tag:theconversation.com,2011:/us/topics/zona-euro-58696/articleszona euro – The Conversation2020-02-05T23:08:20Ztag:theconversation.com,2011:article/1306452020-02-05T23:08:20Z2020-02-05T23:08:20ZSustituir el efectivo por dinero digital: ¿una decisión viable?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/313298/original/file-20200203-41554-zpm4r8.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=0%2C0%2C5000%2C3398&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">
</span> <span class="attribution"><a class="source" href="https://www.shutterstock.com/es/image-vector/cartoon-smartphone-attracting-money-coins-475763647">Jaaak/Shutterstock</a></span></figcaption></figure><p>La digitalización y las nuevas tecnologías están cambiando nuestras sociedades a un ritmo vertiginoso y los medios de pago no son una excepción. </p>
<p>El dinero ha evolucionado como método de pago acorde a la tecnología de la época en múltiples formas: desde sal o conchas hasta el dinero bancario, pasando por los metales preciosos, los cigarrillos en campos de prisioneros de guerra o la emisión de papel moneda. </p>
<p>No sería descabellado pensar que nuevos métodos digitales de pago como las criptomonedas basadas en la tecnología <a href="https://www.nber.org/papers/w22952.pdf"><em>blockchain</em></a> se impongan en nuestras sociedades. </p>
<h2>Dinero digital, público y controlado</h2>
<p>La sustitución total o parcial del efectivo por una moneda digital podría conllevar sustanciales beneficios a nuestras economías. Eso sí, siempre que hablemos de una moneda digital pública y controlada por el Banco Central (CBDC). </p>
<p>Por tanto, descartamos criptomonedas creadas por iniciativas privadas como el <em>bitcoin</em> o más recientemente la moneda <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Libra_(criptomoneda)">libra lanzada por Facebook</a>. Estas divisas pueden ser interesantes en distintos contextos como, por ejemplo, países con una elevada inflación. </p>
<p>Sin embargo, estas monedas de carácter privado no cumplen con las características de lo que debería ser el “buen dinero” por varias razones:</p>
<ul>
<li><p>Sufren de mucha volatilidad en su valor por motivos especulativos.</p></li>
<li><p>Su opacidad facilita la financiación de cualquier actividad ilegal que nos podamos imaginar de una forma sencilla e instantánea. </p></li>
</ul>
<h2>Ventajas de terminar con el efectivo</h2>
<p>La implementación de una moneda digital pública y el consecuente fin del efectivo podría generar importantes beneficios dependiendo de su diseño. Entre esas ventajas encontramos las siguientes:</p>
<ul>
<li><p>La reducción de costes asociados a la impresión, el transporte o la seguridad de almacenaje de billetes y monedas. También disminuyen los gastos de transacción relacionados con las trasferencias y el uso de contratos inteligentes. </p></li>
<li><p>A diferencia del efectivo, que es totalmente anónimo, una moneda digital pública deja huella: la autoridad monetaria puede rastrearla. Esto dificultaría enormemente la ejecución y financiación de actividades ilegales como la corrupción, el blanqueo de capitales, la evasión de impuestos y el tráfico de armas o drogas. </p></li>
<li><p>Desde una perspectiva macroeconómica, terminar con el efectivo podría servir como solución para <a href="https://blog.supplysideliberal.com/post/62693219358/how-and-why-to-eliminate-the-zero-lower-bound-a">hacer frente al problema del <em>effective lower bound</em></a>. El Banco Central podría implantar tipos de interés negativos hasta el nivel necesario para estimular la demanda agregada y conseguir sus objetivos de inflación y crecimiento económico en un contexto de estancamiento secular. </p></li>
</ul>
<h2>Problemas de terminar con el efectivo</h2>
<p>A pesar de las potenciales ventajas señaladas que supondrían terminar con el efectivo, una decisión de está envergadura no está carente de retos e inconvenientes. Entre ellos, podemos señalar: </p>
<ul>
<li><p>Los problemas relacionados con fallos y ataques cibernéticos.</p></li>
<li><p>El coste energético.</p></li>
<li><p>Los retos de índole legislativo y legal al necesitar una legislación capaz de regular de la mejor forma el nuevo sistema monetario. </p></li>
<li><p>El problema de acceso por parte de toda la población. Este es el obstáculo más importante. La decisión de terminar definitivamente con el efectivo debería tomarse con la total certeza de que ningún ciudadano se queda al margen del sistema de pagos. </p></li>
</ul>
<p>Dinamarca es uno de los países que ha hecho una apuesta más fuerte por conseguir <a href="https://www.theguardian.com/world/2015/may/14/no-wallet-no-worries-denmark-considering-cash-free-shops">la supresión del efectivo</a>. Una medida que implementa de manera gradual. </p>
