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Muchas partes de Puerto Rico siguen impactadas por Huracán María pero el pueblo se prepara para la Navidad. Lorie Shaull/flickr, CC BY-SA

Sí o sí, se celebra la Navidad en Puerto Rico

Es un dicho popular que Puerto Rico celebra la “Navidad más larga del mundo”.

Los puertorriqueños comenzamos nuestros preparativos navideños desde el Día de Acción de Gracias en noviembre. Después de la Navidad, el 25 de diciembre, recibimos el Día de los Santos Reyes Magos, el 6 de enero, y las celebraciones continúan con las “octavitas” hasta mediados del mes de enero, cuando se cierra la temporada con las Fiestas de la Calle San Sebastián en el Viejo San Juan. Los árboles y las decoraciones se exhiben casi dos meses, al igual que las celebraciones. El año se despide con mucho ruido, desde los fuegos artificiales, hasta el uso de armas para peligrosamente disparar al aire.

Bueno, esta es la tradición en mi país. Durante el mes de septiembre de este año todo se transformó. Dos huracanes poderosos, Irma y María, azotaron a Puerto Rico, matando hasta mil personas y duramente afectando, y hasta transformando la isla.

Tres meses después, muchos puertorriqueños aún sobrevivimos sin agua potable, energía eléctrica, autopistas, puentes, internet y la alimentación básica. Unas 600 personas aún viven en albergues

¿Sobrevivirá la Navidad este catástrofe?

Primero, la supervivencia

Considero esta pregunta desde mi casa en San Juan, donde hace unos días experimentamos un milagro navideño: La electricidad regresó a algunos sectores.

Actualmente el 65% de los puertorriqueños tienen energía eléctrica y los demás están en busca constante de ella.

No todos los puertorriqueños pueden prender las lucecitas de navidad este año. Alvin Baez/Reuters

Pero creo que también buscamos otro tipo de energía, la energía para enfrentar este desastre nacional.

Los esfuerzos son muchos, tanto del gobierno local, que busca ofrecer servicios básicos a los vecinos que siguen sin agua ni luz ni medicamentos, como del gobierno federal, que intenta manejar esta recuperación mientras enfrenta una quiebra fiscal. Por este periodo de tiempo, todos aquí hemos estado trabajado intensamente.

Admito que a veces uno desespera. Los suicidios y el estrés pos-traumático son una realidad ahora. Nos tomará mucho tiempo para recuperar cierto tipo de normalidad y definitivamente, muchas situaciones, lugares y actividades han desaparecido, por lo menos por ahora.

Actualmente, en mi trabajo como bibliotecaria en la Universidad de Puerto Rico en Humacao, nuestro equipo trabaja bajo una carpa, pues se está realizando una limpieza especializada del edificio que alberga la biblioteca. Durante y después del huracán entró agua a la estructura, y la colección de referencia se perdió completamente, al igual que muebles y computadoras.

Por un tiempo después del huracán, yo no sabía si aquí la Navidad sería otra cosa, lo que María nos llevó.

El campus Humacao de la Universidad de Puerto Rico ya está abierto para clases, pero mucho edificios siguen cerrados. Milagros Rodriguez, Author provided

Después las celebraciones

El puertorriqueño siempre ha seguido hacia adelante aún en la continua adversidad. Es una característica de la historia colonial de nuestro país.

Esta “resiliencia” del pueblo se manifiesta en esta temporada navideña. Aguantamos los apagones y los baños de agua fría, preparamos los alimentos con gas y en el fogón de carbón, pero esto sí: Habrá plátanos para los pasteles. También el lechón, las morcillas y el arroz con gandules.

Puede que no sea la más larga ni la más ruidosa del mundo este año, pero sí existe Navidad. Y claro, no serán muchos los arbolitos decorados, las guirnaldas o las fiestas – pero nuestra celebración sigue.

Las familias escuchan por la radio las canciones típicas de la temporada – “Navidad,” un tema de José Nogueras, y “Los reyes no llegaron,” el bolero navideño de Victoria Sanabria, entre otros tantos – acompañadas por el ruido de los generadores eléctricos.

‘Navidad,’ de José Nogueras, un cantante puertorriqueño.

En mi casa, ya que tenemos electricidad, montamos el encendido navideño, nos preparamos para la fiesta. Y hasta en los tantos hogares puertorriqueños donde no hay electricidad, este puede ser el caso. Como he escuchado en la radio, “aunque sea con la planta generadora, prenderemos las lucecitas de la Navidad”.

En mi trabajo, los bibliotecarios colgamos un banderín de los Tres Reyes magos, en la carpa-biblioteca temporal.

En otros pueblos de la isla, la tristeza es más evidente. Ya para noviembre, unas 100,000 personas se habían ido de Puerto Rico después de Huracán María y esa cifra crece diariamente. Son muchas las familias que tienen que pasar Navidad sin los seres queridos.

Pero en Navidad, estamos unidos, aún ante las pérdidas. En algunos municipios – como Santa Isabel, en la costa sureña de la isla, y Moca, cerca de Aguadilla – decoraron la plaza con los escombros de la tormenta transformados en árboles de luces, casitas de madera y la natividad.

El montaje es una reflexión del sentir nacional que – a pesar de la destrucción, del mal manejo de la crisis, de la incierta recuperación económica – nadie nos quita nuestra Navidad. Celebrar la Navidad este año es recuperar un poco la vida, si solo por unos días. Es, sobre todo, sobrevivir.

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