Jonatan García Rabadán, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea and Aidée Baranda Ortiz, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea
El 70,5 % de los vascos ha apostado en el último año. Las mujeres tienden más a los juegos públicos como los de la lotería o la ONCE y los hombres tienden a jugar a la Primitiva y a apuestas deportivas. Entre los jóvenes, son los chicos los que más juegan.
Los organizadores de los sorteos de lotería se aprovechan de nuestros sesgos cognitivos para que participemos en los sorteos. La necesidad de tener que recuperar el costo perdido y la envidia son dos de los motivos fundamentales.
Es más probable tirar una moneda y que nos salgan 16 caras de forma consecutiva que ganar el gordo de la lotería de Navidad. ¿Cuál es su relación con las matemáticas? ¿Existe alguna estrategia que aumente la probabilidad de ganar?
La suerte nos puede sonreír o dar la espalda. Es algo que deseamos tener y solemos buscar, esperar o tentar. Entre sus alias y avatares están los de “ciego azar”, “diosa fortuna” e inexorable destino.
Pareciera que los tributos sobre el alcohol, el tabaco y las apuestas tuvieran un cierto componente moral. Y es que sobre otros consumos adictivos (azúcares y lotería) no recae la misma fiscalidad.
El Presidente de los EE. UU. Jefferson venía a decir que la lotería es el impuesto que pagan los que no saben matemáticas. Sin embargo, algunos boletos son más arriesgados que otros.
Tutor de los Estudios de Psicología de la UOC; profesor del Posgrado de Atención a Personas con Enfermedad Avanzada y sus Familiares, UOC - Universitat Oberta de Catalunya