Un motor de análisis léxico revela que Pedro Sánchez ha usado en su discurso la misma polaridad negativa que dice sufrir. Y no solo es cosa suya. La Comisión Europea alerta sobre esa radicalización del lenguaje.
El ataque a Salman Rushdie en el estado de Nueva York es solo un ejemplo más de cómo se está radicalizando la ciudadanía estadounidense. ¿A qué puede deberse este fenómeno?
Un estudio que ha empleado técnicas computacionales para analizar 850 000 tuits de toda Europa entre 2015 y 2020 destaca la mayor presencia de odio en países como Italia y Grecia, algo que contrasta con los reducidos niveles de odio presentes en España, un país con unas condiciones socioculturales y económicas semejantes.
Las expresiones verbales del odio tienen un potente reflejo en la cognición. El discurso del odio es un acto de habla que activa los sistemas emocionales del cerebro, busca acciones en el otro e instiga a que los demás actúen.
¿Cómo impacta el discurso del odio en la red en la vida de los jóvenes? Cada vez lo asumen más y ven Internet como una “ciudad sin ley” ingobernable que hay que atravesar para poder disfrutar de las ventajas que les ofrece el entorno virtual.
El incremento de la agresividad en la red social está haciendo que muchos usuarios la abandonen. Su marcha revela la falta de mecanismos que apoyen un debate sensato en el entorno digital.
El odio, como el terror, es un instrumento al servicio de intereses políticos, y hace fortuna en tiempos, como este, de fracturas sociales y en el que la capacidad de los populismos para influir en el electorado es muy notoria.