<p>Desde el 1 de enero de 2016, el Gobierno danés estableció que comercios y negocios pueden negarse a aceptar pagos en efectivo, con algunas excepciones, como las tiendas de alimentación, los hospitales, las farmacias, las oficinas de correos y las residencias de ancianos.</p>
<p>Además, el Parlamento danés ha marcado 2030 como fecha límite para “erradicar el dinero en efectivo”, convirtiéndose en el primer estado que fija una fecha para esa desaparición.</p>
<h2>¿Está la eurozona lista para eliminar el efectivo?</h2>
<p>Hemos analizado en <a href="http://www.cude.es/ojs/index.php/CUDE/article/view/107">un estudio</a> si en la zona euro estamos preparados para dar el salto definitivo a un mundo de pagos totalmente digitalizado o si todavía vivimos muy pegados al efectivo. </p>
<p>Primero, hemos estudiado la inclusión financiera –el porcentaje de población con titularidad y uso de una cuenta bancaria– y el uso del efectivo en distintas transacciones habituales de los individuos. </p>
<p>Los resultados demuestran que, aunque la Eurozona es un área con una elevada inclusión financiera, la participación de los ciudadanos en el sector bancario es relativamente menor que en otros países de nivel de desarrollo similar como es el caso de los países nórdicos (Suecia y Dinamarca), Reino Unido o Japón. En consecuencia, también utilizamos más el efectivo a la hora de hacer pagos.</p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/313727/original/file-20200205-149778-1hy41xx.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/313727/original/file-20200205-149778-1hy41xx.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/313727/original/file-20200205-149778-1hy41xx.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=224&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/313727/original/file-20200205-149778-1hy41xx.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=224&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/313727/original/file-20200205-149778-1hy41xx.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=224&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/313727/original/file-20200205-149778-1hy41xx.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=282&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/313727/original/file-20200205-149778-1hy41xx.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=282&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/313727/original/file-20200205-149778-1hy41xx.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=282&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
<figcaption>
<span class="caption">Porcentaje de población con cuenta financiera por áreas monetarias (2011 y 2014).</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="http://www.cude.es/ojs/index.php/CUDE/article/view/107">Albert y Gómez (2019). 'Cuadernos de Economía'.</a>, <span class="license">Author provided</span></span>
</figcaption>
</figure>
<p>Cuando hacemos un análisis desagregado por los países que componen la Eurozona, encontramos una elevada heterogeneidad. </p>
<ul>
<li><p>Estados como Finlandia (con características similares a Dinamarca y Suecia) y los países del Benelux, Francia, Alemania, Austria y Estonia realizan un uso del efectivo menor. </p></li>
<li><p>Los países europeos mediterráneos y los del este de Europa (exceptuando a Estonia) presentan unos porcentajes mayores de uso del efectivo. </p></li>
</ul>
<p>Por otra parte, hay algunos factores que empujan a las familias a usar más o menos efectivo. Los hogares con menor nivel educativo y menor nivel de ingresos suelen tener menos cuentas bancarias y hacen menos pagos <em>online</em> y/o a través del móvil. En consecuencia, emplean más el efectivo. </p>
<h2>¿Es España diferente?</h2>
<p>El caso de España es singular. Por un lado, es uno de los estados que presenta una inclusión financiera más elevada. Sin embargo, también figuramos entre los que más utilizan el efectivo. Concretamente, somos el segundo país donde mayor porcentaje de la población recibe salario en efectivo, solo por detrás de Chipe. </p>
<p>Aunque no disponemos de datos necesarios para explicar las razones de esta anomalía, es lógico pensar que los factores culturales, la mayor permisibilidad a la economía sumergida y la desconfianza en el sistema financiero tras la crisis bancaria vivida en el año 2012 podrían estar detrás de nuestra situación. </p>
<figure class="align-center zoomable">
