para cuando un paciente enferma de verdad el virus ya se ha transmitido y ha dejado descendencia, por lo que en realidad no le importa lo que le pase al paciente (para bien o para mal). </p>
<p>Respecto a variaciones en la interacción con el sistema inmune, sí existe evidencia de variantes que reducen la eficacia de anticuerpos neutralizantes. Es el caso de Beta, por ejemplo. Son variantes muy marginales en España. En cualquier caso, <a href="https://www.nejm.org/doi/full/10.1056/NEJMc2104974">las vacunas mantienen la efectividad</a> contra todas la variantes circulantes, incluyendo la <a href="https://www.thelancet.com/journals/lancet/article/PIIS0140-6736(21)01358-1/fulltext">delta</a>. </p>
<h2>Mirando al futuro</h2>
<p>Por primera vez en la pandemia existe un desacople entre la curva de casos y la de hospitalizaciones. Esto es gracias a la vacunación. Pero en España todavía es incompleta y no nos ayuda a parar los contagios actuales, sino a parar olas futuras. Por tanto, todavía debemos convivir con medidas de prevención de la transmisión. </p>
<p>Cada vez que el virus se transmite tiene una nueva oportunidad. Bajar la transmisión del virus hace que el sistema sanitario se mantenga a salvo de la saturación. A la vez, se mantienen bajo control las variantes existentes y se evita la aparición de otras nuevas. Esto cobra especial importancia en el contexto de poblaciones parcialmente o totalmente inmunizadas, donde la inmunización representa una nueva presión de selección para el virus.</p>
<p>En España, la variante delta, identificada por primera vez en la India, está empezando a imponerse y es de prever que termine reemplazando a alfa. La velocidad a lo que lo haga, esta o cualquier otra variante, y la magnitud de la ola a la que pueda estar asociada, dependen esencialmente de las trabas que pongamos entre todos a la transmisión de SARS-CoV-2. No repitamos el verano de 2020.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/155401/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Ana María García Marín recibe fondos del Ministerio de Universidades para la Formación de Profesorado Universitario.</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Fernando González Candelas recibe fondos del Ministerio de Ciencia e Innovación, Conselleria de Educacion y Ciencia (GVA), Conselleria de Sanidad Universal y Salud Pública.</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Iñaki Comas Espadas recibe fondos de Instituto de Salud Carlos III, Ministerio de Ciencia e Innovación y European Research Council </span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Mireia Coscolla Devis recibe fondos del Ministerio de Ciencia y de la Conselleria de Ciėncia de la Generalitat Valenciana.</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Mariana Gabriela López y Álvaro Chiner Oms no reciben salarios, ni ejercen labores de consultoría, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del puesto académico citado.</span></em></p>Nuestro país ha sido uno de los principales contribuidores de secuencias genéticas de SARS-CoV-2 del mundo, en especial al inicio de la pandemia. Entre otras cosas, esta visión genómica de la pandemia nos enseña que cada vez que el virus se transmite tiene una nueva oportunidad.Ana María García Marín, Investigadora predoctoral en Unidad de Genómica de la Tuberculosis. (Instituto de Biomedicina de Valencia IBV-CSIC). Unidad mixta "Infección y Salud Pública" (FISABIO-UV), Universitat de ValènciaÁlvaro Chiner Oms, Investigador post-doctoral en la Unidad de Genómica de la Tuberculosis, Instituto de Biomedicina de Valencia (IBV - CSIC)Fernando González Candelas, Catedrático de Genética. Responsable Unidad Mixta de Investigación "Infección y Salud Pública" FISABIO-Universitat de València I2SysBio. CIBER Epidemiología y Salud Publica, Universitat de ValènciaIñaki Comas Espadas, Científico titular, Unidad de Genómica de la Tuberculosis, Instituto de Biomedicina de Valencia (IBV - CSIC)Mariana Gabriela López, Instituto de Biomedicina de Valencia (IBV - CSIC)Mireia Coscolla Devis, Universitat de ValènciaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1636882021-07-01T17:44:03Z2021-07-01T17:44:03ZLos contagios en Mallorca y la ruleta rusa<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/409358/original/file-20210701-15-1am8lq4.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C251%2C4543%2C2618&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/group-happy-friends-jumping-water-sunset-287111498">Shutterstock / oneinchpunch</a></span></figcaption></figure><p>Los contagios derivados <a href="https://www.efe.com/efe/espana/sociedad/el-26-de-los-jovenes-peninsulares-viaje-en-mallorca-ha-dado-positivo/10004-4573074">del brote de los estudiantes peninsulares</a> que fueron a Mallorca en viaje de fin de curso nos muestran que no lo estamos haciendo bien.</p>
<p>Como inevitable consecuencia de intentar compaginar salud y economía, aun sabiendo que con tasas de infección superiores a 5 infectados por 100 000 habitantes el riesgo de que aparezcan variantes con malas consecuencias es muy elevado, hemos cometido el error de relajar las medidas anticovid cuando alcanzamos tasas de contagio de covid-19 de menos de 100 infectados por 100 000 habitantes.</p>
<p>El objetivo debería haber sido y seguir siendo disminuir la probabilidad de que aparezcan nuevas variantes del SARS-CoV-2, el virus que causa covid-19, porque la aparición de nuevas mutaciones (y las variantes que estas acarrean) es la clave del espectacular éxito del coronavirus. Las mutaciones ocurren debido a errores surgidos al azar mientras el virus replica su genoma en el interior de las células hospedantes.</p>
<p>Todos los virus, incluido el SARS-CoV-2, mutan con el tiempo. <a href="https://www.nytimes.com/es/interactive/2020/04/30/science/coronavirus-mutacion.html">El SARS-CoV-2 muta con regularidad</a>, adquiriendo aproximadamente una nueva mutación en su genoma cada dos semanas. La mayoría de los cambios tienen poco o ningún impacto en las propiedades del virus. Sin embargo, algunos cambios pueden afectar ciertas propiedades, como la facilidad con que se propaga, la gravedad de la enfermedad asociada o la resistencia frente a vacunas, medicamentos u otras medidas sociales y de salud pública.</p>
<p>Durante miles de años el coronavirus se reprodujo en especies de animales como <a href="https://theconversation.com/search/result?sg=e9d3c079-ffa0-4741-a6c6-7229bf6ebbaf&sp=1&sr=2&url=%2Fmurcielagos-y-pangolines-el-coronavirus-es-una-zoonosis-no-un-producto-de-laboratorio-135753">pangolines y murciélagos</a>. Ni siquiera sabíamos de su existencia. El virus mutaba y mutaba sin mayores consecuencias. Y es que el azar hace que la gran mayoría de las nuevas mutaciones resulten perjudiciales para el propio virus. Funcionan peor que las originales de las que derivan y el virus ‘nuevo’ es menos infectivo. En ese caso, pasado poco tiempo las mutaciones ineficientes se extinguen. Es la selección natural.</p>
