Los estímulos emocionales que más se están utilizando en los vídeos preelectorales de los tres partidos con mayor representación son la alegría y la sorpresa, mientras los estímulos cognitivos más empleados se enmarcan en los eslabones identidad y valores sagrados.
Tras una convulsa campaña, pasan a segunda vuelta Luisa González, la candidata del correísmo, y Daniel Noboa, el candidato sorpresa. Quien gane deberá enfrentar el creciente y peligroso problema de la criminalidad.
El papel de los medios de comunicación es clave en unas elecciones. Los partidos conocen perfectamente a quién se dirigen cuando dan un mensaje en función del medio que eligen.
Las campañas electorales están plagadas de mensajes insultantes y tóxicos que no hacen más que crear un mal clima entre los ciudadanos que tienen que ir a las urnas.
La escucha puede ser un remedio para superar las patologías de nuestra comunicación política. Si los partidos políticos están atentos, tendrán en los electores promotores de innovación permanente.
Dejemos a un lado intentar evadir nuestra responsabilidad si hemos sido llamados a una mesa electoral y pensemos en toda la responsabilidad que eso conlleva y en cómo acudiendo contribuimos a una sociedad más democrática.
Las campañas electorales en redes sociales, como esta en la que estamos actualmente, están centradas en el marketing del candidato, dirigidas a un público segmentado y buscan más la viralidad que hablar de política y programas.
Programas informáticos cada vez más avanzados modulan y dirigen la opinión y el voto. Esta es la base de las campañas electorales dirigidas por expertos en inteligencia artificial y software.
La “caza” cautivadora y no meramente visceral de la ciudadanía es la mejor manera de captar votantes de manera inteligente en unas elecciones. Conectar y reconectar con el ciudadano perdido debería ser el punto en común de todos los estrategas electorales.
Actualmente, la moda se configura como un instrumento de comunicación política popular, atractivo y muy directo, aunque la alianza entre la ropa y la política no es nueva.
Del funcionamiento de la comunicación digital de los candidatos a las presidenciales chilenas hemos aprendido el enorme valor de los directos, del contenido orgánico generado por el usuario por encima del pagado y la rápida condena pública a la desinformación.
Lo sorprendente no es que los políticos mientan, oculten o falseen información. Lo novedoso es que dichas mentiras, aun cuando se desvelen como tales, hoy en día no parecen ser castigadas por el electorado. ¿Por qué ocurre esto?
La Ley Electoral contempla la prohibición de que se publiquen encuestas cinco días antes de las elecciones, algo que no parece tener mucho sentido en plena era digital.
La campaña electoral ha estado protagonizada por el papel de los medios y las encuestas. Los índices de participación y el fin del bipartidismo revelan, tras los resultados, que gobernar hoy depende de los pactos.
La campaña de las elecciones generales del próximo 28 de abril se ha articulado alrededor de dos debates televisivos. La televisión importa y centra porque es capaz de agitar la estrategia, las decisiones de los candidatos y el estado de ánimo de los votantes
La Ley Electoral permite recoger datos sobre opiniones políticas de los ciudadanos de páginas web y otras fuentes de acceso público durante el periodo electoral.
Profesora de Microbiología Médica e Investigadora, Facultad de Medicina y Enfermería. Representante de la Facultad en el Plan Nacional frente a la Resistencia a los Antibióticos (PRAN), Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea