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Una habitación con una exposición mural con fotografía y texto y mesas sobre las que se encuentran objetos.
Casa Memoria Felicia e Peppino Impastato (Cinisi, Sicilia). Author provided

¿Cómo se recuerda a las víctimas de la mafia en Sicilia?

El tribunal de Palermo cuenta con tantas medidas de seguridad que parece una fortaleza. La causa es evidente. A unas decenas de metros una escultura recuerda el sitio en el que los mafiosos mataron a golpes al abogado Enzo Fragalà en febrero de 2010.

Escultura de bronce conmemorativa.
Escultura en recuerdo de Enzo Fragalà (Palermo). Author provided

Y en la Piazza della Memoria, justo detrás del juzgado, se pueden leer los nombres y apellidos de los once jueces asesinados, desde Pietro Scaglione (1971) hasta Giovanni Falcone, Francesca Morvillo y Paolo Borsellino (1992).

Los tres últimos atentados fueron la culminación de la campaña terrorista con la que la organización mafiosa Cosa Nostra pretendía doblegar al Estado de derecho. Lejos de conseguirlo, aquellos crímenes supusieron un revulsivo. Por un lado, multiplicaron el rechazo social, las movilizaciones populares y las asociaciones antimafia. Por otro, mejoró la eficacia policial y judicial contra el crimen organizado.

Entre otras medidas, se emplearon las confesiones de los collaboratori di giustizia (delincuentes que facilitan información a los jueces a cambio de beneficios penitenciarios) y el 41 Bis , un estricto régimen de aislamiento para capos y terroristas condenados. Se trató de un punto de inflexión: aunque la Cosa Nostra sigue siendo un problema, la violencia se ha reducido significativamente. Hoy en día Sicilia tiene poco que ver con la imagen estereotipada que nos transmiten la literatura y el cine.

Las víctimas en el día a día

Es cierto que la isla se enfrenta a grandes desafíos, pero algunos no son muy diferentes a los que se le presentan a cualquier otro territorio que haya experimentado una época de inseguridad y violencia, como es el caso de la que causó ETA en el País Vasco y Navarra. Uno de los retos más importantes que se le presentan a la sociedad siciliana es qué hacer con la historia de la mafia y sus víctimas. No solo para acabar con los mitos que rodean el fenómeno, sino también para prevenir que las nuevas generaciones sean seducidas por la organización criminal.

La memoria de las víctimas está muy presente en la región. Se celebran dos días para honrarlas: el 21 de marzo y el 23 de mayo. Dan nombre a calles y plazas a lo largo y ancho de la isla. Incluso el aeropuerto de Palermo se llama Falcone-Borsellino. En la autovía dos grandes columnas marcan el lugar del atentado contra Falcone, Morvillo y sus tres escoltas. Y Palermo cuenta con monumentos de todo tipo, como la escultura dedicada a los caídos en la lucha contra la mafia o la placa en honor de los periodistas asesinados por el terrorismo y el crimen organizado.

Placa encabezada por la frase 'Guardianes de la libertad de prensa'.
Placa en honor de los periodistas asesinados por el terrorismo y el crimen organizado (Palermo). Author provided

Por mucho tiempo que haya pasado, tampoco se olvidan atentados del hampa más antiguos. A unos treinta kilómetros de la capital, los monolitos del parque de Portella della Ginestra rememoran la matanza el 1 de mayo de 1947 de once socialistas y comunistas a manos de la banda de Salvatore Giuliano, un grupo de bandidos vinculados a la mafia que mezclaban delincuencia común con reivindicaciones independentistas.

En aquel momento a la organización criminal le interesaba jugar la baza del nacionalismo siciliano, que luego abandonó para relacionarse con dirigentes de partidos como la Democracia Cristiana, hegemónica tanto en la región como en el conjunto de Italia. Eventualmente, cuando ha necesitado presionar a sus aliados políticos, la Cosa Nostra no ha dudado en impulsar formaciones de corte secesionista, cuya implantación en la isla es marginal. La fuerte identidad cultural de Sicilia no se ha traducido en un movimiento político potente, lo que cuestiona las tesis deterministas de algunos teóricos del nacionalismo.