<p>La genética de poblaciones evidencia que en poco más de un año han aparecido miles de estas mutaciones en SARS-CoV-2. La <a href="https://theconversation.com/sars-cov-2-el-problema-de-las-variantes-y-el-cuento-del-pastor-mentiroso-162319">buena noticia es que casi todas se habrán extinguido</a> sin haber sido ni siquiera detectadas por la ciencia, aunque en las bases de datos de secuenciación del coronavirus se recojan miles de nuevos mutantes.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/409258/original/file-20210701-27-1naxkm3.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/409258/original/file-20210701-27-1naxkm3.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/409258/original/file-20210701-27-1naxkm3.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=121&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/409258/original/file-20210701-27-1naxkm3.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=121&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/409258/original/file-20210701-27-1naxkm3.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=121&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/409258/original/file-20210701-27-1naxkm3.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=152&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/409258/original/file-20210701-27-1naxkm3.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=152&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/409258/original/file-20210701-27-1naxkm3.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=152&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Las proteínas son largas cadenas de aminoácidos plegadas en diferentes formas. Cada aminoácido está codificado por tres letras, el codón, que es una secuencia de tres nucleótidos de ADN o ARN que corresponde a un aminoácido específico. El código genético describe la relación entre la secuencia de bases del ADN (A, C, G y T) en un gen y la secuencia correspondiente de la proteína que codifica. La célula lee la secuencia del gen en grupos de tres bases. En muchos casos, una mutación en la tercera letra de un codón seguirá codificando el mismo aminoácido. Estas</span>
</figcaption>
</figure>
<p>La preocupación comenzó cuando despuntaba 2020: una nueva mutación del SARS-CoV-2 le permitió empezar a infectar a seres humanos. La primera cepa que empezó a infectar masivamente a humanos fue la de Wuhan, conocida como variante <a href="https://drive.google.com/file/d/1EDfpLl_KK9qVeLpvr182DGKVvR80H76l/view?usp=sharing">WIV04/2019</a> o “secuencia cero”. Tras desatar una primera ola devastadora a nivel mundial, diversas medidas epidemiológicas y de salud pública lograron reducir su incidencia.</p>
<p>Pero el coronavirus evolucionó extremadamente rápido mediante nuevas mutaciones que resultaron ser mucho más eficaces en su transmisión, consiguiendo desatar nuevas olas. Los mutantes del coronavirus, como los que originaron las ya célebres cepas británica, brasileña, sudafricana e india (doble mutante), empezaron a acaparar los titulares de los medios y, lamentablemente, <a href="https://theconversation.com/sars-cov-2-el-problema-de-las-variantes-y-el-cuento-del-pastor-mentiroso-162319">con poco rigor y titulares apocalípticos</a>.</p>
<p>La Organización Mundial de la Salud (OMS) <a href="https://www.who.int/en/activities/tracking-SARS-CoV-2-variants/">distingue tres tipos de variantes</a>. Las llamadas variantes de interés (VOI por sus siglas en inglés), que por lo general tienen mutaciones que producen cambios en la zona de unión del virus al receptor de las células humanas, afectan a la eficacia de la transmisión, lo que las vuelve más infectivas que las cepas originales de las que derivan. Con frecuencia los anticuerpos las neutralizan peor, la enfermedad que provocan es más grave y responde peor a los tratamientos. </p>
<p>En alguna medida la eficacia de las vacunas queda reducida. Un ejemplo de esta variante es la cepa brasileña 20J detectada en Manaos, o la cepa 20C que apareció en Nueva York en noviembre de 2020 y fue responsable de la elevada incidencia de covid-19 en esta ciudad.</p>
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<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/409259/original/file-20210701-17-8pshyl.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/409259/original/file-20210701-17-8pshyl.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=1145&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/409259/original/file-20210701-17-8pshyl.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=1145&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/409259/original/file-20210701-17-8pshyl.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=1145&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/409259/original/file-20210701-17-8pshyl.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=1438&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/409259/original/file-20210701-17-8pshyl.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=1438&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/409259/original/file-20210701-17-8pshyl.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=1438&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption"></span>
<span class="attribution"><span class="source">Organización Mundial de la Salud</span></span>
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<p>Son peores las llamadas variantes de preocupación (VOC), porque como presentan una significativa mayor reducción en la eficacia con la que los anticuerpos las neutralizan, tienen una capacidad de infección mucho mayor, producen casos más graves de la enfermedad, reducen la eficacia de los tratamientos, merman la eficacia de las vacunas y generan tasas más elevadas de hospitalizaciones y muertes. <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Variantes_de_SARS-CoV-2">Algunas de estas VOC</a> fueron la 20l/501Y.V1, originada en Gran Bretaña, la 20l/501Y.V3 que apareció en Japón y Brasil, la 0H/501.V2 sudafricana, y la californiana 20C/S: 452R.</p>
<p>El efecto más temible que pueden originar las nuevas mutaciones es dar lugar a variantes de grandes consecuencias (VOHC). De momento no se ha producido aún ninguna de estas variantes, aunque los <a href="https://en.wikipedia.org/wiki/Centers_for_Disease_Control_and_Prevention">Centros para el Control y Prevención de Enfermedades</a> de Estados Unidos advierten que podrían originarse en cualquier momento. Las consecuencias resultarían desastrosas, pues, además de ser más resistentes a los tratamientos hospitalarios, podrían resultar más infectivas y producir mayor mortalidad, afectarían a una enorme cantidad de vacunados y de gente que pasó la enfermedad, que podría volver a infectarse.</p>
<p>La buena noticia es que <a href="https://theconversation.com/el-antivirus-mas-potente-contra-la-covid-19-nuestro-sistema-inmune-136995">la respuesta inmunitaria es dinámica y se adapta a los cambios del virus</a>. La clave del problema está en que, como las mutaciones ocurren al azar, mientras mayor sea el número de infectados (recordemos que un solo infectado por covid-19 produce billones de virus) más probabilidades tendremos de que aparezcan mutantes capaces de originar variantes de grandes consecuencias (VOHC).</p>
<p>Por eso, nuestro objetivo debería ser impedir que puedan aparecer variantes de todo tipo en general y VOHC en particular. El aumento de contagios, aunque estos afecten a una población más joven y resistente, y muchos sean asintomáticos, es una demostración de que no lo estamos haciendo bien, porque, como en la ruleta rusa, el azar juega en nuestra contra.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/163688/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Manuel Peinado Lorca es responsable del Grupo Federal de Biodiversidad del PSOE</span></em></p><p class="fine-print"><em><span>José Miguel Sanz Anquela no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>La importancia de los contagios trasladados por los estudiantes que participaron en Mallorca en esos eufemismos que son los “viajes de estudios” es una nueva señal de que no lo estamos haciendo bien.Manuel Peinado Lorca, Catedrático de Universidad. Departamento de Ciencias de la Vida e Investigador del Instituto Franklin de Estudios Norteamericanos., Universidad de AlcaláJosé Miguel Sanz Anquela, Profesor Asociado en Ciencias de la Salud. Departamento de Medicina y Especialidades Médicas, Universidad de AlcaláLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1635302021-06-30T21:10:05Z2021-06-30T21:10:05ZLa variante Delta del SARS-CoV-2: alerta, pero no alarma<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/409105/original/file-20210630-3316-1u8s0br.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=5%2C0%2C3944%2C2623&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/delta-variant-covid19-positive-blood-sample-1992588887">Shutterstock / Jarun Ontakrai</a></span></figcaption></figure><p>Mucho se ha hablado sobre la variante Delta del SARS-CoV-2, anteriormente conocida como variante india (B.167.2), la mayor parte de las veces como una gran amenaza en ciernes.</p>