<a href="https://images.theconversation.com/files/313728/original/file-20200205-149757-1pobf9a.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=1000&fit=clip"><img alt="" src="https://images.theconversation.com/files/313728/original/file-20200205-149757-1pobf9a.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&fit=clip" srcset="https://images.theconversation.com/files/313728/original/file-20200205-149757-1pobf9a.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=600&h=242&fit=crop&dpr=1 600w, https://images.theconversation.com/files/313728/original/file-20200205-149757-1pobf9a.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=600&h=242&fit=crop&dpr=2 1200w, https://images.theconversation.com/files/313728/original/file-20200205-149757-1pobf9a.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=600&h=242&fit=crop&dpr=3 1800w, https://images.theconversation.com/files/313728/original/file-20200205-149757-1pobf9a.png?ixlib=rb-1.1.0&q=45&auto=format&w=754&h=305&fit=crop&dpr=1 754w, https://images.theconversation.com/files/313728/original/file-20200205-149757-1pobf9a.png?ixlib=rb-1.1.0&q=30&auto=format&w=754&h=305&fit=crop&dpr=2 1508w, https://images.theconversation.com/files/313728/original/file-20200205-149757-1pobf9a.png?ixlib=rb-1.1.0&q=15&auto=format&w=754&h=305&fit=crop&dpr=3 2262w" sizes="(min-width: 1466px) 754px, (max-width: 599px) 100vw, (min-width: 600px) 600px, 237px"></a>
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<span class="caption">Porcentaje de población que recibió salario en efectivo (2014).</span>
<span class="attribution"><a class="source" href="http://www.cude.es/ojs/index.php/CUDE/article/view/107">Albert y Gómez (2019). 'Cuadernos de Economía'.</a>, <span class="license">Author provided</span></span>
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<p>En conclusión, para eliminar el efectivo en la eurozona, habría que implementar la legislación oportuna de forma muy gradual. </p>
<p>En cualquier caso, una opción recomendable sería contar con apoyo público, como ha ocurrido en países como Estonia, Suecia y Dinamarca. Esto facilita la digitalización de los medios de pago a las rentas más bajas y con menor nivel de educación, dada su menor inclusión financiera y el mayor uso que hacen del efectivo. </p>
<p>Solo siguiendo estas pautas sería posible alcanzar una digitalización total y un sistema de pagos inclusivo que posibilite aprovechar las ventajas que brindan la tecnología <em>blockchain</em> y el fin del efectivo.</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/130645/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Juan Francisco Albert Moreno recibe fondos del Ministerio de Ciencia e Innovación. </span></em></p><p class="fine-print"><em><span>Nerea Gómez Fernández recibe fondos del Ministerio de Ciencia e Innovación.</span></em></p>Hemos analizado en un estudio si estamos preparados en Europa para dar el salto definitivo a un mundo de pagos totalmente digitalizado o si todavía vivimos muy pegados al efectivo.Juan Francisco Albert Moreno, Investigador predoctoral en Economía, Universitat de ValènciaNerea Gómez Fernández, Investigadora predoctoral en Economía Aplicada, Universitat Politècnica de ValènciaLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.tag:theconversation.com,2011:article/1020832018-08-23T22:04:36Z2018-08-23T22:04:36ZLa crisis griega: ¿Una tragedia con final feliz?<figure><img src="https://images.theconversation.com/files/233334/original/file-20180823-149466-9078eo.jpg?ixlib=rb-1.1.0&rect=15%2C21%2C651%2C421&q=45&auto=format&w=496&fit=clip" /><figcaption><span class="caption">Alexis Tsipras, primer ministro griego, en una reciente comparecencia. </span> <span class="attribution"><span class="source">Sakis Mitrolidis / AFP</span></span></figcaption></figure><p>Por fin llegó el gran día: el pasado martes, Grecia salió<a href="https://cincodias.elpais.com/cincodias/2018/06/13/mercados/1528878275_141252.html"> oficialmente </a>del tercer plan de ayuda financiera <a href="http://www.consilium.europa.eu/fr/policies/financial-assistance-eurozone-members/greece-programme/">firmado en agosto de 2015</a>. A partir de ahora, volará con sus propias alas, o casi, pues tendrá acceso a un colchón de 15.000 millones de euros en caso de que se complique su acceso al mercado financiero. A cambio, seguirá rindiendo cuentas a la Troika hasta 2022.</p>
<p>Pero, ¿deberíamos alegrarnos por Grecia? ¿Y por Europa? No está muy claro… Para alegrarse por la noticia tendrían que haberse resuelto los problemas que causaron ese dramático capítulo. ¿Realmente ha aprendido Grecia de la crisis de la deuda soberana que le provocó el gran batacazo económico?</p>
<h2>Una Europa no tan solidaria</h2>
<p>Hay que recordar que esta crisis surgió de la combinación de una política fiscal poco rigurosa permitida por los inversores extranjeros, conscientes de que la deuda griega no era equiparable en términos de calidad a la deuda alemana, pero que tampoco habría riesgo de impago, dado que Grecia es parte integrante de la zona euro.</p>
