Aerofagia, indigestión, aumento del riesgo de obesidad o síndrome metabólico… Comer a toda prisa altera los ritmos normales del sistema digestivo y, como mínimo, puede producir molestias.
La mayoría de los problemas digestivos suelen estar relacionados con alteraciones en la digestión de los alimentos. Sin embargo, son trastornos fáciles de evitar si seguimos algunos consejos.