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Actuación del tenor Miguel Fleta, acompañado por la pianista Pilar Cavero, en el teatro Rosalía de Castro de A Coruña el 11 de marzo de 1932. Arquivo Dixital de Galicia

El divo Miguel Fleta contra la Segunda República

El tenor aragonés Miguel Fleta recorrió, durante el primer tercio del siglo XX, los mejores escenarios de ópera, nacionales e internacionales. Su vida y trayectoria escénica han sido ampliamente estudiadas. Aunque el franquismo lo encumbró como “el tenor de la falange”, en marzo de 1931 se había declarado republicano durante una entrevista en su gira por Budapest, manifestación política que llegó a España por el periódico La Libertad, antes de celebrarse las elecciones de abril. Pero en su primera biografía de 1940 se obviaron pasajes de su carrera artística al no incluir las demandas o multas que había recibido por no actuar.

¿Qué ocurrió para que Miguel Fleta pasara de alabar a la Segunda República a denunciarla?

Es cierto que durante su carrera, la prensa se hizo eco en numerosas ocasiones no sólo de sus grandes éxitos sino también de sus numerosos incumplimientos de contrato. Por ejemplo, es conocido el fallo judicial que le condenó a indemnizar al Metropolitan Opera de Nueva York. Pero nada se sabía, hasta ahora, del juicio que entabló contra la Junta Nacional de Música y Teatros Líricos, entidad creada por la Segunda República para reorganizar la música lírica de España, entre otros cometidos culturales.

El mejor pagado y el más aplaudido

Miguel Fleta Burro nació en Albalate de Cinca en 1897, hijo de campesinos. Con once años comenzó sus estudios musicales en Barcelona. Luisa Pierrick, la que sería su única maestra y primera esposa, le consiguió una plaza en el conservatorio y le ayudó a iniciar su carrera con el estreno de Francesca da Rimini en el teatro Verdi de Triestre en 1919. José María García escribió que «este tenor era uno de los mejores que ha tenido España en todos los tiempos» y ciertamente fue el tenor mejor pagado y más aplaudido de los años veinte.

Retrato del tenor Miguel Fleta. António Passaporte. Archivo Loty, IPCE, Ministerio de Cultura y Deporte

Tras haber triunfado en Japón, Roma, Nueva York o Buenos Aires, representando diversos papeles operísticos, su voz empezó a debilitarse. A partir de 1926 comenzaron sus problemas laríngeos y familiares. Los primeros, hasta donde se conoce, se habían iniciado en su primera gira latinoamericana y no fueron tratados debidamente. Los segundos darían lugar a la separación definitiva de Pierrick en mayo de 1927.

Ambas cuestiones hacen que aplace primero, y desatienda después, sus compromisos con el Metropolitan, que ascendían a veinte representaciones para esa temporada. En este podemos encontrar los causantes de todos los problemas posteriores: «Sabido es que el trienio 1925/28 marca el ápice de su vocalidad y de sus éxitos, a partir de ahí no tardará en descender la parábola», en palabras de Manuel Torregosa.

Para resolver sus problemas vocales, el tenor modificó su repertorio, abandonando la ópera y centrándose en la zarzuela, por una parte, y, por otra, cambiando los grandes teatros internacionales por las plazas de toros.

El caso contra la Segunda República

El 15 de julio de 1932 Miguel Fleta firmó un contrato con Amadeo Vives, gerente del Teatro Lírico Nacional, actual Teatro Calderón de Madrid, y la Junta Nacional, comenzando sus ensayos para el inicio de la temporada lírica.

Meses después, los diarios nacionales del 2 de enero de 1933 recogieron en sus titulares “El tenor Fleta no ha cantado anoche en el Calderón”, en el Correo de teatros, o “Lo que dice Miguel Fleta”, en La Nación.

¿Qué sucedió para que Fleta no actuara?

Tras una larga investigación en el Archivo General de la Administración, se ha podido localizar el sumario completo del juicio y se sabe qué originó el incumplimiento de contrato.

El contrato establecía que formaría parte de la compañía del Teatro Lírico Nacional desde el 30 de noviembre de 1932 hasta el 4 de marzo de 1933. En la segunda y la tercera cláusulas se acordaba que las funciones que completaría serían veinte y que el divo estaría el 15 de noviembre en Madrid con sus papeles aprendidos «a fin de no interrumpir los ensayos de escena y piano».