<p>¿Pero hay realmente motivos para la alarma?</p>
<h2>Delta se globaliza</h2>
<p>El SARS-CoV-2 no es como el virus de la gripe, el campeón de la variabilidad. El virus causante de la covid-19 tiene una capacidad de mutación limitada. Y cuando surgen variantes nuevas, <a href="https://theconversation.com/sars-cov-2-el-problema-de-las-variantes-y-el-cuento-del-pastor-mentiroso-162319">éstas han de ser viables</a>. </p>
<p>La forma que tiene el virus de unirse a nuestras células es mediante la unión de su proteína S o espícula al receptor ACE2 humano. Las variantes surgen por cambios espontáneos en la proteína S del virus, pero si se producen demasiados cambios, el virus deja de ser viable.</p>
<p>Concretamente, la variante Delta cuenta con dos mutaciones relevantes L452R, P618R. Es ya mayoritaria en Reino Unido, donde alcanza el 99% de prevalencia entre las variantes circulantes, y por supuesto en India, donde se identificó inicialmente en diciembre de 2020. Y es previsible que se convierta en mayoritaria pronto en más países, tomando el relevo de la Alpha (anteriormente conocida como británica B.117). En Estados Unidos ya supone <a href="https://t.co/EOZTqMYadu?amp=1">alrededor de un 20%</a>.</p>
<p>Sin duda, Delta se está globalizando. En las próximas semanas, lo más probable es que, mirando la imagen de abajo, todo será rojo. Y esto da idea del poder de propagación de esta variante.</p>
<figure class="align-center ">
<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/409059/original/file-20210630-25-akrrhw.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/409059/original/file-20210630-25-akrrhw.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=313&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/409059/original/file-20210630-25-akrrhw.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=313&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/409059/original/file-20210630-25-akrrhw.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=313&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/409059/original/file-20210630-25-akrrhw.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=394&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/409059/original/file-20210630-25-akrrhw.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=394&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/409059/original/file-20210630-25-akrrhw.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=394&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
<figcaption>
<span class="caption">https://www.gisaid.org/hcov19-variants/</span>
</figcaption>
</figure>
<p>En España <a href="https://t.co/YwstWmsOBV?amp=1">se han notificado casos</a> y brotes importados y autóctonos. En las semanas más recientes alcanzaba en torno al 1%. Probablemente a día de hoy <a href="https://covariants.org/variants/21A.Delta">ronde el 20%.</a></p>
<h2>Lo que dicen los números</h2>
<p>Aunque se desconocen los mecanismos, es un hecho objetivable que, por lo que sabemos a día de hoy, esta variante es más transmisible que la Alpha (entre 40-60%) <a href="https://t.co/E3ceiCpRnh?amp=1">según datos de la agencia europea de control de enfermedades (eCDC)</a>.</p>
<p>Su Re o número reproductivo básico efectivo se estima un 55% mayor que la variante Alpha y en <a href="https://www.imperial.ac.uk/medicine/research-and-impact/groups/react-study/real-time-assessment-of-community-transmission-findings/">en Reino Unido llega</a> al 1.44 (intervalo de confianza: 1.2-1.73).</p>
<p>Hay datos también que apuntan a un mayor riesgo de hospitalización ligado a esta variante, pero las certezas aún están por llegar. Tampoco sabemos con seguridad aún <a href="https://www.theatlantic.com/science/archive/2021/06/coronavirus-evolution-virulence/619301/">si se relaciona con una mayor virulencia</a>.</p>
<p><a href="https://assets.publishing.service.gov.uk/government/uploads/system/uploads/attachment_data/file/997414/Variants_of_Concern_VOC_Technical_Briefing_16.pdf">Datos estatales en Escocia</a> mostraron un riesgo de hospitalización de casi el doble respecto a la variante Alpha. Y algo similar se deduce de los datos del <a href="https://assets.publishing.service.gov.uk/government/uploads/system/uploads/attachment_data/file/993879/Variants_of_Concern_VOC_Technical_Briefing_15.pdf">servicio de salud pública británico</a>.</p>
<p>Incluso han salido a la luz cifras relativas a una menor eficacia a nivel profiláctico de la combinación de monoclonales casirivimab y imdevimab de <a href="https://t.co/6gWVy0LAgI?amp=1">REGENERON según la FDA</a>, un tratamiento que parece <a href="https://www.medrxiv.org/content/10.1101/2021.06.15.21258542v1">mejorar el pronóstico en pacientes hospitalizados</a>.</p>
<p>Adicionalmente y no menos importante, las vacunas actuales parecen ser menos efectivas contra la variante Delta después de una sola dosis. Según un estudio del PHE (Public Health England) reciente, la vacuna de Pfizer-BioNTech fue solo un 33% efectiva contra la enfermedad sintomática causada por la variante Delta tres semanas <a href="https://www.bmj.com/content/373/bmj.n1346?ijkey=d1af1ab45173a4149bb209cf686ad665ba13d518&keytype2=tf_ipsecsha">después de la primera dosis</a>.</p>
<h2>¿Hay motivos para la alarma?</h2>
<p>De momento no. Recordemos que ha habido (y habrá) <a href="https://t.co/rhwqSuJ44L?amp=1">bastantes más variantes del SARS-CoV-2</a>. Y que con todas se habló de capacidad “de escape vacunal”, pero al final con ninguna se materializó tal cosa.</p>
<p>Por el contrario, sabemos que las vacunas funcionan <a href="https://t.co/2LqzhadLoR?amp=1">bien con pauta completa para absolutamente todas las variantes conocidas</a>. Se ha visto en Reino Unido, donde la Delta es mayoritaria. Tras 2 dosis (+14 días) <a href="https://t.co/alwQGqjGOV?amp=1">la efectividad asciende al 96% en el caso de la vacuna de Pfizer y al 92% en el caso de AstraZeneca</a>.</p>
<figure class="align-center ">
<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/408648/original/file-20210628-25-1g574ef.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/408648/original/file-20210628-25-1g574ef.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=1087&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/408648/original/file-20210628-25-1g574ef.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=1087&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/408648/original/file-20210628-25-1g574ef.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=1087&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/408648/original/file-20210628-25-1g574ef.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=1366&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/408648/original/file-20210628-25-1g574ef.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=1366&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/408648/original/file-20210628-25-1g574ef.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=1366&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
