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Una joven trabaja con el ordenador portátil desde el salón de casa.

Estudiar por internet: una carrera de fondo

La educación en línea desde casa suena muy bien: en pijama, sin atascos, sin colas, sin perder el tiempo de un lado para otro, simplemente sentándonos en nuestro escritorio, incluso en el sofá o en la cama, y ¡listo! Con mucho más tiempo libre para otras tareas, y en menos tiempo que en un curso presencial, tendremos nuestro diploma, máster o grado.

En España hay seis universidades de carácter no presencial, aunque muchas otras van incorporando cada vez más oferta formativa en línea, adaptándose a las necesidades del alumnado.

Distractores y motivación

Pero aunque estudiar por internet tiene muchísimas ventajas (fundamentalmente económicas y de ahorro de tiempo y transporte), también tiene sus dificultades. Las principales tienen que ver con lograr en el domicilio un lugar silencioso, adecuado para estudiar y concentrarse, y saber imponerse una disciplina de manera autónoma.

En casa no tenemos distractores externos, pero sí internos, desde la televisión al bricolaje, pasando por una imprevista pero necesaria y prioritaria limpieza del baño: cualquier propuesta nos vale a la hora de procrastinar, aunque esto no sea exclusivo de la enseñanza en línea.

Si a esto añadimos que el estudiante que decide matricularse en una carrera o curso por internet lo hace porque tiene otras obligaciones en su vida, el reto de llegar a todo, y mantener la motivación y la disciplina de trabajo, es todavía más grande.

Cinco puntos clave de la educación en línea

La experiencia de estudiar por internet puede representar un reto en lo que se refiere a vivirlo en solitario, sin referencias o iguales, especialmente teniendo en cuenta que las vivencias más comunes durante la infancia y la adolescencia suelen ser en grupo y con una supervisión más directa del profesorado.

Por eso, aunque tengamos muy claros nuestra motivación y objetivos, es muy necesario tener en cuenta las siguientes recomendaciones:

  1. Navegar por la plataforma. Debemos dedicar un tiempo a explorar la plataforma por la que vamos a movernos durante todo el año. Explorar las posibilidades y recursos a nuestro alcance nos será muy útil.

  2. Ponernos un horario. Siempre que sea posible se debe establecer un horario; quizás no pueda ser el mismo todos los días, pero incluso en los días en que estemos tan ocupados que no podamos estudiar, es recomendable reservar un mínimo de media hora de estudio o repaso para no perder el ritmo.

  3. Planificar el estudio. No solo a nivel temporal, sino también de contenido. Una de las ventajas y de los mayores inconvenientes de los educación a distancia es que se suele tener todo el material del curso disponible desde el principio, precisamente por entender que conviven muchos perfiles diferentes y que cada estudiante tiene sus propios tiempos, dependiendo de muchos factores. La desventaja es que si no somos capaces de autorregularnos y de trabajar de forma autónoma podemos agobiarnos considerablemente o, simplemente, no llegar a todo.

  4. Conocer a nuestros compañeros y compañeras. Aunque hay personas acostumbradas a trabajar solas, puede resultar muy positivo contactar y mantener contacto con el resto de estudiantes. No únicamente por si no podemos asistir a clase, o por si nos falta tiempo para leer los foros; también como acicate para la rutina de trabajo y para evitar la desmotivación. Contactar con otras personas que están en nuestra misma situación va a ser una ventana al desahogo, a sentir que no estamos solos. Ser parte de una comunidad, de un grupo de iguales al que poder recurrir en caso de necesitarlo, puede constituir un apoyo importante.

  5. Interaccionar con el profesorado. Quizás el hecho de trabajar en línea nos haga ser menos activos. Sin embargo, tenemos que aprovechar todos los medios de comunicación que estén a nuestro alcance, bien sea en modo síncrono, en las clases en directo, o bien sea en formato asíncrono, por ejemplo a través de foros. No debemos quedarnos nunca con dudas.

Evitar comparaciones

Hay que recordar que nuestras circunstancias no son las mismas que tienen los estudiantes de universidades presenciales y, probablemente, también sean muy diferentes a las que nosotros vivimos durante experiencias educativas previas. Por lo tanto, el grado de exigencia debe variar cuando nos formamos por internet: no podemos pretender llevar el mismo ritmo que cuando nuestra única preocupación u ocupación eran los estudios. Seamos conscientes y no nos fustiguemos. Nuestras prioridades han cambiado, es la vida.

Igualmente, es fundamental evitar las comparaciones con otros compañeros y compañeras. Como se acaba de comentar, cada contexto es diferente y puede distar muchísimo uno de otro. No podemos pretender tener el mismo nivel de dedicación o de entrega que otras personas de las que desconocemos totalmente sus circunstancias particulares.

En este sentido, la paciencia y la perseverancia nos darán el apoyo necesario: puede que no todo nos salga a la primera, de hecho será lo más normal, por eso debemos ser constantes y no perder de vista por qué decidimos ponernos a estudiar. Mantener ese objetivo siempre presente nos podrá ayudar en los momentos bajos, que llegarán.

Pero, finalmente, el esfuerzo dará sus frutos. No hay que olvidar el gran mérito que tiene lo que estamos haciendo. Como siempre le digo a mis estudiantes: debéis estar muy orgullosos de vosotros mismos. ¡Adelante!


Este artículo forma parte de una colaboración con Becas Santander, una iniciativa global que ofrece becas, programas y contenidos gratuitos para adultos de cualquier edad. Más información en https://www.becas-santander.com.


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