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Luminoso exterior del rascacielos de News Corp (Fox News) en Nueva York anunciando la victoria de Joe Biden sobre Donald Trump en las elecciones a la presidencia de los Estados Unidos el 7 de noviembre de 2020. Shutterstock / Molly Woodward

De trabajadores del metal a Fox News, la improbable coalición de Joe Biden

Las elecciones presidenciales en Estados Unidos siempre acaban superando las ficciones políticas de Netflix, pero suelen tener un punto en común: Pensilvania acaba decidiendo con un gol por la escuadra en el tiempo añadido. Joe Biden será el nuevo presidente de la democracia más grande del mundo después de obtener más votos que ningún otro presidente en la historia del país.

Las presidenciales de 2020 han roto todos los récords de participación, han terminado más ajustadas de lo previsto, y han echado por tierra todos los modelos de predicción durante la noche electoral por la enorme importancia del voto adelantado y por correo. Y todo, en plena pandemia. ¡A ver si lo superas en tu próxima serie, Aaron Sorkin!

En este artículo se resumen las claves del movimiento tectónico que ha unido a un puñado de trabajadores del metal, muchas mujeres blancas conservadoras, la mayoría de afroamericanos, la mitad de los latinos e, incluso, la televisión más conservadora para sacudir la Casa Blanca y echar al presidente más polémico de la historia.

1. El carbón ya no existe

Joe Biden es hijo de una familia trabajadora de la ciudad de Scranton, en Pensilvania. La ciudad y su región son un ejemplo perfecto de lo que significó el poder industrial del carbón y y la metalurgia durante las décadas doradas del siglo XX. La nostalgia de una América fábrica del mundo que podía ofrecer millones de puestos de trabajo asegurados y grandes sindicatos impulsó como nadie el Make America Great Again. Trump ganó en 2016 en la que clásicamente se había llamado “muralla azul” -por el color del partido demócrata- gracias a dos promesas:

  • Una guerra comercial proteccionista hasta las últimas consecuencias con China que debería devolver millones de puestos de trabajo para los buenos americanos de raza blanca sin estudios superiores.

  • Romper con el consenso internacional en torno al cambio climático y terminar con lo que consideraban una “guerra contra el carbón” del presidente Barack Obama.

Cuatro años después, la realidad es que ni han vuelto los millones de puestos de trabajo, porque ya no existen, ni la política tremendamente favorable al carbón y al petróleo de los últimos cuatro años ha conseguido detener lo inevitable: cada año cierran en Estados Unidos decenas de centrales de carbón y son sustituidas por nuevas instalaciones de gas natural y energías renovables.

Y el sector del automóvil, que también financió generosamente a Trump, está descubriendo alarmado que la revolución eléctrica ya no se puede detener, como prueba la urgencia con la que gigantes como Volkswagen o Ford están empezando a producir nuevos modelos 100% eléctricos para no perder la batalla de la década contra Tesla.

¿Ha hecho eso que el votante blanco sin estudios renuncie por completo a Trump? No exactamente, pero en la región de Scranton Trump logró casi empatar con los demócratas en 2016 después de recortar más de veinte puntos los resultados históricos de Obama y Bill Clinton, que solían ganar por hasta 25 puntos.

¿Qué ha pasado este año? Biden ha sacado el 53,6% contra el 45,2% de Trump, una recuperación de ocho puntos a favor de los demócratas. Estos ocho puntos en lugares industriales clásicos se repiten en lugares como Detroit o Milwaukee, que han sido claves para que Biden recupere los estados de Michigan, Wisconsin y, evidentemente, Pensilvania. La muralla azul ha vuelto.

2. No molestes a las mujeres blancas de los suburbios

Siguiendo en Wisconsin, los tres condados alrededor de la ciudad de Milwaukee, la llamada región WOW (Waukesha, Ozaukee y Washington, nada que ver con la capital), son probablemente la zona metropolitana más conservadora del país. La región WOW es muy blanca y religiosa y ha votado republicano desde 1968.

En 2016, la América conservadora se encontraba en plena historia de amor con Trump y se volcó con el aún presidente, que ganó en Washington -otra vez, nada que ver con la capital- por 40 puntos, Waukesha por 27 y Ozaukee por 19. Este año, Trump ha vuelto a ganar, por supuesto, pero Biden ha recortado distancias: 38 puntos en Washington, 21 puntos en Waukesha y 12 puntos en Ozaukee.

¿Qué significa esto? Miles de mujeres blancas conservadoras escandalizadas ante la absoluta falta de moral y de respeto por la verdad de Trump. Sus maridos han continuado votando al todavía presidente, pero las mujeres se han rebelado y se han decantado por los demócratas.

