Hongos radiotróficos, campos magnéticos protectores o polietileno son algunos de los candidatos para proteger de las peligrosas radiaciones espaciales a los astronautas y sus naves.
El Observatorio Austral SWGO hará posible la observación de supernovas y agujeros negros gracias a la ciencia de veinticuatro países. Lo consigue disolviendo en agua partículas veloces.
Según los datos recogidos, el poderoso rayo Amaterasu procede de un espacio cósmico donde no hay nada, el Vacío Local, un área desierta del espacio en el borde la Vía Láctea.
En Malargüe, Argentina, está instalado el mayor detector de rayos cósmicos del mundo. Detecta partículas que proceden de otras galaxias y caen sobre nosotros, como una lluvia imperceptible, después de un viaje de millones de años.
Los árboles registran todo lo que ocurre a su alrededor y guardan esa información en la madera, que puede revelar, incluso, cuándo se ha producido un aumento de rayos cósmicos.