<figcaption>
<span class="caption">Ministerio de Sanidad. Informe de evolución epidemiológica 21 junio 2021.</span>
</figcaption>
</figure>
<p>Hemos visto incluso que vacunas que aún están terminando sus ensayos clínicos en fase 3, como la de Novavax muestran eficacia alta incluso contra la, hasta hace unos meses, <a href="https://t.co/BzaUn6bK4q?amp=1">“apocalíptica” variante sudafricana</a>. Y datos de hace unos días sugieren que espaciar en el tiempo las dosis de la vacuna de AZ podría ser una estrategia válida para aumentar la generación de anticuerpos neutralizantes contra el SARS-CoV-2, <a href="https://papers.ssrn.com/sol3/papers.cfm?abstract_id=3873839">incluyendo la variante Delta</a>.</p>
<p>Por tanto, la prontitud con la que vacunemos al mayor número de personas, incluyendo los más jóvenes, es vital para evitar fallecimientos por la variante Delta y por cualquier otra, ya que las vacunas de las que disponemos, con pauta completa en el caso de aquellas de doble dosis, ofrecen una alta protección.</p>
<p>Además, <a href="https://t.co/dtLHUnbB1v?amp=1">vacunar reduce la circulación de virus</a>. De hecho, <a href="https://t.co/sO2tHVfDlx?amp=1">datos recientes</a> confirman que el hecho de no vacunarse duplica el riesgo de contagio dentro de los hogares. Es más, proporcionan una inmunidad que parece a día de hoy <a href="https://t.co/7zsF9zorJC?amp=1">muy duradera en el tiempo</a>.</p>
<h2>Repunte en Reino Unido</h2>
<p>Dicho esto, no se puede obviar que en el Reino Unido los casos están aumentando (70% la semana pasada), aunque solo se observa un pequeño aumento (10%) en las hospitalizaciones, debido fundamentalmente al alto <a href="https://coronavirus.data.gov.uk/">ritmo de vacunación que llevan</a>, con cerca del 85% de adultos con una primera dosis y un 62% completamente vacunados.</p>
<p>A pesar del repunte de casos británicos, los datos oficiales muestran que el crecimiento está siendo impulsado por los grupos de edad más jóvenes, con una tasa cinco veces mayor de positividad de entre niños de 5 a 12 años y adultos de 18 a 24 años. Además, la tasa entre las personas menores de 50 años fue 2,5 veces mayor que entre las de 50 años o más. </p>
<p>Por si fuera poco, parece que el ritmo de ascenso <a href="https://www.bmj.com/content/bmj/373/bmj.n1596.full.pdf">se está desacelerando.</a>, y que el número de hospitalizaciones no ha parado de bajar. </p>
<figure class="align-center ">
<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/409114/original/file-20210630-21-1o5nfqz.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/409114/original/file-20210630-21-1o5nfqz.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=171&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/409114/original/file-20210630-21-1o5nfqz.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=171&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/409114/original/file-20210630-21-1o5nfqz.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=171&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/409114/original/file-20210630-21-1o5nfqz.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=215&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/409114/original/file-20210630-21-1o5nfqz.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=215&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/409114/original/file-20210630-21-1o5nfqz.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=215&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
<figcaption>
<span class="caption">https://coronavirus.data.gov.uk/details/healthcare.</span>
</figcaption>
</figure>
<p>En Israel, donde Delta se está convirtiendo en dominante y las vacunas se han administrado a más del 80% de la población adulta (> 60% de la población total completamente vacunada), hay un aumento de casos, pero sin aumento de hospitalizaciones o muertes.</p>
<figure class="align-center ">
<img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/408823/original/file-20210629-20-5c4jey.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/408823/original/file-20210629-20-5c4jey.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=445&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/408823/original/file-20210629-20-5c4jey.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=445&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/408823/original/file-20210629-20-5c4jey.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=445&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/408823/original/file-20210629-20-5c4jey.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=559&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/408823/original/file-20210629-20-5c4jey.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=559&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/408823/original/file-20210629-20-5c4jey.JPG?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=559&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px">
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<span class="caption">https://ourworldindata.org/</span>
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</figure>
<h2>¿Debemos relajarnos?</h2>
<p><a href="https://t.co/KfYO2NwIj5?amp=1">Obviamente, no hemos de relajarnos</a>. En una situación en la que la susceptibilidad global es elevada aún, sobre todo porque el porcentaje de población vacunada aún es insuficiente, la circulación de una variante así debe ponernos en alerta, pero no en alarma.</p>
<p>Probablemente conforme la presión selectiva sobre la transmisión aumente, ya sea por una seroprevalencia mayor o por tasas de vacunación mayores, el riesgo de aparición de variantes o serotipos de escape sea menor.</p>
<p>Necesitamos secuenciar mucho, rastrear, y sobre todo vacunar de forma completa al mayor número de personas. ¿También a adolescentes? Probablemente vacunar a menores nos ayudaría a alcanzar más rápidamente la inmunidad de grupo pero, en un mundo en el que en muchas zonas hay millones de vulnerables sin vacunar, cabe preguntarse si <a href="https://t.co/CrzTjkSw3T?amp=1">es ético</a>.</p>
<h2>Circunstancias de especial cuidado</h2>
<p>Hay situaciones concretas en las que, por existir aún ciertas dudas en lo relativo a su pronóstico y a su respuesta inmune tras la vacunación, las precauciones han de extremarse. Éstas serían personas vacunadas con una sola dosis, personas que no se vacunan, o pacientes inmunodeprimidos o con enfermedades previas que predisponen a un peor pronóstico, o con posible pobre respuesta vacunal.</p>
<p>Lo prioritario es mantener la calma. No debemos enviar un mensaje de alarma. Las hospitalizaciones en personas vacunadas de forma completa son raras. </p>
<p>Además, recordemos que las vacunas son muy eficaces aunque no al 100%. Puede haber un pequeño número de pacientes que puedan contagiarse, especialmente aquellos que, por su situación individual, pueden no tener una respuesta adecuada. Pero la vacunación completa ha demostrado <a href="https://www.thelancet.com/journals/lancet/article/PIIS0140-6736(21)01462-8/fulltext">cobertura para absolutamente todas las variantes identificadas hasta el momento</a>.</p>
