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Así es la gran muralla de los medios de comunicación en China

“Más allá de la Gran Muralla, podemos llegar a cualquier rincón del mundo”

(primer correo electrónico enviado desde China, específicamente desde un laboratorio de Pekín a una universidad alemana, en 1987)

El papel de la República Popular China en el contexto global suscita preguntas por su relación con los medios de comunicación, toda vez que algunos hechos noticiosos han permitido ver ciertas tensiones y episodios que van trazando sus líneas de acción y estrategias comunicacionales, interpelándonos sobre lo que realmente conocemos de este país y su gobierno.

Recientemente, China ha tenido especial resonancia en la esfera mediática después de que a finales de 2019 la ciudad de Wuhan se convirtiera en el epicentro de la pandemia de la covid-19. Sin embargo, antes de este trascendental episodio ha habido una variedad de acontecimientos y circunstancias que permiten indagar y tener una visión más integral.

En estas líneas exploramos lo que se dice, lo que se calla y lo que sabemos de China, pues la información difundida, los temas con mayor cobertura y las omisiones son factores clave al momento de conformar una visión general sobre este país.

Mediante un trabajo cualitativo y documental nos aproximamos a China vista a través de los medios de comunicación. Para esto trazamos una ruta que parte de las consideraciones sobre el auge del país asiático y su importancia en el tablero internacional.

No menos importante resulta conocer el tratamiento mediático que recibe China y los vínculos de este país con los medios de comunicación, de donde se desprenden casos polémicos como el acceso a internet, disputas con Google, denuncias de censura y vigilancia, conflictos internos y, más recientemente, la opacidad informativa sobre la mencionada pandemia.

Las últimas dos décadas han sido especialmente significativas en el ámbito comunicacional, con un crecimiento acelerado del flujo de datos, la interconectividad y la masificación de las tecnologías de la información. Esto ha implicado cambios sustanciales en la manera de producir, consumir y circular información.

Los medios como un nicho para posicionar temas

China no ha estado exenta de esta realidad, sino que la ha entendido y asumido, adecuándola a sus intereses para así sacar el mayor provecho y ver los medios de comunicación no solo como amenaza o enemigos, sino como nicho de oportunidades para posicionar temas, actores y situaciones acordes con sus intereses. En este sentido, el país asiático ha implementado una estrategia sistemática con alcance interno y externo, lo que se demuestra en el crecimiento de medios de comunicación.

Los medios oficiales –la agencia de noticias Xinhua, la televisión CCTV y el periódico People’s Daily– tienen gran alcance y penetración. Algunas fuentes e instituciones señalan datos relevantes:

Radio y televisión. China posee un total de 282 emisoras radiales y 320 cadenas televisivas. La Televisión Central de China (CCTV) es la mayor y más potente del país y mantiene relaciones de trabajo con más de 250 cadenas internacionales. Opera 45 canales y su audiencia supera los mil millones de televidentes.

Medios impresos. La prensa china publica 2 000 diarios y más de 8 000 revistas y se han establecido un total de 1 620 grupos periodísticos, como Guangming Ribao, Nafang Ribao y la agencia de noticias Xinhua, la más grande del mundo. El People’s Daily (El Diario del Pueblo) es el periódico del Partido Comunista de China (PCCh) y tiene una tirada de entre 3 y 4 millones de ejemplares.

Electrónicos. Los medios digitales van abriéndose camino, estableciendo plataformas de noticias multimedia, integrándose progresivamente con los medios tradicionales.

No menos importante es el sector de las telecomunicaciones, ya que su uso y penetración se vincula directamente con los nuevos formatos y redes sociales que responden a las tendencias de inmediatez, movilidad y sistemas de información.

En septiembre de 2013, China tenía el mayor número de teléfonos móviles en el mundo, con más de mil millones de usuarios activos. Para el mismo año, contaba el mayor número de usuarios de internet y de banda ancha, con más de 591 millones de internautas (el equivalente a casi el 44 % de la población) y su velocidad de conexión promedio era de 3,14 MB/s.

En ese mismo año, China poseía el 24 % de los aparatos conectados a internet en todo el mundo. China Telecom y China Unicom, los dos proveedores de banda ancha más grandes del mundo, acaparan el 20 % de los usuarios de internet en el planeta.

Otro dato importante ha sido el diseño de plataformas propias como WeChat, la aplicación desarrollada por Tencent, empresa calificada en 2019 por Amnistía Internacional como la peor compañía tecnológica en cuanto a la protección de datos y de usuarios.

WeChat, la superaplicación china

Lanzada al público en 2011, WeChat se ha posicionado en el país con más de mil millones de usuarios activos. Integra mensajería instantánea, llamadas gratis, pagos en línea, redes sociales, entre otros servicios que la califican como una “súper app”, aunque también ha sido acusada de ser un medio de vigilancia y espionaje.

La realidad suele ser poliédrica y presentar tantas versiones e interpretaciones como actores involucrados. En este sentido, una cosa es el corpus comunicacional construido por el gobierno chino –con sus medios, intereses y sistema de funcionamiento– y otra muy distinta es la cobertura dada por medios y agencias internacionales. Aquí se conforma una agenda con temas paralelos que, en ocasiones, no son abordados dentro del país y que, frecuentemente, se contraponen.

Sin visiones ingenuas, hay que asumir que así como los gobiernos fijan sus pautas y estrategias comunicacionales, los medios también delinean otras posturas y toman partido de acuerdo a sus propios intereses.

En todo caso, es necesario conocer las versiones, explorar varios puntos de vista y consultar diversas fuentes de modo tal que se conforme una opinión argumentada, con bases amplias y sólidas que permitan una mejor aproximación al gigante asiático y su gran muralla comunicacional.

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