Un parque con una montaña al fondo y diferentes monolitos en una llanura.
Los monolitos del parque de Portella della Ginestra, en Sicilia, rememoran la matanza de once socialistas y comunistas a manos de la Cosa Nostra. Author provided

Humildes homenajes ciudadanos

Más allá de los actos oficiales y de los monumentos, tal vez lo que llama más la atención sean los humildes pero valientes homenajes que tributan algunos ciudadanos. En la calle más turística de Palermo, el corso Vittorio Emanuele, una sastrería exhibe el uniforme del general de los carabinieri Carlo Alberto dalla Chiesa, a quien un mafioso mató en septiembre de 1982. Le separan tan solo unos metros de la librería Paoline, que consagra un escaparate a obras sobre las víctimas de la Cosa Nostra. Y las tiendas de la asociación Addio Pizzo anuncian con un cartel colgado en sus puertas que se niegan a pagar la extorsión, el pizzo, el equivalente al “impuesto revolucionario” de ETA.

Una puerta en una calle de Palermo en la que hay una bandera arcoíris sobre la que se lee 'No Mafia'.
No Mafia Memorial (Palermo). Author provided

En la isla se han inaugurado varios museos, como el No Mafia Memorial de Palermo, el Centro Internazionale di Documentazione de Corleone y la Casa Memoria Felicia e Peppino Impastato de Cinisi. Activista de extrema izquierda y locutor de radio libre, Peppino Impastato denunció la corrupción mafiosa hasta su asesinato en mayo de 1978. La vivienda del capo que dio la orden fue expropiada y ahora es un centro documental sobre la Cosa Nostra.

Estos pequeños museos locales, que reciben la visita de estudiantes de distintas edades, son una gran idea que merece la pena copiar. No obstante, tienen sus limitaciones: se trata de iniciativas privadas que, debido a su escaso presupuesto, necesitan voluntarios. Se echa de menos la mirada del historiador, una mayor profesionalización y un Centro Memorial de carácter público como el que tenemos en Vitoria sobre las víctimas del terrorismo de todo tipo.

Puerta de acceso a la casa de la memoria de unas víctimas de la mafia siciliana.
Casa Memoria Felicia e Peppino Impastato (Cinisi, Sicilia). Author provided

Educación contra la ley del silencio

Como ha estudiado el historiador Andrea Miccichè, ocurre algo similar en el plano educativo. Ni el Gobierno italiano ni el regional han impulsado un programa oficial, por lo que los profesores carecen de formación y material adecuados, lo que dificulta la tarea. Los docentes suplen esas carencias con compromiso social y fuerza de voluntad: los centros escolares suelen participar en los concursos y convocatorias de Libera, el Centro Paolo e Rita Borsellino, la Fondazione Giovanni Falcone, el Archivio Flamigni, etc. Se trata de proyectos loables, pero que deberían ser complementados con la educación reglada, el testimonio de las víctimas en las aulas y la historiografía académica, como ya se está haciendo en nuestro país.

Cuando un español visita la isla, en mi caso invitado por la Università degli Studi di Palermo y el Instituto Cervantes de esa misma ciudad, se siente en casa. No solo por la generosa hospitalidad de sicilianos como Carlo Verri y Claudio Lo Bosco, sino porque la historia, la cultura, las lenguas (italiana y siciliana) y la gastronomía nos unen.

También nos unen las terribles consecuencias de la violencia que hemos padecido en el pasado, que todavía no hemos superado. Si queremos que no vuelva a repetirse y que podamos vivir en una sociedad segura, libre, plural y democrática, debemos afrontar el legado envenenado que nos han dejado la mafia, ETA y otros fenómenos de violencia. Cada comunidad puede intentar hacerlo por su cuenta, por supuesto, pero las posibilidades de éxito se multiplican cuando, aparcando prejuicios, nos atrevemos a hacer una comparación internacional, intercambiamos experiencias y aprendemos los unos de los otros.

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