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Restaurante cerrado y vacío de McDonald’s en Krasnoyarsk, Rusia. Shutterstock

La retirada voluntaria de empresas extranjeras ha sido tan eficaz como las sanciones comerciales a Rusia

Las empresas multinacionales desempeñan un papel cada vez más importante en la economía global, pero tienen también un papel creciente en la política y la sociedad. Algunas empresas son tan grandes como países. El número de trabajadores a nivel global de muchas multinacionales es de una magnitud inimaginable hace pocas décadas, y sus clientes se cuentan por cientos de millones. Los recursos de estas empresas y las estrategias que desarrollan les permiten influir en las políticas nacionales y tomar decisiones que afectan a millones de personas en todo el mundo.

Coste reputacional

Más de 1 000 empresas en todo el mundo han suspendido sus actividades en Rusia tras la invasión rusa de Ucrania en febrero de 2022. En España, son conocidos, por ejemplo, los casos de Inditex (con cientos de tiendas y un 8.5 % de sus beneficios antes de intereses e impuestos generados en Rusia), Acerinox, AmRest y Repsol. A nivel mundial, son muchas otras las empresas que se han retirado total o parcialmente del mercado ruso.

La aparición de listas como Yale CELI- Chief Executive Leadership Institute list o KSE Institute’s Leave-Russia lists, que reflejan el estado de las relaciones comerciales de empresas extranjeras con Rusia, ha sido uno de los factores que podrían haber incrementado el coste reputacional o de imagen de mantener relaciones comerciales con Rusia.

El coste reputacional podría afectar negativamente a la demanda de sus bienes y servicios (clientes), a la captación de capital (inversores y entidades financieras), de talento (empleados e incorporación de tecnología) y a su red de empresas (proveedores o socios). Pero el hecho de que muchas multinacionales se retiraran casi de manera inmediata de Rusia podría también estar indicando un comportamiento comprometido con el entorno en el que las empresas desempeñan sus actividades.

Si fuera así, las multinacionales estarían incluyendo objetivos de bienestar de carácter global y pluridimensionales, como pueden ser la defensa de los derechos humanos o la justicia.

Una decisión de impacto

En un estudio reciente hemos podido comprobar cómo las empresas que han decidido voluntariamente cesar sus actividades con Rusia han provocado un impacto económico de una magnitud similar a las sanciones impuestas por los gobiernos.

Impacto de la suspensión voluntaria y de las sanciones de la UE, sobre el comercio entre España y Rusia. Fuente: elaboración propia

La suspensión voluntaria de exportaciones supuso una reducción del -19 % de las ventas de España a Rusia, mientras que las sanciones contribuyeron en un -11 %. En materia de importaciones, la suspensión voluntaria de actividades contribuyó en un -21 % al descenso de las compras de España a Rusia, mientras que las sanciones contribuyeron en un -32 %.

Estos resultados evidencian la existencia de motivaciones internas (probablemente reflejadas en su estrategia) o externas (coste reputacional) en la actuación de las empresas.

Reputación y ética

Esta tendencia plantea preguntas interesantes sobre el poder y la influencia que estas grandes corporaciones ejercen sobre la política y la sociedad.

El daño reputacional se entremezcla con la visión y la misión que determinan las empresas en sus estrategias. Si la decisión de las empresas descansara únicamente en el daño reputacional, motivación externa, las multinacionales tendrían interés en eludir la restricción de comerciar con Rusia siempre y cuando pensaran que este comportamiento nunca será público. Por ejemplo, desviando el comercio con Rusia a través de otros países.

Si dominara la motivación intrínseca, la decisión voluntaria conllevaría que las empresas no buscasen alternativas para soslayar la reducción del comercio. Los análisis que se han realizado encuentran evidencia de que algunas empresas han utilizado países terceros para seguir comerciando con Rusia.

Finalmente, podemos reflexionar sobre si la cooperación política a escala internacional puede garantizar que las multinacionales operen de manera justa y responsable globalmente. O, por el contrario, si el impacto que tienen las empresas sobre el entorno se gestiona adecuadamente a través la ética de las multinacionales y el riesgo reputacional.

Probablemente, como en tantos casos, la respuesta a esta pregunta pudiera ser una vía intermedia que todavía está por desarrollar.

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