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Diferentes fotografías en blanco y negro sobre una mesa de madera.

La selección: no pasa nada por abrazar la nostalgia

El álbum de Caetano Veloso de 1972, Transa, se cierra con una canción titulada “Nostalgia (That’s What Rock'n'roll Is All About)”. En ella, Veloso lista determinados comportamientos locos, irracionales o estrambóticos, y al describir cada uno de ellos matiza “de eso va el rock ‘n’ roll”.

Sin embargo, en la última repetición del estribillo modifica el tiempo verbal. No dice “va”, sino que canta “de eso iba el rock ‘n’ roll”. Tal vez en el 72, el rock ‘n’ roll ya no era lo que había sido. Cualquier tiempo pasado nos parece mejor.

La música está llena de frases que idealizan el lugar donde hemos sido felices y al que no debiéramos tratar de volver. Esa “tristeza melancólica originada por el recuerdo de una dicha perdida” mueve hoy en día el arte y el entretenimiento: bienvenidos a la época de la nostalgia, en la que nos regodeamos en el pasado y nos lamentamos de que ya haya sido. Según esta visión, no queda nada nuevo por hacer. No solo es que todo esté ya inventado, es que quienes lo inventaron antes lo hicieron mejor.

Como siempre, aunque no nos lo creamos, nuestra época en realidad no es “la de la nostalgia”, sino una época más en la que, en ocasiones, preferiríamos volver no a lo que fue, sino a lo que nosotros recordamos de ello. No es nada original, ya los revolucionarios franceses quisieron “resucitar la grandeza antigua y huir de la banalidad moderna”, por poner un ejemplo.

Pero en este 2023, con tanto bombardeo del pasado, y tanto contraataque maltratando el concepto, es normal que en muchas ocasiones la nostalgia nos repela. El capitalismo se ha hecho con la idea y nos la tenemos que tragar a todas horas.

Pero… tampoco pasa nada por echar la vista atrás, sentir que algo o alguien nos hizo felices, y recordar ese momento con alegría a la vez que lamentamos no poder volver a experimentarlo.

Seguir escuchando a esos cantantes, y esos álbumes, que cantábamos hace dos o tres décadas no hace daño a nadie, y responde a una serie de circunstancias sociales muy lógicas. Ver series, o películas, que apelan a aquello que nos llevaba a las salas de cine cuando éramos pequeños no solo nos hace recordar un producto, sino que también nos une a todos esos colegas generacionales con los que compartimos referentes. Incluso comprar casetes, por muy discutible y poco práctico que nos pueda parecer a los que los sufrimos, tiene una razón de ser que va más allá de la mercadotecnia.

Sí, de eso iba el rock ‘n’ roll. Y qué divertidísimo es recordarlo.

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