El color de las lentes, el material del que están hechas o la categoría de su filtro solar son algunos de los factores que deben valorarse a la hora de adquirirlas.
Durante el verano, nuestros ojos están especialmente expuestos a los elementos: la radiación solar, el frío de ventiladores y aires acondicionados, el cloro o la sal del agua donde nos bañamos… Explicamos una serie de pautas para evitar percances desagradables.
Hoy en día somos conscientes de que un exceso de radiaciones solares, especialmente las de más alta energía o radiaciones ultravioleta (UV), son nocivas. Pero no solo lo son para nuestra piel, sino también para nuestros ojos.
Las gafas de sol no están catalogadas como producto sanitario, sino como EPI. Eso permite que las encontremos en gran variedad de establecimientos y no todos garantizan la protección ocular que deberían.