El PIB per cápita mide la riqueza media por persona de un país pero cuanto mayor sea la desigualdad menos reflejará este índice la calidad de vida media de las personas.
Los Gobiernos deben incentivar una innovación menos centrada en la automatización y más en tecnologías compatibles con las personas para generar mejores empleos y, así, una prosperidad económica más compartida.
Dos estudios recientes sugieren que las agendas globales para el clima y la biodiversidad han fracasado porque promueven un desarrollo sostenible basado en el crecimiento económico.
El valor del PIB como medidor de coyuntura es innegable. Pero los complejos cambios estructurales en la economía y la sociedad exigen indicadores que contemplen aspectos sociales y ambientales.
La senda de la recuperación y el crecimiento de América Latina pasa por lograr cambios estructurales que aumenten la productividad y reduzcan la desigualdad. Para ello es necesario adoptar decisiones responsables y de consenso.
Eficiencia en la gestión de los fondos de recuperación, calma ante los extraordinarios e inevitables niveles de deuda pública y control sobre la inflación: tres puntos clave para la superar la crisis de la covid-19.
El fuerte impacto de la pandemia sobre la economía española ha llevado a la deuda pública al 125% del PIB lejos del compromiso del 60% con la Unión Monetaria, que tardaremos 20 años en cumplir.
Aunque se espera que la vacunación mejore las perspectivas, nadie pierde de vista que la evolución de la pandemia está marcando el tono de la economía en 2021.
El trabajo, además de productor de riqueza, es un imperativo moral, al que se añade otra imposición de nuestro tiempo: el crecimiento económico constante. Quizás ha llegado la hora de cambiar de paradigma económico.
En pleno siglo XXI, hasta los gurús del neoliberalismo se oponen -a regañadientes- a que las grandes corporaciones puedan saltarse las reglas del juego, el ordenamiento jurídico y la regulación medioambiental.
La pandemia ha puesto sobre la mesa el hecho de que la cooperación entre países facilita la resolución de problemas comunes. Una mayor integración sería una oportunidad de crecimiento y desarrollo para América Latina.
Uno de los retos más importantes de la aprobación de los presupuestos de 2021 será cómo financiar las reformas estructurales necesarias para conseguir una mayor recuperación a largo plazo.
La OIT señala que el aumento del paro juvenil a causa de la pandemia (un incremento del 15%) solo se resolverá con políticas activas de empleo y políticas educativas.
La Comisión Europea ha presentado un ambicioso plan de recuperación económica pos-COVID-19. No habrá solo préstamos, sino también subsidios. Pero la cantidad propuesta todavía es insuficiente para resolver la crisis.
La globalización puede tener efectos negativos muy graves en el plano económico si los países afectados no logran articular una respuesta adecuada al coronavirus.
A medida que los costes humanos de la epidemia del virus Covid-19 siguen aumentando, el virus también está pasando factura a la economía mundial, con la interrupción de las cadenas de suministro en una amplia variedad de industrias.
La ralentización del crecimiento económico puede ayudar a reducir la presión que empresas y consumidores ejercen sobre los recursos y el medio ambiente del planeta.
Unai Pascual, BC3 - Basque Centre for Climate Change
La crisis de biodiversidad mundial que vivimos esconde una emergencia socioecológica consecuencia de un modelo de desarrollo basado en el crecimiento económico y las políticas que lo sustentan.
La globalización se ralentiza, a pesar de una discreta globalización blanda que le ha ido ganando puestos a la económica y a la militar, sobre todo desde la crisis económica.
Aunque los riesgos de carácter político podrían hacer descarrilar el débil crecimiento en la zona euro, lo más probable es que se vayan disipando a lo largo del año.
Dpto. Estructura Económica y Economía del Desarrollo. Coordinadora del Grupo de Estudio de las Transformaciones de la Economía Mundial (GETEM), Universidad Autónoma de Madrid
Profesor Asociado de Economía Aplicada e Investigador del Instituto Universitario de Análisis Económico y Social (IAES) y de la Cátedra de Responsabilidad Social Corporativa, Universidad de Alcalá