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Un curso de verano contado para sapiens

Dice el escritor Juan José Millás que todas las historias empiezan con una fantasía… Por ejemplo, la fantasía según la cual una estrofa de una égloga de Garcilaso (La voz a ti debida) es un arma infalible para ligar en las fiestas universitarias, como asegura Juan Luis Arsuaga, paleoantropólogo, codirector de los yacimientos de Atapuerca, premio Príncipe de Asturias (1997).

Con ellos –una extraña pareja– comenzó a tomar forma la burbuja psicodélica en la que nos metimos los profesores, profesoras, alumnas y alumnos de la segunda edición del curso de verano de The Conversation en la UIMP, “La aventura de divulgar ciencia en español con éxito”, un curso que ha contado con el apoyo de la Fundación Lilly y la Fundación Ramón Areces.

Inauguración del curso La aventura de divulgar ciencia en español con éxito. De izda a decha: Lorena Sánchez (codirectora del curso); Manuel Guzmán, gerente de la Fundación Lilly; Matilde Carlón, vicerrectora de la UIMP; Rafael Sarralde, director general de The Conversation; Manuel Azcona, director de comunicación de la Fundación Ramón Areces y Elena Sanz, codirectora del curso. The Conversation, CC BY

Contó Juan José Millás que hacer sofritos le ayuda a combatir el estrés. Y también que Arsuaga le ha sacado de sus casillas escribiendo juntos La vida contada por un sapiens a un neandertal, porque ha contribuido a cambiar sus esquemas mentales. Algo que “duele igual que cuando cambias la silla en la que trabajas todos los días y te duele el cuerpo hasta que se acostumbra”.

A Juan Luis Arsuaga a menudo le preguntan por la dicotomía entre el bien y el mal. Rousseau y Hobbes entran en la conversación:

La respuesta de la ciencia es que somos las dos cosas, buenos y malos, cooperativos y excluyentes, tenemos dos almas, dos naturalezas. Inventamos la guerra y la Cruz Roja.

Y, además, amamos y odiamos, insiste Arsuaga:

Dijo Nelson Mandela que el amor es una cosa natural, pero a odiar se aprende. Uno no nace odiando, te enseñan a odiar. Amar es espontáneo. Pero esta frase no incluye toda la verdad, porque yo añadiría… ¡Y qué fácil es enseñar a odiar! ¡Con qué facilidad se consigue manipular a la gente para que odie, sin que oponga resistencia! Demasiado sencillo.

Costaba dejar que Millás y Arsuaga se marcharan, y parecía difícil mantener la embriaguez emocional que habían dejado en el escenario. Pero entonces llegó Margarita Sánchez Romero rescatando mujeres prehistóricas.

Juan José Millás y Juan Luis Arsuaga con las codirectoras del curso, Elena Sanz (decha.) y Lorena Sanchez (izda) en una escalinata del Palacio de la Magdalena, sede de los cursos de verano de la UIMP. Fotos UIMP, CC BY-SA

Mujeres en la prehistoria

Arqueóloga, catedrática de prehistoria, vicerrectora en la Universidad de Granada y agitadora de conciencias, Margarita Sánchez Romero ocupó el escenario blandiendo la lanza de la dama de Baza, que era dama y no guerrero íbero.

La arqueóloga defendió que obviar a la mitad de la población significa ignorar en las investigaciones la mitad de la ciencia. No hay pruebas de que las mujeres participasen en todas las actividades de la prehistoria, pero tampoco hay pruebas de que lo hiciesen los hombres. Solo hay asunciones. Y clamó para que los cuidados tengan reconocido valor, porque sin ellos no existiríamos como especie. Se requiere tanto desarrollo tecnológico para crear una punta de flecha como para hacer un guiso.

Margarita Sánchez Romero y su libro, Prehistoria de mujeres, pusieron a la sala en pie.

Al día siguiente, aterrizó en el Palacio de la Magdalena (sede de la UIMP), desde su inmensidad humana y científica, Lluís Montoliu, investigador del CBN-CSIC . Montoliu inició su charla recordando que vivimos tiempos extraordinarios:

Tenemos un rover en Marte y podemos utilizar editores CRISPr para curar a una niña desahuciada, con una leucemia linfoblástica aguda. La segunda generación de herramientas CRISPr, descritas en 2016, solo seis años después, ha servido para salvar la vida de esta niña.

Los apuntes de la charla de Lluis Montoliu del ilustrador @pelopantone, alumno del curso. CC BY

Montoliu es capaz de combinar en una charla de divulgación, sin que nadie se mueva de la silla, conceptos como receptor AC2, sistemas CRISPr de bacterias nucleasas y estretococos termófilos (los del yogur) con referencias a juegos como el Tente o el Scrabble.

