Los nutrientes que transportan las tormentas de polvo pueden fertilizar los ecosistemas, aunque su exceso conllevaría un incremento del carbono atmosférico y del calentamiento global.
¿Son los cambios en los patrones de precipitación los causantes del menor espesor de la nieve y, por tanto, del menor volumen de agua en los ríos? La respuesta no está clara.
La floración temprana de algunas plantas debida al calentamiento global puede afectar a la formación de los frutos y las semillas y llegar a causar la extinción local de aquellas especies que no puedan adaptarse.
El cambio climático y la globalización contribuyen a que el mosquito vector del dengue, ‘Aedes aegypti’, esté conquistando nuevos territorios. ¿Podría convertirse en una enfermedad endémica también en Europa?
La degradación ambiental y la alteración de los paisajes, debidas tanto a la acción humana como al cambio climático, aumentan la incidencia de enfermedades ya conocidas y el riesgo de aparición de nuevas zoonosis.
Los bosques mitigan el calentamiento global, pero sufren sus consecuencias. Gestionar el paisaje para optimizar su densidad y diversidad son estrategias para aumentar su resistencia.
El cambio climático está aumentando la incidencia de fenómenos extremos durante el curso escolar. Es urgente implantar medidas de adaptación y renaturalización en centros y patios escolares para garantizar el bienestar de los más pequeños.
Incluso los “paraísos climáticos” se enfrentan a un futuro más arriesgado, y las infraestructuras a menudo no se construyen para hacer frente al cambio climático.
El 1% mundial superrico consume tanta energía como la que se necesita para la vida digna de 1.700 millones de personas. La desigualdad favorece el colapso mientras que el decrecimiento lo evita.
Irene Cobo Simón, Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria (INIA - CSIC)
Dos estudios en dos coníferas mediterráneas amenazadas por el cambio climático investigan las bases genéticas que explican su capacidad de adaptarse, resistir y recuperarse frente a la sequía.
El cambio climático es un fenómeno científico, no ideológico, frente al que hay que actuar desde un consenso político para acordar medidas que tengan continuidad, mas allá del partido que gobierne.
Aunque estos espacios parecen intervenciones fáciles y sencillas, en realidad requieren una cuidadosa planificación. Deben estar bien distribuidos y ser de fácil acceso y culturalmente apropiados para que cualquier persona se sienta bienvenida.
Se llama isla de calor urbana al aumento de temperatura nocturna que registra el interior de las ciudades en comparación con la periferia. Un estudio ha comprobado que este fenómeno tiene más impacto sobre la salud de la población en las urbes costeras.
Un reciente estudio sugiere que los objetivos climáticos nacionales actuales podrían bastar para estabilizar el calentamiento global en 1,7-1,8°C en este siglo. Pero hay que acelerar las medidas de mitigación.
El derretimiento del manto de hielo antártico contribuye y contribuirá durante mucho tiempo a la elevación del nivel del mar, lo que va a poner a prueba la capacidad de adaptación de la humanidad.
Un equipo de investigación ha reconstruido un tsunami que asoló las costas árticas hace unos 200 000 años. El cambio climático aumenta las posibilidades de que vuelvan a repetirse estos sucesos catastróficos.
Los registros históricos del Observatorio Fabra, en Barcelona, no sugieren una reducción significativa de la precipitación, pero sí muestran la acumulación en el último decenio de los años más secos.
La enorme capacidad de un pequeño helecho acuático para capturar dióxido de carbono es considerada por algunos como una posible herramienta para combatir el calentamiento global.
Las consecuencias del cambio climático parecen más evidentes que nunca, pero los discursos negacionistas persisten. Necesitamos una comunicación de este fenómeno basada en el diálogo y la conversación social.