Solemos empatizar con el rival que tiene menos posibilidades. El desvalido que planta cara al poderoso es una narrativa potente que se ha usado desde tiempos bíblicos.
Gran parte de la verosimilitud de una serie histórica radica en algo muchas veces relegado a un segundo plano: la manera de hablar de sus protagonistas. Adaptar el idioma de la época reflejada es una tarea compleja.
La enseñanza de la historia en la escuela debería ser menos memorística y más reflexiva. La historia, tal y como se imparte hoy, no ayuda a crear ciudadanos críticos, creativos y, sobre todo, libres.
Investigador postdoctoral en el Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación (IISUE) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Universidad de Alcalá