Esta pregunta se la hicieron muchos científicos antes, pero no fue hasta ya entrado el siglo XX cuando dieron con la respuesta correcta: la fusión nuclear.
A elevadas altitudes, el cuerpo humano se expone a cambios de presión atmosférica y déficit de oxígeno, lo que puede producir mareos, pitidos en los oídos y otros síntomas. Las sistemas de presurización de los aviones minimizan estas molestias.
La mayor parte del oxígeno que respiramos tiene millones de años de antigüedad. Lo generaron las cianobacterias, responsables aún del oxígeno en mares y océanos. ¿Podría agotarse definitivamente?
Los gobiernos y los servicios sanitarios deberían invertir en equipos de generación y concentración de oxígeno para abastecer todas las necesidades del sistema hospitalario.
Las especies reactivas de oxígeno (antes conocidas como radicales libres) son el resultado inevitable de la respiración en las células. Algo como el “humo” del tubo de escape del “motor celular”.
El ictus es una de las patologías más frecuentes en todo el mundo. En España afecta a unas 120.000 personas al año, de las cuales fallecen en torno a 40.000. Pero son muchas más las que salen airosas.
En los últimos años se ha demostrado que los microorganismos del fitoplancton oceánico juegan un papel esencial en los ciclos globales del carbono y del oxígeno.