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La selección: un lío de estaciones

Siempre nos hemos quejado del calor que hace en verano. Pero en los últimos años, los científicos han corroborado que ahora nos lamentamos con razón: el clima está cambiando y, como consecuencia, el periodo estival y sus altas temperaturas no solo se están intensificando, también se están alargando en el tiempo.

Este año, en España hemos tenido un tiempo propio de junio o julio a principios de mayo. Y tampoco ha llovido apenas en los últimos meses. Es una tendencia, no una excepción. El calentamiento global está alterando el chorro polar, una intensa corriente de aire que gira en altura en torno al polo norte e influye en las lluvias y el calor.

Puede que no lo recuerde, pero en febrero de 2019 vivimos un fenómeno similar: una primavera en invierno, también relacionado con el cambio climático. Estos periodos de calor adelantado provocan pérdida de cosechas y perjuicios para los bosques y los matorrales, que pueden disminuir su crecimiento o morir.

El clima determina la actividad de la naturaleza. Las anomalías estacionales afectan, por ejemplo, a los árboles frutales, que se hacen un lío y adelantan o retrasan su floración. Las mariposas, muy sensibles a las perturbaciones, aparecen antes porque las altas temperaturas aceleran su ciclo biológico y precipitan la eclosión de las crisálidas.

El calor y la falta de lluvias roban el color a los herrerillos. Cuando las condiciones ambientales son adversas, los animales dejan de invertir energía en lo más superfluo: los ornamentos. Se ha documentado que el papamoscas collarino y las libélulas se engalanan cada vez menos.

El cambio en los regímenes de temperatura y precipitaciones en las diferentes estaciones está también alterando los ríos. En general, su caudal está disminuyendo y algunas corrientes temporales pueden llegar a desaparecer.

Y las personas también figuramos en la lista de damnificados. Más allá de los problemas de seguridad alimentaria, el calor y las sequías prolongadas perjudican la salud: empeoran los problemas cardiovasculares, respiratorios, renales e incluso mentales. Incrementan los niveles de contaminación y de polen, con lo que empeoran las alergias.

Las estaciones están cambiando y la vida en el planeta con ellas. La naturaleza lleva millones de años adaptándose a un mundo en evolución, ¿sabremos adaptarnos nosotros?

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