Se avecinan tres jornadas de culto a una marca, la de la monarquía británica, que cotiza a la baja por la sucesión de escándalos y el apoyo menguante entre los jóvenes.
La coronación es un momento clave para que el rey Carlos demuestre que la monarquía puede ser más eficaz y más sensible al legado del imperialismo británico.
Las tendencias independentistas de Escocia, el anacronismo de la Commonwealth, la neutralidad política y la capacidad de acercarse al pueblo son cuestiones que marcarán el reinado de Carlos III de Inglaterra.
Cuando era Príncipe de Gales, Carlos de Inglaterra tenía fama de entrometerse en cuestiones políticas y asuntos que afectaban a su propio interés personal, pero las leyes británicas limitan el margen de maniobra de los monarcas: para que el sistema sobreviva, el rey debe ser una figura no controvertida y permanecer políticamente neutral.