Viajar es un placer, pero también un distintivo de que nuestra posición social es buena. El lugar donde vayamos y el tiempo que estemos en él dará a los demás datos sobre nuestra posición social.
Viajar implica aventura y tolerancia: abrirse a las costumbres y hábitos locales sin prejuicios. También al ir al baño. Sólo así el turismo dejará de ser una plaga y será una actividad sostenible.