<p>Tenemos las herramientas para combatir a esta variante y a la pandemia, así que usémoslas. Mientras el virus tenga huéspedes que infectar, seguirá cambiando de una forma que no podemos predecir por completo. Solo vacunando con pauta completa al mayor número de personas y de forma global acabaremos con esta pandemia.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/163530/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Antonio Gutiérrez Pizarraya no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Mucho se ha hablado sobre la variante Delta del SARS-CoV-2, anteriormente conocida como variante india (B.167.2), la mayor parte de las veces como una gran amenaza en ciernes. Pero ¿hay realmente motivos para la alarma?Antonio Gutiérrez Pizarraya, Investigador Doctor y Epidemiólogo. UGC Farmacia. Hospital Universitario de Valme., Salud Pública AndalucíaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1623192021-06-21T18:16:59Z2021-06-21T18:16:59ZSARS-CoV-2: el problema de las variantes y el cuento del pastor mentiroso<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/407400/original/file-20210621-22-1dj011v.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C5184%2C3445&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/laboratory-research-new-strain-south-africa-1949284936">Shutterstock / felipe caparros</a></span></figcaption></figure><p>A pesar de que la pandemia está evolucionando positivamente y la campaña de vacunación hace presagiar que los oscuros tiempos vividos no van a volver, seguimos inmersos en un aluvión de profecías apocalípticas a cuenta de las variantes y sus supuestos efectos devastadores.</p>
<p>No tengo claro si poner algo de luz desde un prisma científico sobre este tema es una batalla perdida. Sin embargo, es importante poner en su sitio el posible impacto de las variantes y resaltar que, más allá del alcance que puedan tener, el daño que se está haciendo al sector sanitario puede ser irreparable.</p>
<p>Que los virus mutan y generan variantes <a href="https://theconversation.com/el-coronavirus-y-la-fuerza-de-la-seleccion-natural-137525">es un hecho conocido</a>. Afortunadamente, los coronavirus tienen una capacidad de mutación muy limitada pero, a pesar de ello, se sigue dramatizando pertinazmente con las variantes. Estos análisis cometen tres errores u olvidos muy groseros: </p>
<ol>
<li><p>Obviar el carácter policlonal de la respuesta inmunitaria. </p></li>
<li><p>Considerar a los anticuerpos como eje central de la respuesta inmunitaria.</p></li>
<li><p>Olvidar que las variantes tienen que ser viables.</p></li>
</ol>
<p>El sistema inmunitario no reconoce un virus, en este caso el SARS-CoV-2. Reconoce independientemente muchos pequeños fragmentos de él (epítopos). Esto implica que un virus no genera una respuesta inmunitaria, sino que genera muchas respuestas paralelas que atacan al virus por diferentes frentes. </p>
<p>Por ello, y aunque cambie algún epítopo, esto solo afecta a alguna de esas respuestas paralelas: el resto se mantienen activas. Es decir, aunque el virus proteja algún flanco (mutación) siguen muchos abiertos contra los que el sistema inmunitario seguirá centrando su ataque.</p>
<p><a href="https://theconversation.com/el-antivirus-mas-potente-contra-la-covid-19-nuestro-sistema-inmune-136995">La respuesta inmunitaria es dinámica y se adapta a los cambios de virus</a>. Los anticuerpos solo son unos proyectiles que usa el sistema inmunitario, pero los dirigen los linfocitos T CD4+ (también llamados cooperadores o colaboradores, por la tarea que desempeñan). Esto quiere decir que, si hay cambios en el virus, la respuesta inmunitaria se puede reconducir.</p>
<p>Las células T CD4+ reconocen epítopos en el virus y los guardan en la memoria. Solo en la proteína S han sido identificados 23 epítopos de T CD4+. Es decir, para que el virus deje de ser reconocido por estos linfocitos tendría que cambiar esos 23 epítopos (unos 300 aminoácidos de los cerca de 1 300 que componen la proteína S).</p>
<p>Las células B, productoras de anticuerpos, rastrean la superficie del virus buscando el punto frente al cual puede producir anticuerpos, pero no tienen capacidad para producirlos por sí mismas. Solo lo hacen si las T CD4+ activadas por alguno de esos 23 epítopos (superficiales o internos) les autorizan para ello. </p>
<p>En otras palabras, las B son los artilleros, pero no tienen capacidad para reconocer al enemigo, por lo que solo lo hacen si lo autorizan las T CD4+. Estas son los oficiales (habría líneas 23 distintas) con capacidad de reconocer al invasor. El atacante puede cambiar algunas cosas de su aspecto pero, o las cambia todas o seguirá siendo reconocido y atacado, porque las T CD4+ reconocerán algunos de los 23 puntos que permanecen intactos y reclutarán a las B, capaces de producir anticuerpos frente al epítopo o flanco cambiado. </p>
<p>Esto puede hacer la respuesta algo más lenta, pero mucho más rápida que si no conociéramos al enemigo. <a href="https://theconversation.com/por-que-el-sars-cov-2-lo-tiene-dificil-para-escapar-de-las-vacunas-158924">Por ello se habla de una relativa pérdida de eficiencia de vacunas, pero nunca de hacerlas ineficaces</a>.</p>
<h2>Las variantes deben ser viables</h2>
<p>El error más grosero consiste en obviar el alcance que esos cambios pueden tener en la viabilidad del virus. La infección de nuestras células por SARS-CoV-2 se basa en la complementariedad de la proteína S con ACE2. La proteína S actúa como una llave que abre la célula por su cerradura (ACE2). </p>
<p>Cuando hacemos una copia de una llave y no ajusta bien, limamos los dientes y vamos mejorando su complementariedad con la cerradura. Pero estos cambios han de ser limitados, porque si hacemos demasiados la llave pierde complementariedad y resulta inservible. Lo mismo ocurre con el virus. Pueden producirse cambios en S, pero para escapar de la respuesta inmunitaria necesitaría tantos cambios que perdería la complementariedad con ACE2 y, por tanto, su viabilidad.</p>
<p>El tema de las variantes y la evolución del SARS-CoV-2 se está abordando con demasiada ligereza, lo que puede producir un daño irreparable al sector sanitario. El persistente pregón apocalíptico sobre cada variante hace que, para gran parte de la población, estos anuncios ya sean motivo de chanza y carentes de credibilidad.</p>
<p>Esta situación nos recuerda la fábula de <em>El pastor mentiroso</em> de Esopo*, que cuenta la historia de un pastor que, para burlarse del resto, avisaba continuamente de la inminente llegada de un lobo sin que esto fuera cierto. El resultado fue que, cuando de verdad llegó el depredador, nadie le creyó y se perdieron los rebaños. </p>
<p>Con las variantes está ocurriendo exactamente lo mismo. El pertinaz pregón sobre la devastación que va a producir cada variante sin que, como es previsible, se traduzca en hechos reales, determina que ya no se dé credibilidad a estas proclamas.</p>
<p>En términos de audiencia esta estrategia ha sido un éxito, pero la pérdida de credibilidad puede ser irremediable. El colectivo sanitario no puede estar representado por <em>showmen</em> y advenedizos aficionados a este tipo de afirmaciones sin que nadie ponga coto a ello. En el caso de la covid-19 no va a ser un problema real, pero esta imagen quedará en la retina de la población. Para hacer frente a otros peligros sanitarios habrá que tener que lidiar, además, con la incredulidad de la gente.</p>
<hr>
<p><strong>Corrección:</strong> <em>En una primera versión de este artículo se hacía referencia erróneamente al cuento de “Pedro y el lobo”.</em></p>
<hr><img src="https://counter.theconversation.com/content/162319/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Rafael Toledo Navarro recibe fondos de Ministerio de Ciencia e Innovación.
