Los anticuerpos monoclonales se emplean con éxito desde hace años para tratar el cáncer, ciertas enfermedades autoinmunes y la osteoporosis. La técnica más usada en la actualidad, la hibridación, requiere el uso de animales de experimentación. Pero la Comisión Europea ha instado a dejar de usarlos, una recomendación que los autores consideran prematura porque puede acarrear importantes perjuicios ya que los métodos alternativos aún no obtienen la misma calidad.