En las carreras técnicas o tecnológicas no se suele dar el espacio y la importancia necesarios a las habilidades ‘suaves’. Una vez adquiridas, son duraderas, como la capacidad de liderazgo y la empatía.
En nuestra sociedad acelerada, los avances se adoptan sin valorar las consecuencias globales de su uso a medio y largo plazo. Una ética cívica y responsable nos ayuda a hacerlo.