¿Por cuánto tiempo? Probablemente no demasiado, pero suficiente para añadir los miles de votos que necesitaba Biden para dar la vuelta a estados más tradicionalmente conservadores o moderados como Wisconsin, Arizona o Georgia.

3. Los negros no votan … hasta que votan

Si en algo están de acuerdo todos los análisis sobre las elecciones de 2016 es que Hillary Clinton perdió porque no movilizó a los votantes afroamericanos de los suburbios de ciudades como Detroit y Filadelfia, puntos clave para recuperar los votos generalmente más conservadores del interior de los estados y llevarse la victoria.

El caso de Detroit, en Michigan, es especialmente claro. Con más del 80% de población afroamericana, la circunscripción central de Detroit, Wayne County, siempre vota demócrata. Sin embargo, Obama sacó ahí 596.000 votos en 2012, mientras Hillary Clinton se quedó por debajo de los 520.000. Biden ha recuperado casi todos los votos de Obama y ha sacado 587.000, poca broma.

El propio Obama se dedicó en cuerpo y alma a movilizar esta base importantísima e hizo uno de sus mítines más celebrados el lunes 2 de noviembre en Atlanta, la capital de Lo que el viento se llevó, de Scarlett O'Hara y del blanqueo del esclavismo. El resultado es que el estado de Georgia también ha pasado a ser azul por primera vez desde 1992, cuando ganó un presidente demócrata, pero de un estado también históricamente esclavista del sur, Arkansas, Bill Clinton. A Bill Clinton le votaron los blancos, a Biden le han levantado los negros de Atlanta, Columbus y Savannah.

4. No todos los latinos son iguales

El voto latino quizá haya sido el error estratégico más importante de la campaña de Biden, que dio por supuesto que repetiría y mejoraría los buenos números de Hillary Clinton en los estados más cercanos a la frontera sur de EEUU. No ha sido así y eso le ha costado perder Florida, un estado que la mayoría de encuestas daban a los demócratas. Esto es porque se han consolidado dos grupos de votantes de origen latino.

Por un lado, los ciudadanos con origen en países como México y Puerto Rico (oficialmente territorio estadounidense pero sin consideración de estado), que tienen como preocupación principal las políticas de inmigración y por eso suelen apoyar a los demócratas. Este grupo es cada vez más numeroso en los estados de Nuevo México y Arizona, uno de los que parece que Biden podría acabar arrastrando hacia el azul demócrata.

Por otra parte, los provenientes de Cuba y, más recientemente, Venezuela, en gran mayoría provenientes de familias de clase media o alta que lo perdieron todo con los regímenes de Castro y Chávez-Maduro. Su preocupación principal es mantener una línea dura con los dos regímenes socialistas y han comprado la idea de campaña de Trump de que Biden simpatizaba con el socialismo.

La campaña demócrata no ha sabido hacer nada para distanciarse del socialismo, cosa que le hacía ganar votos en estados donde no necesitaba ganarlos como Nueva York o California, pero que le ha hecho sacar un resultado bastante peor que Hillary Clinton en la circunscripción central de Miami, epicentro de la población cubano-americana.

5. Lo que Fox te da, Fox te quita

La última clave de la elección no es electoral, sino que demuestra una vez más la influencia de los medios de comunicación. La tradición en Estados Unidos es que, a medida que se cuentan los votos, los medios sean los que adjudiquen primero quién ha ganado en cada estado, puesto que el 100% del recuento oficial no suele llegar hasta semanas después. Esto ha hecho que calcular si un estado está decidido o no se haya convertido en un arte y a la vez una competición entre medios que mezcla la matemática y la ideología. Por ejemplo, en 2016, la conservadora Fox News fue la primera de las grandes televisiones que adjudicó la presidencia a Donald Trump, mientras la progresista NBC fue la última, de forma un poco vergonzosa, mientras Trump ya estaba dando su discurso de la victoria.

Este año, ha sido precisamente Fox News quien ha roto la narrativa del presidente Trump adjudicando el estado de Arizona a Biden a las once de la noche del martes, hora de Washington -ahora sí, la capital. Con este movimiento, Fox destruyó el plan de Trump, que pasaba por autoadjudicarse la presidencia esa misma noche gracias a los resultados preliminares del voto en persona, que le eran muy favorables. La redacción de Fox tomó una decisión muy arriesgada contra los intereses de sus propios propietarios, quizá cansada de ser la televisión oficial del régimen, y señaló a muchos cargos republicanos que podían empezar a alejarse del semidiós del populismo que ha guiado los últimos cuatro años del partido.

La decisión enfureció a Trump y sus seguidores, pero quizás (sólo quizás) ha salvado la democracia en Estados Unidos. Seguro que pronto Netflix nos ofrecerá una película de aquella noche frenética en la redacción de Fox News, la cadena que Trump siempre mira antes de escribir sus tuits.

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