¿Ha oído hablar del “síndrome de la hija mayor”? Se trata de la carga emocional que las primogénitas tienden a asumir (por obligación o por voluntad propia) en muchas familias desde una edad temprana. Y les roba su infancia.
Las peleas infantiles entre hermanos tienen su utilidad, y puede ser bueno dejar que se desarrollen sin intervenir. Los adultos pueden ofrecer el ejemplo de una actitud dialogante y asertiva.
Es labor de los padres ayudar a los hermanos a tratarse bien, aprender a comunicarse y apoyarse, y evitar la violencia. Lo pueden hacer dedicando tiempo de calidad y dando buen ejemplo.
Las relaciones fraternales son básicas en nuestro bienestar psicológico; los hermanos mayores suelen tener una influencia potente en los menores. En caso de conflicto, también soportan mayor carga.
Los sacrificios altruistas extremos siempre han atraído a los científicos, especialmente cuando se trata de morir por algo o por alguien. Parece que cuanta más afinidad genética tengamos con una persona, más dispuestos estaríamos a dar la vida por ella.