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Los niños de la cueva de Tailandia: la psicología de la supervivencia bajo tierra

Encontrados después de nueve días, los planes de rescate han comenzado. Royal Thai Navy/EPA

Cuando doce jóvenes futbolistas y su entrenador entraron en la cueva Tham Luang Nang Non de Tailandia, iba a ser una excursión divertida después del entrenamiento. Pero cuando un torrente de agua inundó la cueva después de las lluvias torrenciales, el grupo quedó atrapado en una pequeña plataforma de roca en el interior de la gran red de túneles de la cueva.

Pasaron nueve días antes de que dos buzos británicos, John Volanthen y Richard Stanton, localizaran al grupo, por fortuna, vivos y aparentemente en buen estado físico y mental. Pero, ¿cómo hacen frente las personas a este tipo de sucesos en los que su vida está en peligro? ¿Y por qué es importante centrarse en el impacto tanto psicológico como fisiológico?

Cuando los niños fueron conscientes por primera vez de que se enfrentaban a una situación de vida o muerte, habrán experimentado una serie de reacciones fisiológicas. Las reacciones habituales, pelear o escapar, que conllevan aumento del ritmo cardíaco, se habrán activado de inmediato, ya que están diseñadas para ayudarnos a mantenernos con vida.

Además de los beneficios fisiológicos, se producen cambios neuroquímicos que pueden afectar a nuestro cerebro y alterar nuestro funcionamiento mental. Durante las fases iniciales de una situación de emergencia, el rendimiento de nuestro cerebro puede ser deficiente, lo que puede dar lugar a una mala toma de decisiones y a fallos en la memoria. Afortunadamente, cuando la riada inundó la cueva, los futbolistas y el entrenador tailandeses parece que mantuvieron la cabeza fría. Fueron capaces de controlar la sensación de pánico y de tomar la decisión racional de encontrar un lugar seguro y esperar.

La entrada de la cueva Tham Luang en tiempos mejores. Shutterstock

A medida que el peligro inminente de la riada de agua se redujo, las necesidades de supervivencia a largo plazo fueron el centro de atención. Todo el mundo sabe que el cuerpo humano tiene unas necesidades físicas: suministro adecuado de alimentos, agua y calor. Lo que las personas suelen olvidar es que la función cerebral también es sensible a los factores ambientales. Cuando uno se expone a circunstancias como deshidratación, hambre o falta de sueño, el cerebro humano no puede funcionar en sus parámetros normales.

En estas condiciones, uno puede tomar malas decisiones y ponerse en peligro por ello. Los futbolistas tailandeses parecen haber logrado mantenerse hidratados y, aunque cuando los encontraron estaban hambrientos, conservaban intacta su capacidad cognitiva, estaban alerta y hacían preguntas pertinentes. Una vez más, esto demuestra que los niños y su entrenador consiguieron mantener su estado físico y mental durante los nueve largos días que pasaron esperando en la oscuridad.

En situación de supervivencia, la salud mental es tan importante como el estado físico. Mantener una actitud positiva es fundamental: las personas que se mantienen optimistas son más propensas a pensar que los sucesos adversos son controlables y, por tanto, a adoptar conductas positivas para intentar sobrevivir. Los pensamientos pesimistas aumentan la sensación de ansiedad e impotencia, lo que puede impedir que las personas intenten mejorar la situación de forma proactiva.

En casos extremos, las personas pueden rendirse mentalmente, encerrarse en sí mismas e incluso morir. Esto se conoce como muerte psicógena, que consiste básicamente en rendirse. Desde las primeras imágenes, los futbolistas parecían haber logrado mantener un ánimo positivo mientras esperaban el rescate. Se les veía riendo y bromeando con los buzos, una señal muy prometedora.

El personal militar realiza un simulacro de rescate junto a la entrada de la cueva. Rungroj Yongrit/EPA

Otra forma de mantener la fortaleza mental es recurrir a los apoyos sociales disponibles. Puede ser un amigo o un familiar: cualquier persona con la que uno sienta que puede contar en un momento de necesidad. Se cree que este tipo de apoyo puede actuar como amortiguador y, cuando nos enfrentamos a un peligro en buena compañía, percibimos que la situación es menos amenazante que si estuviéramos solos. El hecho de que los futbolistas tailandeses hayan podido contar los unos con los otros durante esta dura experiencia habrá sido un gran estímulo para su salud mental.

El buceo en cuevas es una actividad compleja y peligrosa. Shutterstock

Sabemos que, con frecuencia, la gente vive y se adapta bien en condiciones extremas. Los marineros de los submarinos y de los veleros pueden pasar largos períodos viviendo en condiciones difíciles, siempre y cuando satisfagan sus necesidades básicas y se adapten psicológicamente a sus condiciones de vida. De hecho, en 2010, un grupo de 33 mineros chilenos sobrevivió 69 días antes de ser rescatados.

Una vez rescatados, necesitarán readaptarse a su vida diaria, y a algunas personas les preocupa que puedan sufrir problemas de salud mental a largo plazo como resultado de su experiencia. Hasta el día de hoy, algunos de los mineros chilenos declaran tener problemas para conservar su puesto de trabajo y algunos reviven de forma recurrente los horribles recuerdos del tiempo que pasaron bajo tierra.

Con suerte, los niños no permanecerán atrapados tanto tiempo. Y, aunque pueden sufrir consecuencias negativas a corto plazo, es probable que, con el apoyo de los amigos y de la familia, se recuperen.

En algunos casos, los protagonistas de sucesos similares han declarado haber experimentado resultados positivos después de estar expuestos a sucesos traumáticos. Sin embargo, después de esas experiencias extremas, se les debe supervisar de cerca y, si después de un período de observación atenta, los psicólogos siguen preocupados, entonces se puede ofrecer ayuda psicológica.

This article was originally published in English

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