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Desfibrilador DEA en un aeropuerto.

¿Son los ciudadanos sin formación en primeros auxilios capaces de iniciar una reanimación cardiopulmonar?

Cada vez es más frecuente observar “columnas de reanimación” en los supermercados, aeropuertos o estaciones de metro y de tren. Esas columnas albergan en su interior un desfibrilador externo automático (o DEA, por sus siglas). Se trata de un dispositivo médico con capacidad para detectar automáticamente una arritmia letal y aplicar una descarga eléctrica cuando es colocado sobre una persona que súbitamente ha perdido la consciencia y no respira. Es decir, que está en parada cardiaca.

Además, cada vez más comunidades autónomas de España han legislado para autorizar a que ciudadanos no sanitarios puedan operar con un DEA en una situación de emergencia.

Estas medidas forman parte de unas estrategias orientadas a reducir la altísima mortalidad de las paradas cardiacas extrahospitalarias. Cada año, más de 8 000 muertes en España se deben a esta causa. Sin embargo, la parada cardiorrespiratoria es un proceso patológico potencialmente reversible mediante la aplicación inmediata de medidas de reanimación cardiopulmonar. Pero la supervivencia de quienes sufren una parada cardiaca en la vía pública no viene dada, en sí misma, por el hecho de aumentar el número de DEA en las calles, sino por la capacidad de los testigos circunstanciales de un suceso para detectarlo a tiempo. El éxito depende de la rapidez con que se alerte a los servicios de emergencia y se inicie una reanimación cardiopulmonar de calidad.

RCP y DEA: así funcionan

Una reanimación cardiopulmonar básica (o RCP) consiste en la aplicación constante de compresiones el centro del pecho. Un masaje cardiaco bien realizado permitirá suplir de forma temporal la función del corazón y restablecer así el flujo sanguíneo. Se considera que las compresiones son de alta calidad cuando se aplican a un ritmo constante de entre 100 y 120 por minuto, hundiendo el tórax 5 centímetros y permitiendo la reexpansión completa del mismo después de cada compresión.

Para facilitar la técnica de resucitación por parte de ciudadanos no entrenados en primeros auxilios, los DEA emiten instrucciones sonoras y visuales sobre cómo realizarla. Además, los operadores del Centro de Emergencias del 1-1-2 pueden guiar al reanimador por teléfono hasta la llegada de la ambulancia. Pero… ¿hasta qué punto estas instrucciones logran que los testigos no sanitarios puedan iniciar una RCP y que esta sea de calidad?

Guiado de la reanimación cardiopulmonar

Para resolver esta duda, un equipo de investigadores de Osakidetza-Servicio vasco de salud y de la Universidad del País Vasco hemos dirigido un experimento basado en escenarios simulados. A este experimento se invitó a participar a un total 42 voluntarios sin conocimientos de primeros auxilios. De forma individual, cada participante asumió un rol dentro de uno de los dos escenarios donde se simuló una situación de parada cardiaca.

En el primer espacio, el participante contaba únicamente con el apoyo de un DEA. En el segundo, además, contaba con soporte telefónico desde el Centro de Emergencias. Las reanimaciones se practicaron sobre un maniquí de alto realismo conectado a una computadora que registraba todos los parámetros de calidad de la técnica.

Los resultados de este estudio han sido publicados recientemente en la European Journal of Emergency Medicine. La información obtenida sostiene que las instrucciones emitidas, tanto de forma telefónica como por los DEA de manera única, permiten a personas sin entrenamiento iniciar una RCP. Sin embargo, la calidad de la misma no es la deseable para maximizar las opciones de recuperación.

A la vista de los resultados, los autores del estudio hemos emitido algunas recomendaciones que debieran ser consideradas por las autoridades sanitarias.

  • En primer lugar, debe incidirse en la creación de planes de formación y sensibilización de la población en general en materia de RCP. Estas acciones aumentarían la confianza, disposición y calidad de la reanimación en las personas que presencian una parada cardiaca, sin necesidad de esperar a la llegada de la ambulancia.

  • En segundo lugar, deberían reorientarse las legislaciones de regulación del uso de desfibriladores por personal no sanitario hacia modelos menos restrictivos. La disponibilidad de un DEA parece garantizar el inicio de la RCP, pero, actualmente, en muchas comunidades autónomas de España es necesaria una acreditación previa para poder utilizar estos aparatos. Los DEA son aparatos seguros e intuitivos y cualquier persona ante una situación de emergencia debería contar con el amparo legal necesario para poder hacer uso de él.

  • Y, por último, debe ponerse énfasis en desarrollar habilidades de comunicación en los operadores de los Centros de Emergencias. Sus indicaciones deben lograr que cualquier persona sea capaz de aplicar una reanimación de calidad hasta la llegada del recurso sanitario.

Las capacidades de comunicación, provengan de una máquina o de un profesional, suponen ahora algo más que una mera habilidad para divulgar conocimientos. Pueden suponer la distancia entre la vida o la muerte de una persona que sufre una parada cardiaca.

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