Contrariamente al mito romántico de que los genios necesitan libertad y ausencia de presión, la experiencia muestra que establecer plazos o limitar recursos pueden aguzar el ingenio y la creatividad.
La mayoría de los genios o artistas con conductas excéntricas o extravagantes no son antisociales. Para hablar de un trastorno antisocial deben cumplirse una serie de criterios.