La incertidumbre provocada por el coronavirus ha provocado que afloren al mismo tiempo desafíos sin resolver, posibilidades de cambios sociales y vías para transformar esta grave crisis en oportunidad.
El estado que necesitamos en el siglo XXI tiene que integrar la reconversión ecológica necesaria para afrontar los grandes retos de nuestro tiempo: un estado del ecobienestar.
La crisis del coronavirus está teniendo un serio impacto en la salud y en la seguridad de las mujeres, que asumen el mayor coste físico y emocional y tienen mayor riesgo de contagio por su continua exposición al virus.
El movimiento feminista debe enfocar sus esfuerzos hacia asegurar que las consecuencias de esta crisis no haga más profunda la discriminación de las mujeres, y ha de elevar su voz para proteger a las que se ven expuestas a la desprotección y, sobre todo, a la violencia.
Socialmente los videojuegos se consideran más de chicos que de chicas, aunque ellas cada vez los usan más como forma de entretenimiento. Sin embargo, la brecha de género en cuanto a la imagen que se da de las mujeres sigue siendo muy grande: chicas con papeles secundarios y ofreciendo una imagen de su cuerpo con la que no se sienten representadas.
Elena Gómez Díaz, Instituto de Parasitología y Biomedicina López-Neyra (IPBLN-CSIC)
El Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia nos recuerda cada año que queda todavía un largo camino por recorrer para la igualdad efectiva en ciencia.
Un estudio desde la perspectiva económica ayuda a poner de manifiesto la gravedad del problema y a comprender que trasciende el ámbito de lo privado para convertirse en un problema de todos.
El sufragismo y las cuotas han hecho mucho por el avance femenino en política. Pero en el resto de ámbitos, el techo de cristal sigue siendo una realidad.
En los hogares madrileños donde la mujer es la fuente principal de ingresos, el riesgo de sufrir pobreza energética aumenta entre un 35 y un 120% con respecto a la media.
Galardonada con el Premio Princesa de Asturias de las Letras 2019, la obra de la autora neoyorkina es una de las más ambiciosas del panorama actual de las letras.
Siglos después de la caza de brujas, sabemos que muchas de las mujeres acusadas lo fueron por ser independientes, científicas o, simplemente, diferentes. Otras, por ser adictas a ciertas sustancias.