Habla sin complejos, sin miedo a intimidar a un público que considera, desde que inicia su discurso, sabio, un público sapiens.

¡Qué naranja es esa chica!

Los biólogos Conchi Lillo (directora del grupo de investigación “Trastornos degenerativos del sistema visual” en el Instituto de Neurociencias de Castilla y León, Universidad de Salamanca) y Luís Martínez Otero (director del laboratorio de Neurociencias Visuales en el Instituto de Neurociencias de Alicante, CSIC-UMH) son mensajeros de las maravillas y rarezas del cerebro humano. Ambos conversaron sobre neuronas, visión, percepción, memoria… Pero también de magia y de ilusiones ópticas. Al hablar de sinestesia, Luis M. Otero mencionaba a una amiga que tiene una peculiar mezcla de sentidos: ve colores cuando las cosas se mueven.

El otro día nos dijo ‘¡qué naranja es esa chica!’, porque observaba un halo naranja acompañando su movimiento de manos y brazos al hablar. Otras personas le parecen rosas o verdes.

Luis Martínez Otero, Elena Sanz en el centro, y Conchi Lillo durante la conversación que tenía como título Las locuras del cerebro. The Conversation, CC BY

Conchi Lillo, confesa fan de los fenómenos sinestésicos, recordaba a una conocida a la que cada vez que escucha al cantante Alejandro Sanz le viene a la boca el sabor de las galletas campurrianas.

El siglo de los agujeros negros

El curso concluía con agujeros negros e inteligencia artificial. Y José Edelstein, profesor en la Universidad de Santiago de Compostela e investigador en el Instituto Gallego de Física de Altas Energías, hablaba de desgarros en el cosmos como quien conversa sobre el calorcito de julio a pie de playa.

Edelstein comenzó recordando lo difícil que fue creerse que existían los agujeros negros y nos llevó de viaje a nuestro ombligo:

Apuntemos los telescopios al centro de nuestro barrio, que es la Vía Láctea, donde todo es borroso. Tiene toda la pinta de estar lleno de estrellas. El problema es que hay mucha cantidad de materia, y a la luz le cuesta cruzarla.

Así hasta llegar a “la criatura de la que les voy a hablar hoy, con una gravedad tan intensa que desgarra todo aquello que le pase cerca: el agujero negro del centro de nuestra galaxia”, anunciaba Edelstein.

Preparando la mesa redonda, con Paco J. Doblas (BSC), Jose Edelstein (USC) y Karma Peiró, periodista e impulsora de Visualization for Transparency Foundation. The Conversation, CC BY

Tras la charla del físico teórico, subieron al escenario a acompañarle la periodista Karma Peiró, cofundadora de la plataforma Visualization for Transparency Foundation, y Paco Doblas, investigador ICREA y director del departamento de Ciencias de la Tierra del BSC. Sobre la mesa pusieron temas como el big data, la ética, la filosofía y el mayor desarrollo tecnológico del siglo: las inteligencias artificiales. “Digan que no; por favor, digan que no si les preguntan por dar gobierno a una inteligencia artificial”, clamaba Karma Peiró.

Paco Doblas expuso un dilema real con el que se encuentra en estos momentos: la próxima Cumbre del Clima, la COP28, va a celebrarse en Emiratos Árabes y la preside el sultán Ahmed Al Jaber, director de la Compañía Nacional de Petróleo de Abu Dhabi.

El alumnado del curso La aventura de divulgar ciencia en español con éxito: claves y herramientas. Celebrado del 12 al 14 de julio de 2023 en la sede de los cursos de verano de la UIMP, en Santander. The Conversation, CC BY

La situación ha sido duramente criticada por grupos ecologistas. En su campaña de lavado de cara, Emiratos Árabes podría poner sobre la mesa mil millones de dólares anuales para crear cuatro grandes centros de investigación que los científicos consideran imprescindibles, repartidos por Asia, América, Europa y África. Con los datos que obtendrían y analizarían estos gigantes, podrían abordarse con eficacia grandes riesgos climáticos, inundaciones y olas de calor que afectan especialmente a comunidades desfavorecidas…

Antes de plantear el dilema, Paco Doblas advertía que, para solucionar el cambio climático y sus efectos, “el dinero ayuda, pero no lo es todo”.

Y bien, este es el dilema: ¿cogemos o no el dinero de Emiratos Árabes? ¿Usted qué responde?

El curso tuvo lugar en las caballerizas de El Palacio de la Magdalena, sede de los cursos de verano de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP): @brionesci, CC BY

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