Vista la decisión del BCE de mantener los tipos en el 4,5%, tras 10 subidas consecutivas desde julio de 2022, parece que comienza a surtir efecto el doble juego oferta/demanda en el control de la inflación.
Los mercados financieros adoptan tecnologías cada vez más complejas: la última, la IA. Pero son tantas sus variables que será difícil que la inteligencia artificial logre hacer predicciones a largo plazo.
La OPEP recorta la producción para mantener altos los precios, pero se arriesga a que caiga la demanda de hidrocarburos. Debe conseguir, pues, ese punto en que los recortes no generan más inflación.
La venta de entradas para los conciertos de los grandes artistas se rigen por las leyes del mercado: los precios los fijan la oferta y la demanda. Así, queda poco margen para el negocio de la reventa.
Propiciar la instalación de sistemas para el autoconsumo eléctrico debe ser una prioridad de los gobiernos, tanto por motivos medioambientales, como de bienestar y economía de las familias.
Los precios dependen más de la confluencia de muchos competidores en el mercado y de la demanda que de unos costes de producción bajos. Por eso es mejor favorecer la competencia que intentar regular los precios.
En 2019 se afianzaba la recuperación económica tras la gran recesión. Con la pandemia y el confinamiento el crecimiento se detuvo. Ahora, factores geoestratégicos y económicos propician un nuevo ciclo de crisis económica.
La economía europea vive un periodo de gran incertidumbre, las medidas del BCE dependen de factores externos (la guerra, las cadenas de valor…) y la credibilidad de la institución y del euro están en juego.
La única manera de controlar la inflación es alcanzar un pacto de rentas voluntario por el que todos los agentes económicos estén dispuestos a perder algo: los trabajadores algo de salarios y las empresas algo de beneficios. A cambio, los precios se moderan.
El crecimiento de la inflación ha hecho que EE. UU. haya subido los tipos de interés por primera vez en 22 años y que Europa se prepare para hacerlo. Pero las causas de la subida de precios son distintas y también lo pueden ser las consecuencias del aumento en los tipos.
El mercado eléctrico necesita una profunda reforma de sus mecanismos reguladores, que aseguren a cada tecnología de generación eléctrica una remuneración razonable atendiendo a sus costes.
Tras años de cotizaciones a la baja, y pérdidas millonarias en 2020, 2021 fue un año glorioso para las grandes productoras de petróleo que tuvieron beneficios récord y sus acciones se revalorizaron más que la media bursátil.
En 2021, los precios mayoristas de la electricidad en la UE se dispararon y la mayoría de los países experimentaron niveles récord de precios en el tramo final del año.
Tras el parón de 2020 la venta de viviendas se ha ido recuperando, aupada por los bajos tipos de interés. Habrá que ver si la amenaza de la inflación hace variar esta tendencia.
En 2021 las cadenas de suministro globales han estado sometidas a una enorme tensión que no parece que vaya a bajar en el corto plazo. En medio de este caos, las grandes vencedoras están siendo las empresas de transporte marítimo.
El transporte marítimo busca mayor sostenibilidad en términos de emisiones de carbono y contaminación de los mares y, tras la covíd-19, enfrenta una posible relocalización industrial que reconfiguraría su estructura a nivel mundial.
Los usuarios del mercado de la vivienda de alquiler sufren dos tipos de riesgos económicos básicos: el laboral (perder el empleo) y el habitacional (que aumente el precio de alquiler).
¿Qué pasó a principios de enero para que España tuviera la electricidad más cara de su historia? Este artículo explica cómo se compone y funciona el mercado eléctrico español y a qué se debieron esas tremendas variaciones en el precio.
Profesor de Métodos Cuantitativos para la Economía y la Empresa y coordinador académico del MU en Inteligencia de Negocio., UNIR - Universidad Internacional de La Rioja