Donald Trump ha sido un presidente populista. Comprender las raíces del populismo en los EE.UU. y en otros lugares es esencial para hacer frente a su ascenso y su amenaza a la democracia.
La hegemonía del subjetivismo cultural, que tiene en Donald Trump uno de sus grandes paradigmas, es la base de la nueva autocracia digital que desde la autoridad emocional desprecia el conocimiento científico e intelectual.
Una de las sorpresas de las últimas elecciones en Estados Unidos ha sido el gran apoyo que recibió el presidente Trump, derrotado por la mínima a pesar de que casi todas las encuestas le vaticinaban un batacazo. ¿Cuál es la explicación?
La crisis del coronavirus debe ayudar a reflexionar sobre la actual crisis política y a revertir algunas tendencias preocupantes relacionadas con la calidad de la democracia.
Los votantes de Vox en las elecciones de 2019 en España fueron hombres jóvenes de renta elevada y misa habitual. Es el perfil que arroja el primer estudio con datos de encuesta para toda España.
La respuesta a la siguiente oleada vírica será más fácil si hemos logrado analizar la situación y la respuesta en términos cooperativos y de seguridad colectiva.
Uno de los rasgos del populismo es su antiparlamentarismo. Ambos tienen grados. Para apreciarlos hay que rastrear sus huellas en el modo en que los representantes políticos usan las instituciones
El odio, como el terror, es un instrumento al servicio de intereses políticos, y hace fortuna en tiempos, como este, de fracturas sociales y en el que la capacidad de los populismos para influir en el electorado es muy notoria.
Si los migrantes y refugiados, con independencia de su condición administrativa, no están adecuadamente protegidos por las prestaciones del Estado de bienestar no será posible controlar la pandemia.
El nuevo escenario que resulte de la actual crisis global está aún por definir. Se trata de una oportunidad histórica para transformar nuestras sociedades. En particular, en el futuro de la UE será clave el grado de solidaridad interestatal que ahora se acuerde.
Si la UE mantiene la estrategia de perfil bajo ante una pandemia que plantea la crisis más importante desde la Segunda Guerra Mundial podría provocar una cantera aún mayor de euroescépticos y populistas que den al traste con este gran proyecto.
El autor reflexiona sobre la necesidad de una respuesta global a la crisis del COVID-19 que, como otras enfermedades anteriores, hará de potente palanca histórica para cambiar profundamente los cimientos de la sociedad.
La estrategia del partido que lidera Santiago Abascal durante la crisis del COVID-19 arroja luz sobre sus principales características: una suerte de populismo radical de derechas aderezado de particularidades españolas, tradicionalismo y centralismo.
María Luisa Sánchez Barrueco, experta en Derecho de la UE, asegura que el brexit refleja las deficiencias de la democracia en el Reino Unido y que la factura de la salida de la UE la pagarán los de siempre: las capas de la población más desfavorecidas.
La cuarta economía de la UE se salva, por ahora, del riesgo del populismo antieuropeo. El objetivo declarado por el Primer Ministro Conte es un gobierno que lleve a cabo unas políticas expansivas, impulsando inversiones públicas y privadas.
El populismo actual no se entiende sin una referencia a las transformaciones sociales y políticas de nuestro presente: la crisis de la democracia representativa y la irrupción de los social media, entre otras.
El político italiano ha entendido la relevancia de las redes sociales y se sirve de ellas para comunicarse con sus votantes, pero también para hacer política.
No resulta creíble afirmar que la migración representa un peligro o una carga inasumible. En su conjunto, los inmigrantes devuelven al país receptor más de lo que reciben.
Profesor de Investigación. Grupo "Filosofía Social y Política" (FISOPOL). Jefe del Departamento de Filosofía Teórica y Práctica, Instituto de Filosofía (IFS-CSIC)