La coronación es un momento clave para que el rey Carlos demuestre que la monarquía puede ser más eficaz y más sensible al legado del imperialismo británico.
Nacido en el seno de la realeza europea posterior a la Primera Guerra Mundial, el duque de Edimburgo llegó a representar el arquetipo de aristócrata inglés, aunque tal vez sea recordado por sus legendarias “meteduras de pata”.