El confinamiento ha afectado a nuestro comportamiento, pero no el deseo de viajar. Los viajeros hoy son más sensibles a incendios forestales y posibles enfermedades infecciosas que con respecto a antes de la pandemia. Sin embargo, sus preocupaciones por otros impactos del cambio climático han disminuido.
Tenemos un nuevo virus mortal en el tablero de juego. Se trata del virus de la viruela de Alaska, que se acaba de cobrar su primera vida humana. Parece que su reservorio animal podría estar en pequeños mamíferos.
Esta infección necrosante afecta sobre todo a países africanos, aunque su incidencia ha experimentado un preocupante aumento en Australia. Científicos de este país han identificado al mosquito que transmite allí la enfermedad.
Cuando los antibióticos dejan de funcionar, una buena alternativa es usar luz, oxígeno y un compuesto fotosensible para destruir a los patógenos. Lo que es más interesante: también funciona frente a los virus.
Algo tan sencillo como lavarnos bien las manos podría reducir hasta en un 50 % la posibilidad de contraer enfermedades gastrointestinales, y hasta en un 20 % el riesgo de enfermedades respiratorias.
Las meningitis de origen bacteriano pueden provocar la muerte en apenas 24 horas. Y uno de cada cinco supervivientes puede sufrir complicaciones permanentes como pérdida de audición, discapacidad neurológica o pérdida de una extremidad. Razones de sobra para priorizar la vacunación.
Bastan 0,14 gramos de materia fecal, una cantidad similar a unos pocos granos de arena, para contaminar una piscina con ‘Escherichia coli’ y tener que cerrarla de inmediato. Y no es el único microorganismo capaz de contaminar las aguas de baño.
Cada año, más de 1,5 millones de personas mueren por infecciones de hongos, una tasa a la que contribuye la resistencia a los fármacos desarrollada por estos microorganismos.
Los autores cuentan cómo descubrieron varios focos de infección de tuberculosis transmitidas por cabras gracias a la genómica y una investigación epidemiológica con tintes detectivescos.
Diabetes, ateroesclerosis, hipertensión, problemas cardíacos… Las infecciones en los dientes y la boca pueden afectar negativamente a la salud de otros órganos del cuerpo.
Agravada por la pandemia de covid-19, la tuberculosis sigue siendo un grave problema de salud global. En el caso de los niños, hay un problema añadido: no existen tratamientos específicamente diseñados para ellos.
En el Día Mundial de las Enfermedades Tropicales Desatendidas nos fijamos en la úlcera de Buruli, extendida principalmente por América del Sur y el Pacífico Occidental, pero sobre todo en comunidades rurales de África subsahariana, donde afecta principalmente a niños y niñas menores de 15 años
Vicente Soriano, UNIR - Universidad Internacional de La Rioja
Además del sida y la covid-19, en estos momentos hay brotes epidémicos de otras seis infecciones humanas: gripe, VRS, polio, Ébola, viruela del mono y cólera.
La OMS ha hecho pública una lista que pone de relieve la amenaza de estos microorganismos infecciosos, cuya resistencia a los fármacos es cada vez mayor.
Los hongos mortales evocan imágenes de setas venenosas capaces de convertir un día divertido en una noche fatal. Pero la realidad es que los hongos más mortíferos son invisibles.
Esta temporada de gripe aviar es la mayor observada en Europa hasta el momento. La transmisión de aves a humanos es poco frecuente y no se ha observado transmisión sostenida de persona a persona.
Potencialmente mortal, la incidencia de esta enfermedad fúngica crece año tras año en México y Estados Unidos. Entre las causas, el incremento de la movilidad y el aumento de temperaturas.
La relación de interdependencia entre la salud del planeta, la de los animales y la de los humanos es un aspecto poco explorado en los planes de estudios de secundaria o de los grados universitarios.
Catedrático de Microbiología, Departamento de Ciencias de la Salud, Instituto de Investigación Multidisciplinar en Biología Aplicada, Universidad Pública de Navarra