Retrato de Miguel Fleta. US Library of Congress / Wikimedia Commons

Por su parte, la cuarta clausula fijaba un repertorio que no se cumplió. El contrato recoge en concreto tres obras: la ópera de Bizet Carmen, el cuento-ballet de Chaikovski La Bella Durmiente y la zarzuela de José Serrano La Dolorosa. Sobre la obra de Chaikovski se matizó que se interpretaría «si se adapta a sus facultades». Finalmente también se añadió al repertorio la zarzuela Doña Francisquita de Amadeo Vives, no recogida en el contrato.

La quinta condición fue una de las principales alegadas por Fleta para eximirse del contrato: «El número de funciones que viene obligado a actuar el artista será el de dos por semana y nunca dos seguidas. El artista tendrá derecho a tres días de descanso de función en función».

Dado que actuó el jueves 29 de diciembre de 1932 en función de tarde, y la siguiente representación estaba fijada para el domingo posterior, el tenor decidió romper el contrato por no respetarse esta norma y por haber sabido indirectamente que se preveía una gira por provincias: la gerencia de la compañía publicó una nota en el tablón de anuncios del teatro, pero no avisó directamente a los artistas.

Por las declaraciones del sumario también se sabe que el sábado, antes de la función, intentó renegociar el contrato pidiendo un adelanto de 42 000 pesetas (sus honorarios estaban fijados en 4 275 pesetas por función). El Teatro Lírico Nacional le ofreció una temporada de ópera en Madrid, un aumento a 6 000 pesetas por función y un adelanto de las cantidades a partir de febrero de 1933. Quedaba clara la posición del Teatro Lírico de mantener a Fleta en la compañía y no suspender la función del día siguiente. El divo no se presentó a la actuación y denunció a la JNMTL por 164 325 pesetas por los dos motivos anteriormente mencionados: no respetar el descanso acordado y obligarle a girar por provincias.

Los fallos judiciales

Se sabe que la prensa se hizo eco del problema, ya que no era el primero, desde el día siguiente a la suspensión de la función, y se publicaron cartas tanto del divo como de la empresa. Incluso el primer fallo en su contra fue publicado por La Región. El 28 de octubre de 1933, Ángel Villar y Madrueño, juez de Primera Instancia del distrito 21 de Madrid, absolvía a la JNMTL y condenaba a Fleta a pagar 15 808 pesetas por no haber actuado. Hay que destacar que fue el primer fallo, porque no fue el único, aunque esta información pasó totalmente inadvertida.

Hubo un segundo juicio en la Audiencia Territorial y, tras un recurso de casación por infracción de ley por ambas partes, se elevó al Tribunal Supremo, fallándose en contra de todos el 8 de julio de 1935. A Fleta le mantenía la condena inicial, lo anunciado en prensa, pero a la Junta Nacional de Música y Teatros Líricos le condenaba a pagar 64 125 pesetas, lo correspondiente a las quince funciones restantes, ya que el Tribunal Supremo entendió que hubo incumplimiento de contrato por ambas partes.

Conclusiones

La realidad es que Fleta falleció el 29 de mayo de 1938 sin haber recibido la indemnización correspondiente porque nunca acató la decisión del Tribunal Supremo, ya que pretendía una compensación entre las cantidades impuestas y las que debía recibir por parte de la Junta Nacional.

El conflicto contra la Junta Nacional de Música y Teatros Líricos no se inició realmente por tener que actuar en provincias o no respetar escrupulosamente las horas de descanso, sino por motivos económicos, ya que Fleta había actuado anteriormente en provincias, y lo seguiría haciendo en las compañías de Vicente Patuel o Federico Moreno Torroba hasta su muerte. La realidad es que no le interesaba la alternativa propuesta por la Junta Nacional de una temporada completa de ópera, dadas sus mermadas cualidades vocales en 1933.

En definitiva, no estaríamos ante un conflicto contractual sino más bien ante el enfado de un tenor por no haber sido avisado de manera personal de una gira por provincias. Todo un divo internacional que tuvo sus luces y sombras.

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