</span></em></p>El coronavirus muta constantemente, pero no puede hacerlo de forma ilimitada. Además, nuestra respuesta inmunitaria se adapta con él para impedir que escape.Rafael Toledo Navarro, Catedrático de Parasitología, Universitat de ValènciaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1602292021-05-07T17:11:48Z2021-05-07T17:11:48ZLa variante india del SARS-CoV-2: Ni doble mutante, ni sabemos qué efecto tiene<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/398660/original/file-20210504-16-15mtyhn.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C737%2C5176%2C2700&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/investigation-new-sarscov2-variant-india-called-1966784350">Shutterstock / felipe caparros</a></span></figcaption></figure><p>La variante B.1.617 se detectó por primera vez en India en octubre del 2020, pero que se describiera por primera vez en ese país no significa que ese sea su origen. Hasta la fecha se ha detectado ya en 21 países. Está catalogada, de momento, <a href="https://theconversation.com/guia-para-entender-los-mutantes-y-las-variantes-del-sars-cov-2-156698">como variante en investigación</a>.</p>
<p>Presenta 13 mutaciones que resultan en cambios de aminoácidos. Se ha descrito como un “doble mutante” para referirse a dos mutaciones concretas en la proteína S (la E484Q y la L452R), pero es un término que debería evitarse porque presenta muchas más mutaciones. </p>
<p>De todas las mutaciones, las que preocupan son las que se encuentran en las
posiciones 484, 452 y 681 de la proteína S. Las dos primeras se sitúan en la zona de unión al receptor (RBD), mientras que la tercera se localiza cerca del sitio de división de la furina de la proteína. Por eso se cree que podrían afectar a la interacción del virus con la célula. </p>
<ul>
<li><p>La mutación E484Q supone una sustitución del aminoácido glutámico -E- por la glutamina -Q- en la posición 484. Está en la misma posición que la mutación E484K descrita en las variantes B.1.351 (“sudafricana”) y P.1. (“brasileña”) y otras. </p></li>
<li><p>La mutación L452R supone una sustitución del aminoácido leucina -L- por la arginina -R- en la posición 452. Es una mutación que también está presente en la variante B.1.429/427 de California. </p></li>
<li><p>La mutación P681R supone la sustitución de una prolina -P- por una arginina -R- en la posición 681. En la variante B.1.1.7 (“británica”) también hay una mutación en esa posición, pero en este caso es P681H. </p></li>
</ul>
<p>Estas mutaciones en otras variantes se han relacionado, experimentalmente, con un aumento de la afinidad de la proteína del virus por el receptor ACE2 humano. Esto podría facilitar la entrada en la célula y aumentar la infectividad. También se ha sugerido que, en algunos casos, los anticuerpos del plasma de pacientes convalecientes tenían un menor poder neutralizante contra esta variantes, lo que sugiere que estas variantes del virus con estas mutaciones podrían escapar a los anticuerpos del sistema inmune.</p>
<p>Esto, sin embargo, no quiere decir que necesariamente estas variantes <a href="https://theconversation.com/por-que-el-sars-cov-2-lo-tiene-dificil-para-escapar-de-las-vacunas-158924">vayan a escapar del control de las vacunas</a>. En este momento no lo sabemos. Se necesitan más pruebas para comprender cómo puede afectar esta combinación de mutaciones en la biología de la variante B.1.617.</p>
<h2>Una variante con tres linajes</h2>
<p>Los últimos datos de secuenciación muestran que existen en realidad tres linajes de esta variante, denominados B.1.617.1, B.1.617.2, y B.1.617.3, con pequeñas diferencias y distintas distribución geográfica. </p>
<p>En el mes de marzo, el Ministerio de Salud de la India publicó un informe en el que afirmaba que esta variante B.1.617 era predominante en la India, presente ya en un 60 % de los aislamientos. Al mismo tiempo estamos viendo un aumento dramático de casos en ese país. ¿Es la nueva variante la causante de semejante explosión de covid-19 en la India? De momento no lo sabemos. </p>
<p>No sabemos cuántos aislamientos se están secuenciando ni si el ritmo de secuenciación ha aumentado. No podemos descartar que ahora se detecten más casos, sencillamente, porque se está secuenciando más. Como el número de secuencias disponibles es todavía bajo en relación con el número de casos en la India debemos ser muy cautelosos. Si tenemos por ejemplo 1.000 secuencias de los aislamiento indios en más de 4 millones de casos, lo que estamos viendo no es representativo. </p>
<p>No sabemos si hay más casos porque la variantes es más infectiva o si se detectan más casos de esa variante porque a aumentado la transmisión por otras razones. India tiene más de 1.400 millones de habitantes: mucha gente, muy junta y moviéndose, lo mejor para la transmisión por aerosoles de un virus respiratorio. No parece que en India se hubieran implementado estrictas medidas de confinamiento, higiene, distanciamiento social y uso de mascarillas. </p>
<p>Además, India solo ha vacunado al 2 % de su población. El sistema de salud seguro que tiene grandes deficiencias estructurales. Y, aunque el virus puede infectar a cualquier persona, los sectores más desfavorecidos siempre son mucho más vulnerables. </p>
<p>No obstante, debido al incremento de número de casos en India y que la variante B.1.617 es la predominante independientemente de que están circulando otras variantes más transmisibles, debemos estar vigilantes. </p>
<p>Todo esto lo que demuestra además es que el problema de la pandemia es global y que lo que ocurra en un lugar tan alejado como India nos pude llegar a afectar directamente. Las vacunas deber llegan a todas partes. Y dos lecciones más: hay que secuenciar el mayor número de aislamientos y hay que vacunar a toda prisa. </p>
<hr>
<p><em><a href="https://microbioun.blogspot.com/2021/04/la-variante-b1617.html">Una versión</a> de este artículo fue publicada en el blog del autor microBIO.</em></p>
<hr><img src="https://counter.theconversation.com/content/160229/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Ignacio López-Goñi no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>La epidemia de covid-19 está fuera de control en la India, lo que ha llevado a que los investigadores se preocupen por la nueva variante que circula en el país.Ignacio López-Goñi, Catedrático de Microbiología, Universidad de NavarraLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1599472021-04-29T17:50:53Z2021-04-29T17:50:53ZLas incógnitas de la transmisión del SARS-CoV-2 en India<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/397873/original/file-20210429-24-1yq6yot.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C5814%2C3818&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Trabajadores municipales incineran a víctimas de la covid-19 en Guwahati, India, el 25 de abril de 2021. </span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/guwahati-india-25-april-2021-municipality-1964425522">Shutterstock / Talukdar David</a></span></figcaption></figure><p>Estos días somos muchas las personas que asistimos esperanzadas a los progresos en la administración de las vacunas frente al SARS-CoV-2. Algunos países como Israel y Reino Unido parecen haber dejado atrás lo peor. En otros, como en España, con la mayoría de la población mayor de 80 años ya vacunada, las muertes en residencias se han reducido drásticamente. Y eso ha evitado situaciones tan terribles como las que se dieron durante la primera ola. La mayor disponibilidad de personal sanitario (de nuevo gracias a la vacunas) nos hace pensar que los enfermos están mejor atendidos que hace unos meses.</p>
