Navalny era más molesto encarcelado que desaparecido. Su muerte en prisión, por acción u omisión, proyecta un mensaje claro: Putin no va a ceder en su pulso ante la comunidad internacional, ni desde la perspectiva doméstica.
Al igual que el imperio zarista y la Unión Soviética, la Rusia de Vladimir Putin se esfuerza por mantener la apariencia de independencia judicial a la hora de condenar a los opositores.
Las consecuencias de las protestas contra el encarcelamiento del disidente ruso reflejan que el régimen de Putin es refractario al Derecho Internacional.
Ante la sobreestimulación, la mayoría de nuestras células dejan de responder, o mejor dicho, se desensibilizan. Salvo que pulsemos el botón “supr”. Algunos venenos, como el novichok utilizado contra el opositor ruso Aleksey Navalny, usan esta vía para acabar con la vida.