<p>Como prueba, el diferencial de tipos de interés entre la deuda griega a 10 años y la alemana era casi nulo antes de la crisis y, en su nivel más alto, superó los 3.000 puntos básicos. Como hasta el año 2010 el problema de la deuda soberana nunca se planteó, los inversores asumieron -erróneamente- que los países miembros de la zona euro serían solidarios con las deudas soberanas de sus miembros y que, si alguno perdía altura, el resto haría de paracaídas. </p>
<p>La crisis ha demostrado que el asunto es más complejo que todo eso. Incluso ha provocado el resurgimiento de los nacionalismos más primarios. No todos los países miembros estaban dispuestos a asumir los errores de gestión de las finanzas públicas -o la malversación-, cometidos por dirigentes políticos poco rigurosos.</p>
<h2>Hacia el Pacto de Estabilidad</h2>
<p>Si bien la zona euro hizo la vista gorda a estos comportamientos, había llegado el momento de rectificar. Esta es la posición mantenida por los países del Norte, principalmente Alemania, siempre alerta para evitar estos comportamientos poco ortodoxos. </p>
<p>Fue la Comisión la que insistió en adoptar el <a href="https://eur-lex.europa.eu/summary/glossary/stability_growth_pact.html?locale=es">Pacto de Estabilidad</a>, cuyo objetivo era garantizar que los países miembros de la zona euro adoptaran políticas fiscales convergentes, limitando el déficit público al 3% del PIB y la deuda pública al 60% del PIB. </p>
<p>Conscientes de las condiciones necesarias para lograr con éxito una zona monetaria común - mantenimiento de cierta similitud entre los ciclos económicos de los países miembros o flexibilidad de sus economías que permitiera reaccionar para compensar la diversidad de estos ciclos- y del hecho de que los países de la futura zona del euro no los respetaban, parecía esencial continuar trabajando en esa línea. </p>
<p>Se aprobó un Pacto de Estabilidad, pero rara vez se ha respetado con rigor porque nunca se han aplicado sus mecanismos de sanción. Desde este punto de vista, la crisis de la deuda griega puso los pies a Alemania en el peor de los escenarios, ese que tanto empeño puso en evitar. Desde esta óptica se entiende mejor la posición “dura” que ha mantenido Alemania desde el primer plan de ayuda para Grecia. </p>
<p>Para el gobierno germano es crucial enviar un mensaje a los países miembros: no puede haber polizones en la zona del euro. Esto explica su negativa categórica de ahora a cancelar parte de la deuda griega para aliviar la carga.</p>
<h2>Mensaje de Alemania a los miembros</h2>
<p>Mantener la obligación de saldar la deuda es una mensaje a los países miembros que se vieran tentados a deslizarse por la indisciplina fiscal, pero también es una forma de presionar a Grecia para que reforme su economía y emprenda los cambios necesarios que le permitan converger con el resto de los países miembros.</p>
<p>En el paroxismo de la <a href="https://elpais.com/internacional/2015/06/28/actualidad/1435511187_526473.html">crisis griega de 2015</a>, quedó claro que la posición “dura” de Alemania no era compartida por todos los países miembros, evidenciando una clara escisión Norte-Sur. Esta división revela el malentendido sobre el que se construyó la moneda común: unos países la conciben como un proyecto económico y otros como un proyecto político.</p>
<p>Es esto lo que está alimentando el<a href="https://theconversation.com/apres-le-brexit-les-nouveaux-habits-du-nationalisme-en-europe-61635"> resurgir de los nacionalismos</a> que vivimos ahora. Algunos países miembros se sienten menoscabados por la pérdida de soberanía en materia presupuestaria; pero en una zona monetaria óptima, la pérdida de una moneda propia conlleva que cada país renuncie a una plena soberanía fiscal para garantizar la sincronización del ciclo económico de todos los países miembros.</p>
<p>La caída de Grecia en 2010 fue causada por un gasto público desproporcionado en relación con su capacidad de recaudación tributaria. A principios de la década de 2000, el excepcional crecimiento económico de Grecia –que registró un aumento medio anual del 4,2%- ocultaba la insostenibilidad de su política fiscal: la deuda griega ha superado constantemente el umbral del 100% del PIB desde 1993. Sobre todo porque los inversores, como se ha señalado antes, compraron voluntariamente su deuda dando por hecho que el riesgo de impago era mínimo por pertenecer a la zona euro.</p>
<p>Sin embargo, los problemas de Grecia eran bien conocidos antes de la crisis: un sector público sobredimensionado que representa el 40% del PIB; 800.000 funcionarios públicos -el 16% de la población activa- y una economía sumergida estimada entre el 20% y el 30% del PIB. Estas realidades debilitan la capacidad del Estado para financiarse a través de los impuestos.</p>
