Algún contribuyente puede pretender no declarar a Hacienda sus operaciones con criptomonedas amparándose en el anonimato de internet y la escasa regulación. Grave error: las sanciones pueden ser muy altas.
¿Cuál de las dos alternativas nos conviene más? Esta eterna pregunta, sobre la que subyace el escaso rigor con el que a veces tomamos nuestras decisiones financieras, tiene difícil respuesta.