La larga historia mundial de colonialismo y guerras deja a buena parte de la humanidad fuera del reparto de beneficios de una forma que muchos consideraremos injusta.
Marta Macho-Stadler, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea
El 23 de julio de 1969 Neil Armstrong se convirtió en el primer ser humano que pisó la Luna. Este hito fue posible gracias al trabajo de varias mujeres ‘invisibles’ cuya contribución fue olvidada durante décadas.
Un equipo internacional ha detectado fosfina en el planeta vecino de la Tierra, un gas producido por microbios que prosperan en ambientes libres de oxígeno.
Las teorías y ecuaciones que conocemos sugieren que solo podríamos comunicarnos con vecinos espaciales pertenecientes a una civilización lo suficientemente avanzada y que todavía no se haya autodestruido.
El planeta vecino es caliente y ácido, y su superficie está oculta por gruesas nubes de ácido sulfúrico. Quizá por estas dificultades, no se ha beneficiado de la atención que han recibido Marte y la Luna. Pero Venus puede ofrecer información sobre el futuro de la Tierra.
La carrera espacial influyó en la cultura española igual que en otros lugares, en unas décadas en las que el país estaba inmerso en numerosas transformaciones.
Aunque consigamos prevenir un apocalipsis fruto del calentamiento global, nuestro planeta seguirá en riesgo, porque algún día el Sol se expandirá. ¿Deberíamos, por tanto, intentar mover la Tierra a una órbita más amplia para evitar las mortíferas consecuencia de la muerte del Sol?
Los investigadores han encontrado un gran lago de agua salada enterrado a 1,5 kilómetros bajo el casquete polar sur de Marte. ¿Qué significa eso para la vida en el planeta rojo?
Chief Investigator, ARC Centre of Excellence for Climate Extremes; Chief Investigator, ARC Securing Antarctica's Environmental Future; Professor, Monash University