<h2>Pendientes del turismo</h2>
<p>La economía griega, muy dependiente del turismo y del transporte marítimo, es muy poco competitiva. Está estructuralmente muy lejos de la media de los países de la zona euro y, lo que es más preocupante, no aprovechó la recuperación económica de la década de 2000 para emprender reformas estructurales que le permitieran acercarse a la media de los Estados miembros.</p>
<p>Así que lo ha tenido que hacer bajo las condiciones de los planes de rescate europeo. La crisis le costó al país una pérdida del 25% de PIB y agravó un desempleo que alcanzó al 27% de la población activa. ¿Significa eso que Grecia ha cambiado?</p>
<p>La Administración de Estado ha reducido el número de funcionarios en casi una cuarta parte; pero esto no ha generado necesariamente una mejora de su eficiencia, pues aún queda pendiente una completa <a href="http://www.panoramagriego.gr/index.php/home/archivo/8-blogs/922-reformas-en-la-administracion-publica">reorganización del sector público</a>. Para más <em>inri</em>, algunos culpan ahora a los recortes económicos forzosos mezclados con la ineficacia del Estado de no haber realizado una gestión anticipada de los incendios mortales y de la falta de planes de evacuación eficaces en la tragedia de este verano.</p>
<p>En cuanto a la recaudación de impuestos, su eficacia no ha mejorado desde la crisis, como en el caso del IVA, cuya recaudación incluso ha bajado tras la subida del tipo. También <a href="https://www.libremercado.com/2016-05-23/grecia-sube-el-iva-al-24-y-aprueba-recortes-automaticos-de-gasto-1276574627/">se han realizado reformas</a> para simplificar el impuesto sobre la renta y el de propiedades. Pero en una cultura donde la evasión fiscal es un deporte nacional, casi sería recomendable establecer un impuesto fijo a un tipo bajo para incentivar el cumplimiento de las obligaciones fiscales por los ciudadanos.</p>
<p>Por lo demás, Grecia ha llevado a cabo numerosas reformas impuestas por los acreedores durante el tercer plan de ayudas en 2015, lo que ha aumentado la competitividad de muchos sectores, con una reforma paralela del mercado laboral que favoreció su flexibilidad y de un sistema de pensiones que era demasiado costoso.</p>
<h2>Falta un relevo interno</h2>
<p>Sobre el papel, Grecia cumplió con el trabajo exigido para garantizar la protección de sus acreedores, un condición que era imprescindible para ir superando los distintos tramos del rescate.</p>
<p>¿Significa eso que Grecia ha cambiado? No está nada claro.
Grecia tiene un funcionamiento institucional diferente al de la media de los países de la zona del euro, y las instituciones no se cambian rápidamente. </p>
<p>Sin duda, las reformas abordadas colocan al país en la senda de la convergencia, pero sin nadie que tome el testigo interno para continuar esta labor iniciada por imperativo europeo, no es seguro que los necesarios cambios estructurales se produzcan a largo plazo. </p>
<p>Para ello se necesitaría un apoyo real de la población, y la crisis de 2015 ha demostrado que los griegos no son muy partidarios. Además, la fuga de jóvenes desde 2010 -entre 350.000 y 400.000 de entre 20 y 30 años, dos tercios de los cuales tienen estudios superiores- está agravando la situación y poniendo en peligro el crecimiento a largo plazo.</p>
<p>La crisis griega podría haber sido una oportunidad para que los países de la zona del euro aclararan sus intenciones con respecto al diseño de la moneda única. Lamentablemente, la realidad dista mucho de este ideal.</p>
<p>Desde ese trágico verano de 2015, los desacuerdos dentro de la zona del euro han sido tan agudos como siempre, y el apoyo de los ciudadanos no existe. Prueba de ello es la <a href="https://theconversation.com/comment-lunion-europeenne-est-devenue-un-probleme-en-italie-97552">reciente llegada al poder en Italia </a>de la en apariencia imposible coalición de la extrema derecha nacionalista y la izquierda antisistema… ¿Se puede pensar que lo peor ya ha pasado?</p><img src="https://counter.theconversation.com/content/102083/count.gif" alt="The Conversation" width="1" height="1" />
<p class="fine-print"><em><span>Nathalie Janson no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.</span></em></p>La crisis griega podría haber sido la ocasión para el país de situarse en buena posición de cara a la zona euro y aclarar sus intenciones hacia la moneda única. Desafortunadamente, no ha sido el caso.Nathalie Janson, Économiste & enseignante-chercheure, Neoma Business SchoolLicensed as Creative Commons – attribution, no derivatives.