Emprender es lo que toda la vida se llamó montar un negocio, generalmente de lo suyo: un buen albañil que crea una empresa de reformas, un excelente ebanista que abre su taller de restauración, un panadero que arranca su propio obrador… Todos lo hacen con ilusión y ganas, aunque no siempre con los conocimientos económicos y financieros necesarios para llevar a buen puerto el proyecto.
Hay dos conceptos financieros básicos que todo emprendedor debe conocer antes de embarcarse en su empresa: el riesgo y la creación de valor. El emprendedor lo hace por una motivación económica: el enriquecimiento (o creación de valor). Y la mayor consecuencia de su decisión es que debe asumir el riesgo de que puede perder lo invertido (dinero, esfuerzo, tiempo).
En cualquier caso, para emprender, y emprender bien, es primordial, además del conocimiento financiero y numérico, la autoconfianza. Esto es, la capacidad para creer en el propio talento empresarial. Ambos factores se complementan: la falta de autoconfianza empresarial puede suplirse con un nivel elevado de conocimientos financieros y numéricos.
Teniendo todo lo anterior, emprender exige, además, pensar para tener claro qué problema no resuelto o necesidad insatisfecha puede resolver el emprendedor con su idea de negocio, qué beneficios obtiene el cliente de dicho producto, y en qué se diferencia este de los ya existentes en el mercado.
A nivel institucional, apoyar a las startups fomenta el empleo, la creación de riqueza y la innovación empresarial. El impacto positivo de estos nuevos negocios hace que los gobiernos locales y regionales promuevan el desarrollo del emprendimiento a través de incubadoras de empresas en las que los interesados encuentran respaldo tecnológico, financiero y de gestión.
En España, tras la debacle provocada por la crisis financiera global de 2008, se va recuperando poco a poco el número de empresas en activo. De las 3 422 239 que había en 2008, se pasó a 3 119 000 en 2013. Desde entonces, con una pandemia de por medio, a finales de 2021 se había remontado a poco más de 3 430 663 empresas operativas.
Ahora, con la reciente aprobación de la ley de start-ups (en diciembre de 2022), el Estado busca animar el emprendimiento, pues, cuando genera valor económico y social, promueve el crecimiento económico y actúa como palanca de cambio de la sociedad.