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Claves para preparar la EvAU tras un año de pandemia

La Evaluación del Bachillerato para el Acceso a la Universidad (EvAU) quizá sea una de las pruebas académicas que causan más angustia y nerviosismo a los jóvenes estudiantes. Y no solo por su formato, defendido por unos y denostado por otros, sino porque en esta prueba se juegan su futuro académico y profesional.

Con la fatiga pandémica sobrevolando nuestros pensamientos y después de un curso atípico en el que las restricciones han marcado un rumbo incierto, los estudiantes pueden sentirse más inseguros que nunca, algo que, sin duda, les puede afectar directamente en la consecución del objetivo propuesto.

No obstante, el tesón de la comunidad educativa y la disponibilidad de nuevas herramientas digitales durante este curso, sobre todo las que han facilitado la docencia en línea, han permitido continuar con las clases y el trabajo previsto, ayudando a los estudiantes a enfrentarse, de forma segura, a la elección de su futuro académico, que este año estará marcada por un cambio de rumbo como resultado de la influencia de la Covid-19.

Por tanto, la labor de docentes, familiares, amigos y sociedad en general es continuar dando pautas y proyectando mensajes positivos, aunque realistas, que promuevan actitudes con las que los estudiantes generen confianza en sí mismos y aumente su motivación, propiciando de esta manera sacar lo mejor de cada uno de ellos a la hora de enfrentarse a la prueba de acceso a la Universidad.

Cómo conseguir estar más tranquilos

Si bien, y aunque las recomendaciones que se van a dar deberían caracterizar una forma cotidiana de estudio y trabajo, sería recomendable que, en los días previos a la prueba, se cumplan de una manera mucho más convincente.

Hay pautas que forman parte indisoluble de la vida estudiantil y que podríamos agrupar en dos grandes grupos: los hábitos de estudio y los hábitos de vida saludable.

Hábitos de estudio

  1. Mantener un horario estructurado de estudio es básico para una buena organización. Este horario no solo debe permitir dedicar las horas de estudio que cada uno necesite para afianzar los conocimientos que se han ido adquiriendo durante el curso, sino que debe facilitar, dentro de las limitaciones actuales, compaginar esta actividad con otras como son la vida social, el ocio y el descanso.

  2. Hay que procurar que las horas de estudio sean de máxima calidad, y para ello debemos intentar que, durante esas horas de trabajo, seamos capaces de aislarnos y centrarnos en la tarea que nos proponemos, evitando distracciones, especialmente la relacionadas con redes sociales y las tecnologías, siempre que estas no sean necesarias para el estudio.

  3. Acostumbrarse al ruido también es algo necesario ya que, en muchas ocasiones, el estudio en un lugar idílico, sin distracciones, ayuda a la concentración, pero puede alejarse de la realidad con la que nos encontremos el día del examen, dificultando el adecuado desarrollo de este.

  4. Es recomendable que, en algunas ocasiones, y cuando el conocimiento de la materia lo tengamos afianzado, podamos alternar el estudio en situación de aislamiento con el estudio en bibliotecas o lugares que puedan ser más similares al lugar donde se desarrollará la prueba.

Hábitos de vida saludable

1. Ejercicio físico. Cada día cobra más importancia la relación entre los hábitos de vida saludable (ejercicio físico, alimentación y sueño) con el rendimiento cognitivo. Estudios recientes nos indican que una vida sedentaria influye negativamente en el desarrollo cognitivo y emocional de las personas, especialmente de los jóvenes. De hecho, se ha demostrado que el ejercicio físico influye positivamente en el rendimiento cognitivo incluso después de tan solo una única sesión de ejercicio físico aeróbico.

2. Dieta. Otro de los factores importantes de los hábitos de vida saludable es la dieta. El tipo de dieta puede tener un gran impacto en la cognición, ya que dietas ricas en grasas saturadas y monosacáridos pueden disminuir la disponibilidad, entre otros, de factores neurotróficos (proteínas implicadas en la supervivencia y la conectividad neuronal), que influyen de manera directa en funciones como la memoria o la atención. Dietas en las que se restringen las grasas saturadas en favor de grasas poliinsaturadas, como las de tipo omega 3 y 6, y se reduce el consumo de glucosas y azúcares refinados aumentan la síntesis de estas proteínas, mejorando el desempeño de las funciones cognitivas.

3. Sueño. La calidad del sueño también es clave. Diversos estudios han encontrado una correlación entre los problemas de sueño y un bajo rendimiento cognitivo. En este sentido, sabemos que existe una reducción de la activación de la corteza prefrontal cuando se dan restricciones de sueño durante varios días, afectando principalmente a funciones como la atención, la memoria de trabajo y la autorregulación, así como en el estado emocional.

4. Estado emocional. Sabemos que las emociones influyen directamente en el aprendizaje y solo un adecuado estado emocional permitirá que se den aprendizajes significativos, facilitando la evocación de estos el día del examen.

Unos adecuados hábitos de estudio, mantener una alimentación sana y equilibrada, realizar ejercicio físico de forma habitual y respetar las horas de sueño, evitando sesiones maratonianas de estudio con la ayuda de bebidas energéticas que nos ayuden a mantener el estado de vigilia, serán las mejores garantías de una adecuada preparación para el presente y el futuro académico de los jóvenes.

Ahora toca mantener el esfuerzo realizado durante el curso con el que tanto los estudiantes como sus docentes han conseguido, con un extra de ilusión, dedicación y creatividad, convertir la dificultad en una oportunidad de aprendizaje.

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