<p>Frente a esta situación que nos hace mirar el futuro con cierto optimismo, las imágenes que llegan de India son dramáticas: hospitales totalmente saturados, con falta de oxígeno y respiradores, gente muriendo en las calles, cremaciones en masa… Las cifras que aportan las instituciones oficiales tampoco hacen pensar que la situación vaya a cambiar en breve. Según la OMS, <a href="https://www.who.int/publications/m/item/weekly-epidemiological-update-on-covid-19---27-april-2021">durante la tercera semana de abril hubo 5.7 millones de nuevos casos de Covid-19 en todo el mundo, el 38% de los cuales ocurrieron en India</a>.</p>
<h2>¿Qué influye en la transmisión de los virus?</h2>
<p>Lo que estamos viendo nos muestra lo complejo que resulta predecir el grado de transmisión que puede alcanzar un virus en una región geográfica concreta. Además de los factores derivados del propio virus, como su capacidad de contagio, su estabilidad ambiental cuando está fuera del organismo que infecta o su capacidad para generar mutantes que aporten alguna ventaja, existen factores sociales cuya influencia muchas veces es difícil de calibrar. </p>
<p>La movilidad de las personas, el número y tipo de contactos que establecen entre ellas, la edad media y el estado general de salud de la población, así como el grado de universalidad y fortaleza de los sistemas sanitarios son algunos de esos elementos. Es difícil determinar la contribución relativa de cada uno de ellos, ya que suele ser la interrelación entre varios lo que determina el resultado final y lo que seguramente ha desencadenado esta especie de <a href="https://www.nature.com/articles/d41586-021-01059-y">“tormenta perfecta” en India</a>.</p>
<h2>La propagación del SARS-CoV-2 en India</h2>
<p>A finales del invierno pasado, cuando el SARS-CoV-2 comenzó a propagarse por gran parte del mundo, hubo algunos países que parecieron mostrar mayor resistencia a su expansión, sin que hubiera una razón aparente para ello. Entre esos países estaba India, que pasó con relativa suavidad lo que en la mayor parte del mundo fue la primera ola de la pandemia. Algunos científicos atribuyeron este hecho a la pirámide de edad y los bajos niveles de obesidad de la población india.</p>
<p>No obstante, aunque con cierto retraso con respecto a otros países, al final las infecciones en India también se aceleraron, hasta llegar a los 100 000 nuevos casos por día. Después de un confinamiento muy estricto, a finales de este invierno se produjo una fuerte caída de la incidencia que llevó a pensar que lo peor había pasado. </p>
<p>Algunos estudios de seroprevalencia realizados en diciembre y enero indicaron que <a href="https://papers.ssrn.com/sol3/papers.cfm?abstract_id=3797589">más del 50 % de la población de algunas grandes ciudades ya había estado expuesta al virus</a>. En conjunto se estimó que 271 millones de personas, alrededor de un quinto de la población, habían pasado la infección. Parecía, por tanto, que si hubiera una nueva ola esta sería mucho más débil que la pasada. Así que se levantaron la mayoría de las restricciones y el sentimiento de que se había vencido al virus se propagó entre la población. </p>
<p>Sin embargo, la realidad no ha sido como se esperaba y la nueva ola que comenzó en marzo ha superado todas las previsiones.</p>
<h2>Una nueva variante viral</h2>
<p>Al mismo tiempo que los casos aumentaban, una nueva variante del SARS-CoV-2, la denominada B.1.617, ha comenzado a ser mayoritaria en algunas regiones del país. Es más, ya se ha detectado en otros 20 países, lo que hace pensar que es altamente transmisible. </p>
<p>Esta variante incluye tres mutaciones (L452R, P681R y E484Q) en posiciones de la espícula del virus que ya habían aparecido mutadas en algunas variantes detectadas previamente. Puesto que la espícula es la proteína viral que interacciona con el receptor celular, y frente a la cual se induce gran parte de la respuesta inmune, hay que estar alerta al efecto de las mutaciones que surgen en ella.</p>
<p>La presencia de <a href="https://www.cdc.gov/coronavirus/2019-ncov/cases-updates/variant-surveillance/variant-info.html">L452R</a> ha sido asociada con mayor transmisibilidad y con una moderada reducción en la neutralización del virus por sueros de pacientes vacunados. En lo que respecta a <a href="https://www.biorxiv.org/content/10.1101/2021.04.22.440932v1">P681R</a>, parece favorecer la entrada del virus en las células y la inducción de infecciones sistémicas. Por último, la mutación <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S1931312821000822?via%3Dihub">E484Q</a> es una versión diferente de la mutación E484K, presente en las variantes sudafricana y brasileña. </p>
<p>En estas últimas variantes, el aminoácido glutámico en posición 484 de la espícula era sustituido por una lisina, mientras que en la variante presente en India es sustituido por una glutamina. En ambos casos parece que el cambio provoca una peor neutralización por los anticuerpos producidos en personas vacunadas o que han pasado la infección.</p>
<p>Aún no se dispone de estudios que permitan saber si la combinación de estas mutaciones reduce la efectividad de las vacunas. Hay que recordar que la inmunidad es mucho más que los anticuerpos. Y ensayos como los descritos arriba dejan fuera a muchos valiosos “jugadores”. </p>
<h2>La pandemia requiere soluciones globales</h2>
<p>En un país tan densamente poblado como India, el daño que puede hacer esta transmisión descontrolada del virus es incalculable. Pero, ¿cómo se aplican medidas de aislamiento en un país con tanta gente viviendo en condiciones precarias? Nuevamente se plantea el dilema economía o salud, aunque en realidad ambas cosas estén estrechamente relacionadas.</p>
<p>Aunque solo sea por egoísmo, hay que mirar de frente a India y colaborar para frenar allí la pandemia. Cada nueva infección supone una oportunidad de que surjan nuevas combinaciones de mutaciones que sean favorables al virus. </p>
<p>Urge que la vacunación avance en todos los países, ricos y pobres, para que no tengamos que volver a la casilla de salida. La pandemia es un problema global y, como tal, no puede ser controlada con soluciones parciales, que dejen fuera a una parte del mundo. En ese caso hay muchas posibilidades de que, más pronto o más tarde, lo que suceda allí nos sea devuelto.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/159947/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Ester Lázaro Lázaro no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>Aunque solo sea por egoísmo, hay que mirar de frente a India y colaborar para frenar allí la pandemia. Cada nueva infección supone una oportunidad para que surjan nuevas combinaciones de mutaciones que sean favorables al virus.Ester Lázaro Lázaro, Investigadora Científica de los Organismos Públicos de Investigación. Especializada en evolución de virus, Centro de Astrobiología (INTA-CSIC)Licensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1593822021-04-28T18:10:38Z2021-04-28T18:10:38ZCovid-19: ¿Debemos preocuparnos más por una variante letal que por una más contagiosa?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/397302/original/file-20210427-15-9dfrm0.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C5184%2C2964&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-photo/several-vials-blood-samples-positive-covid19-1911593662">Shutterstock / felipe caparros</a></span></figcaption></figure><p>Un virus genera cientos de partículas virales nuevas. En ellas pueden aparecen mutaciones como consecuencia de los “errores” del proceso de replicación. Un virus que porta una nueva mutación se convierte en una nueva variante. </p>
<p>Las mutaciones ocurren al azar. La mayoría no tienen ningún efecto. Incluso, pueden ser perjudiciales para propio el virus, desapareciendo tal y como han llegado. Ocasionalmente, una mutación mejora la capacidad infectiva del virus, otorgándole una ventaja selectiva. Esta nueva variante puede ser más patogénica e incluso letal. </p>
<h2>Por qué pensábamos que la variante británica era más letal</h2>
