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Las mujeres universitarias siguen sin matricularse en ingenierías

Las estadísticas cuantifican cada año la amplitud de una notable brecha de género en el sistema de I+D+i español. Los datos sitúan la raíz de la desigualdad en las primeras etapas educativas. La decisión sobre la modalidad de estudio en Bachillerato ya está marcada por la disparidad: en el curso 2021-2022 un 43,6 % de chicas se matriculó en la opción de ciencias y tecnología, casi 8 puntos menos que los chicos (52,5 %). En el caso de las ciencias sociales y humanidades ocurre al contrario: hay una mayor representación femenina con un 49,1 % de mujeres frente al 43,2 % de hombres. En cuanto a la modalidad de arte, se repite la tendencia con un 7,3 % de mujeres y un 3,3 % de hombres.

Ciertas desigualdades se acentúan en el perfil del estudiantado universitario. Así lo desvela el informe Científicas en cifras 2023, publicado por el Ministerio de Ciencia e Innovación. Las alumnas representan el 71,8 % del total en la rama de ciencias de la salud, el 62,7 % en artes y humanidades y el 60,6 % en ciencias sociales y jurídicas.

En las disciplinas de ciencias se ha alcanzado la paridad –ellas conforman el 50,8 % del alumnado–, un logro que no se refleja en el caso de ingeniería y arquitectura, donde las mujeres representan solo un 26,5 % del total.

Los números son solo la punta del iceberg

Los números son solo la punta del iceberg de una realidad que se construye sobre valores, percepciones, intereses y estereotipos de ambos géneros. En estos aspectos se encuentra el origen de la brecha, según sugiere la literatura científica. Pero ¿se están teniendo en cuenta estas evidencias en las prácticas de educación, divulgación y comunicación social de la ciencia?

En 2015, la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas declaró el 11 de febrero Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia en reconocimiento al papel clave que desempeñan las mujeres en la comunidad científica y la tecnología. Casi un decenio después, instituciones científicas, educativas y centros de ciencia y divulgación de todo el mundo celebran esta efeméride con centenares de actividades dirigidas principalmente al público escolar.

Principios para una divulgación equitativa

El primer paso es visibilizar y comunicar. Ya está dado. Ahora es el momento de superar esta fase inicial e ir más allá.

Investigaciones publicadas recientemente han identificado cuatro principios para diseñar acciones y programas equitativos:

  • Que estén centrados en los valores, experiencias e identidades del colectivo juvenil.

  • Que supongan un desafío a las prácticas, epistemologías y representaciones dominantes de la ciencia.

  • Que integren las ideas, valores y opiniones de la juventud.

  • Que respeten y valoren la identidad de este colectivo en la formación de las disciplinas de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM).

La construcción de la identidad es un factor clave en la formación de la vocación profesional. Por ello es importante centrar el foco de atención en las dimensiones que la conforman: el reconocimiento, el interés, el rendimiento y las competencias en ciencia.

El profesorado y la familia, claves en las vocaciones STEM

El reconocimiento está vinculado con la percepción que la persona tiene de sí misma sobre su capacidad para ejercer una profesión científica y la opinión que los padres, el profesorado y los compañeros, principalmente, tienen sobre sus habilidades y características para convertirse en científica o científico.

El deseo y la curiosidad para aprender sobre disciplinas STEM es otro de los pilares sobre los que se construye esta identidad. Una dimensión a la que se suma el rendimiento en prácticas científicas –hablar sobre ciencia, interactuar con científicos/as y utilizar el método científico– y la competencia, que consiste en la creencia y habilidad de la persona para estudiar y aprender sobre ciencia.

La falta de identificación puede provocar que incluso aquellas personas que tienen un alto interés y rendimiento científico opten por no elegir una carrera vinculada a la ciencia y la tecnología.

Recomendaciones para prácticas equitativas

En la construcción de la identidad están implicados todos los agentes sociales. Los resultados cuantitativos y cualitativos demuestran que para eliminar la brecha de género es esencial cimentar la identificación profesional de la juventud en una doble dirección: lograr una mayor representación de las mujeres en las carreras científico-tecnológicas y más presencia de los hombres en las disciplinas vinculadas a la sanidad y las humanidades.

¿Qué podemos hacer para conseguirlo? La ciencia arroja algunas recomendaciones que deberían implementarse en las actividades de divulgación que se organizan no solo este 11 de febrero, sino todos los días del año. Las sintetizamos en el siguiente decálogo:

  • Situar al colectivo juvenil en el centro de las actividades, integrando sus experiencia y conocimientos en el desarrollo y evaluación de los proyectos.

  • Incluir a las familias y a la comunidad educativa en el diseño de las acciones de divulgación.

  • Fomentar debates que aborden controversias como los prejuicios, estereotipos y desigualdades de género.

  • Generar espacios amables de escucha e inclusión.

  • Implementar metodologías de aprendizaje activo que promuevan la cultura científica a través de la experimentación.

  • Superar la concepción lineal y jerárquica de la comunicación de la ciencia y promover la implicación de la juventud.

  • Favorecer la eliminación de las relaciones asimétricas de poder con la implicación en las actividades de mujeres de diferentes niveles y especialización.

  • Diseñar actividades de divulgación orientadas a la igualdad de género.

  • Integrar la investigación y la evaluación como parte de las actividades de divulgación.

  • Garantizar la diversidad y representatividad de los grupos no dominantes en la comunicación social de la ciencia.

Desde el Parque de las Ciencias ya hemos materializado algunos de estos preceptos en la organización del Encuentro con científicas que se celebra este año y en el que se han inscrito más de 32 000 escolares de toda Andalucía. Todavía queda mucho por hacer, pero también conviene valorar los significativos avances en materia de igualdad desde los no muy lejanos tiempos en los que tanto se asumía que había carreras de ciencias y de letras como profesiones de chicos y de chicas.

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