No es probable que Rusia coloque misiles nucleares en el espacio, pero su arma antisatélite es igual de alarmante. Un experto en estrategia nuclear lo explica.
Distraer de la situación económica, protestar por las maniobras militares de EE.UU. y Japón, y marcar músculo militar son algunas de las razones de una carrera armamentísica imprevisible y preocupante.
El crédito de Putin se agota. Su capacidad bélica no ha resultado ser como él hizo creer y parece que solo le queda la amenaza nuclear para lanzar mensajes al mundo.
El anuncio de Putin de que Rusia dejará de participar en el Nuevo START pone en pausa el último acuerdo sobre armas nucleares que queda entre Estados Unidos y Rusia.
En el 70 aniversario de la crisis de los misiles, que se cumple en estos días de octubre, Rusia amenaza de nuevo con un posible ataque nuclear a Occidente en lo que parece ser otra vez un farol de Putin.
La guerra en Ucrania está lejos de acabar. El país recupera zonas y también la autoestima. Rusia no descarta apretar el botón nuclear si se siente profundamente amenazada.
Tanto los arsenales rusos como los estadounidenses cuentan con miles de armas nucleares, situadas en diversos lugares de sus propios países y, en el caso de Estados Unidos, también en Europa.
Los modelos del clima permiten simular las repercusiones de las emisiones a la atmósfera por una guerra nuclear, que bloquearía la radiación solar, y tendría dramáticas consecuencias para la producción de alimentos.
La crisis cubana, la guerra del Yom Kippur, los euromisiles: no es la primera vez que Moscú pone en alerta sus fuerzas nucleares. Pero es la primera desde que Putin asumió el cargo.
Nueve estados, entre los que figuran Reino Unido, Estados Unidos, Francia, Corea del Norte y Pakistán, acumulan en la actualidad más de 14.000 armas nucleares.