<p>La variante B.1.1.7 se detectó en septiembre de 2020 en Reino Unido. Tras su rápida expansión en el sudeste de Inglaterra, <a href="https://www.bmj.com/content/371/bmj.m4857.long">empezó a considerarse preocupante</a> a finales de año. </p>
<p>Las mutaciones de la variante B.1.1.7 parecían <a href="https://www.mdpi.com/1422-0067/22/4/1695">mejorar la capacidad de la proteína S</a> del virus para unirse a la célula hospedadora. Por eso, se asoció con una <a href="https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/33580259/">carga viral más alta</a>. </p>
<p>Ante dicho evento, las autoridades sanitarias fueron prudentes. Aunque existía una correlación entre su rápida propagación y el aumento de casos de covid-19, la nueva variante podía no ser la causante de dicho incremento. </p>
<p>Además, <a href="https://www.conservatives.com/news/tier-4-announcement-speech">no existía evidencia</a> de que esta variante causara una enfermedad más grave. Sin embargo, siguiendo un principio de precaución, se aplicaron medidas más restrictivas de distanciamiento social en el país. </p>
<p>Con el paso de los días y tras examinar los estudios sobre la nueva variante, el Grupo Asesor de Amenazas de Virus Respiratorios Nuevos y Emergentes del Reino Unido (<a href="https://www.gov.uk/government/groups/new-and-emerging-respiratory-virus-threats-advisory-group">NERVTAG</a>) concluyó en enero que existía “una posibilidad realista” de que la infección con esta variante “esté asociada con un <a href="https://assets.publishing.service.gov.uk/government/uploads/system/uploads/attachment_data/file/961037/NERVTAG_note_on_B.1.1.7_severity_for_SAGE_77__1_.pdf">mayor riesgo de muerte</a>”. </p>
<p>Además, en marzo de 2021, se publicaron tres <a href="https://www.nature.com/articles/s41586-021-03426-1">artículos</a> que sugerían un incremento en torno a un 60 % en el riesgo de mortalidad con la nueva variante. </p>
<h2>La variante B.1.1.7 es más contagiosa pero no más letal</h2>
<p>Ahora, un <a href="https://www.thelancet.com/journals/laninf/article/PIIS1473-3099(21)00201-2/fulltext">nuevo estudio</a> publicado en <em>The Lancet Infectious Diseases</em> cuestiona dicho incremento, pese a confirmar que la carga viral en los pacientes con la variante B.1.1.7 es más alta. </p>
<p>El estudio, realizado en personas con covid-19 admitidos en el University College London Hospital y en el North Middlesex University Hospital, secuenció muestras de virus de 341 pacientes. Allí encontraron que algo más de la mitad de los casos eran positivos para la variante B.1.1.7. </p>
<p>Los investigadores compararon la gravedad de los síntomas entre los dos grupos y encontraron que los pacientes infectados con esta nueva variante no tenían un mayor riesgo de enfermarse gravemente o morir. </p>
<p>Este estudio es importante por cuatro motivos: </p>
<ol>
<li><p>Se realizó entre noviembre y diciembre, antes del programa extensivo de vacunación de Reino Unido.</p></li>
<li><p>Se estudiaron personas que ya presentaban síntomas lo suficientemente graves como para requerir hospitalización, no la población general.</p></li>
<li><p>Los pacientes B.1.1.7 eran más jóvenes y tenían menos comorbilidades que los no B.1.1.7. Esto puede indicar que la transmisión aumentó en esta población o que aumentó la probabilidad de ingreso hospitalario asociada a la variante. </p></li>
<li><p>Las personas con la cepa B.1.1.7 requerían oxígeno con mayor frecuencia, pero los autores del estudio consideran que este requerimiento no significa necesariamente que la variante sea más patogénica o más letal.</p></li>
</ol>
<p>En definitiva, este estudio demuestra que una persona hospitalizada tiene la misma probabilidad de fallecer si tiene la cepa B.1.1.7 que si tiene cualquier otra cepa. Probablemente, se necesiten más estudios para concluir definitivamente que la variante no es más letal. </p>
<p>No obstante, hay que tener en cuenta que en todo estudio clínico existen factores de confusión. Por ejemplo, el uso de recursos sanitarios, los cambios demográficos, las tendencias sociales y conductuales, etc. Todos ellos son difíciles de considerar sin datos muy detallados y sólidos del paciente.</p>
<h2>Más letal o más contagiosa, ¿a qué debemos tenerle miedo?</h2>
<p>Un virus no puede subsistir sin un hospedador. Como norma general, los virus evolucionan y aumentan su transmisibilidad, pero no su capacidad patogénica. Muchas veces, su alta patogenicidad es transitoria y refleja que el virus no está adaptado a su hospedador.</p>
<p>Este es el caso de algunos brotes epidémicos provocados por el salto de un virus de una especie a otra, como el MERS, con una mortalidad cercana al 35 %. Sin embargo, siempre hay excepciones y hay evidencias de que muchos patógenos no evolucionan reduciendo su patogenicidad, sino al contrario.</p>
<p>Un factor importante a considerar es el período de tiempo entre la infección y el inicio de los síntomas. En el caso del coronavirus puede ser considerablemente largo (hasta 14 días). Un aumento en la capacidad replicativa, aun siendo paralelo a un aumento en la patogenicidad, facilitaría enormemente su transmisión antes de matar a su hospedador. Por lo tanto, no podemos descartar completamente que aparezcan nuevas variantes SARS-CoV-2 más letales. </p>
<h2>¿Qué necesita el virus para volverse más letal?</h2>
<p>Para no desaparecer, una variante de cualquier virus debe replicarse constantemente y adaptarse a su hospedador mientras compite con otras variantes. El problema es que mientras que los virus “corren” muy deprisa, los hospedadores suelen correr despacio. Por ejemplo, en los humanos el periodo promedio entre dos generaciones está en torno a los 20 a 30 años. </p>
<p>Sin embargo, la evolución nos ha dotado con un complejo sistema inmunitario capaz de evolucionar y adaptarse a los virus. Hay evidencias que indican que la mayor letalidad o gravedad de la covid-19 se debe a una respuesta inadecuada del sistema inmunitario, no a un efecto directo citopático del coronavirus, que es más probable que se produzca en personas mayores. </p>
<p>La buena noticia es que, para estas personas, <a href="https://www.nature.com/articles/s41591-021-01337-2">las vacunas funcionan</a> de manera muy eficaz, incluso contra la variante británica. </p>
<p>No obstante, tampoco podemos descartar que aparezcan variantes de “escape” en el SARS-CoV-2. Dichas variantes podrían acumular mutaciones que, por ejemplo, impidan su reconocimiento por parte de los anticuerpos que inducen las vacunas basadas en la variante original. </p>
<p>En definitiva, debemos estar atentos a ambos aspectos de las nuevas variantes, es decir, a su letalidad y a su capacidad de transmisión. Pero, sobre todo a las ya mencionadas de “escape”, ya que son las que probablemente resulten más patogénicas, al multiplicarse de forma más descontrolada antes de que el sistema inmunitario perciba lo que está pasando. </p>
<p>Afortunadamente, las vacunas también generan inmunidad celular. Nuestros linfocitos T pueden reconocer no solo antígenos de la superficie del virus, que suelen acumular mutaciones con mayor frecuencia, sino también proteínas con funciones esenciales para el patógeno que no “admiten” mutaciones con tanta frecuencia. Además, siempre podremos adaptar las vacunas a dichas variantes de escape.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/159382/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Salvador Iborra Martín recibe fondos del Ministerio de Ciencia e Innovación. </span></em></p>A principios de año se aplicaron medidas más restrictivas ante la llegada de la variante británica, que parecía más letal. Ahora, un nuevo estudio indica que no lo es. ¿Podemos relajarnos?Salvador Iborra Martín, Personal Docente e Investigador. Inmunología e infección, Universidad Complutense de MadridLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.